Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 1: Invitación A Otro Mundo

Parte 2

Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que el escenario había cambiado por completo.

Resumiendo, ahora me encontraba en lo que parecía un mundo de fantasía con espadas y magia. Las calles estaban bordeadas de edificios de piedra, el camino pavimentado con ladrillos, y las personas que pasaban se veían como los personajes de algún juego de rol.

Yo estaba de pie en un callejón que daba a una calle, observando todo esto desde un lado. Aquí y allá, alcanzaba a ver espadas, lanzas y armaduras, todas ellas de aspecto retro. ¡Hasta vi cómo pasaba un carruaje!

—Pii-chan, ¿qué esto?

—El mundo en el que vivía antes de reencarnar en esta forma.

—Oh.

—Es una ciudad de provincias en el Reino de Herz llamado Baytrium.

—Por cierto, no llevo zapatos.

—…efectivamente, no los llevas.

En realidad, todavía llevaba encima la sudadera y los pantalones deportivos que sólo cargaba en casa. Si iba a salir en público, al menos hubiera querido un pantalón apropiado y una camisa con cuello. Debido a mi edad, me resultaba incomodo andar en vaqueros. Sentía que no podía ni ejercer mis derechos humanos básicos si no llevaba al menos una chaqueta y unos pantalones largos. El mero hecho de ir a una tienda o a un supermercado con vaqueros y camiseta hacía que los dependientes te miraran de forma diferente. Tal vez fuera mi imaginación, pero para un tipo mayor, bruto y pobre, cosas como una tarjeta de presentación y un traje con corbata funcionaban como una forma vital de autodefensa—¡solamente las corbatas en regla protegerán a los tipos mayores de todo el mundo!

—Pues la verdad que esto parece ser otro mundo.

—¿Convencido?

—Está bien, me tienes.

—Me alegra oírlo.

Parece que no me había mentido. Un pájaro que habla debió haber sido suficiente para convencerme, pero la textura de los ladrillos bajo mis pies disipó hasta la última duda que guardaba en mi conciencia.

—¿Pero cómo se relaciona esto con ganar dinero?

—Podemos viajar libremente de este mundo al tuyo y viceversa.

—¿…y?

—Ten alma de comerciante. Las cosas que son baratas en tu mundo pueden venderse buen precio en éste, y los artículos baratos de este mundo pueden ser valiosos en el tuyo.

—Ya veo.

—Y eso debería ser suficiente para poner un chateaubriand en mi plato.

—…supongo.

Me había dado cuenta de lo que Pii-chan estaba insinuando—sin embargo, tenía la sensación de que me llevaría mucho tiempo construir un sistema hermético para ello. Al fin y al cabo, estaba sugiriendo de intercambiar artículos de otro mundo con yenes, lo que era sinónimo de hacer circular bienes robados.

Y a todo esto, sería muy difícil comprar suficiente carne a la chateaubriand como para comer todos los días. Hablamos de decenas de miles de yenes por comida, lo que supondría más de diez millones de yenes al año. ¡Esa clase de gastos no pueden ser tomados a la ligera!

—Pii-chan, eso podría ser bastante difícil.

—¿Por qué?

—Aunque consiguiéramos objetos de valor en este mundo y los trajéramos al mío, no tendríamos forma de intercambiarlos por dinero. Si alguien preguntara de dónde vienen, no podría explicarlo.

—¿…por qué no?

—Si fuera honesto y dijera que me los traje de otro mundo, sería una catástrofe.

—¿Y no podrías simplemente mentir?

—Pensé que dirías eso–pero no.

Si un esclavo asalariado de toda la vida llevara repetidamente cosas a una casa de empeños, el dueño de la tienda, sin duda alguna, se pondría en contacto con la policía. De hecho, las casas de empeño trabajan con las autoridades en secreto con bastante frecuencia. Yo, sentado en una sala de interrogatorios… bueno, me doblegarían como un palillo.

E incluso si pudiera hacer el intercambio, quedaría definitivamente expuesto en mi declaración de impuestos.

Japón, en particular, es muy estricto en la gestión de la circulación de la moneda. Las trabajadoras sexuales, por ejemplo, suelen ser penalizadas con impuestos adicionales por el gobierno simplemente porque son autónomas y empiezan a trabajar sin entender el sistema.

Incluso cuando el salario se paga en efectivo, es sorprendentemente fácil que te pillen. Los trabajadores de la Agencia Tributaria tienen formas de comprobar el flujo de nuestro dinero, y sólo se han vuelto más eficaces a medida que la economía digital se ha ido normalizando. Un número notable de personas no sabe que uno de los objetivos de una sociedad sin dinero en efectivo es que tengan un control perfecto de los gastos de cada persona.

Sabía que si cambiaba continuamente artículos de gran valor por dinero en el mercado público, empezarían a preguntarse de dónde procedían los artículos. Y si una oficina de impuestos me investigara a través de mis tratos con una casa de empeño, se acabaría así de fácil.

Aun así, eso no significaba que pudiera tomar la decisión de simplemente no pagar impuestos por los tratos públicos. Japón ha adoptado un sistema de pago de impuestos por autoliquidación y un sistema de tributación por estimación. Si se enteraran de que había estado evadiendo impuestos, la Agencia Tributaria me obligaría a pagar impuestos de penalización basados en sus cálculos, y para evitarlo tendría que presentar un caso legal convincente. Podría decir muchas cosas, pero no que había traído tesoros de otro mundo. Si les dijera eso, me interrogarían hasta que les dijera literalmente todo y me quitarían a Pii-chan… sin mencionar que todavía me vería obligado a pagar los impuestos.

No quería correr esa clase de riesgos. Eso significaba que necesitábamos alguna forma de evitarlos, como el blanqueo de dinero, del tipo que se ve mucho en las películas de yakuzas. Lo ideal sería poder cambiar la mercancía por yenes y pagar los impuestos, pero eso era sencillamente imposible. Toda la idea se basaba en productos de otro mundo que nunca cuadrarían en los libros. Para hacer realidad esos tratos, tendríamos que idear una solución mejor.

…le expliqué todo esto a Pii-chan.

—Los sistemas financieros de tu mundo suenan bastante problemáticos.

—Sí que lo son.

—Pero también son asombrosos. Muy fascinante, en mi opinión.

Sorprendentemente, fue bastante comprensivo. Qué pájaro tan inteligente. Incluso pensé, a mi pesar, que tal vez grabarnos hablando así y subir los videos a YouTube sería la forma más rápida de conseguir nuestro objetivo. Sin embargo, no me creo capaz: me daría demasiada pena.

—Y aunque consiguiéramos cosas que cualquiera pudiera conseguir y las vendiéramos en subastas o en mercadillos, igual no alcanzaría para comprar tu chateaubriand de inmediato. Puede llevar algún tiempo conseguir lo que sugieres.

—Hmm…

—De todas formas, ¿cómo te suenan unas costillas de cerdo para cenar?

—Supongo que hay pocas opciones. Debo renunciar a disfrutar en tu mundo.

—Lo siento. Y después de que te hayas tomado la molestia de sugerirlo.

—A cambio, disfrutaremos de este mundo. Eso te conviene, ¿no? Mi curiosidad por la comida y el entretenimiento de tu mundo es ilimitada, pero el camino es largo y no hay prisa. A veces, uno debe tener paciencia y actuar con inteligencia.

—¿Este mundo no tiene sistemas como el mío?

—Los impuestos existen, pero no son tan estrictos.

—Oh.

«Entonces no deberíamos tener problemas».

Y resulta que este peculiar entorno había despertado mi curiosidad. Todo se veía completamente nuevo para mí, y me apetecía hacer algo de turismo. Si podíamos ir y venir a nuestro antojo, parece que mis planes de vacaciones por el momento estaban listos.

—…parece tenemos un buen acuerdo aquí.

—Pienso lo mismo.

Estrechar las manos no era posible, pero el sentimiento estaba cuando regresamos a mi apartamento.

***

El día siguiente cayo en jornada laboral, lo que significaba que todos los buenos esclavos asalariados tenían que ir a la oficina a sus horas asignadas.

Sin embargo, el día sería un poco diferente para mí…

—Vaya, realmente podemos movernos de un lado a otro en un instante…

Pii-chan había recitado un hechizo, y un círculo mágico surgió a mis pies; un momento después, mi entorno había cambiado de la puerta principal de mi apartamento al callejón trasero ubicado justo al lado de donde trabajaba. En un abrir y cerrar de ojos, nos habíamos desplazado una docena de kilómetros. Evite sin esfuerzo tomar un tren abarrotado de gente. ¿Podría ser el oficinista más afortunado? Aunque por supuesto que me frustraba perder mi encuentro rutinario con aquel anciano del asiento… por otro lado, se sentía como pasar a las ligas mayores. Si, si lo pienso de ese modo, ¡es satisfactorio!

—¿No te lo había dicho?

—Bueno, claro, pero esperaba que fuera más impactante.

—Viajamos ayer.

—Pensé que se trataba de un montaje específico para ir a otros mundos.

—La idea fundamental no es diferente.

Mis murmullos iban dirigidos a Pii-chan, quien descansaba encaramado en mi hombro. Afortunadamente, los alrededores estaban libres de gente.

Dijo que podía usar la magia para traerme aquí al instante, así que pensé que podíamos probarlo—y ahora nos encontrábamos realmente aquí. Me estaba emocionando como no lo había estado en muchos años. Las posibilidades de este hechizo eran infinitas.

—¿Podría usarlo yo también?

—De momento sólo has recibido mi maná, lo que significa que cuentas con el poder necesario para recitar el hechizo, pero eso solamente no es suficiente. No obstante, si te sometes a los entrenamientos diarios que comente, eventualmente serás capaz de usar magia del mismo modo que lo hago yo. Pero seré honesto contigo; dependiendo de algunos factores, puede tomar tiempo.

—Oh, ¿es posible que puedas ahondar un poco más en eso ultimo…?

—Cuando vuelvas del trabajo podemos hablar largo y tendido al respecto.

—¿De verdad? Muchas gracias, Pii-chan.

—Te espero en casa. 

De repente tenía muchas ganas de que llegara mi hora de salida del trabajo. Tendría que completar mi jornada lo antes posible.

—Irás al baño en la jaula como se supone que debes hacer, ¿verdad?

—Sí, comprendo —y con aquello, Pii-chan desapareció tras verse envuelto por un círculo mágico.

Qué pájaro tan inteligente que era, aprendiendo dónde usar el baño desde el primer día; ¡para los tres mil yenes que costo!

Sin embargo, me preguntaba por qué fue un poco más barato que los otros pájaros…