Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 4: Campo De Batalla En Otro Mundo

Parte 6

Esa noche, llegamos cerca de la frontera nacional con el Imperio de Ohgen.

Para llegar allí, habíamos utilizado la magia para volar, tal y como Pii-chan sugerido, y nuestro viaje aéreo a través de la oscuridad de la noche duro poco menos de una hora. Viajamos a una velocidad tremenda; podríamos haber ido más rápido que un tren bala, dada la rapidez con la que el suelo se deslizaba por debajo de nosotros.

«Oh, Pii-chan. A pesar de tu cara bonita, eres un verdadero demonio de la velocidad». En cualquier caso, casi no había sentido resistencia al aire, ya que él estaba usando un hechizo de barrera; ni me faltaba el oxígeno ni sentía escalofríos. Me sentí extremadamente cómodo durante el viaje. Eso hizo que fuera aún más aterrador pensar en lo que pasaría si chocara contra algo sin mi barrera. Me pareció como ir a toda velocidad por una autopista o una carretera de circunvalación en una moto con medio casco puesto. Un guijarro que rebotara en un coche delante de mí podía significar la muerte instantánea.

—Ahí están.

—Oh, tienes razón…

Lejos en la distancia, todo el camino hasta el horizonte, era una extensión de praderas llamadas las Llanuras Rectan. Justo en medio de ella, se podía ver una masa de gente reunida en algo parecido a un campamento. Desde unos kilómetros de distancia, era difícil distinguir siquiera que se tratara de personas, pero comprobamos que era un grupo de soldados rodeando unas instalaciones provisionales que parecían móviles.

Pii-chan y yo volábamos bastante alto en el aire. Con la oscuridad de la noche a nuestras espaldas, no podrían percatarse de nuestra presencia. Nosotros, en cambio, podíamos distinguir claramente las luces que iluminaban el campamento. Era una vista intimidante, con más de diez mil hombres.

—Hora de hacerlos volar a todos.

—……

«Hombre, a veces Pii-chan de repente suelta cosas realmente aterradoras».

Pero estuve de acuerdo en que probablemente sería la opción más segura.

—Perder muchas tropas debería mantenerlos cautelosos por algún tiempo. Incluso si lanzan una nueva ofensiva, tendrán más cuidado por miedo a represalias similares. Mientras tanto, Herz puede reconstruir su poder nacional… aunque en el peor de los casos, supongo que no tengo forma de asegurar que esto último sucederá.

—¿Vas a usar uno de esos hechizos avanzados de los que me hablaste antes?

—Categóricamente, está un paso por encima de eso. Es posible hacerles frente usando magia avanzada, pero más humanitario.

—Oh.

—Ahora observa atentamente. Puede que llegue el día en que aprendas esta magia.

Mientras hablaba, un círculo mágico surgió frente a él.

Era más complejo que cualquier otro que me

hubiera mostrado antes. También era grande—debía tener tres metros de diámetro. Como estaba encaramado a mi hombro, pude verlo directamente, y mis oídos captaron una larga retahíla de palabras; un conjuro, sin duda. Aunque al principio lo escuché con atención, resultó ser muy largo, así que renuncié a memorizarlo a mitad de camino.

Así que esperé un rato. Entonces Pii-chan habló.

Abrió mucho el pico y dijo: “Está listo”. Al mismo

tiempo, el círculo mágico emitió un brillo radiante.

Un momento después, salió disparada una luz inmensa.

Se extendió lejos de nosotros mientras flotábamos en el aire, precipitándose hacia las fuerzas del Imperio Ohgen. A medida que avanzaba, se abría en abanico a izquierda y derecha, ampliando su alcance. Cuando por fin llegó al suelo, había crecido lo suficiente como para cubrir toda la zona.

La luz atravesó un área de llanura de varios kilómetros cuadrados. Todo se iluminó como si fuera de día.

Un sonido grave y palpitante sacudió la atmósfera, casi haciéndome retroceder. No podía entender los detalles, pero percibía que acababa de producirse un fenómeno increíble y masivo. No parecía algo causado por una sola persona, sino más bien un tifón o algún otro desastre natural.

—Pii-chan, eh, para ser honesto, no tengo ni idea de lo que está pasando.

—Comprensible.

—¿Es como un cañón de rayos o algo así…?

—Piensa en ello como algo similar.

Pii-chan entendió inmediatamente lo que quería decir con cañón de rayos. Debía de ser otro resultado de sus estudios en internet. El otro día, choque el historial de navegación de mi ordenador, y él estaba revisando diccionarios de internet a una velocidad endiablada. Qué gorrión tan diligente… dicho esto, no había mirado ninguna página para adultos. Me pregunté si habría perdido el apetito sexual después de convertirse en pájaro.

Al cabo de otros veinte o treinta segundos, la luz se desvaneció.

La cegadora iluminación fue sustituida de nuevo por la oscuridad. Inmediatamente después, por los últimos restos del destello, pude distinguir una temible hendidura cortada en toda la zona, como si hubiera sido excavada por una excavadora gigante. Era tan profundo que no podía ver el fondo.

—…Pii-chan, eso fue muy aterrador.

—También se puede enfocar  su  área  de  efecto.

Aunque no lo creas, es un hechizo bastante versátil.

—……

Si hubiera disparado eso en Tokio, en una de las zonas más pequeñas como Chiyoda, o Chuo, o Minato, habría arrasado todo de un solo golpe, hasta las líneas de metro que corren bajo tierra. Quizás incluso con más fuerza que las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

—Harías bien en aprenderlo como otra opción para tu defensa.

—…sí.

Cuando pensé en las más de diez mil personas que murieron por ese único ataque, sentí una sensación de desolación. Dicho esto, no había mucha culpa, en realidad. Por supuesto, Pii-chan era el culpable aquí, y yo sólo estaba mirando. Más que eso, sin embargo, nada de esto parecía real. Era más como si estuviera viendo una película.

—En cualquier caso, ya podemos vol– 

Justo entonces, un rayo de luz brilló desde una esquina del agujero. No un momento después, un círculo mágico surgió frente a nosotros.

—Ngh…

Al mismo tiempo, desde el punto que había producido el destello, un rayo de luz salió disparado hacia nosotros desde el suelo esta vez, como un cañón de rayos. Cuando golpeó el círculo mágico que teníamos delante, el impacto hizo que nuestros cuerpos se tambalearan hacia atrás.

—¿Qué…?

—Urgh…

La sensación familiar de las garras de Pii-chan en mi hombro, pellizcando a través de la chaqueta de mi traje, había desaparecido. Inmediatamente gire la cabeza en su búsqueda, encontrando al pájaro a unos metros delante de mí. La forma en que agitaba frenéticamente las alas no se parecía en nada a la de un Sabio de las Estrellas, y era muy llamativa.

Me fijé en una figura desconocida que se acercaba rápidamente a Pii-chan desde abajo.

—Ese hechizo me resultaba familiar.

—No… eres tú… —llegó una voz que no recordaba. 

Al igual que Pii-chan, la figura flotaba en el aire usando magia de vuelo. Por su silueta, nuestro asaltante parecía humano… o al menos una criatura humanoide. También podía ver sus ropas ondeando al viento. Por alguna razón, su piel era morada. Sin embargo, en la oscuridad de la noche, no pude distinguir su sexo ni su edad.

No tuve tiempo de intentarlo porque mi cuerpo había empezado a caer en picado hacia el suelo.

Lo siguiente que recuerdo es que ya había caído una docena de metros. El impacto parecía haber roto el hechizo de vuelo de Pii-chan. Levanté la vista hacia el supe gorrión que estaba sobre mi cabeza en señal de plegaria, sólo para verlo enzarzado en una batalla con la figura que acababa de aparecer. No parecía que tuviera tiempo de ayudar.

—¿Me estás tomando el pelo…?

Aún no me había enseñado el hechizo volador. En menos de unos minutos, me estrellaría contra el suelo.

A diferencia de las llanuras, donde habían estado los soldados enemigos, podía ver un denso bosque que cubría la zona debajo de mí: una región boscosa que bordeaba las praderas. Si conseguía que las ramas de los árboles amortiguaran mi caída… no. No veía forma alguna de sobrevivir a esto.

Necesitaba ser más proactivo.

—¡–!

Tenía ese hechizo para disparar agua de mi mano.

¿Y si lo lanzaba con toda mi fuerza–? No, no había tiempo para pensarlo. ¡Tenía que usarlo ahora! El hechizo sólo servía para hacer agua potable, pero esta vez, proyecté la imagen de la manguera de un camión de bomberos y la conjuré. Sin cantico.

Entonces, a unas decenas de metros por encima del suelo, toda el agua salió corriendo. Al tocar el suelo, la velocidad de mi descenso disminuyó considerablemente. Podía sentir cómo mis órganos se desplazaban hacia arriba.

La presión me golpeaba como si estuviera montado en una montaña rusa. Por un momento, pensé que me desmayaría. Pero aguanté y seguí lanzando la tromba de agua hacia abajo. Para cualquiera que presenciara el espectáculo, probablemente habría parecido un cohete lanzándose en reversa.

Al cabo de unos instantes, el agua me empapó. Con un chapoteo, me hundí y, un momento después, mis pies tocaron el suelo. Parecía que los árboles habían sido derribados por la corriente; mi cuerpo no había quedado atrapado en ninguna hoja o rama.

Al poco, el agua se retiró. Con la sensación de que mi peso se asentaba sobre mis pies, mi visión se abrió.

—Casi no la cuento…

Parecía que había podido aterrizar sin heridas. Todo mi cuerpo estaba empapado, pero bueno, eso era algo sobre lo que no podía hacer mucho. Estaba feliz de tener mi habría dado tiempo a usar la magia antes de estrellarme.

Mientras me sacudía, oí un estallido en lo alto. Fue un estruendo grave cuyo resonar lo sentí hasta en las entrañas.

—……

Cuando miré al cielo, vi llamas que lo cubrían. Eran como nubes en expansión, fuego de color rojo. La escena era sobrecogedora y me puse nervioso: si me caía solo un poco de esa cosa caliente, estaría muerta. Afortunadamente, las llamas se dispersaron y desaparecieron sin quemar la superficie.

¿Había estallado una pelea entre Pii-chan y la persona que nos apuntaba? Si alguien tan fuerte como Pii- chan no tuvo tiempo de ayudarme, quienquiera que fuese debía de tener un montón de problemas.

«¿Qué debía hacer?» Realmente quería ayudar a Pii- chan, pero no tenía forma de elevarme. Además, si marchaba temerariamente, podía acabar estorbándole.

Mientras seguía preocupado—de repente oí que alguien me llamo por mi nombre.

—¿Es usted, señor Sasaki?

—¿Qué?

Me sobresalté; no me lo esperaba. Me di la vuelta como si me hubieran escaldado y dirigí mi atención a la voz que acababa de oír. Cuando lo hice, lo vi entre los árboles, mirándome fijamente: El vizconde Müller.

A mi alrededor había árboles caídos por el hechizo productor de agua que había disparado. La vista era bastante clara en varios metros a la redonda. Debió de ser fácil para él verme, incluso en la penumbra.

—Vizconde Müller, qué coincidencia que nos encontremos en un lugar como éste.

—¿Qué hace usted aquí…?

—Bueno, he estado envuelto en un asunto ligeramente problemático —dije, obviamente incapaz de darle una explicación sincera.

Era una gran noticia. ¿No había muerto el vizconde? El subgerente me había dicho que sí. Cuando lo miré, vi manchas de sangre salpicando su cuerpo aquí y allá, y estaba totalmente cubierto de heridas—pero seguía en pie.

Y a su lado estaba un joven de unos veinte años.

—Vizconde Müller, ¿quién es ese?

La armadura que llevaba parecía aún más cara que la del vizconde, y también estaba tan golpeado y ensangrentado como él, con sangre y mugre asomando de las placas abolladas. Estaba especialmente mal la zona alrededor.

Debía de costarle mucho caminar, dado que apenas se mantenía en pie, apoyado en el vizconde Müller. Su expresión era de dolor. Su rostro era una mueca constante y había perdido gran parte de su color. Parecía evidente que había sufrido una grave herida.

—Es, Adonis, el segundo príncipe del Reino de Herz.

—¿Un príncipe?

No había esperado ver a alguien de la realeza. No me extraña que el vizconde se esforzara tanto por sostener al hombre.

—Müller, ¿quién es este hombre?

—Un comerciante extranjero que ha estado haciendo negocios en mi territorio.

—¿Y qué hace un comerciante aquí? ¿Por qué está todo mojado? —preguntó el príncipe, observando el agua escurriendo de mis ropas.

—…pido disculpas, Su Real Alteza, pero yo mismo tengo dificultades para entenderlo.

—……

Tenía que decir que este era un lugar realmente sospechoso para aparecer. Soldados de una nación enemiga se concentraban en las afueras del bosque. No los culparía si sospecharan que soy un espía. Desde su punto de vista, acercarse a mí de esta manera era arriesgar sus vidas.

Sin embargo, frente a este dudoso hombre de mediana edad, el vizconde Müller continuó hablando.

—Una cosa es cierta: él no es nuestro enemigo.

—¿…está seguro?

—Sí.

Había hablado sin una pizca de vacilación.

No había esperado que confiara en mí incluso en lo más bajo. Me llenó de felicidad. No recordaba haber hablado tanto con él, pero la forma en que me miraba ahora no era diferente a la de nuestros encuentros anteriores.

Tal vez por eso pude continuar la conversación sin pensarlo mucho.

—Vizconde Müller, ¿me permitiría comprobar el estado de Su Alteza? En realidad, tengo algunos conocimientos de magia y tal vez pueda ayudarlo.

—¿Usted? ¿Puede usar magia, señor Sasaki?

—No mucho, pero sí.

—¡En ese caso, sí, por favor, hágalo!

Con la aprobación del vizconde Müller, probé mi hechizo de curación intermedio. El otro día había aprendido a lanzar la versión para principiantes sin conjuro, pero para esta necesitaba recitar un contigo. Acerqué las manos al príncipe y murmuré la larga retahíla de palabras.

Un círculo mágico apareció a los pies del objetivo. Cuando la luz surgió de él, la expresión del príncipe cambió por completo.

—Yo… el dolor me abandona…

El círculo mágico se mantuvo durante una docena de segundos más o menos. Basándome en mi experiencia practicando con ratones salvajes y demás, decidí una duración adecuada y bajé los brazos. Con eso, el círculo mágico que había aparecido en el suelo se desvaneció, y la luz disminuyó.

—¿Cómo se siente, señor?

—…qué habilidades tan maravillosas. Esas heridas eran graves, y en un abrir y cerrar de ojos han desaparecido.

—¿Le duele en alguna parte?

—No, parece que estoy completamente curado.

Creo que ahora podré seguir caminando.

El príncipe respondió con energía, revisándose.

Se levantó la camisa y debajo vi músculos delgados. No sólo sus rasgos eran atractivos, sino también su físico. Daba envidia. Por su físico, me di cuenta de que entrenaba a diario.

—Aun así, no esperaba que usaras la magia curativa a tal nivel…

—Es un honor, señor.

—¿Podrías por favor curar al Vizconde Müller también? Está herido.

—Con gusto —Siguiendo las instrucciones del príncipe, volví a usar el hechizo de curación, esta vez con el vizconde como objetivo. Los lugares que pude ver, como su cara y sus dedos, sanaron inmediatamente. Sin embargo, no quería dejar nada bajo la piel, como huesos rotos, así que lo mantuve durante una docena de segundos para darle tiempo suficiente, como había hecho con el príncipe.

Después de un momento, el vizconde me llamó.

—Eso debería ser suficiente.

—¿Seguro? De acuerdo.

De acuerdo con su autoevaluación, dejé de lanzar mi hechizo de curación.

Espoleado, sin duda, por este intercambio, el rostro del príncipe se había vuelto algo más apacible en comparación con el ceño fruncido que llevaba cuando nos encontramos por primera vez. Supuse que ahora probablemente podría mantener una conversación tranquila con ellos.

—Te llamabas Sasaki, ¿verdad? Nos has salvado. Te doy las gracias.

—No, el honor fue todo mío, Su Alteza.

—Y me abstendré de indagar demasiado en por qué nos encontramos en un bosque tan cercano al campo de batalla. Estoy seguro de que tienes tu propio trabajo. A cambio, ¿podría ayudarnos a escapar de este lugar?

Habiendo perdido a Pii-chan, yo también estaba en un aprieto. Ahora que sería difícil volver a reunirme con él, trabajar con el príncipe y el vizconde para escapar del peligro era una opción muy atractiva. Siempre podría haber restos de las fuerzas enemigas destruidas escondidos cerca.

—Entendido. Estaré encantado de acompañarles, señores.

Y así fue como formé un grupo con dos tipos muy guapos.