Monogatari (NL)

Volumen 18: Parte Final

Capitulo Final: Reverso Koyomi

Parte 28

En ese momento, Ononoki Yotsugi, que ahora actuaba de forma independiente, se había dirigido a Oshino Shinobu —o Keep-Shot Castle- Orion Fort-Under-Blade, es decir, Kiss-Shot Acerola-Orion Heart-Under- Blade en su forma máxima, pero en su forma máxima como humana— y terminó su audiencia y salió del palacio. Una impresionante muestra de iniciativa cuando mi propio drama había sido la ropa que llevaba puesta, sus acciones se ajustaban a nuestras expectativas de una especialista.

Talento más que suficiente para compensar una personalidad desagradable y, sin embargo, lamentaría informar que no había ganado nada del público.

Según su explicación posterior: “Bueno, puede que se haga pasar por importante, pero no es un monstruo. Lo único que tiene es su carisma, no es que sea omnisciente u omnipotente.”

El hecho de ser un cadáver hacía más difícil que la grandeza de Kiss- Shot Acerola-Orion Heart-Under-Blade la afectara, pero aun así lo hacía en cierta medida. Tal vez, al no tener más remedio que mantener una conversación breve, se había ido con las manos vacías, lo cual era una desgracia, pero el objetivo principal de su búsqueda en solitario era no tener que seguir las instrucciones de la hermana de Gaen-san, así que tal vez a Ononoki-chan le diera lo mismo.

Por mucho que eso me molestara, nada sería más inútil que comentarlo. No se había desviado de su camino ni había aflojado, y había hecho bien su trabajo. Lejos de mi intención quejarme, de hecho, no era su trabajo en primer lugar.

Muy bien, dijo Ononoki Yotsugi, borrando su memoria de su infructuosa audiencia y pasando a su siguiente punto, es decir, encontrar a Black Hanekawa.

Que sabía algo. Quizá sólo lo que ella sabía, pero lo sabía.

En ese caso, teníamos que preguntarle. A falta de una sola pista sobre su ubicación, la única opción era peinar nuestra ciudad… bueno, no, no diría que no teníamos ni idea.

Como dijimos, Kuchinawa-san—la Sengoku Nadeko de este mundo— habló como si conociera a Black Hanekawa, y eso podría considerarse una pista. Kuchinawa-san no estaba interesada en discutir el asunto, y como no me atrevía a ser asertivo con Sengoku Nadeko, había tenido problemas para indagar en el tema. Ononoki Yotsugi, en cambio, no tenía esos reparos.

Podría tirarse de cabeza si quisiera.

Aunque no estábamos seguros de que Kuchinawa-san respondiera—por no hablar de la oscuridad de su propio paradero—, no podíamos estar más seguros de la ubicación de su “amiga”… o deberíamos decir sucesor.

Un lugar que Ononoki-chan conocía bastante bien, que había visitado varias veces—el Santuario Kita-Shirahebi. No hace falta ni siquiera fijar las coordenadas.

Unlimited Rulebook, fue todo lo que necesitó. Pronunciando las palabras sin emoción, sin expresión, voló.

A toda velocidad, ahora que no tenía carga, es decir, yo, que le estorbaba y le pesaba, llegó a Kita-Shirahebi una docena de segundos después. Su cuerpo, su cuerpo muerto, absorbió el impacto para no destruir su destino—un aterrizaje impresionante y ecológico que no sorprendió a nadie, viniendo de ella. Pero entonces…

¿Eh?

El rostro inexpresivo de Ononoki Yotsugi vaciló.

No sonrió, ni tampoco puso una mirada elegante, pero la inexpresividad que había establecido, tan aparentemente fija, ahora se resquebrajó un poco. Puede que su personalidad actual fuera un trabajo apresurado, pero lo que realmente la sorprendió fue sentirse perturbada en absoluto mientras estaba en pleno modo de trabajo. Bueno, atribuye eso a que este es otro

mundo y a que se está rehaciendo para pertenecer al otro lado.

En su defensa, la visión habría sorprendido a cualquiera, no sólo a Ononoki-chan.

La gran diosa Hachikuji Mayoi y Kuchinawa-san… sólo el hecho de que esas dos personas, o diosas, estuvieran allí era providencial, ya que significaba saltarse el paso preliminar de hablar con Hachikuji-san para encontrar a Kuchinawa-san. Por mucho que Ononoki-chan desconfiara de un hecho tan conveniente, lo aceptaría.

Pero allí, bebiendo con el dúo, había un tercer individuo, o mejor dicho, una niña.

¿Quién no se quedaría atónito al ver a una niña de primaria con el cabello trenzado y gafas, olvida eso último, una niña de primaria participando en una fiesta de borrachos?

Increíble, creía que esta vez el factor de las lolis recaía enteramente en mí, murmuró Ononoki-chan en tono solemne (más que plano), valorando a la niña, cuyas mejillas estaban sonrojadas pero no por timidez.

“¿Hnm? ¿Miiauuuu?” La niña balbuceó con una sonrisa descuidada en su rostro. “Aquí Hanyekawa Tsubasa. Nyajaja.”

“…”

Esto permitió a Ononoki-chan recuperar la compostura.

Ni que decir tiene que no conocía a la Hanekawa de seis años. De hecho, la shikigami apenas conocía a Hanekawa Tsubasa, e incluso su familiaridad con Black Hanekawa se limitaba a lo que le había contado.

Pero en todo caso, esta escena era más fácil de aceptar si la niña borracha decía ser Hanekawa Tsubasa, al menos era menos escandalosa que una niña normal emborrachándose.

“Hachikuji-san. ¿Qué está pasando aquí?” Preguntó la shikigami al único individuo presente con edad suficiente para consumir legalmente alcohol, que además parecía estar bastante ebria.

“¿Hm? Oh.” Respondió, sonando sorprendentemente sobria. Estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, pero quizás los dioses eran mejores cuando no estaban demasiado tensos. “Lo que ocurre aquí es que Hanekawa Tsubasa tiene más de una faceta, aunque tú la tienes ganada. Su primera infancia es, sin duda, una de sus facetas internas, mientras que en el exterior… bueno, como aún no hemos visto a ese pequeño tigre nuestro, quizá todo se haya arreglado.”

“…”

Ononoki-chan ladeó la cabeza confundida ante lo que pretendía ser una explicación. Al ser ajena a los incidentes de Hanekawa, no significaba nada para ella.

No sabía de lo que se estaba hablando.

Pero ignorar lo que no entendía era la especialidad de Ononoki-chan, incluso su movimiento especial. De todos modos, no esperaba ninguna información correcta de una borracha, y decidió volver a repasar los puntos importantes.

“Así que Black Hanekawa es otro patrón de Hanekawa Tsubasa, ¿no? Por supuesto, gracias a que Oni no Onii-chan me hizo cambiar, ya no puedo captar este mundo adecuadamente…”

Cambiar sonaba demasiado violento, pero esto era un verdadero problema para ella—ya no podía aceptar lo que era «obvio» en este mundo como tal.

Ella había modificado su propia personalidad en una que enfatizaba la lógica y la razón.

“Sí, ciertamente—¡hshh hsshh!”

Esta, por supuesto, Kuchinawa-san, también borracha, asintiendo en respuesta. Ononoki-chan tampoco gozaba de ninguna familiaridad real con Sengoku Nadeko, pero sus vínculos no eran ni mucho menos superficiales. Al menos, en el mundo que conocía, pero esos recuerdos existían y no existían. ¿Cómo funcionaba eso en este caso?

“Porque Hanekawa Tsubasa es un caso honesto de personalidades múltiples, a diferencia de mí. Hsshh hsshh hsshh.”

“Ya veo…”

Aunque Ononoki-chan asintió, determinó con calma que este viaje era infructuoso a su manera—dejando de lado a Kuchinawa-san, saltar directamente a descubrir a Hanekawa, la misma persona que estaba buscando, iba más allá de lo conveniente y entraba en un territorio demasiado bueno para ser verdad. Encontrarlas a todas borrachas aquí casi hizo que sintiera que su camino se había acortado.

Podría haber conseguido extraer información de la Hanekawa de seis años, algo así como una doble de Black Hanekawa, una doble ella misma, si no estuviera ebria… o quizá no. Hablar con una niña de seis años, estuviera o no borracha, no era mucho mejor, pensó.

Ononoki-chan estaba siendo un poco ingenua, o como alguien que no conocía a Hanekawa, cometiendo un error inevitable. (Con seis años o sin ellos, borracha o no, Hanekawa seguía siendo Hanekawa. Al Hacerle una pregunta seguiría obteniendo una respuesta). Sin embargo, no estaba dispuesta a volver con las manos vacías, por lo que optó por unirse al círculo de tres personas y se sentó. No para participar en el jolgorio empapado de alcohol, por supuesto—el alcohol no era más que un conservante para un cadáver como ella.

Una tercera persona que examinara objetivamente esta escena e hipotetizara el curso de acción adecuado, imaginaría que aquello la haría concluir su búsqueda en solitario y reunirse conmigo en la Secundaria Naoetsu, a la que me dirigía ahora, pero Ononoki-chan, que prefería ser descuartizada, fingió no darse cuenta de esta opción.

O realmente no se dio cuenta. Simplemente no quería hacerlo.

“Vaya, qué despreocupadas están, bebiendo así cuando Oni no Onii- chan está en tantos problemas.” Regañó Ononoki-chan a las tres mujeres, dos de las cuales eran dioses. Los humanos tienen tendencia a atacar a los demás cuando se sienten culpables, y lo mismo parecía ocurrir con los cadáveres.

Tal vez, en términos de posición social, esto no contaba como una falta de respeto porque como shikigami, técnicamente ella también era un dios.

“Oh, no pasará nada.” Respondió Hachikuji-san—ahora que estaba borracha, su voz ya invertida sonaba aún más en falsete, pero sus palabras tenían una extraña sensación de certeza en su núcleo. “Acabo de enterarme por Tsubasa-chan… Por eso estamos bebiendo para celebrarlo.”

“Celebración. Nyajaja.” Se rio la chica, aunque Ononoki-chan no sabía qué le hacía tanta gracia.

“Hsshh hsshh hsshh hsshh.” Se unió Kuchinawa-san.

Ononoki-chan, incapaz de integrarse en el ambiente ya establecido, se sintió excluida e incómoda (y con razón), pero no fue suficiente para que maldijera y se marchara.

Hacerlo significaba ir a la Secundaria Naoetsu, lo que estaba fuera de lugar.

“Ha habido varios conceptos erróneos, por mi parte, así como de todos los demás—Araragi Koyomi-kun incluido, por supuesto.” Continuó Hachikuji-san. “Quizá también por tu parte. No, no es eso—podría decirse que todo este mundo es el producto de un gran malentendido.”

“No estoy segura de entenderte…” Aunque recelosa de hacer caso a la opinión de una borracha, Ononoki-chan tradujo el comentario y lo interpretó lo mejor que pudo. “¿Debo verlo así? A juzgar por tu comportamiento tranquilo… o flojo, esta situación, este caso, se ha resuelto.”

“Para ser precisos, se dirige hacia una solución, nya.” Respondió la Hanekawa de seis años, con un tono que era todo menos tranquilo. “Es el propio Araragi-kun el que ahora se dirige hacia ella—podríamos decir que siempre ha sido así de sencillo desde el principio. Esto es una historia de él llegando a un entendimiento, y todo lo que necesitábamos hacer era esperar a que él lo nyotara.”

“¿Notara?”

“Nyotara la existencia de su compañyera—aunque el hecho de que esa compañyera haya sido enjaulada debido a un error complicó un poco las cosas… De lo contrario, todo habría terminado el primer día, nya. Esto es como una continuación del final. Por eso he tenido que correr por todas partes, abalanzándome y dando zarpazos… Goro-goro.”

“…”

Si estaba diciendo algo importante, Ononoki-chan no pudo entenderlo.

Sin embargo, entendió la vaga línea «de lo contrario».

En ese caso—su trabajo había terminado. Fue una intuición que también se hundió en ella. Podía quedarse aquí por el resto de este volumen. Comprendió que sólo tenía que esperar con estas tres borrachas a que

Araragi Koyomi volviese por la Secundaria Naoetsu.

Esto dista mucho de la sensación de logro que se siente después de un trabajo bien hecho—de hecho, la comprensión llegó con una sensación de pérdida, como si algo se le hubiera escapado de las manos.

Pero no importaba. Ella sabía que este día llegaría.