Regressor Instruction Manual

Capítulo 88: Quedémonos Juntos… Para Siempre (Parte 2)

Mi equipo se puso muy nervioso -con excepción de Hyun-Sung- al escuchar aquella voz femenina. Lee Sang-Hee y los más experimentados se encontraban más calmados, con sus ojos examinando los alrededores por detrás de los escudos.

“No podrán abandonar este lugar” la voz ominosa volvió a susurrar en nuestros oídos.

“¿Sienten magia en alguna parte?” preguntó Sang-Hee con un tono apremiante.

“No, no siento nada” respondió Hwang Jung-Yeon. “Mi sentido mágico no… muestra ninguna reacción”.

“Tampoco sentimos nada con nuestra magia” agregó Hee-Young.

“Ustedes no son bienvenidos a mi hogar” esta vez, noté ira en su voz.

“Parece una función que ha sido instalada dentro de la mazmorra”.

“Me pregunto qué tipo de maldición es…”

“Es difícil de decir ya que todo lo que podemos oír es su voz” dijo Hwang Jung-Yeon.

“Retrocedamos inmediatamente y usemos un hechizo de escudo sagrado” sugirió Lee Sang-Hee.

De repente sentí una extraña sensación de claustrofobia; la calle ya no me parecía tan amplia. Las casas, con sus ventanas rotas y oscuros interiores, nos vigilaban con atención.

De repente, entre el sibilante sonido del viento, la escena que tenía delante empezó a volverse oscura. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero empecé a sentirme mareado y con náuseas. Tenía ganas de vomitar. Sentía como si el mundo a mi alrededor estuviera cambiando, pero no era exactamente la mejor manera de describirlo. El fenómeno era difícil de describir. Las espaldas de mis compañeros, el suelo adoquinado y el propio cielo comenzaron a desvanecerse -no, yo me estaba desvaneciendo. El pensamiento de que todo el mundo debía de estar experimentando lo mismo que yo solo duró un momento.

Después de que el paisaje cambiara a un mundo de tinieblas, escuché una voz proveniente de mi espalda.

“¿Por qué lo hiciste?”

“¿Por qué… me abandonaste?”

Oh no… reconocí las voces de inmediato. Me giré hacia ellas.

La persona que tenía delante era una mujer cuyo nombre no conocía, pero cuya cara había visto noche tras noche. Era la mujer que fue devorada por los monstruos, la que sirvió de carnada para que pudiera huir con vida y unos pocos suministros. Nunca conversé con ella, pero mi cerebro le había dado una voz que pudiera reconocer, en mis sueños.

“¿Qué clase de situación de mierda es esta?”

La mujer empezó a cojear hacia mí, con sangre chorreando de su hombro y su mejilla desgarrada, colgando en un amasijo de carne. Se veía igual a cuando la vi el día de su muerte. Igual a cuando me visitaba en sueños.

Fruncí el ceño y sentí cómo mi corazón se encogía. Intenté aferrarme a la razón dentro de mi mente, sin mucho éxito.

“Esto es falso” agité mi cabeza de un lado a otro. “No es más que otro sueño”.

“Fue doloroso. Tanto. Creí que ibas a salvarme… Creí que ibas a hacerlo, pero me diste la espalda”.

“Maldita sea…” bajé la vista y me mordí el labio.

“Mira lo que me hiciste, Ki-Young…” otra voz, diferente, a ras del suelo. Una figura apareció arrastrándose a mis pies.

“Park Hye-Young” murmuré su nombre y abrí los ojos de par en par.

Tenía los ojos llenos de resentimiento. Sus extremidades faltantes dejaban un reguero de sangre, que resaltaba en el suelo oscuro. Su torso, descubierto, estaba manchado de la misma. Me quedé inmóvil, hasta que sentí el gélido tacto de su mano contra mi tobillo. Di un brinco y la aparté con una patada, que tuvo menos fuerza de la que en realidad quería.

No hay necesidad de que me sienta culpable. Eras tú o yo. Lo mismo sucedió con la otra mujer.

Tomé las únicas opciones razonables.

Mientras daba un paso hacia atrás, me choqué con algo. Miré por encima de mi hombro. Cabello corto, al ras; una cicatriz en la mejilla, y un largo y profundo corte que le cruzaba la cara.

“Siempre te proteges con esos pensamientos tuyos. Fue una elección razonable y probablemente no pudiste evitarlo. Es muy gracioso. Tú y yo somos iguales, Ki-Young. ¿¡Es que no lo ves!?”

Me aparté rápidamente dando largos pasos hacia un lado, y le respondí.

“Tú eres un puto psicópata, un asesino. ¡No somos iguales! ¡No lo somos!”

Era Jung Jin-Ho.

Tenía la espada de Hyun-Sung atravesada en diagonal por el pecho. Una furia asesina brillaba en sus ojos con intensidad.

“¡No seas un cobarde y abre los ojos, idiota! Somos el mismo tipo de persona. Somos egoístas y codiciosos. ¿O acaso mataste a Seok-Woo porque era necesario?”

Los vagos de los barrios bajos que Sun Hee-Young mató, Yoo Seok-Woo, y dos de los lacayos de Jung Jin-Ho. Aquellos que tenían una conexión conmigo empezaron a aparecer uno por uno.

Así que es este tipo de maldición…

No creía que los demás estuvieran viendo lo mismo que yo. Cada quien debía estar viviendo su propio infierno personal.

Lo que tenía frente a mí eran vistas recurrentes en mis sueños. La culpa me carcomía por dentro, en secreto. Cerré mi corazón, como tan acostumbrado estaba a hacerlo, y me aferré a la razón.

“Tú nos mataste” dijo Hye-Young.

“Cállate”.

“Deja de racionalizar todo. Eres un cobarde” me espetó Jin-Ho.

“No hay nada malo en racionalizarlo. Así es como los humanos están diseñados. Los humanos están destinados a racionalizar cualquier situación” .

“¿Entonces por qué te sientes culpable? ¿Eh?” uno de los vagos, cuyas muñecas habían sido rajadas, levantó la voz.

“Es imposible no sentirme culpable. ¡Pero no me arrepiento ni un segundo de mis acciones!” grité. Empecé a sentir un calor subiendo por mi estómago.

“Pedazo de mierda” Seok-Woo me insultó.

“¿¡Eso es todo lo que saben decir!? ¡No importa cuánto me culpen, porque yo sigo vivo, y ustedes muertos! ¡Lo volvería a hacer todo de nuevo si tuviera la oportunidad! ¡Los mataría una y otra vez, sin parpadear! ¡Porque así, yo me mantendría con vida! ¡USTEDES DUDARON, Y AHORA ESTÁN MUERTOS!” bramé sin parar, agitando mis manos con furia.

“¡Eventualmente estarás con nosotros, Ki-Young!”

“¡Cuando mueras, te estaremos esperando…!”

“¡… y estaremos listos para arrastrarte con nosotros!”

Todos empezaron a gritar a una sola voz.

“¡QUE ASÍ SEA, PUES!” grité a todo pulmón.

“¡NADIE ESCAPA DE LA MUERTE, LEE KI-YOUNG!”

Poco a poco, mi visión se fue volviendo más borrosa, mientras el calor subía a mi cabeza. Los cadáveres se fueron difuminando, y sentí algo subiendo por mi garganta.

“¡INCLUSO MUERTO NO DUDARÉ EN PISOTEARLOS! ¡LOS VOY A…! ¡Bleeeghh!”

Vomité lo que sea que estuviera en mi estómago. Ver los cadáveres de mis antiguos enemigos de una forma tan vívida no era muy placentero. Mi cabeza daba vueltas, y mi cuerpo estaba bañado en sudor. Mis piernas empezaron a temblar con violencia y mi garganta y labios se secaron. Incluso sabiendo que nada de esto era real, no podía evitarlo.

“Nada de esto es real…”

“¡Nos mataste!”

“Todo es silencio en la sala de los muertos. Todo es silencio…” recité una y otra vez con la esperanza de acallar las voces, manteniendo mis ojos fuertemente sellados.

Caí sobre mis rodillas debido al temblor. De repente, sentí la luz del sol sobre mi nuca, y supe que había vuelto. Pero incluso así, los seguía escuchando.

“¡Sé un hombre y hazte responsable, Ki-Young!”

Puta madre…

“¡Ven con nosotros!”

Cállense…

“¡Todo es tu culpa!”

Me afectó más de lo que pensaba. Lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Me agarré la cabeza con ambas manos, con un sentimiento de impotencia llenando mi ser.

Mientras respiraba con dificultad, sentí una mano sobre mi hombro. Sorprendido, la aparté de un manotazo y empecé a gatear para alejarme.

“¡VETE!”

No obstante, una voz cálida y reconfortante me llamó.

“¡Ki-Young, tranquilo! ¡Soy yo, todo está bien!”

Abrí los ojos y giré mi cabeza. Era Kim Hyun-Sung. Miré a mi alrededor, estupefacto. Ya no había rastro de los muertos.

“¿Te encuentras bien?” se arrodilló a mi lado y puso una mano en mi hombro.

“Oh… sí. Es-estoy bien ahora…” respondí titubeante.

Sentí como inyectaba su magia en mi cuerpo, poco a poco.

Los demás…

Estaba seguro de que los demás estaban experimentando el mismo fenómeno que yo. Como era de esperar, la escena ante mis ojos era difícil de poner en palabras.

“¡Aaaaahhh!”

Kim Ye-Ri se agarraba a sí misma mientras temblaba; agitaba las manos como si intentara quitarse algo de encima. Parecía como si estuviera tratando de alejar a la gente que se le acercaba. Movía la boca como si quisiera decir algo, pero le costaba hablar.

“Para… para. Mamá… ¡Mamá! Ayúdame. Mamá… por favor…” lloraba.

Probablemente era un recuerdo suyo de cuando aún estaba en los barrios bajos. Solo hacía falta una mirada para saber que estaba experimentando algo desagradable. Mientras tanto, Park Deok-Gu estaba hecho un ovillo. Verle encogerse y temblar sin decir una palabra me dio una idea de lo que estaba viendo. Sun Hee-Young, por otro lado, lloraba sin parar. No estaba gritando, pero había un hilo de sangre cayendo por sus labios. Se los estaba mordiendo con mucha fuerza. De todos ellos, Ha-Yan fue la que más me sorprendió.

“¡Nooooooo! No quiero. No quiero. Por favor. Amor, no me dejes…”

¿Amor?

“Por favor, fue mi culpa. Todo fue culpa mía. Por favor. Por favor… Lo siento. Lo haré mejor a partir de ahora. Por favor, no me dejes. Por favor…” suplicaba.

Mierda.

No pude evitar pensar que su situación era desesperada. Tenía lágrimas en los ojos y sangre en las uñas. Jung Ha-Yan se había desgarrado la carne con sus propias manos y, viendo cómo había perdido parte de su pelo, supongo que también se lo había arrancado. No solo le costaba respirar, sino que estaba llorando tanto que se le quebraba la voz.

“N-No…”

Tengo que hacer algo.

“No hagas eso con esa mujer. No hagas eso, amor. Lo siento. ¡No… no! ¡No!”

Tenía una idea de lo que estaba viendo. Además de ella, los demás sacudían la cabeza y mostraban reacciones extrañas. Vi a algunos volver en sí en medio de todo, pero o bien se desplomaban y vomitaban o seguían confusos. Busqué a Sang-Hee con la mirada, y vi que se disculpaba con alguien, fuera de la ilusión.

“Lo siento. Lo siento mucho. Realmente lo siento…”

No estaba exactamente seguro, pero parecía que se estaba disculpando con la gente que estaba aquí. Podía entender por qué reaccionaba así, ya que debía estar preocupada por los supervivientes.

Hwang Jung-Yeon finalmente volvió en sí -la vi mirando a su alrededor mientras lloraba en secreto. Su cabello estaba hecho un desastre, y sus lentes estaban en el suelo.

Además de Kim Hyun-Sung, las personas que volvieron en sí tenían altos niveles de inteligencia. Había diferencias individualmente, pero supuse que el número de dicho atributo había influido en lo que estaba pasando. Desafortunadamente, Jung Ha-Yan era un caso especial.

Su estado mental es inestable.

Ella no podía apartar lo que estaba viendo ahora mismo.

“Hyun-Sung, ¿cuándo es que despertaste?” le pregunté.

“Hace unos pocos minutos, no mucho”.

“¿Y desde que comenzaron las ilusiones?”

“No creo que haya pasado tanto tiempo. Yo tampoco entiendo todo lo que está pasando” pude ver cómo apretaba su mandíbula.

Sentí como si hubiera estado allí por lo menos diez minutos, así que era difícil creer que solo había pasado un momento. Por supuesto, resolver la situación era más importante que comprenderla.

Después de deshacerme de las preguntas que tenía en la cabeza, hablé rápidamente con Kim Hyun-Sung.

“¿Cómo podemos despertarlos?”

“Creo que dejar que tu mana fluya tranquilamente hacia ellos es lo mejor, aunque la magia sagrada será más efectiva… Ki-Young, por favor, ocúpate primero de Ha-Yan” me pidió.

“Sí. La está pasando muy mal…”

Tal vez Kim Hyun-Sung pensó que lo mejor para él sería despertar primero a Sun Hee-Young. Con el rostro ligeramente demacrado, Hwang Jung-Yeon hizo lo mismo y empezó a caminar hacia los sacerdotes que estaban en su grupo. Al calmarme un poco, la extraña sensación que me retenía empezó a desaparecer, así que me dirigí en silencio hacia Jung Ha-Yan.

“Necesito matar…”

¿De qué está hablando?

“Necesito matar. Todos… Necesito matarlos a todos para poder convertirme en uno con Ki-Young. Sí. Debería hacerlo. Eso es lo que debería hacer. Los mataré a todos” murmuraba con un tono sombrío.

Por fortuna, estaba seguro de que los demás no la oían. No entendía lo que quería decir con ser uno conmigo, pero sonaba aterrador. Cuando me acerqué a ella en silencio y dejé que mi maná fluyera hacia ella tras tomarle la mano, pude ver que su expresión se relajaba.

“Siempre estaré contigo” le susurré al oído.

Si se trataba de Jung Ha-Yan, estaba seguro de que volvería rápidamente en sí. Fue entonces cuando sentí que se despertaba. Tenía los ojos abiertos, pero parecía que aún intentaba recuperar el sentido. Su respiración agitada empezó a calmarse y su cuerpo dejó de temblar. Sus ojos, que parecían desorbitados, se posaron en mí.

“¿Ki-Young?”

“¿Te encuentras bien?” le pregunté.

“Ki-Young…” repitió, con su voz quebrándose.

“Sí”.

Me rodeó el cuello con sus brazos fuertemente, como si no quisiera dejarme ir. Me estaba sofocando, pero lo resistí.

“Ki-Young… Oh, Ki-Young… Tenía tanto miedo…”

“Aquí estoy, Ha-Yan. Todo está bien ahora” la calmé mientras acariciaba su cabello.

Ahora estaba sollozando, lo cual era una mejora. Se dio cuenta de que lo que acababa de ver no era más que una alucinación. Me sentía como si estuviera cuidando a un niño que ha tenido una pesadilla, pero no era tan malo.

“La abandonarás, tarde o temprano”.

Volví a oír la voz. Con algo de dificultad, la ignoré. Era el efecto de la maldición, nada más.

“Te equivocas. Viene directo de tu corazón. Tu sucio y podrido corazón”.

Estaba seguro de que no era el único que podía oír esa voz. Incluso después de despertarme, me di cuenta de que los demás hablaban solos.

“Al final, nadie estará a tu lado. Vas a abandonarlos a todos. Ha-Yan, Deok-Gu, Hyun-Sung… los que te rodean ahora mismo, algún día estarán bajo tierra, y será tu culpa. Juntos, esperaremos a tu llegada. Te vigilaremos a cada paso que des, Ki-Young. Recuérdalo…”

“Eres realmente tú, ¿verdad, Ki-Young?” Jung Ha-Yan preguntó.

“Sí. Soy yo”.

“Realmente eres tú…” murmuró.

“Sí, así es”.

Cuando vi cómo Jung Ha-Yan intentaba asegurarse de que realmente estaba aquí con ella, supe que no era la única que podía oír esa voz. Fingía tranquilidad, pero no pude evitar sentirme ansioso.

Tragué saliva mientras miraba a Jung Ha-Yan, que parecía confusa.

Me estoy preocupando…

Sentí como si una bomba fuera a explotar. Así de inestable parecía Jung Ha-Yan.

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Bejemon: Siguiendo el hilo del capítulo anterior, vimos más de lo que ocurre dentro de Ki-Young. Solo me encargué de darle más intensidad a sus visiones y a sus diálogos.

Jaa… tuve que ir a episodios anteriores para recordar nombres y cómo murieron los personajes. Noten el detalle de que Jin-Ho aparece diferente a como murió en realidad; es así, ya que fue la única muerte que no presenció.

En fin, ¿qué les pareció? ¿Les gustaron los diálogos que tuvo con sus antiguos enemigos? ¿Cómo creen que va a terminar Ki-Young? ¿Va a explotar por la culpa que tiene acumulada? ¿Se va a convertir en todo un psicópata que disfruta de matar? ¿O se va a redimir?

Me gustaría leer sus teorías. Ni yo mismo sé qué le va a pasar, pero creo que se abre para un buen desarrollo.

Y por cierto, sonará tonto, pero hasta ahora noté que nuestro regresado y Ki-Young tienen un ojo cada uno del mismo color amarillo. ¿Significará algo? Hmmmmmm….