Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 4: Campo De Batalla En Otro Mundo

Parte 7

El vizconde Müller, el príncipe Adonis y yo nos dirigíamos de vuelta al reino de Herz a través del bosque nocturno.

Me explicaron que el príncipe había sido blanco de un soldado enemigo en el campo de batalla, y al intervenir en su defensa, el vizconde se había separado de la fuerza principal. La situación en aquel momento era desesperada, y el mensajero de la Compañía Comercial Hermann simplemente dio por muerto al vizconde.

Pero habían sobrevivido milagrosamente y desde entonces intentaban volver a la ciudad. Para mí, que ya había sido informado de la muerte del vizconde, fue un reencuentro alegre.

La zona en la que nos encontrábamos se llamaba Bosque de Niekam. Era adyacente a las Llanuras de Rectan, donde se habían estacionado las tropas del Imperio, y alejándote de las llanuras y atravesando el bosque llegabas a la ciudad de Baytrium.

—Por cierto, Sasaki, parece que se está produciendo algún tipo de conflicto de magos sobre nosotros… — El príncipe Adonis también parecía preocupado por lo que ocurría en el cielo. No dejaba de mirar hacia arriba.

Todavía saltaban chispas entre Pii-chan y el mago desconocido. Los ruidos intermitentes nos hacían sentir que estábamos en peligro incluso en tierra. Me preocupaba mucho que nos alcanzaran disparos perdidos.

—Eso parece, Su Alteza.

—¿Sabe algo al respecto?

—Lo siento, pero eso está verdaderamente más allá de mi comprensión.

—…ya veo.

No podía responder con sinceridad, por supuesto, así que acabé fingiendo ignorancia.

Pii-chan acababa de arrasar con una innumerable cantidad de soldados del Imperio Ohgen en un instante. Si tardaba tanto tiempo en ocuparse de un mago, esa persona debería poder matarnos en cuestión de segundos.

Lo que más me frustraba era mi distanciamiento de Pii-chan. Como su ayudante, sin mí Pii-chan no podía usar magia por encima de cierto nivel, como el hechizo de salto de mundo. Pero si intentaba acercarme a su batalla, probablemente me interpondría en su camino. El ataque sorpresa nos había robado la iniciativa, y estaba teniendo un gran efecto.

—Si pueden usar magia a tan gran escala en rápida sucesión, entonces si por casualidad nos topamos con ellos, no tendríamos ninguna oportunidad. Aprecio tu preocupación, pero creo que debemos centrarnos en salir de este bosque y volver a Herz.

—Tomo nota.

—Gracias, señor.

Por cierto, este príncipe era bastante agradable a pesar de su título. Yo era un completo extraño, sin embargo, me habló como a un igual. La comunicación entre las partes iba mejor de lo que yo esperaba. Estaba enormemente agradecido por ello.

—Su Alteza, señor Sasaki, por favor, deténgase un momento.

—¿…un enemigo?

—Eso parece.

Mientras tanto, el vizconde había anunciado un encuentro con un enemigo.

Miró a través de los árboles, con expresión dura. Luego sacó su espada de la cadera y adoptó una postura de combate.

No estaba claro con qué iba armado el enemigo, pero los soldados normales tendrían al menos arcos y flechas, ¿no? Utilicé el hechizo de barrera intermedia, y se desplegó a nuestro alrededor, incluyéndome no sólo a mí, sino también al vizconde y al príncipe.

Un momento después, nos llovieron flechas desde todos lados. Varias golpearon la barrera y cayeron al suelo inofensivamente.

—Sasaki, ¿no sólo puedes usar magia curativa, sino también magia de barrera?

—Fui bendecido con un maestro talentoso.

—Ya veo. Deben de ser muy hábiles.

Un instante después de que sus ojos se abrieran de sorpresa ante las flechas, se volvieron hacia mí y su expresión cambió a una de admiración. Ser capaz de usar magia curativa y magia intermedia a este nivel parecía bastante valioso. No podía agradecérselo lo suficiente a Pii- chan.

—Señor Sasaki, ¿cuánto tiempo aguantará esta magia?

—Un tiempo, creo, pero ¿tiene algún tipo de plan, mi señor?

—Nuestra situación empeorará cada vez más a este paso. Me gustaría tomar la iniciativa.

—¿No es eso un poco peligroso?

—¿Tienes alguna otra idea?

—Puedo dispararles magia desde aquí.

—¿También puedes usar magia de ataque?

—No muy variada, pero sí.

—En ese caso, por favor, adelante.

Similar a cuando había apuntado al psíquico invisible en la bolera el otro día, disparé la magia relámpago hacia la fuente de las flechas. Tenía cierta aprensión de que provocara un incendio, pero ahora mismo no podía permitirme el lujo de ser precavido.

Omití el cántico y el rayo salió disparado sin ningún encantamiento. Un momento después, oímos varios gritos de lo que debían de ser soldados enemigos. Algo me decía que había dado en el blanco.

Al mismo tiempo, se produjo un cambio. Hombres con espadas en ristre salieron corriendo hacia nosotros de entre los árboles. Probablemente se habían dado cuenta de que su oponente era un mago y decidieron acortar distancias. Eso me ponía a mí, alguien absurdamente débil en el combate cuerpo a cuerpo, en una mala posición.

—¡Déjame esto a mí!

Tal vez al darse cuenta de mi vacilación, el vizconde Müller saltó hacia adelante. Cruzando la barrera, cargó contra los soldados enemigos.

Y luego, contra un grupo de espadachines, se sumergió en una lucha directa con espadas. Esta parecía ser su especialidad. A pesar de estar en inferioridad numérica, no mostró miedo. En unos instantes, ya había abatido al primero.

«Vaya, el Vizconde Müller sabe pelear».

Y bueno, tampoco podía quedarme mirando.

Disparando otro hechizo relámpago, derribé a más soldados que seguían a distancia del vizconde. Me centré especialmente en los que llevaban arco y bastón. Como podía haber tropas emboscadas entre los árboles, también dispersé mis disparos hacia las inmediaciones de donde habían surgido nuestros asaltantes.

La lucha duró unos minutos. Con la habilidad con la espada del vizconde Müller y mi hechicería, derrotamos a los enemigos.

—Señor Sasaki, estoy increíblemente impresionado de que pueda lanzar magia intermedia sin conjurar.

El vizconde bañado en sangre volvió hacia nosotros, sonriendo. Eso me dio un poco de miedo.

—Es su habilidad con la espada, mi señor, lo que merece una mención especial aquí.

—Hay muchos otros con más talento que yo.

El príncipe Adonis parecía un poco más resignado.

—Ambos lo han hecho maravillosamente. Me encuentro frustrado por mi propia impotencia.

Había visto pasar el combate sin ninguna oportunidad real de participar. Su decepción era evidente mientras se miraba los pies. Dado lo atractivo que era, pintaba un bonito cuadro. Ojalá hubiera nacido con ese aspecto.

—Usted tiene un papel más importante que desempeñar que atorarse en peleas como estas, ¿no es así, Su Alteza?

—Aun así, no hay mejor líder que uno fuerte.

—Bueno, aún tiene mucho tiempo para aprender y practicar, señor. Su Alteza Real aún es joven y puede recuperarse de cualquier cosa. El verdadero camino de la espada comienza sólo cuando ha pasado los veinte y su cuerpo ha madurado completamente. No hay de qué preocuparse.

—¿De verdad?

—Yo también progresé poco a su edad, señor.

—…ya veo.

Ver al príncipe hablar con el vizconde Müller, que era igual de atractivo, era como una escena sacada de una película. Parecía un pecado involucrarme, así que naturalmente dudé.

—Señor Sasaki, su magia nos ha salvado.

—Me honra haber podido ser de alguna ayuda.

—Eres muy hábil al haberte dado cuenta de que sus hombres estaban emboscados. Gracias a ti pude moverme libremente. Lo más temible en combates como éste es la presencia de arqueros y magos. Ambos pueden inclinar completamente la balanza del poder en una dirección.

Por cómo hablaba el vizconde Müller, parecía seguro asumir que la amenaza había pasado. Yo también me sentí como yo mismo otra vez.

—Tenemos que movernos antes de que bestias o monstruos sean atraídos aquí por el olor de la sangre. Sé que está cansado, pero debemos ponernos en marcha. Estamos cubiertos de sangre, así que me gustaría hacerlo cuanto antes.

—Haremos lo que dice el vizconde. Por favor, guíennos.

—Gracias, señor.

Sintiendo que Pii-chan, también, estaba haciendo su mejor esfuerzo por encima de nosotros, reanudamos nuestra marcha.

***

¿Cuánto tiempo habíamos caminado? El cielo se blanqueaba lentamente. Parecía que el amanecer estaba cerca.

No había llevado la cuenta del tiempo, pero mi cuerpo me decía que llevábamos tres o cuatro horas caminando por el bosque. Por eso, naturalmente, había dejado de hablar tanto, pero incluso los lugareños, el vizconde Müller y el príncipe Adonis, también se habían callado.

Sin embargo, no parecía que fuéramos a salir pronto del bosque de Niekam.

Según el vizconde, llegaríamos al pueblo más cercano en poco tiempo. Ahora mismo, caminaba en silencio, confiando en esas palabras. Afortunadamente, no teníamos que preocuparnos por el agua potable. Podía hacer tanta como necesitáramos usando magia.

Mientras tanto, en cuanto a lo que ocurría en el cielo, aún se oían muchos golpes y estruendos. Pii-chan seguía resistiendo. No podía ni imaginarme a qué clase de oponente se enfrentaba que le llevara tanto tiempo

Mientras avanzábamos, nuestra formación por el bosque consistía en el vizconde al frente, yo en la retaguardia y el príncipe Adonis entre nosotros. El vizconde había dicho que protegería al príncipe a toda costa.

—Su Alteza Real, ¿sus piernas están bien? —El vizconde Müller le hizo la pregunta al príncipe por consideración. ¿Cuántas iban ya?

—Lo que me falta en talento marcial creo que lo compenso con creces en resistencia.

—Me complace oírlo, señor.

—Más importante aún, Sasaki, ¿estás bien? Esto debe ser difícil para un mago.

Vaya. Alguien de la realeza acaba de hacerme una pregunta considerada. Recibir ese tipo de atención de alguien en una posición elevada me hacía un 30% más feliz de lo normal.

—Puedo aligerar mi agotamiento con magia, señor, así que todavía estoy bien.

—Ah, ¿es así?

—Esa magia curativa —intervino el vizconde— debe tuya ser muy poderosa para curar incluso el agotamiento.

Los dos tenían piernas fuertes y sanas, así que había estado usando magia aquí y allá para ayudar a las mías y poder seguirles el ritmo. Para un hombre moderno acostumbrado a los trenes y los automóviles, una caminata así resultaba inimaginablemente agotadora. Sin el hechizo curativo, ya me habría desmayado.

Gracias a eso, sin embargo, había conseguido abreviar un poco el conjuro cuando lo usé.

—Llegaremos al asentamiento en breve —comento Müller, animándonos desde delante—. Recuerdo haber visitado esta zona una vez en una cacería de orcos, así que tengo cierta noción del terreno. Su Alteza Real, señor Sasaki, este es el último tramo. Mantengámonos todos alerta y–

Sucedió justo entonces. Desde detrás de nosotros, oímos un rugido largo y desgarrado.

No podía imaginar esa voz viniendo de un humano.

En realidad, ni siquiera estaba seguro de si llamarla voz.

—Vizconde Müller —señaló el príncipe—, ¿escucho eso?

—…debió ser el rugido de un orco, señor.

—Un orco…

—El avance del Imperio,  todo el  ajetreo  debe haberlos alborotado.

—¿No significaría eso que la aldea cercana también está en peligro?

—Es como usted dice, señor.

El príncipe y el vizconde Müller compartieron un inquietante intercambio.

era el hogar de criaturas abominables. Las había de todos los tipos imaginables; desde los débiles monstruos del tamaño de un gorrión hasta las enormes bestias como cetáceos.

—Vizconde Müller, Sasaki, dada la situación, me disculpo por pedirles esto, pero ¿no podemos ir a ver cómo está la aldea? Si han sufrido daños, me gustaría recabar la información y enviar un equipo de caballeros.

—…entiendo, señor.

El vizconde accedió inmediatamente a la petición del príncipe. Eso significaba que no había manera de que pudiera negarse.

Personalmente, quería insistir enérgicamente en un desvío. Pii-chan seguía batallando en el aire, y creía que lo mejor sería salir del bosque lo antes posible. Sin embargo, con ellos dos actuando cual Corazón Valiente, no tuve el descaro de decir que no.

…además, si me negaba, probablemente se irían por su cuenta. Si de verdad quería que estuvieran a salvo, necesitarían mi magia curativa y de barrera. Por ahora, me esforzaría por continuar mi papel como un mago misterioso.

—Sería un honor acompañarlos también.

—Siento haberte hecho pasar por esto, Sasaki.

Prometo compensarte.

—No, señor, no necesita molestarse conmigo.

Y así corrimos directamente hacia la fuente del rugido.

***

Al final, hayamos a un monstruo en el bosque— Muchos de ellos, en realidad.

Además, estaban en medio de un ataque total contra la aldea que el vizconde Müller había mencionado.

Como se me ha explicado, eran criaturas llamadas orcos. Medían entre dos y tres metros de altura y tenían cuerpos musculosos. Parecían algo inteligentes, y empuñaban armas en sus manos, blandiéndolas mientras arrasaban. Se parecían bastante a lo que se puede encontrar buscando orcos en Internet. Todo era muy abrumador para este novato de otro mundo.

—Bueno, son criaturas bastante temibles — observé.

—¿Es la primera vez que ve un orco, señor Sasaki?

—Sí, mi señor, lo es.

—Entonces ten cuidado. La mayoría de los caballeros y aventureros tienden a tratarlos con ligereza, pero en fuerza, son muy problemáticos. Y cuando son un grupo, se debe andar con mucho cuidado.

—Ah.

Ahora mismo, estábamos a poca distancia de la aldea, mirando desde un mirador oculto en el follaje. Al otro lado de una pequeña valla, podíamos ver a los aldeanos corriendo, tratando de escapar. Era un espectáculo horripilante, los orcos matando y violando a la gente del pueblo a su antojo. La mayoría de los agredidos en este último sentido eran mujeres, pero aquí y allá se podía ver a algún hombre.

—Vizconde Müller, hay más orcos de los que esperábamos. La aldea será arrasada antes de que los caballeros puedan ser enviados. Una vez más lamento pedirle esto, pero ¿no hay forma de salvar el pueblo?

—…hmm.

No podía creerlo—en una situación como esta, el príncipe estaba pensando en el pueblo. No sólo eso, sino que el Vizconde Müller también estaba considerando la idea.

—Con el apoyo del señor Sasaki, tal vez.

—¡¿En serio?!

Lo siguiente que supe es que me estaban mirando. No sólo el vizconde, sino también el príncipe, y había fuego en sus ojos.

—Sasaki, ¿podrías ayudarnos? Si somos capaces de volver al castillo sanos y salvos, te garantizaré una recompensa adecuada. No quiero abandonar esta aldea.

—……

—He visto las fuerzas del Imperio Ohgen en el campo de batalla. Esta nación algún día será invadida y destruida; ¡Yo también estoy destinado a morir en la guillotina en un futuro cercano! ¡Al menos quiero saber que hice algo bueno…!

El Reino de Herz se estaba deteriorando gravemente, pero parecía que el segundo príncipe, al menos, era una excepción. La seriedad con la que me miraba hacía evidente su sincera preocupación por los aldeanos. Gran parte de ello se debía probablemente a sentir su propia muerte cerca.

Y con la atención del vizconde puesta en mí, realmente se lo estaban poniendo difícil para negarse.

Tal vez albergaba los mismos sentimientos que el príncipe. Cuando una persona tomaba conciencia de su propia mortalidad, tendía a querer dejar algo tras de sí, como una razón para haber nacido o un legado.

—Umm…

Sin embargo, después de pensarlo detenidamente, su propuesta no era del todo mala. Habíamos caminado una larga distancia, así que, en términos de asegurar un lugar para dormir por un tiempo, esta aldea era muy importante. También teníamos el problema de la comida. Podía invocar agua con magia, pero necesitábamos conseguir comida por otros medios.

Había mucho que ganar si salvábamos este lugar.

—Entiendo, señor. Por favor, permítame ayudar.

«Y, en cualquier caso, me deberán un favor».

Tras un firme asentimiento, comenzamos nuestra cacería de orcos.