Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 2: Encuentro Con Los Psíquicos

Parte 9

Una vez que el jefe de sección me dio el alta, regresé en silencio a la oficina.

Pasé junto a las filas de escritorios de los empleados. Como habíamos tenido tantas bajas, parecía un velatorio. Como recién llegada, no sabía mucho, pero parecía que muchas de estas personas habían sido cercanas o se habían preocupado por los demás como compañeros de trabajo; aquí había habido muchas conexiones humanas.

Un momento después, la señorita Hoshizaki me detuvo. —Sasaki, ¿tienes un segundo?

—¿Hmm? Sí, ¿qué pasa?

—Yo… tenía algo que hablar contigo…

No tenía ningún trabajo real que hacer después de esto. Dado que no pude ir a casa el día anterior, pensé en volver ahora. De camino, tendría que pasar por el supermercado y acordarme de comprarle un regalo a Pii- chan.

Pero como no sabía cuándo volvería a la oficina, decidí que al menos debía escucharla. Por el momento, era mi compañera de trabajo, alguien con quien trabajaría tanto en la oficina como en misiones situacionales. No quería darle una mala impresión.

—¿Necesitas algo de mí?

—Sí, bueno, sólo quería darte las gracias, así que, y…

—empezó rascándose la mejilla.

Su actitud fue reservada por una vez; algo inesperado en alguien que normalmente era tan agresiva.

—No hace falta que me des las gracias. Los dos hicimos el trabajo que nos asignaron, ¿no? Y al final, no fui lo bastante fuerte y dejé que te hicieran daño. En ese sentido, debería disculparme contigo.

No quería involucrarme con ella por descuido; en lugar de eso, pondría distancia entre nosotros. Si empezábamos a llevarnos bien, temía verme arrastrado a algo aún más catastrófico. Para mí, la distancia ideal era aquella en la que ambos fuéramos un poco reservados.

—¿…sí? —preguntó ella.

—Creo que sí, sí.

—Pero aun así me salvaste.

—Por favor, no te preocupes por eso.

—Si no te importa, me gustaría recompensarte.

—……

Y ahora me está causando problemas otra vez. Nunca había experimentado a alguien del sexo opuesto siendo amistoso conmigo excepto en ese burdel, así que no pude evitar ser escéptico. Cuando pensé en lo que inevitablemente esperaría de mí a cambio, me dieron ganas de dar media vuelta y salir corriendo directamente a casa.

Tenía muchas ganas de volver lo antes posible y tener una conversación con Pii-chan que me tranquilizara el alma.

***

Lo que acabó ocurriendo fue que, tras un gran alboroto, fui con la señorita Hoshizaki a comer. Al fin y al cabo, me estaba invitando como agradecimiento por el día anterior.

Si hubiera tenido trabajo, podría haberle dicho que estaba ocupado. Sin embargo, ambos éramos psíquicos de oficina con las mismas órdenes de esperar en casa. Como ya les había contado que deje mi anterior trabajo, esa excusa probablemente tampoco funcionaría.

Al final, acabamos sentándonos, cara a cara, en un restaurante italiano cerca de la oficina.

—Gracias por acompañarme, Sasaki.

—De igual formame estaba dando hambre.

—Me alegra oírte decir eso.

Fue refrescante verla relativamente dócil en comparación con la primera vez que nos vimos. Me di cuenta de que en verdad quería agradecerme.

Aun así, estaba inquieta.

—Es un restaurante precioso. ¿Vienes aquí a menudo?

—La verdad es que no…

Poco después de sentarnos, el camarero se acercó a tomar nuestros pedidos. En consonancia con el elegante restaurante, era un joven apuesto. Llevaba el pelo negro muy corto, con el flequillo recogido y alejado de la frente. Sus rasgos eran cincelados y llevaba la barba afeitada en forma de ancla, lo que combinaba a la perfección con el elegante uniforme del restaurante.

—¿Han decidido lo que van ordenar?

—Tomaré el especial, por favor.

—Oh, tomaré eso también…

—Entendido.

La forma en que nos saludaba respetuosamente con la cabeza irradiaba refinamiento. Estaba totalmente celoso. No sólo era del tipo delgado y musculoso, sino que también tenía las piernas largas, y su uniforme crujiente sólo parecía añadir insulto a la injuria. Probablemente nunca había tenido problemas para salir con alguien. Además, sus modales eran suaves y actuaba muy simpático.

—Tenemos una selección de alcohol. ¿Le apetece algo?

—Oh, en ese caso…

«Bien podría pedir algo para acompañarlo con mi almuerzo. Siempre he soñado con hacer esto».

De ser un hombre mayor y atractivo con la intención de seducir a la señorita Hoshizaki, podría haber considerado la opción de no beber durante el día. Pero para un hombre corriente como yo, que había aprendido a evaluar la probabilidad, no había razón para contenerse—

«No, ¿porque que no simplemente me divierto como quisiera? ¡Al diablo con todos los demás por una vez!» Esta joven me invitaba a comer. Debería aprovechar la oportunidad de enriquecer mi vida.

Tomar una cerveza con el almuerzo ahora sería incluso mejor que de costumbre.

«Puedo sentirlo, ¡lo juro!».

—Ordenare esto.

—¿La cerveza artesanal recomendada hoy, entonces? Entendido.

Me preguntaba qué pediría la señorita Hoshizaki. Quería que tomara cuanto quisiera sin preocuparse por mi presencia, así que le dirigí una mirada alentadora. Sin embargo, su expresión se tornó preocupada.

—En realidad soy menor de edad, así que–

—Espera, ¿eres qué?

¡Estaba seguro de que tenía al menos unos veinte años! El camarero también se sorprendió.

—En ese caso, siéntase libre de elegir algo de nuestra carta de refrescos.

—…de acuerdo.

Después de hacer nuestros pedidos, el atractivo camarero volvió a la cocina. Eran poco más de las once de la mañana y el local estaba lleno de asientos vacíos. Nuestra comida no tardaría mucho en llegar.

Unos instantes después de ver al camarero volver a la cocina, este anciano le hizo una pregunta a la menor.

—Perdona que sea grosero, pero ¿cuántos años tienes?

—……

—Oh, pero no sientas que tienes que decírmelo… Aun así, respondió con más sinceridad de la que esperaba.

—…tengo dieciséis.

—¿Qué…?

¿Dieciséis? Eso significaba que era, ya sabes, ¿una niña de instituto? Preguntarle me había dado un segundo shock. Nunca imaginé que estaría en el instituto.

—No estás bromeando, ¿verdad?

—Uso maquillaje, y voy a la escuela como una persona normal.

—…ya veo.

Siempre había oído que el maquillaje podía transformar a una mujer, pero al parecer, podías usarlo para parecer mayor en lugar de simplemente más joven. Desde que nos conocimos, me había dado cuenta de lo espeso que era su maquillaje. El hecho de que siempre llevara traje reforzaba la ilusión. Nunca me había parado a pensar en su edad.

Pero seguía sin parecer una chica de instituto.

Parecía tener más de veinte años como mínimo.

—La gente no te tomará en serio si piensan que eres una niña. Por eso cambio mi apariencia así.

—¿Por eso también hablas como lo haces?

—……

Parecía que había dado en el clavo. Pensando en nuestros intercambios pasados, cuando consideré que era una chica de instituto llamándome señor, me sentí extrañamente bien. También me despertó una curiosidad impotente por saber cómo se comportaba en el instituto.

—Sin embargo, te llevas bien normalmente con tus amigos, ¿verdad?

—…claro que sí.

«Eso tiene sentido». Si hablaba y actuaba así en la escuela, probablemente le costaría hacer amigos. Además, ocultaba que tenía poderes psíquicos. Su vida debe ser complicada.

Me alegré de no haberme metido en todo esto hasta más tarde.

—¿Por qué se esfuerza tanto en este trabajo, señorita Hoshizaki? Si estás en el instituto, debe haber muchas otras cosas que quieras hacer, intereses que quieras perseguir. No hay necesidad de gastar todo tu tiempo en algo tan peligroso.

—Como dije antes, este trabajo paga muy bien.

—Ya veo.

Parecía que era un problema financiero para ella. Eso me hizo dudar en preguntarle algo más. Era posible que estuviera en una situación mucho más difícil de lo que yo había supuesto. Sinceramente, después de confirmar que era adolescente, llegué a preguntarme si era su energía juvenil la que le daba el valor para hacer un trabajo tan arriesgado.

Definitivamente tendría que mantener la distancia entre nosotros con mucho cuidado a partir de ahora.

—Disculpe la espera.

Mientras pensaba, el camarero vino con nuestra comida. Después de eso, pasamos el almuerzo en silencio, intercambiando charlas aquí y allá.

***

Ese día, tras terminar de comer, me despedí de la señorita Hoshizaki y fui a aprovisionarme.

Como no había podido volver a mi apartamento el día anterior, tuve que ser muy deliberado en mi aprovisionamiento, buscando cosas con el mayor valor posible. También tenía que acordarme de comprar un regalo para Pii-chancomo disculpa por haberlo dejado solo durante todo un día.

Dicho esto, era posible que me estuviera siguiendo un colega del jefe de sección, así que decidí renunciar a hacer cualquier compra que pudiera considerarse sospechosa. El recibo contaría una historia—la de un hombre de mediana edad con una repentina abundancia de tiempo libre y un nuevo interés por la naturaleza.

Probablemente tendría que buscar la forma de abastecerme de cosas como azúcar y chocolate, que necesitaba comprar al por mayor. Y lo cierto es que debería abstenerme de comprarlos en el supermercado del barrio, al menos; o en línea, ya que deja registros vinculados a mi cuenta personal.

Avancé por la carretera con una bolsa de plástico colgando del brazo. Momentos después, sonó mi teléfono. Miré la pantalla y vi el nombre de mi jefe.

—…hola, soy Sasaki.

Si hubiera podido elegir, habría preferido no contestar. Sin embargo, no podía permitirme ignorarlo.

—Soy Akutsu. ¿Tienes un par de minutos?

—Claro.

—Lo siento, pero me gustaría que vinieras también mañana a la oficina. Tenemos trabajo para ti.

—Entendido, señor.

No tenía nada más que hacer, así que probablemente podría arreglármelas. Además, me pagaban bien, así que no tenía ninguna aversión a presentarme. Comparado con mi empleo anterior, donde las horas extras no pagadas eran la norma, esto era el paraíso. Aun así, me preguntaba por qué me llamaba.

No podía tener sospechas sobre mis compras anteriores, ¿verdad? Un escalofrío me recorrió la espalda.

Sin embargo, las palabras que siguieron fueron totalmente inesperadas.

—Te van a ascender. Considera esto una notificación no oficial.

—…oh.

¿Un ascenso? Un ascenso. Eso me tomó completamente por sorpresa.

—Estoy seguro de que entiendes cuántos miembros de la oficina perdimos en el incidente. Necesitaremos llenar esos puestos vacíos. Estoes extremadamente inusual, perolos psíquicos son recursos humanos particularmente limitados. Hemos decidido dar priorizar lo antes posible.

Sus palabras tenían sentido. Según lo que me había contado la señorita Hoshizaki, de toda la población, sólo una de cada cien mil personas era psíquico. Era mucha menos gente de la que trabajaba como empleada del gobierno. Al menos cuando se trataba de los agentes, probablemente no había margen de maniobra.

Tuve la corazonada de que mi sueldo vería una ganancia inesperada en el futuro.

—Entiendo, señor.

—De momento, parece que tu próxima misión será buscar psíquicos.

—Supongo que era inevitable.

—Te daré más detalles mañana en la oficina. Muy bien, tengo que irme.

—Adiós, señor.

Por ahora, sólo podía rezar para que este reclutamiento psíquico resultara ser un trabajo seguro.