Senka Maihime (NL)

Volumen 2

Capitulo 3: Viaje Privado

Parte 6

Dijo de manera burlona, pero el alcance de su hechizo se amplió en el momento en que esas palabras salieron de su boca. Era un puro caos. Al vislumbró una desafortunada abominación, golpeada directamente en la mandíbula por una roca. Otros muchos fueron arrastrados por el suelo. Su número disminuyó por segundo.

“¡Increíble! ¿¡Es este el poder de la Diva de Subdera!?”

“¡No es el momento de asombrarse! Cubre a Feena, yo me encargaré de la… nave…”

Cuando la nube de polvo se asentó, Al se dio cuenta de que la nave ya se había alejado unos cientos de metros de los muelles.

“No lo conseguimos…”

Feena dijo, sorprendida.

“Maldita sea…”

Toshisaka susurró mientras se arrodillaba. Pero Al no se había rendido.

“¡No, no aceptaré esto! ¡Debe haber una manera! ¡Por favor, tengo que llegar a algo! ”

Al apretó el puño hasta que sus nudillos se rompieron. Su persistencia era una espada de doble filo. Algunos pensaban que era genial, pero otros pensaban que simplemente era un mal perdedor.

“¡Ya lo tengo!”

Al se volvió entusiasmadamente hacia Feena. Su repentino cambio de humor hizo que pareciera que una roca le había golpeado en la cabeza.

“¡Feena! ¿Puedes hacer una pared de hielo… no, un puente de hielo como la última vez? ¡Uno que se conecte con la nave!”

“¿Eh? ¿Un puente de hielo, dices?”

“¡Lo tengo!”

El aturdido Toshisaka fue completamente ignorado mientras Feena preparaba su varita.

“¡Pared de hielo!”

Ella cantó el hechizo. De repente, un largo camino de hielo comenzó a extenderse por la superficie del agua.

*¡Bam!*

Un golpe directo al barco. El puente de hielo que conectaba la tierra con el barco estaba finalmente completo, deteniendo la nave en su camino.

“¡Gracias, Feena! ¡Por favor, cúbreme!”

Al gritó cuando empezó a correr hacia la nave.

“¡Está solo! ¡Dispara los arcos!”

“¡Destruye el hielo! ¡Rápido!”

Los marineros, completamente aturdidos, finalmente comenzaron su contraataque. Los arqueros se prepararon para atacar y los remos comenzaron a destruir el hielo debajo del barco. Mientras tanto, Al corría hacia el barco a toda velocidad.

“¡Adelante, viento!”

Feena apoyaba a Al mientras Toshisaka protegía a Feena. Una fuerte ráfaga de viento sopló, dispersando las flechas dirigidas a Al, aunque también sintió el efecto del hechizo y apenas pudo evitar que se deslizara en el agua. Recuperando el equilibrio, continuó corriendo hacia el barco, pero…

*¡bam! ¡Crackle, crackle!*

Repentinos sonidos de explosiones interrumpieron el flujo de la batalla. El hielo que atrapaba el barco había sido destruido.

“¡Maldición, tenían pólvora! ¡Estaba tan cerca!”

Mientras intentaba recuperar el equilibrio, sacudido por la explosión, miró fijamente al barco que navegaba cada vez más lejos.

“Tal vez debería pedirle a Feena otro puente. Aunque lo más probable es que corra la misma suerte”.

A partir de las ideas, falsas esperanzas como el brote de alas cruzaron su mente, hasta que…

“¡Feena! ¡Golpéame con una bola de fuego!”

Al se volvió hacia Feena y gritó.

“¿Qué?”

Feena lo miró con ojos más fríos que una tranquila noche de invierno. Aparentemente, no estaba muy emocionada de tener un novio masoquista.

“¡No, así no! ¡Quiero que me propulses hasta el barco!”

Habiendo escuchado su apresurada explicación, Feena decidió seguir el plan.

“¡Bola de fuego!”

*¡pew!*

Un momento después, la bola de fuego golpeó el hielo justo debajo de los pies de Al y fue enviado volando por el aire.

“¡Hyaaaaaah!”

Voló hacia la nave en una hermosa parábola. Dado que era una Diva, su impecable puntería era de esperar.

“¡Gahhh!”

Un dolor agudo recorrió el cuerpo de Al, pero no tuvo tiempo de lamentarse. Rápidamente se levantó, listo para entrar en acción. Los soldados fueron sorprendidos con la guardia baja, como lo demuestra su reacción retardada al hombre que literalmente cayó del cielo.

“¡Raaaah!”

Al comenzó su ataque a los soldados aturdidos. Los cuerpos flácidos se desplomaron sobre la cubierta uno por uno después de recibir golpes del mango o de tocar accidentalmente la hoja del arma.

“Es como la guadaña de la muerte misma, atrapando las almas de cualquiera que entre en contacto con ella.”

Un conflicto sobre quién era el villano realmente, la boca de Al se enroscó en una sonrisa cínica.

“¡Bola de fuego! ¡Rayo de luz!”

Mientras enfocaban su atención en Al, Feena había logrado recrear el puente y se acercaba a toda velocidad.

“¡Aaaaah!”

Toshisaka también había alcanzado al grupo. Estaba empujando a los soldados fuera de la cubierta, uno tras otro.

“¡Ríndanse, perros del Imperio! ¡No tienen ninguna posibilidad!”

A juzgar por su abrumador poder, Al estaba seguro de su victoria.

“¡El Imperio no conoce la derrota!”

Sin embargo, el Imperio no compartía su perspectiva. Al se dio la vuelta, listo para terminar la agotadora prueba de una vez por todas, pero…

Llegó demasiado tarde.

“¡Comandante Gwain! ¿¡Qué estás…!?”

El soldado imperial llamado Gwin se acercó a una pila de barriles con una antorcha en la mano.

“Eso debe ser pólvora.”

Toshisaka susurró.

“¡La volaré!”

Al levantó la mano para detener a Feena antes de que hiciera algo precipitado.

“¡Destruirías a todos los prisioneros y a la mitad del barco!”

No podían permitirse el lujo de arriesgarse y actuar imprudentemente mientras el enemigo tenía tanta fuerza destructiva en sus manos.

“Su Majestad, ¿le distraemos un momento?”

Toshisaka metió su mano en sus bolsillos. Probablemente tenía algo en mente.

“Está bien, pero estamos haciendo las cosas a mi manera.”

Al echó un rápido vistazo a Toshisaka, quien señaló su acuerdo con un ligero asentimiento.

Veamos si vale la pena reclutarlo.

Al dio un paso atrás de Toshisaka, llamando instantáneamente la atención de todos.

“¡Eh, tú! ¿Qué crees que estás haciendo?”

Dio otro paso atrás.

“¿¡Traicionarías a tus camaradas sólo para proteger tu honor!?”

“¡Cállate! ¿¡Crees que lo sabes todo!? Si fallo en esta simple misión, no sólo seré despojado de mi clase, ¡sino que caeré directamente en la esclavitud! Quién sabe qué pasará después de eso; ¡podrían convertirme en una cruda abominación con ese todopoderoso cristal suyo! ¡Prefiero que este barco y todo lo que hay en él duerma con los peces!”

Al planeó preguntar sobre las abominaciones con gran detalle, pero primero…

“Hay otra manera. ¡Desertar del Imperio!”

“Desertar… ¿del Imperio?”

Cualquiera podía decir por la mirada en los ojos del comandante que estaba realmente perdido. Aprovechando la oportunidad, Al dio un paso adelante.

“Exactamente. ¡Puedes establecerte en Althos en su lugar! Podemos ser pobres, pero no hay pena capital para una misión fallida. ¡Como rey, yo mismo puedo garantizarlo!”

Los ojos del comandante brillaron cuando Al estiró los brazos. Finalmente, Al pudo relajarse. Pero ese momento de felicidad se desvaneció en un instante.

“¡Pfwahahaha! ¿Crees que el Imperio no aplastaría tu insignificante excusa de país? ¡Prefiero morir aquí que enfrentarme al destino de un traidor!”

Desafortunadamente, el brillo anterior no era de esperanza, sino de locura.

“¡Hyahh! ¡Muere!”

El comandante loco dejó caer su antorcha en los barriles.

“¡Agáchate!”

Justo cuando Al apretaba los dientes, tratando de cubrir a Feena de la explosión…

“Hey, señor. Nos gustaría mucho oír más sobre ese cristal antes de que se incendie.”

Tan rápido como el viento, Toshisaka se acercó sigilosamente al comandante enemigo y cogió la antorcha antes de que pudiera aterrizar en los barriles.

“¡Tú, bastardo!”

La hoja de Toshisaka presionó suavemente contra la retorcida garganta del comandante. Toshisaka había evaluado la situación perfectamente y había ideado el plan más adecuado.

“No me importa lo que cueste; lo quiero en mi país.”

Toshisaka sonrió al felizmente sonriente Al, pero…

“Arghhhh! ¡Mátame! ¡Moriré de todos modos, así que toma mi vida aquí y ahora!”

El comandante estaba luchando violentamente en un intento de abrirse la garganta con la espada de Toshisaka.

“¡No lo mates!”

Escuchando eso, Toshisaka bajó su katana.

“Hyahh!”

En el momento en que Gwain se liberó, agarró el brazo de Toshisaka que sostenía la antorcha.

“¡Mueran, bastardos!”

Empujó la antorcha hacia los barriles.

“¡Su Majestad! ¡Lady Lesfina! ¡Agáchese!”

Al inmediatamente saltó para proteger a Feena.

*¡Bam!*

Fue una explosión extrañamente silenciosa para la pólvora. Una vez que la onda expansiva pasó, Al miró hacia arriba…

“¿T-Toshisaka?”

Toshisaka estaba ahí tirado, con la ropa hecha jirones. Los soldados de alrededor habían sido arrasados, pero por alguna razón, él permaneció cerca del centro de la explosión, aunque no hubo tiempo de investigar cómo había sucedido. Se puso de pie a pesar de sus heridas, pero sus piernas no pudieron sostenerlo por mucho tiempo.

“¡Toshisaka!”

Al corrió hacia Toshisaka y lo sostuvo en sus brazos, pero sus heridas eran extremadamente severas.

“¡Toshisaka! ¡Sujétate bien!”

“¡Gbwahh!”

En lugar de una respuesta, sólo una gran cantidad de sangre salió de su boca. También sangraba profusamente por el estómago, a pesar de sus esfuerzos por aplicar presión a su herida.

“Hey, ¿hay un doctor aquí? Ayuda… ¡Ayuda a Toshisaka!”

Al maldijo su decisión de dejar atrás a Cecilia.

“La magia está… prohibida para… nosotros…”

Toshisaka giró la cabeza hacia Al. Su respuesta más o menos irrelevante fue probablemente debido a su conciencia que se desvanecía.

“Podemos… usar la magia sólo una vez… en nuestras vidas para salvar al Inquisidor… Su invitación a Althos… significó el mundo para mí… Yo con gusto acep ────¡Gahhh!”

“Lo sé, sólo… ¡no hables ahora! ”

Al lo abrazó aún más fuerte.

“Ahh, Su Majestad… Mis más sinceras disculpas, pero… este es el final… para mí… Por favor… dígale al Inquisidor Kanon…”

Mientras sus brazos caían a su lado, la sangre comenzó a brotar de la herida abierta en su abdomen.

Al intentó desesperadamente aplicar presión para detener la hemorragia, pero…

“Mierda, ¿por qué no se detiene? ¡Hey, Rey Demonio! ¡Deja de protegerme y ayuda a alguien más de vez en cuando, bastardo!”

Mientras Al maldecía al Rey Demonio, Toshisaka sacó la daga equipada a su cinturón.

“Esto es… una reliquia que recibí del… padre del Inquisidor… Por favor, devuélvela… ”

“¡No me fastidies! ¿¡Quién se alegraría de recibir un recuerdo de un camarada muerto!? ¡Ve y lánzalo tú mismo! Así que, por favor… Por favor, abre los ojos,

¡Toshisaka!”

“Dale al… Inquisidor… mis saludos… Son…”

“¡Toshisaka!”

La daga cayó de su mano inerte.

“Lo siento… Debería haber…”

Las órdenes de Al fueron las que causaron esta situación.

“Al…”

Feena cogió la daga y se la dio al afligido Al.

“Al. Toshisaka dio su vida para proteger a su actual amo. Lo menos que puedes hacer es… cumplir su voluntad.”

Dijo eso mientras grandes lágrimas corrían por sus mejillas.

¿¡Cómo puede alguien llamarla una muñeca sin emociones!?

Mirándola, Al cerró los ojos y…

“Toshisaka, lamento que hayas tenido que servir a un líder tan pésimo. No te preocupes, cumpliré tu deseo. Lo prometo.”

Al dejó suavemente el cuerpo sin vida de Toshisaka y cogió la daga de Feena.

“Se la daré a tu verdadero maestro.”

Al prometió una última vez antes de ponerse de pie.

“Volveremos a Althos una vez que liberemos a los ciudadanos cautivos y enterremos a Toshisaka. Pondré fin a esta guerra sin sentido. ¿Te quedarás a mi lado por un poco más de tiempo?”

Miró directamente a los ojos de Feena.

“Sí. Eres el amo de Toshisaka y mi esposo, ¡así que es mi deber llevar a cabo cada una de tus peticiones!”

Al agradeció a Feena y miró al cielo.

Si no lo hubiera hecho, un río imparable de lágrimas se habría escapado de sus ojos…

***

El ejército de Eshantel estaba apostado a pocos kilómetros de la frontera de Althos, junto a los soldados del Imperio.

“¿¡Cuánto tiempo vamos a estar aquí parados sin hacer nada, Inquisidor!? Estamos aquí para ayudar en el asalto a Althos, ¡no para estar todo el día en el campamento!”

El capitán de las fuerzas del Imperio, Bouda, irrumpió en la tienda como cuartel general provisional.

“Tenemos nuestra propia manera de manejar las cosas. Agradezco profundamente su ayuda, pero eso no le convierte en nuestro jefe. Haremos lo que creamos conveniente”.

El Kanon vestido de armadura no dijo una palabra. En su lugar, su fiel ayudante, Kanemitsu, respondió a la pregunta de Bouda. Bouda puede haber sido el comandante del ejército imperial, pero él mismo era un noble sin experiencia en la guerra. Nunca pudo estar a la altura de un veterano empedernido como Kanon.

“¡M-Mañana! ¡Mañana es tu última oportunidad! Si no lanzas el asalto nos retiraremos de esta lucha, ¿¡entendido!?”

“…”

Después de lanzar una última mirada furiosa a Kanon, Bouda se dirigió rápidamente a la salida.

“¡Tch, esta maldita Diva de imitación!”

Dijo como si nadie le oyera y se retiró de la tienda, dejando a Kanon solo con sus guardias. Sin embargo, esta vez, Toshisaka no estaba entre sus filas.

“Inquisidor, si me permite… Soy consciente de su promesa con la Diva de Subdera, pero le aconsejo que se mueva pronto.”

Como si su postura de mando fuera simplemente una farsa, Kanemitsu trató de persuadir a su señor para que se replanteara sus maneras con una voz suave y dulce.

“…”

Kanemitsu recibía miradas de los otros guardias. Mientras tanto, tras unos momentos de reflexión, Kanon se puso de pie, lo que significaba el golpeteo de su armadura.

“Llevaremos a cabo nuestro asalto mañana. Esta lucha marcará el fin de Alnoa, el Rey Demonio. ¡Todos, asegúrense de estar preparados para enfrentar el mal supremo!”

“¡Si!” “¡Si!”

Después de escuchar las respuestas de sus guardias, Kanon dejó la tienda.

“Lo siento, Feena…”

Miró al cielo dorado que se extendía por todas las tierras y se disculpó con su querida amiga.