Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 2: Encuentro Con Los Psíquicos

Parte 6

Nada más terminar nuestra explicación de la misión, nos llevaron a toda prisa al lugar. Para llegar hasta allí, utilizamos coches asignados por el bureau— concretamente hablando, HiAces negros. Y nos dividimos en varios vehículos rumbo al lugar en cuestión.

Nos dijeron que nuestro destino era un edificio abandonado en las afueras de la ciudad. Originalmente era una bolera, pero había perdido popularidad y había sido víctima de la depresión de los noventas, por lo que había cesado su actividad.

Una vez llegamos, seguimos las instrucciones del jefe de sección y nos dividimos para llevar a cabo nuestras respectivas funciones. Los que recibieron la orden de hacer un enfrentamiento directo fueron al frente, mientras que el grupo al que pertenecía prestaría apoyo desde las sombras. Nos situamos según un mapa con la distribución del edificio que nos facilitó el jefe de sección.

Y en cuanto a con quién estaba yo—bueno, esto era un fastidio.

—Cuento contigo —dijo.

—…haré todo lo que pueda.

Estaría en primera línea, apoyando a la señorita Hoshizaki. Esto era demasiado, ¿no?

Mi tarea era ir con ella mientras cargaba hacia el frente, reponiendo sus reservas de agua en forma de carámbanos. Aunque me explicaron que no tendría que entrar en combate directo, todo dependía de sus acciones, que eran impredecibles. Y cada vez que ella avanzaba, yo tenía que seguirla.

Esto era una gran decepción. Por eso había practicado tanto la magia de barrera, precisamente para este tipo de situaciones. Sin embargo, aún no había aprendido ningún conjuro que me sirviera en una situación así.

Según Pii-chan, la única magia de barrera con uso práctico comenzaba en el nivel intermedio. Había magia con efectos similares disponible en el nivel principiante, pero en lo que a él respecta eran barreras demasiado débiles como para cubrir algún daño importante en un combate real. Si el oponente podía usar algo ligeramente superior al promedio para atacar, la atravesaría fácilmente. Además, había muchas maneras de lidiar con la magia de nivel principiante sin usar una barrera. Sólo se volvían realmente indispensables en el fuego cruzado de hechizos de nivel intermedio o superior. Las barreras de nivel principiante eran, como él decía, una pizca de agua en una sequía.

Al final, aunque había una versión para principiantes, me había decidido por aprender una magia curativa más eficaz, aunque en ese entonces no estaba seguro de cuál era la elección correcta—y sigo sin estarlo.

¡Lo que realmente quería era arreglármelas sin tener que usar alguna de las dos!

—¡Adelante, vamos!

A través de un auricular que me habían dado llegó la instrucción del jefe. Akutsu había tomado el mando de esta operación. Él, sin embargo, estaría lejos del campo de batalla previsto. Nos había dicho que usáramos nuestra propia discreción una vez que estuviéramos en el meollo de las cosas, lo que significaba que probablemente había previsto que estallaría una pelea. Como alguien que iba a ir allí, era otra fuente de ansiedad.

—¡Vamos!

—…bien.

Conmigo persiguiendo a la señorita Hoshizaki, corrimos por el aparcamiento hacia el edificio. Me sentía como un soldado aliado desembarcando en las playas de Normandía. De momento, sólo mis colegas eran visibles, pero como no sabíamos qué podía venir volando hacia nosotros, no podíamos bajar la guardia. Tendríamos que tener cuidado no sólo con los poderes sino con las balas de los francotiradores, así que saltamos de cobertura en cobertura.

Yo parecía un miembro de las fuerzas especiales de un escuadrón de policía o algo así. Nunca pensé que llegaría el día en que llevaría chaleco antibalas y casco de combate. Incluso tenía un escudo antibalas en la mano. La razón por la que sólo se los prestaban a quienes lo pedían tenía que ver con el funcionamiento de los poderes de cada individuo. Sin embargo, la mayoría se había protegido. La señorita Hoshizaki traía el mismo atuendo que yo. No obstante, no llevaba escudo. Dijo que le impediría usar sus poderes.

Según lo que había oído, en el pasado, un empleado que se había movilizado con una camisa de manga corta y vaqueros recibió un disparo en la cabeza y cayó muerto a manos de un francotirador. Esa anécdota disparo el alquiler del equipo.

—…aquí no hay nadie —murmuró Hoshizaki.

—Eso parece.

Tras irrumpir por la puerta trasera, entramos en la zona principal. Había latas y botellas vacías y bolsas de supermercado por todas partes; la basura era muy llamativa. Incluso las pistas de bolos estaban llenas de agujeros. Parecía que había pasado mucho tiempo desde que el callejón dejó de funcionar, y por dentro seguía siendo un desastre.

Pisadas en varios sitios marcaban un rastro— probablemente por aquí pasaron los sospechosos. Pero no se veía a nadie más que a los de la oficina.

¿Habíamos llegado demasiado pronto? No, eso no era posible.

Mientras observábamos el interior, que estaba en un silencio sepulcral, sentí una presencia peligrosa. Al parecer, la señorita Hoshizaki también lo sintió, porque inmediatamente me dio una instrucción; quería que diéramos media vuelta y regresáramos por donde habíamos venido.

Justo cuando asentí, sucedió.

—Me han capturado; lo sie–

La voz del jefe salió de mi auricular. Ni un segundo después, hubo una explosión en el otro extremo. La interferencia en la señal entonces se superpuso al sonido de la mecha de pólvora ardiendo.

—Ugh…

Al mismo tiempo, nuestro entorno también cambió. Todos aquellos restos de construcción, bolas de bolos y bolos sobrantes empezaron a flotar en el aire, uno tras otro. Había muchos de ellos, probablemente de centenar de objetos volando.

—No puede ser… —el rostro de la señorita Hoshizaki se tensó.

En realidad, también se tensaron las caras de todos con los que habíamos llegado. Como estudiantes sorprendidos robando en una tienda, sus expresiones se convirtieron en una mezcla de conmoción y terror. Por supuesto, como novato, me tenía muy preocupado.

Unos metros nos separaban de los hombres en la primera línea. Como era mi primera salida, nos habían dado instrucciones de perseguir a los objetivos desde las sombras, pero eso no significaba que mis piernas no estuvieran tratando de sacudirse libres de mis caderas.

Había comprobado nuestra información de antemano y no recordaba a ningún psíquico que pudiera hacer levitar las cosas. A primera vista, parecía psicoquinesis, telequinesis o algo parecido. Debía tratarse de un psíquico con un poder bastante versátil.

—¡Corre!

Lo siguiente que supe fue que la señorita Hoshizaki me había dado la orden de retirarme. Nunca imaginé que me ordenaría retirarme sin usar mi poder ni una sola vez. Parecía más del tipo que golpea primero y piensa después.

Los psíquicos de la oficina se dispersaron en todas direcciones. Un momento después, los objetos flotantes se movieron.

Acelerando de repente, volaron hacia el equipo de asalto que huía. Los que notaron el cambio se pusieron frenéticamente a la defensiva. Una persona intentó esquivarlos, pero no lo consiguió. Los objetos parecían estar teledirigidos, y aunque la víctima prevista había evitado el impacto, el armazón hizo una curva y golpeo de lleno. Otro levantó su escudo antibalas e intentó capear el ataque, pero los escombros le arrancaron el escudo de las manos.

Tenía sentido que sólo hicieran flotar los objetos pesados. La velocidad con la que revoloteaban por el aire era intensa: una persona recibió un impacto en la cabeza, y el contacto debió pulverizarle el cráneo. Ni siquiera los que intentaron frenar los escombros con habilidades pudieron evitar las lesiones.

Las personas de la oficina fueron cayendo, una tras otra. Sólo los que llevábamos escudos aguantamos la primera andanada.

Pero incluso así, era sólo cuestión de tiempo. Los objetos pesados volvían una y otra vez, estrellándose desde todos los ángulos. Unos pocos podían bloquearse, pero al final abrumó daba paso a una fisura que traía consigo una paliza brutal.

Era un poder simple, pero absolutamente aterrador.

Los únicos que pudieron evitar el ataque fueron los que habían estado cerca de la entrada. Eso significaba que el poder debía tener algún tipo de límite de alcance, y que el ataque iba dirijo a nosotros.

—¡Señorita Hoshizaki, aquí tiene un poco de agua!

—¡Gracias!

Mientras tanto, lancé carámbanos del tamaño de un humano a mi compañero de trabajo, que estaba corriendo de un lado a otro intentando escapar. Eran bastante más grandes otras veces. No sólo hice uno, sino diez, y luego otros diez.

Cuando llegaron a sus manos, los tocó con la punta de los dedos. Los carámbanos se transformaron en agua y la organizo para formar un cilindro de agua de casi un metro de grosor a su alrededor. Lucia como una coraza que se elevaba alrededor de la señorita Hoshizaki.

Mientras tanto, varios proyectiles pesados chocaron contra ella, pero fueron atrapados por el muro de agua y perdieron su impulso. Una vez que le di unas cuantas docenas más de carámbanos, completo su pared de arriba a abajo. Parecía como si la señorita Hoshizaki estuviera sola en medio de un gran acuario. Bien se podrían colocar varios peces en su interior.

—¡Buen trabajo, Sasaki!

—¡Gracias!

Lo que me preocupaba eran los objetos pesados que caían al suelo bloqueados por la barrera de la señorita Hoshizaki y que volvían. Sin embargo, ella parecía planear lidiar con ellos moviéndose rápidamente y dejándolos atrás. Corría a izquierda y derecha, protegida por su muro de agua. Por un momento, parecía que seríamos capaces de operar incluso dentro de la vorágine.

Sin embargo, esa suposición se desmoronó un momento después—

Porque súbitamente, el cuerpo de la señorita Hoshizaki empezó a flotar en el aire.

—¡Ack…!

Al parecer, el huracán no era exigente y también podía arrastras a las personas.

***

Había venido nervioso a enfrentarme a mi primera batalla, y ahora tenía la corazonada de que iba a ser un desastre de principio a fin. Por el poder de algún desconocido, toda la munición pesada cercana—restos de material de construcción y bolas de bolos—se desplazaba a toda velocidad por el aire. Era como si un huracán localizado hubiera tocado tierra justo aquí.

Todos los que cargaron hacia adelante habían sido aniquilados. Los drones del jefe de sección también corrieron la misma suerte.

Los únicos que seguíamos activos éramos la señorita Hoshizaki y yo.

Y al final, ella misma se había convertido en pasto del huracán, flotando por ahí como los restos de los edificios y las bolas de bolos. Tuvo que ser obra de un psíquico del grupo enemigo. El cuerpo de la señorita se elevó más alto, casi hasta el techo—

Y entonces, de repente, cayó de cabeza y se precipitó hacia abajo como la cabeza de un martillo.

Aun así, tenía su muro de agua, así que no sufrió mucho daño. El agua absorbió el impacto y la protegió de la colisión. El único efecto real que sufrió fue quedar empapada por el agua.

Cuando pensé en la situación de forma abstracta, el poder de esta mujer para controlar el agua era en sí mismo una forma de telequinesis. Naturalmente, llegué a la conclusión de que mientras yo estuviera allí para servirle de tanque, tendríamos alguna posibilidad de luchar contra quien controlaba el huracán.

Por desgracia, ni siquiera podíamos ver a nuestro oponente, y la señorita Hoshizaki estaba completamente a la defensiva.

—Sasaki… ¡corre, corre!

—Pero…

No había comunicación desde arriba, así que huir era probablemente lo mejor. No obstante, ¿entonces qué pasaría con la señorita Hoshizaki? Los otros miembros del grupo de apoyo que estuvieron conmigo ya se habían ido. Parecía que lograron escapar. ¡Y yo tenía muchas ganas de seguir su ejemplo!

Pero como su compañero, no podía hacerlo. Muchos de los colegascaídos estaban claramente muertos. Si perdía su suministro constante de agua, no duraría mucho.

Si más tarde me enteraba de que la señorita Hoshizaki había muerto, pondría una enorme tensión en mi estado mental.

—¡Vas a morir! ¡Solo vete ya!

—Como tu compañero, no puedo dejarte atrás.

—Ugh…

Recordé haber leído un libro sobre las reglas de las Fuerzas de Autodefensa. Huir ante el enemigo te valía al menos siete años de servidumbre penal o incluso el confinamiento. Dudaba que en la oficina ocurriera lo mismo, pero no sería extraño que existiera una norma similar.

…en realidad, como empleado del gobierno, si existía una retribución por trabajos dada la situación, tendría que haber una norma de ese tipo. Ahora que lo pienso, no lo había comprobado. Puede que no existiera una ley, pero no sabía cómo funcionaba en la oficina.

«Si decidía presentarme, primero tendría que pensarlo detenidamente y–»

— Vaya, esto resulto más emocionante de lo que pensaba.

Pero mi defecto era preocuparme demasiado por todo. Una nueva figura surgió de repente de la esquina del espacio.

Apareció en la zona principal con las pistas de bolos, en un camino que llevaba a los baños. Iba vestida con ropa tradicional y, a primera vista, parecía una niña de primaria. Su cabello negro le llegaba por debajo de la cintura y su piel era pálida como la nieve. ¿Era ella la causante de esta cadena de huracanes?

—¡¿Qué…?!

Un chillido escapó de los labios de la señorita Hoshizaki al ver a la chica; una respuesta inusual por parte de la belicosa mujer.

—Aun así, supongo que aquí termina todo.

La señorita Hoshizaki no perdió tiempo en crear carámbanos con su muro de agua y dispararlos. Cada uno tenía el tamaño aproximado de una botella de plástico con la punta afilada, y salieron disparados directamente hacia la recién llegada que teníamos delante.

En respuesta, la chica se lanzó a la carrera. Hábilmente, esquivó los carámbanos que salían disparados hacia ella, zigzagueando mientras se acercaba rápidamente a la señorita Hoshizaki. Su velocidad era increíble para una niña. Era como un pequeño animal salvaje.

Finalmente, al llegar a la pared de agua, la niña levantó la mano derecha en un amplio arco. La señorita Hoshizaki preventivamente convirtió el agua en hielo. Y sin prestarle atención, la niña bajo el puño, golpeando de lleno la gruesa lámina.

Con un gran golpe, el hielo crujió y se rompió. El rostro de la señorita Hoshizaki emergió de detrás, con los ojos desorbitados por la sorpresa. Estaba claro que no se lo esperaba.

La niña entonces pasó suavemente la punta de un dedo por la mejilla de la señorita Hoshizaki.

—No voy a matarte. Tu habilidad parece ser bastante útil.

Realmente no entendía lo que eso significaba. Sin embargo, cuando la chica la tocó, el agua y el hielo que flotaban alrededor de la señorita Hoshizaki cayeron al suelo, perdieron su forma y se convirtieron en un gran charco. Al mismo tiempo, la propia señorita Hoshizaki cayó inerte y dejó de moverse. Parecía que había perdido el conocimiento. Quedó suspendida en el aire como una marioneta con hilos al final del espectáculo.

—……

A juzgar por esta secuencia de eventos, un psíquico diferente debe haber causado el huracán.

En otras palabras, desde nuestro punto de vista, había otro psíquico enemigo al que enfrentarse. Y lo que había visto hasta ahora no revelaba nada sobre el poder de esta. ¿Tendría que ver con sus habilidades físicas sobrehumanas?

—…parece que una rata aún se esconde por aquí.

Y como si las cosas no pudieran ir peor, estaba bastante seguro de que se había dado cuenta de mi presencia.

—Umm…

Todo el asunto con los dos grupos reuniéndose estaba completamente fuera de tema. El jefe de sección probablemente había recibido información falsa. Habíamos caído en su trampa, y lo que se suponía que iba a ser una incursión unilateral siempre se trató de una emboscada.

«Incluso si simplemente corro, dudo que pueda escapar de esta enana velocista. Y en algún otro lugar de este edificio abandonado debe esconderse el psíquico detrás del huracán mortal. Será mejor que intente calmarme y comprender la situación en lugar de hacer algún movimiento descuidado».

Esos fueron mis pensamientos, los de un psíquico novato que había perdido su oportunidad de huir, y entonces di un paso fuera de detrás de mi cubierta.

—Lo siento, pero agradecería que dejáramos la violencia.

—Hmm, a ti nunca te he visto antes.

La niña me miró. Era realmente adorable, como una muñeca de porcelana tamaño real. La ropa japonesa pasada de moda le sentaba bien.

—Encantado de conocerte. Me llamo Sasaki.

—Supongo que también trabajas en el bureau.

¿Eres quién la suministraba de agua?

—Bueno, digamos que sí.

—Ya veo. Entonces tu poder solo debe tener utilidad cuando se combina con el de esta chica.

—……

«¡Siento que llego a una conclusión peligrosa para mí!»

Esto no iba bien. De alguna manera tenía que seguir siendo parte de esta conversación y sacarle información.

—Vaya par con el que dimos, asumiendo que ese espectáculo con los objetos voladores fue obra de una sola persona. Y supongo que tu función es la de acabar con los sobrevivientes. Para futuras referencias y para mi propio beneficio, ¿podría preguntar sus nombres…?

—¿…no sabes quiénes somos?

—¿ debería saberlo?

«Espera, ¿está es una persona famosa o algo así?»

—Ah, entonces eres nuevo. — Los labios de la chica se torcieron en una mueca. Supongo que acabo de pisar una mina terrestre.

—……

«¡Ayúdame, Pii-chan! ¡¡ESTOY EN SERIOS PROBLEMAS AQUÍ!!»