Lord of Mysteries (NW)

Volumen 2

Capítulo 282: El Distrito Este

Dentro del edificio de la escuela de medicina que pronto sería abandonado, Audrey de repente se sintió a la deriva mientras tomaba un desvío para abandonar la reunión que acababa de terminar. Vio la familiar y espesa niebla gris y la figura borrosa situada en el centro, imponente.

“Esta es una pista”.

Acompañando la voz solemne del Sr. Loco aparecieron escenas como de una película.

Un hombre que no era particularmente musculoso pero medía casi dos metros de altura vestía una túnica de sacerdote negra y estaba de pie en las sombras. Su cabello amarillo claro estaba ligeramente rizado y sus ojos castaños oscuros eran fríos y maliciosos. Las comisuras de su boca caían ligeramente, haciéndolo parecer un lobo feroz.

¿Una pista? ¿Una pista sobre el atentado en la calle Dharavi del Distrito Este y la muerte ahogado de Gavin? ¿Es este el asesino? Audrey se quedó mirando fijamente por un momento antes de llegar a un entendimiento.

El Sr. Loco me dió una pista… Es realmente impresionante.  No, es omnisciente. Después de suspirar para sí misma, se volvió para mirar a Fors.

Tan pronto como Fors se quitó la máscara y el gorro quirúrgico y subió al carruaje, notó la mirada extraña de Audrey. Ella inmediatamente preguntó desconcertada: “¿Hay algo en mi cara?”

“No.” Audrey miró hacia otro lado y se sentó antes de quitarse el disfraz.

Fors recordó la reunión y preguntó con curiosidad: “Señorita Audrey, ¿por qué no anunció que iba a comprar la fórmula de Espectador? Podría haber establecido contacto con los Alquimistas de la Psicología de esa manera”.

Recordó que la generosa señorita Audrey había permanecido en silencio la mayor parte del tiempo y solo vendía algunos materiales infundidos de espiritualidad y respondía comprando otras variedades en consecuencia.

Audrey sonrió levemente y dijo: “Esta es mi primera reunión en este círculo. Creo que es más importante observar y esperar.”

“Estoy esperando con ansias la fórmula de la poción y más aún, los objetos místicos, pero me dije a mí misma que no hay prisa. Sería una mejor estrategia familiarizarme antes de actuar”.

Este es también un “hábito profesional” del camino del Espectador. Además, no había ingredientes de Beyonder como el fluido espinal de una Pantera Negra con manchas oscuras o los cristales de médula de hadas de primavera que el Sr. Mundo desea obtener…  añadió Audrey en silencio.

Al mirar a la chica que aún no tenía dieciocho años, Fors sintió que era más madura que nunca.

De repente se rió de sí misma y dijo: “Si hubiera sido como tú en aquel entonces, no habría desperdiciado una oportunidad tan preciosa”.

Audrey respondió con una sonrisa reservada y dijo: “Le preguntaré a algunos contactos mañana por la mañana sobre si tienen alguna pista del atentado de la calle Dharavi. Espera la información en el mismo lugar que Xio”.

“Está bien.” Fors asintió sin ninguna duda.

***

En lugar de regresar a la calle Minsk, Klein durmió en la habitación que alquilaba en la calle Black Palm del distrito este.

Temía que el presunto asesino vestido con la túnica negra tuviera cómplices que pudieran estar buscándolo en las calles.

Aunque la probabilidad de encontrarlo no era alta y se había disfrazado de antemano para que fuera poco probable que lo reconocieran, su adivinación indicó que existía una posibilidad. Para ser cauteloso, Klein se las arregló y decidió pasar la noche en El Distrito Este.

Al amanecer, se puso otro uniforme de trabajador azul oscuro, se puso una gorra marrón claro y salió de la habitación. Bajó las escaleras y salió a la calle.

En ese momento, la niebla blanca con un tinte amarillento envolvía los alrededores. Había figuras borrosas de personas que pasaban y el aire frío de la mañana empapaba sus ropas.

Klein bajó la cabeza y se apresuró, al igual que las personas a su alrededor que se habían levantado temprano para ir a trabajar.

Mientras caminaba, vio a un hombre de unos cuarenta o cincuenta años delante de él. Llevaba una chaqueta gruesa y tenía el pelo gris alrededor de las sienes. Estaba caminando en el lugar y buscando un cigarrillo mientras temblaba. Finalmente, sacó una caja de cerillas vacías del bolsillo interior de su ropa.

Justo cuando abrió la caja de cerillas, su mano derecha tembló y el cigarrillo arrugado cayó al suelo y rodó frente a Klein.

Klein se detuvo, lo recogió y se lo entregó.

“¡Gracias Gracias! No puedo vivir sin este viejo amigo. Ya quedan pocos”, el hombre le agradeció sinceramente y aceptó el cigarrillo.

Su rostro estaba pálido y parecía no haberse afeitado desde hacía bastante tiempo. El agotamiento se expresaba claramente en los ojos del hombre: “No he dormido en una noche, no sé cuánto tiempo podré aguantar. Espero que el Señor me bendiga para poder ingresar hoy al asilo”.

Es un vagabundo al que han expulsado. Klein preguntó casualmente: “¿Por qué el rey y los ministros no les permiten a todos dormir en el parque?”

“¿Quién sabe? Pero al dormir con este clima afuera, es muy probable que nunca más te despiertes. Aún es mejor durante el día, ya que se puede encontrar un lugar más cálido. *Suspiro*, pero esto hará que nos falte tiempo o fuerzas para buscar trabajo”. El hombre encendió un cigarrillo y lo succionó con deleite.

Como si hubiera recuperado algo de su fuerza, caminó junto a Klein. No estaba claro si su destino estaba al final de la niebla o en algún lugar profundo de la niebla.

Klein no tenía intención de intercambiar bromas y estaba a punto de alejarse de él cuando vio al hombre, que había hablado claramente, agacharse y recoger un objeto oscuro del suelo.

Parecía el corazón de una manzana que habían mordisqueado hasta dejar limpia.

El hombre tragó saliva antes de meterse en la boca el corazón de la fruta cubierta de mugre. La masticó por un rato antes de tragarla con gran familiaridad. No quedó nada.

Al mirar los ojos sorprendidos de Klein, se limpió la boca, se encogió de hombros y sonrió con amargura.

“No he comido en casi tres días”.

Esta frase golpeó el corazón de Klein, provocando que se sintiera indescriptiblemente conmovido.

Suspiró en silencio y dijo con una sonrisa: “Lo siento, no me presenté. Soy reportero y actualmente escribo sobre personas sin hogar. ¿Puedo entrevistarlo? Vayamos al café de enfrente”.

El hombre quedó paralizado por un momento antes de sonreír y decir: “No hay problema, hace mucho más calor adentro que en las calles.”

“Si puede quedarse un poco más después de la entrevista y dejarme dormir adentro media hora… ¡No, quince minutos! Eso me ayudaría mucho, por favor”.

Klein quedó momentáneamente sin palabras. En silencio condujo a su “entrevistado” a un pequeño café al final de la calle.

Las mesas y sillas de la cafetería estaban bastante grasosas. Debido a la hora del día, había bastantes clientes. De hecho, la temperatura promedio era mucho más alta que la de la calle.

El hombre tragó, disimulando su hambre que despertó aún más por la fragancia del café y el pan.

Klein le indicó que se sentara y fue a pedir dos tazas grandes de té, un plato de cordero guisado, dos hogazas de pan, dos tostadas, una ración de mantequilla de baja calidad y una ración de natilla. por un total de 17 peniques y medio.

“Tenga, algo de comida. Tendremos la entrevista después de que haya recuperado algo de fuerzas”. Una vez que la comida estuvo lista, Klein la llevó de regreso a su mesa.

“¿Esto es para mi?” preguntó el hombre con anticipación y sorpresa.

“A excepción de una tostada y una taza de té, el resto es suyo”. Klein sonrió en respuesta.

El hombre se secó los ojos aguados y dijo con voz ligeramente ahogada: “… Realmente es una persona de buen corazón”.

“Ya que ha pasado hambre durante un tiempo, asegúrese de no comer demasiado rápido, podría hacerle daño” advirtió Klein.

“Lo sé, tuve un viejo amigo que murió así”. El hombre de mediana edad se esforzó por comer a un ritmo lento, levantando ocasionalmente su taza de té y bebiéndola en pequeños tragos.

Klein comió la tostada lentamente y observó en silencio, esperando a que el hombre terminara su comida.

“Jaja, no había comido hasta estar tan lleno desde hace tres meses, no, desde hace medio año. En el asilo, la comida que dan es suficiente”. Después de un rato, el hombre dejó la cuchara, con los platos vacíos frente a él.

Continuando su acto de periodista, Klein preguntó casualmente: “¿Cómo se convirtió en un vagabundo?”.

“Tuve mala suerte, originalmente era un trabajador que llevaba una vida bastante buena. Tenía esposa, dos lindos hijos, un niño y una niña, pero hace unos años una enfermedad infecciosa se los llevó y también me obligó a permanecer en el hospital por un largo período de tiempo, me quedé sin trabajo, sin dinero y sin familia en el proceso. Desde ahí todo fue cuesta arriba, no pude encontrar trabajo y no tenía dinero para alquilar una casa o comprar comida. Lo único que podía hacer era pasear por las calles y por ciertos parques para dormir. Me fuí debilitando por el hambre, lo que a su vez hace aún más difícil encontrar trabajo… Es un circulo vicioso.” el hombre habló con un toque de nostalgia e impotencia en su voz.

Tomó un sorbo de té, suspiró y volvió a hablar.

“Sólo puedo esperar la oportunidad de entrar en el asilo, pero como sabe, cada asilo sólo acepta un número limitado de personas. Con suerte, y si hago la cola a tiempo, puedo pasar unos días en paz, recuperar un poco las fuerzas y luego buscar un trabajo temporal. Sí, siempre es temporal. Pronto el trabajo se acaba y se repite el proceso anterior. No tengo idea de cuánto más puedo aguantar así. Debería haber trabajado más duro…”

Klein pensó por un momento y preguntó: “¿Cuántos cigarrillos le quedan?”

“No me quedan muchos”. El hombre de mediana edad sonrió con amargura. “Son el último de mis bienes, lo único que me queda después de que me quedé sin trabajo la última vez. Je, no se pueden llevar a los asilos, pero los esconderé en secreto en las costuras de mi ropa. Sólo saco uno para fumar cuando la estoy pasando realmente mal para que me de algo de esperanzas. No sé cuánto tiempo podré aguantar, pero dejeme decirle que, antes de perderlo todo, era un buen trabajador”.

Klein no era un periodista profesional y por un momento no supo qué preguntar.

Giró la cabeza para mirar por la ventana y vio rostros con evidente hambre caminando y observando con anhelo la cafetería.

Algunos de ellos estaban relativamente bien y pertenecían a los residentes del Distrito Este. Algunos de ellos tenían miradas de entumecimiento y cansancio, casi inhumanos. Eran vagabundos.

No existe una brecha obvia entre los dos, el primero puede convertirse fácilmente en el segundo, como en el caso del caballero frente a mí…  Cuando Klein volvió la vista, descubrió que el hombre se había quedado dormido; su cuerpo acurrucado en la silla.

Después de unos minutos de silencio, Klein fue a darle palmaditas para despertar al hombre y le dio un puñado de peniques.

“Señor, gracias. Este es el pago por la entrevista”.

“No fue nada, no fue nada, ¡gracias, gracias!” El hombre estaba un poco confundido por apenas despertarse para cuando Klein llegó a la puerta, recobró los sentidos, levantó la voz y dijo: “Iré a un motel económico y me daré un baño, voy a dormir bien y luego definitivamente conseguiré un trabajo. ”

***

Al mediodía, Klein asistió a una fiesta en casa de los Sammers. Había diez invitados.

Había Bistec, pollo asado, pescado frito, salchichas, crema, postres variados, jugo de manzana, dos botellas de champán y una botella de vino tinto.

Al regresar del baño, se encontró con la señora Stelyn Sammer. Él le agradeció sinceramente: “Fue un almuerzo suntuoso. Realmente encantador. Gracias por su hospitalidad.”

“Me costó un total de 4 libras y 8 soli. Lo más caro fueron las botellas de vino, pero todas formaban parte de la colección de Luke. Tiene un mueble bar para bebidas alcohólicas.” La bella señora Stelyn sonrió en respuesta.

Sin esperar a que Klein hablara, dijo: “Señor Moriarty, ganó diez libras sólo con el asunto de Mary, si puedes mantener la buena suerte, pronto podrá permitirse un banquete como este. Para las personas de nuestra clase, se debe invitar a amigos una vez al mes y también ser invitados por amigos”.

Klein, que ya estaba acostumbrado a los comentarios de la Señora Sammer accedió cortésmente: “Bueno, tendré que esperar hasta que mis ingresos alcancen las cuatrocientas libras al año antes de poder ser como usted”.

Stelyn levantó ligeramente la barbilla y se esforzó por no sonreír.

“Señor Moriarty, son 430 libras, deben ser 430 libras”.

***

Área del muelle, muelle de Balam del Este, taberna Alianza Laboral.

Xio usaba botas que le daban un gran impulso a su altura y lucía una espesa barba, haciéndola parecer un hombre bajo.

Intentó recordar el retrato de la señorita Audrey, procurando grabar en su mente la imagen del hombre que podría ser el asesino.

Si Gavin también fue asesinado por él, el asesino probablemente frecuenta esta taberna…  Xio pidió un vaso de cerveza de centeno y un almuerzo antes de acurrucarse en un rincón y comer lentamente. De vez en cuando miraba furtivamente a su alrededor en busca de su objetivo.

Después de un rato, la puerta de la taberna se abrió de nuevo y Xio miró reflexivamente.

Con solo una mirada, sus pupilas se redujeron tanto que parecían agujas y casi quedó petrificada.

¡El hombre que entró medía casi dos metros de altura!.