Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 2: Reclutamiento (I)

Parte 3

 

 

La palma de la mano de la chica del instituto había conectado con la cara del líder de los matones.

Todos los demás la miraron estupefactos. Al parecer, no pensaban que fuera a recurrir a la violencia. Sin embargo, esa sorpresa fue sólo temporal: el líder no perdió el tiempo y pasó a la acción.


—¡¿Qué demonios le pasa a tu perra?!

Desde luego, parecía tener predilección por la violencia doméstica. Levantó el brazo derecho, dispuesto a golpear a la chica.

Cuando se trataba de estudiantes de instituto, había una gran diferencia física entre chicos y chicas. Además, su puño apuntaba directamente a su cara. Ella no saldría ilesa de esto si se llevaba la peor parte de todo ese impulso. El golpe podría romperle un diente o incluso la nariz.

Esto no sería bueno. Incluso para el espía de mediana edad escondido en las sombras, el momento era tenso.

Pero el chico no llegó a dar el puñetazo.


—¡Detente! ¡Detente…! —gritó el chico de las gafas.

Justo entonces, mi alerta de poder psíquico se disparó.

Una bola de llamas había aparecido delante del chico.

Lo más  probable  es  que  estuviera  intentando





proteger a la chica. «Otra escena en la que consigue sacar su lado genial», pensé. Incluso después de que le robaran el dinero y destrozaran su orgullo, no se había resistido, pero ahora usaría su poder para proteger a alguien. Puedo respetar a este chico.

Aun así, eso pondría en un aprieto a los de cierta organización que ideaban contramedidas para los fenómenos sobrenaturales.

Apenas pude contener un grito.

Con un gruñido, el líder delincuente retiró el puño, presa del pánico, y luego se echó hacia atrás y corrió.

En realidad, quizá fuera una forma engañosa de describirlo. La bola de fuego había sido disparada hacia arriba desde abajo, abrasando el torso del líder. El chico de las gafas probablemente no tenía intención de que el fuego le alcanzara. Aunque no hubiera reaccionado, el brillante orbe de llamas no habría quemado a nadie.

Sin embargo, como miembro del bureau, lamentablemente tenía que hacer algo más que quedarme mirando. Mi trabajo más importante era mantener estos poderes psíquicos en secreto. Si descuidaba ese trabajo ahora, el jefe se pondría furioso.

Pero no sabía qué hacer exactamente. Las posibilidades pasaban por mi mente a una velocidad vertiginosa.

Mis preocupaciones, sin embargo, no eran más que el principio de la catástrofe que se avecinaba.

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La bola de fuego que había disparado el chico pasó por el lado del líder delincuente y se disparó en el aire. Fue ganando altura. En un abrir y cerrar de ojos, estaba a decenas de metros de altura, luego a cientos, hasta que se convirtió en nada más que un puntito parpadeante en el cielo. Si al final se hubiera extinguido a la distancia, habría sido maravilloso.

Pero en un desafortunado golpe de mala suerte, chocó contra un avión que pasaba por el cielo.

Un fuerte boom resonó hasta nosotros, sacudiendo nuestro entorno—el sonido de la bola de fuego que hizo volar una de las alas del avión.

—Estás bromeando…

¿Lo dije yo, o la pareja? No sabría decirlo.

Un avión de carga, que acababa de despegar de la base de las Fuerzas de Autodefensa en Iruma, había sido derribado. Los ojos de todos se quedaron atónitos al ver la enorme máquina cayendo rápidamente en picado hacia el suelo, echando humo al aire mientras caía.

Y si seguía su curso actual, tenía la terrible sensación de que iba a caer justo donde estaban el chico de las gafas y todos los demás. Yo también estaba dentro de la zona de impacto, a sólo una docena de metros asomándome desde la esquina de una calle. La metralla me volvería queso suizo en tanto no me echara a correr. Había visto muchas veces en la televisión la escena de un avión acercándose a toda velocidad al suelo y expulsando fuego por las cámaras de combustible incendiadas. Ahora sabía exactamente lo que se sentía al estar en la zona cero.

Huir era la opción adecuada en esta situación.

«Yo nunca estuve aquí».

Si insistía en ello, se resolvería todo. El incidente podría ser atribuido en su totalidad a un psíquico vagabundo fuera de control.

Pero esa salida rápida se esfumará si yo, un miembro del bureau, me quedo a declarar. “¿Por qué no fuiste capaz de detenerlo?”, “¿Hubo un error en la investigación?”. Surgirían todo tipo de preguntas problemáticas, y lo más probable es que me presionaran para que respondiera.

No podía permitirlo. Sería un error garrafal que podría costarme mi puesto. Un avión como el que se precipitaba ahora costaba miles de millones de yenes.

Si renunciaba a la vida del chico de las gafas y de sus compañeros, podría evitar semejante metedura de pata. Podría volver despreocupadamente al patio de comidas del supermercado, pedir otro parfait para sustituir el que no me acabé y regresar al hotel a mi antojo.

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Con la muerte del objetivo, mi trabajo terminaría. Los poderes psíquicos nunca habrían sido revelados al público. Era posible hacer pasar este accidente por un fallo mecánico o algo así. Por lo menos, eso es lo que haría el bureau. Tendrían que hacer que el detallará el desastre que los de arriba inventaron para este siniestro.

Era un escenario tentador. Si el jefe de sección Akutsu hubiera estado aquí, probablemente me habría ordenado hacer exactamente eso.

—……

Pero dudé.

¿Sería capaz de volver a casa después de aquello y enfrentarme a Pii-chan de la misma manera? ¿Sería capaz de darle un recuerdo de mi viaje de negocios sin sentirme culpable y viajar al otro mundo como hacíamos siempre—

?

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—……

Eso sería… Difícil.

Este hombre de mediana edad no era tan duro.

…Si cultivara mi personalidad en esa dirección, no sería de acompañar al Señor Sabio de las Estrellas.

«…Gracias, Pii-chan»

Supongo que ahora que tengo una mascota a mi cargo, debo permitirme vivir con orgullo de vez en cuando.

—Perdóname, Pii-chan. Parece que pasaremos la mayor parte del tiempo en el otro mundo por un tiempo.

Adiós, mi capricho. Hola, mi vida en otro mundo.

—¡Maldita sea! —grité, echando a correr.

El avión cayendo en picado ahora se hallaba justo delante. Con los chicos y chicas temblando de miedo detrás de mí, desplegué una barrera de nivel intermedio. Mi conjuro alcanzó a materializarse a tiempo, cuánto menos.

Sin embargo, ¿sería capaz de bloquear toda la explosión? Esto me angustiaba demasiado. Anhelaba tener a alguien a quien aferrarme en momentos así.

Recordé lo que había sucedido hacía unos días en el otro mundo. Pii-chan se enfrentó a una persona de piel púrpura, una miembro de la muy avanzada raza de los demoniacos. Verlo en mi mente me dio fuerza de voluntad para aferrarme a él y no perderlo de vista.

Me concentré por completo en mi magia, poniendo toda mi determinación en ello.

Un momento después, un destello de luz me cegó. Después, un gran ruido sordo.

La barrera se había levantado en forma de cúpula alrededor mío y de todos los presentes. El avión debió de estrellarse contra uno de sus lados. La cabina en llamas voló hasta mí. De puro milagro el piloto se había conseguido eyectar el avión, o eso supuse dado que estaba vacío.

Contando eso como una bendición, afronté la colisión de frente.

Al hacerlo, una ráfaga de viento me atravesó, lanzando llamas por todas partes.

El destello cegador y el impacto que se produjo al mismo tiempo levantaron toda la zona que nos rodeaba como una tormenta de polvo. No pude evitar estremecerme ante los ruidos chirriantes y estruendosos. Cerré los ojos de inmediato y me tensé.

Aun así, nada salió volando, ni metralla ni llamas.

Parecía que mi magia intermedia había funcionado.

Durante unos segundos, permanecí con los ojos cerrados por puro terror.

Luego, al abrirlos de nuevo, miré frenéticamente a mi alrededor.

Lo que vi fue el avión, envuelto en llamas y estrellado contra el suelo, y a nosotros, de pie en medio de él, perfectamente a salvo. Mi hechizo barrera certificado por Pii-chan había absorbido tanto el impacto del avión como la explosión que le siguió, y había conseguido salvar a todos los que estábamos dentro.

Sin embargo, todo lo que había fuera de la barrera estaba ardiendo. El avión no llevaba mucho tiempo en el aire después de despegar, así que aún estaba cargado hasta los topes de combustible. Estaba estallando a nuestro alrededor, creando increíbles tormentas de fuego.

—¡¿Sa…Sasaki?!

Y entonces, de repente e inesperadamente, dijeron mi nombre. Era un apellido bastante común, así que al principio pensé que estaban llamando a otra persona.

Pero también reconocí la voz.

Sasaki To Pii-chan Volumen 2 Capitulo 2 Parte 3 Novela Ligera

—¿…Es usted, señorita Hoshizaki?

—¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO AQUÍ, SASAKI?!

La voz provenía de la chica de instituto con trenzas.

Así que ella había sido la cita del chico de las gafas todo este tiempo; supongo que mantenimiento un tono de voz más suave y refinado con él. Su conversación con el chico había sido justo lo que esperaría de una chica de instituto—el tipo de voz que esperaría, por ejemplo, de una chica que siempre tuviera la nariz metida en un libro.

Ahora, por alguna razón, sus cejas estaban levantadas, y estaba llamando a un hombre de mediana edad por su apellido sin mostrar el más mínimo pudor.

Probablemente por eso me di cuenta enseguida de que la chica de instituto que tenía delante era ella, en realidad

—¿No debería decir eso yo? —murmuré.

—¿Y qué es todo esto…?

Estaba mirando el muro invisible que nos cubría a

todos.

Era mi hechizo intermedio. Nos había cubierto del

avión en llamas cuando se estrelló. De lo contrario, ya estaríamos aplastados por el impacto. Y con las voraces llamas crepitando justo fuera, también nos habríamos achicharrado.

El avión siniestrado y sus alrededores seguían ardiendo ferozmente. Pero, a pesar de todo, estábamos ilesos gracias a la barrera en forma de cuenco que creaba una zona segura. El muro invisible impedía el paso de las llamas, como si hubiéramos sido cuidadosamente aislados del resto de la escena.

—¿Este es tu poder, Sasaki?

—Yo, no, no tengo ni idea…

«¿Cómo respondo a esto?» No se me ocurre una buena respuesta. Por ahora, fingiré demencia.

Naturalmente, la mirada de la señorita Hoshizaki era suspicaz.

—……

No tenía forma de saber que mi superior en el trabajo se pondría un uniforme y fingiría ser una chica de instituto para acercarse a nuestro objetivo—quiero decir,

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¡ella en realidad estaba en el instituto! Sin embargo, su aspecto era completamente diferente y no sabía qué decir: lucía tan convincentemente convencional. El poder del maquillaje era realmente aterrador.

—Me ordenaste que me mantuviera al margen, pero yo también les observaba. Al final, lo vi usar su poder y derribar el avión. No podía dejarlos a todos aquí, así que me apresuré y… Bueno, se viene una montaña de papeleo.

—¿Nos estabas siguiendo?

—Supongo que así ha resultado. Pero no tenía ni idea de que la estudiante que estaba con él eras tú, señorita Hoshizaki. Sé que dijiste que tenías un plan, pero no imaginé que te pondrías un disfraz tan lindo–

—¡O-oh, cállate! ¡Estaba funcionando a la PERFECCIÓN…!

«¿Y ahora qué? ¿Qué le digo? El secreto de este cuenco translúcido que nos encierra… Sigo teniendo miedo de perder mi vida en sociedad, Pii-chan».

—Bueno, da igual. Por ahora, deberíamos concentrarnos en encubrir todo esto.

—¿Encubrirlo? ¿Cómo lo haremos?

Justo a nuestro lado estaban sentados el chico de las gafas y todos los matones, desplomados en el suelo aterrorizados. No podíamos hacer exactamente que un desastre masivo como este nunca ocurrió. Y el niño era el centro de todo.

—Dame un poco de agua. Toda la que puedas.

—Está bien.

Produje algunos carámbanos. En este punto, podría haber sido más rápido usar mi magia de manguera para el agua. Pero me contuve en eso, en lugar de suministrarle carámbanos como la última vez. Aún quedaba una posibilidad, aunque pequeña, de culpar a otro psíquico del hechizo de barrera.

Creé varios carámbanos de tamaño humano y los alineé frente a ella. La señorita Hoshizaki los tocó, convirtiéndolos en líquido.

—No estarás pensando en intentar apagar las llamas, ¿verdad? Es combustible para reactores–

—¿No acabo de decir que estábamos encubriendo esto?

La masa de agua flotaba en el aire, extendiéndose

como tentáculos, en dirección a los chicos y chicas que estaban allí con nosotros. Y entonces, en un giro sorprendente, engulló sus cuerpos. Naturalmente, allí no podían respirar. Aunque se retorcían y luchaban desesperadamente, no podían salir.

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Después de un minuto o dos, todos, incluido el chico de las gafas, se desmayaron.

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—…Con esto debería bastar —murmuró la señorita Hoshizaki, apartando el agua de los cuerpos de los niños. Todos cayeron al suelo, inconscientes e inmóviles.

Lo había hecho todo sin pestañear. «Qué chica de preparatoria más despiadada».

Supongo que sí sus vías respiratorias se liberaban después de desmayarse, tal vez estarían bien. Aún así, esa era una manera bastante imprudente de manejar la situación. Un paso en falso, ¿y quién sabe lo que habría pasado?

—…Pareces bastante acostumbrada a esto — comenté.

—¿Tienes algún problema?

—No, no, en absoluto….

—Por cierto, no parece que se acerque nadie,¿verdad?

—¿   Qué quieres decir?

—Esa barrera   Si surgió como producto del poder

de otro psíquico, ya habría esperado que se nos acercaran. Con un poder que pueda crear un escudo tan fuerte, seguramente debe tratarse de un rango C como mínimo.

—Cuando lo dices así, suena como si tal vez conociera a alguien, señorita Hoshizaki… —Intente despistarla a toda costa. Necesitaba salvar lo que pudiera de mi vida cotidiana.

Pero no muy lejos de mi excusa, ella me interrumpió.

—Sasaki, tú no eres una Mahou Shoujo, ¿verdad?

—¿Disculpa?

Ni siquiera estaba seguro de cómo responder a eso.

¿Por qué demonios iba a pensar que yo era una Mahou Shoujo? ¿Se había olvidado de que yo debía ser una niña?

Yo era un hombre de mediana edad, me miraras por donde me miraras. Nunca pensé que llegaría el día en que se cuestionaría así mi identidad.





Si me hubiera preguntado si era un hombre mágico de mediana edad, me habría dado un vuelco el corazón. ¡No podría haber sido más correcto! ¡Mi pobre gorrión mágico me estaba esperando en casan

—Señorita Hoshizaki, usted no está sufriendo de falta de oxígeno, ¿verdad?

—Pero cada una de las Mahou Shoujos conocidas en todo el mundo han sido chicas…

—……

«Pues sí. Si no fuera así, tendríamos un problema».

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