Monogatari (NL)

Volumen 18: Parte Final

Capitulo Final: Reverso Koyomi

Parte 4

Cuando até cabos explicando que Tadatsuru se paseaba con normalidad por el santuario porque estábamos en el infierno, y que eso estaba bien porque lo que ocurre en el mundo después de la muerte ya no es el resto de tu vida, Ononoki-chan dijo:

“Eres muy bueno manteniendo la coherencia. Bien, no seguiré molestándote por eso. Por lástima. Te estoy animando, así que esta vez también sigue con esa actitud.”

Su mirada seguía siendo elegante, y su aspecto también había cambiado.

Siempre la habían obligado a llevar una falda drapeada que no le sentaba bien, pero hoy modelaba unos pantalones que recordaban a su ama (u “Onee-chan”, como la llamaba Ononoki-chan), y le quedaban sorprendentemente bien. Aunque se podría achacar a que Tsukihi, que también sabe vestirse bien, obligó a Ononoki-chan a cambiarse de ropa, la explicación de la muñeca vestida no se refería a su tono ni a su expresión.

No me digas que su cabeza puede ser intercambiada como una figura de acción.

No se cejó en su empeño y continuó criticando:

“Además, creo que es un poco difícil de entender cómo se supone que esa escena final se relaciona con Hanamonogatari…”

Salí a la calle, dejándola atrás. Tal vez debía interrogarla a ella, ya que metafóricamente era un elefante en la habitación tan grande como Karen, pero su aspecto elegante era algo increíblemente irritante y, para ser sincero, salí de casa para evitar meterme en una pelea.

Pensé que un personaje inexpresivo que muestra una expresión por primera vez podría ser encantador, pero la vida real no seguía esas reglas dramatúrgicas.

Mi conversación con Karen tampoco había ido bien. Pedirle a alguien que experimenta una irregularidad que explique su situación no iba a dar una respuesta deseable, fuera o no una especialista en excentricidades como Ononoki-chan.

Salí fuera en lugar de volver a mi habitación porque mi sombra sería más nítida allí a estas horas. Shinobu no se despertó antes cuando la llamé en el baño, y entonces me alegré de ello.

Sin embargo, ahora no tenía más remedio que confiar en sus poderes, en el conocimiento de la vampiresa Asesina de Excentricidades que residía en mi sombra.

Más exactamente, una cáscara de vampiro. La escoria de una vampiresa de sangre de hierro, de sangre caliente, de sangre fría—la antigua Kiss-Shot Acerola-Orion Heart-Under-Blade, cuyo nombre actual, Oshino Shinobu, volví a llamar, y en voz alta.

Resultaba bastante contradictorio salir a la calle bajo el sol para invocar a un vampiro (otra obviedad que Ononoki-chan criticaría con saña, estoy seguro), pero en cualquier caso, llamé a mi sombra.

Sin embargo, no hubo respuesta, ninguna en absoluto.

Parecía que había caído en un sueño muy profundo, aunque no podía culparla.

Le había pedido demasiado a la niña el día anterior, cuando me salté la graduación, y también había dependido constantemente de ella hasta un día antes—no había muchos acontecimientos en mi vida para los que no contara con ella. Le había causado muchos problemas, así que, por supuesto, estaría durmiendo lo suficientemente profundo como para requerir algo más que un empujón para despertarse, ya que hoy las cosas finalmente habían llegado a un punto de parada, o tal vez un respiro.

No tenía más remedio que confiar en ella, pero sólo podía gritarle a mi propia sombra en la puerta de mi casa cierta cantidad de tiempo, teniendo en cuenta cómo se veía… También quería dejar descansar a la pobre, mi preciosa compañera.

Al mismo tiempo, cuando no había ninguna garantía de que no se hubiera visto afectada por este cambio repentino que asolaba mi hogar,

¿cómo iba a esperar a que se despertara?

¿Acaso Shinobu no respondía porque le había pasado algo raro, como a Karen y Ononoki-chan? Si era por eso, ¿cómo podía tomármelo con calma y esperar hasta que las vacas volvieran a casa? No soy un ganadero. Puede que las cosas buenas lleguen a los que esperan, pero eso no era lo que necesitaba en ese momento. Claro, tal vez me estaba preocupando demasiado, dado que Tsukihi no se había visto afectada en absoluto.

A la luz de todo esto, pensé: ¿Entonces qué pasa conmigo? Por lo que podía deducir de la forma en que me sentía y de lo que veía en el espejo, no parecía haber nada malo en mí, pero ¿qué podría ser menos fiable en una situación como esta que un control autoadministrado?

Karen y Ononoki-chan no parecían encontrar sus cambios extraños— cero síntomas reportados. En todo caso, me dejaron notar que una siempre había sido así de bajita, y que el aspecto elegante de la otra siempre me había molestado tanto.

Tal vez algo en mí cambió de la noche a la mañana y no me había dado cuenta. Mis sospechas amenazaban con ser ilimitadas una vez que me pusiera en marcha.

¿Había perdido no sólo el título de estudiante de secundaria sino algo más importante sin darme cuenta? ¿Debería ser más alto, por ejemplo, o más musculoso o de hombros anchos, o más inteligente? Es posible.

Es muy posible.

Incluso hasta ayer podría haber sido Hanekawa Tsubasa… De acuerdo, si hubiera sido ella ayer, no habría cometido una gran metedura de pata como convertirme hoy en Araragi Koyomi. Al menos podría descartar eso.

Está, por supuesto, Gregor Samsa, que se despertó para descubrir que no era otra persona, sino un bicho… Por cierto, hablando de Franz Kafka, el autor de La Metamorfosis, según su biografía pidió a su mejor amigo que se deshiciera de sus novelas póstumamente. El amigo fue en contra de sus deseos y las publicó, gracias a lo cual el autor es hoy famoso.

¿Podría llamar a alguien así su mejor amigo? Sin embargo, después de conocer la aparentemente difícil personalidad de Kafka, empecé a pensar que «por favor, deshazte de mis novelas» podría haber significado también

«pero, bueno, ya sabes». Si este amigo entendía el subtexto, entonces era un verdadero amigo.

Un Pythias normal.

En cualquier caso, si bien se puede argumentar que La Metamorfosis tematiza lo maravillosas y adorables que son las hermanitas (por favor, no me creas), esto no era una clase de lengua y literatura—espera, ¿la literatura extranjera está incluida en la clase de lengua y literatura?

Esto no es bueno, no podía concentrar mis pensamientos.

Prueba de mi confusión—quizá debía volver a entrar y pedirle a Ononoki-chan, una especialista, su opinión a pesar de todo. Sin embargo, entre esa enfurecedora mirada y su tono arrogante, no confiaba en que mi falta de madurez y yo pudiéramos soportarla durante demasiado tiempo.

Haberme graduado en la secundaria no me había convertido en un adulto.

De alguna manera, su rostro inexpresivo y su tono plano habían hecho un buen trabajo para neutralizar su carácter y dejarla instalada en la posición de chica estrafalaria. Una vez que pasó a operar al mismo nivel que los demás, la chica sólo tenía una personalidad desagradable…

Y de todos modos, probablemente no podía esperar una respuesta satisfactoria de Ononoki-chan cuando estaba claro cómo el día que algo en ella estaba fuera de lugar… no era momento de aplicar la de «casa de herrero, cuchillo de palo».

Dicho esto, Oshino y Gaen-san ya no estaban en la ciudad, y en cuanto a Kagenui-san, estaba en el Polo Norte—no podía confiar en ningún especialista.

Estrictamente hablando, sospechaba que el número de teléfono que me había dado Gaen-san todavía funcionaba, pero si la dama que “lo sabía todo” no me había llamado, probablemente significaba que tenía que hacer algo por mi cuenta—por no mencionar que, una vez que le pedías ayuda precipitadamente, tenía un historial de exigir compensaciones tan ridículas que tenías que preguntarte en voz alta si estaba hablando en serio.

Apoyarse en cierta amiga mía que quizá no lo supiera todo, pero que sí sabía lo que sabía, parecía una opción, pero la idea de llamarla cuando estaba en el extranjero me hizo dudar.

No en el sentido de que me subiera la factura del teléfono. Ni siquiera sabía si el país en el que estaba Hanekawa tenía servicio de telefonía celular.

En ese caso, no tenía más remedio que esperar hasta la noche, cuando Shinobu volviera a estar activa. Sí, tenía que esperar a la chica Asesina de Excentricidades, a la que Oshino había impartido cierta cantidad de conocimiento especial a través de sesiones extraordinarias de tutoría, a menos que fuera a recurrir a los dioses.

“¿Hm? Ah, claro.” Me di cuenta a estas alturas. No era una especialista, ni esperaba que tuviera ningún conocimiento especial, pero ahora había un dios en esta ciudad, ¿no?

Sí, la gran deidad conocida como Hachikuji Mayoi… bueno, quizá no una gran deidad, sino la joven fantasma que había sido recientemente deificada en el Santuario Kita-Shirahebi para sofocar los extraños sucesos de la ciudad. Debió de recibir alguna enseñanza de Gaen-san antes de ser colocada en la cima de esa montaña para vigilarnos a todos.

Tal vez ella sabía algo.

En realidad, estas anomalías podrían ser una especie de efecto secundario de convertirla en un dios medio a la fuerza—una solución accidental debida a un acto impulsivo por mi parte, había parecido una idea ingeniosa. Sin embargo, pensándolo con más calma, deificar a una joven que había sido enviada al infierno sonaba a exageración incluso para un santuario vacío.

Que Hachikuji se convirtiera en un dios y que Karen se encogiese, o que Ononoki-chan empezara a tener expresiones, no tenía una relación causal clara. La razón podría ser totalmente diferente, pero como de momento no tenía ninguna pista, hablar con ella merecía la pena.

Anomalías aparte, quería burlarme de la joven en el Santuario Kita- Shirahebi por sus divinas travesuras. Y regañarla si se dejaba llevar.

Como amigo, ¡por supuesto!

Por extraño que parezca, ahora tenía un destino para mi paseo en bicicleta, y nada más decidirlo, me monté en la BMX que aún tenía prestada por Ougi-chan y comencé a pedalear hacia la montaña donde reside el santuario. Aunque no sería capaz de subirla en bicicleta (bueno, tal vez en una BMX, ya que dicen que puede subir escaleras, pero no con mis habilidades…), llegaría más rápido a la entrada a pesar de las cuestas.

O eso creía, pero o bien me puse nervioso o no estaba acostumbrado a una BMX, por no hablar de la brecha de varios meses en mi carrera como ciclista, porque me llevó más tiempo del que esperaba. ¿Es mentira que nunca se olvida cómo se monta en bicicleta?

Estuve a punto de volcar una y otra vez y también me perdí. No había oído hablar de ninguna barrera colocada en la montaña, pero tal vez, como persona de naturaleza excéntrica, se me impedía acercarme al santuario, tierra sagrada donde se había posado un dios.

Si ese era el caso, no podía pasarme por allí casualmente. Dado que una vampiresa habitaba en mi sombra, quizá era de esperar, pero que te mantengan alejado de la tierra sagrada es bastante deprimente…

Pensé esto mientras encadenaba la bicicleta, ahora aparcada (quién sabía lo alegremente que me iba a amedrentar Ougi-chan si dejaba que me la robaran), y empecé a subir por el conocido sendero de montaña, del que podía decir sinceramente que era mucho más fácil que hace medio año gracias a mis viajes de subida y bajada. No es un sendero de juego, sino un sendero para mí. Para cuando terminé mi caminata y pasé por la puerta torii, el sol estaba directamente encima.

En otras palabras, era mediodía, la hora del día en que las excentricidades parecen menos probables, pero no todas las excentricidades son nocturnas.

No había nadie en los cuidados terrenos del Santuario Kita-Shirahebi, reconstruidos el año pasado. No mucha gente visitaría un lugar tan aislado como este, con o sin dios. Había que idear algo para que el santuario volviera a ser venerado… Probablemente no había nada que pudiera hacer, pero dados los acontecimientos que llevaron a Hachikuji a convertirse en un dios, quería ayudar de alguna manera.

Tal vez podrían intentar vender fortunas omikuji. Hachikuji omikuji—me gustó cómo sonaba.

Y qué si suena bien, te preguntarás, pero eso le importaría a Hachikuji.

Debería abordar el tema con ella después de discutir mi problema, pero el factor más importante, Hachikuji Mayoi, ni siquiera estaba cerca…

¿Quizás estaba dentro del salón? La vi ayer mismo en la ciudad, así que tal vez estuviera por ahí observando, o simplemente dando un paseo. Algo de un dios al que le gustaba salir por la ciudad parecía carecer de seriedad, o ser demasiado suelto…

“¿Hachikujiii? ¿Holaaa?” Llamé desde delante de la caja de ofrendas. Aunque estuviera dentro, no podía irrumpir sin más. Tal vez no debería tener miedo cuando tenía una excentricidad viviendo a mi sombra, pero aun así dudé, temiendo el castigo divino que seguramente vendría. Si Hachikuji lo impartía, no sólo no sería suave conmigo, sino que sería despiadada.

Ah, claro, ¿qué tal si ponemos algo de dinero en la caja de ofrendas? Recordando cuando nos conocimos, su reacción ante el dinero en efectivo fue todo menos fría… Jeje, no todos los días se te ocurre una idea novedosa como invocar a un dios con una ofrenda.

Cómo he crecido. Al parecer, un desagradable estafador había visitado este santuario con regularidad desde Año Nuevo, pero lo que nos diferenciaba era que sólo yo tenía esas ideas tan deslumbrantemente originales…

Con ese grato pensamiento, saqué mi cartera. Habiéndola tomado al salir de casa y metiéndola en el bolsillo, no sabía cuánto dinero tenía… pero sí, esto era un santuario.

La ofrenda estándar de buena suerte de una moneda de cinco yenes debería ser suficiente.

Por desgracia, me quedé sin monedas de cinco yenes, pero encontré cuatro monedas de un yen, que podrían servir como sustituto adecuado. Cuatro o shi se consideran de mala suerte, dado que son homófonas con la palabra muerte en japonés, pero quizá estaba bien porque también aliteraban con shojo, chica? El mayor número de monedas hace que sientas que recibes más, ¿no?

Por un momento sentí que podía estar metiendo la pata, pero negándome a distraerme con cualquier producto de mi imaginación, eché las cuatro monedas en la caja de ofrendas y luego hice dos reverencias, dos palmadas y una reverencia, o lo que fuera. Me habían enseñado lo que había que hacer, pero no lo recordaba, así que me incliné a mi manera para transmitir al menos el sentimiento y toqué la campana con mucha fuerza.

No pasó nada en particular.

Nada como que se abra la puerta del santuario y salga un dios furioso— casi quería que me devolvieran el dinero, pero no tenía a nadie a quien reclamar.

¿Realmente estaba dando un paseo? No era de las que se quedaban quietas, tanto si había ascendido a la divinidad como si había descendido al infierno—mi única opción ahora sería bajar de la montaña y vagar sin rumbo por la ciudad.

Ligeramente abatido, pensé que tal vez debería ver como algo bueno que ella estuviera siendo su yo activo incluso después de convertirse en un dios, y empecé a retroceder cuando…

“¡Awawagiiiii-kuuun!”

Alguien me agarró por detrás y me abordó. Como no estaba ni remotamente preparado para este ataque con todo el cuerpo, caí al suelo y entré en pánico, sólo para ser retenido en un agarre de sumisión.

“¡Eeeek!” Chillé, pero antes de que me diera cuenta la maniobra estaba en marcha—¿qué eran esos movimientos, los que usan los militares? Cada articulación de mi cuerpo se había bloqueado en su sitio.

No pude resistirme ni huir.

Mi oponente parecía ser de mi tamaño, pero estaba en un nivel diferente en términos de destreza. No pude encontrar ninguna abertura que pudiera utilizar para moverme—la sujeción de sumisión me afectó a todo el cuerpo como si me hubieran envasado al vacío.

“¡Has venido a visitarme! ¡¡Estoy tan feliz!!” “¡Eeeek!”

No, olvida el bloqueo de mis articulaciones. Fue simplemente espeluznante cómo mi agresor no se contuvo y se me acercó tanto y tan rápido al punto en que nuestras mejillas se rozaron, por lo que grité. Sentí como si una babosa se arrastrara por mi cuerpo.

¿Q-Quién era? ¿Qué era? ¿Exactamente qué estaba pasando?

Sin prestar atención a mi total confusión, el criminal—no veo nada de malo en usar esa palabra aquí—apretó aún más nuestros cuerpos.

“¡¡Soy tan, pero tan, pero tan feliz!! ¡Aww, me sentía tan sola! No me importa convertirme en dios, ¡pero no recibo ninguna visita! ¡Me dieron ganas de dejar todo eso de ser un dios y bajar de la montaña para convertirme en una dama normal! ¡Vamos, déjame abrazarte más, amarte más y lamerte más!”

“¡Eeeek! ¡Eeeek!”

“¡Hey, deja de ser violento! ¡Deja que la amable dama aquí presente se encargue de todo! ¡Seré amable cuando te lo quite todo!”

“¡Eeeek!” Espera… ¿Dama?

Mis oídos captaron esta palabra y traté de mirar detrás de mí—sólo mis ojos se movían, ya que mi cuello también estaba bloqueado—, pero efectivamente, el perpetrador que me había empujado a estos terrenos sagrados, y que estaba enrollado alrededor de mi cuerpo, era una mujer.

Tenía que ser bastante musculosa para tener esa fuerza, pero en realidad, también percibí una especie de suavidad y blandura, aunque me doliera más que otra cosa.

… Espera, yo conocía a esta persona. “¡Graaah!”

“¡Aie!”

Morder el lóbulo de la oreja frente a mi cara hizo que finalmente se escapara con un grito (femenino) y se mantuviera quieta y erguida.

Su cabello recogido en la espalda, sus rasgos equilibrados no traicionan nada de la perversión de la que había sido culpable… sí.

Ya había conocido a esta persona.

La había conocido antes—en una línea de tiempo diferente.

“¿H-Hachikuji… Mayoi-san?”

“Sí.” Respondió ella con una sonrisa, con los brazos cruzados como para resaltar su desarrollado busto. “Hachikuji Mayoi-san, de veintiún años.”