Monogatari (NL)

Volumen 18: Parte Final

Capitulo Final: Reverso Koyomi

Parte 21

Después de eso, me fui a casa (sólo bastó un salto con el Unlimited Rulebook, facilísimo) y me colé bajo las sábanas de la litera de abajo para que Oikura no se diera cuenta, mientras Ononoki-chan se escabullía de nuevo a la habitación de mis hermanas.

Lo traté como una broma sin querer, pero apoyarme en Ononoki-chan para volver a visitar la casa de Kanbaru probablemente no era lo que Black Hanekawa y Shinobu estaban recomendando en absoluto.

Habíamos formado un frente común varias veces en el otro mundo, y ella también me había salvado unas cuantas veces, pero compañera no describía la relación de Ononoki-chan conmigo—tiene una ama a la que sirve como shikigami.

Aunque más que compañera tenían una relación de compañerismo— una onmyoji violenta que lucha contra los osos polares en el Polo Norte de mi mundo en estos momentos. No tenía ni idea de lo que hacía en este (quizás luchaba contra pingüinos en el Polo Sur, he oído que son bastante duros), pero no me parecía correcto ignorarla y hacer de Ononoki-chan mi compañera.

Ononoki-chan y yo ya nos habíamos aliado en cierta medida durante mi audiencia con Shinobu—si mi princesa me estaba sugiriendo que recurriera a la shikigami, ¿por qué aconsejarme que buscara apoyo en ese momento?

¿De quién demonios estaba hablando? Reflexioné sobre la pregunta, pero no llegué a ninguna parte, porque esta vez conseguí dormirme. Tenía la leve esperanza de que esta fuera una de esas historias en las que uno se despierta y se entera de que todo ha sido un sueño, pero mis expectativas fueron en vano.

“¡Koyomiiii! ¡Es de mañana, ya amaneció! ¡Despierta, viejo dormilón!”

Tuve que preguntarme si después de todo era un sueño, un delirio conveniente y demasiado embarazoso, cuando Oikura me despertó con un alegre salto encima.

Ah, así que Oikura, y no Karen y Tsukihi, despertaba a Araragi todas las mañanas en este mundo… Mi ferviente deseo de tener una amiga de la infancia que hiciera precisamente eso se había hecho realidad.

Además, la costumbre persistió incluso después de que me graduara, hecho que no ocurrió con mis crueles hermanitas.

“¡Vamos, sal, necesito cambiarme! ¿O quieres ver cómo me cambio?

Oooh, que pervertido eres, pero no me importaría si eres tú. Mira.”

“Para, idiota. Me vas a hacer enfermar.” Dije, abandonando la habitación en un arrebato. Decir que me iba a enfermar podría parecer demasiado duro, incluso con la familia, pero en serio no necesitaba eso de Oikura, que había sacado el peor papel de todos en esta pobre excusa de historia.

¿De verdad? ¿Esta era otra faceta de ella?

Pero cuando me giré un instante para cerrar la puerta, Oikura estaba de espaldas a mí y con las dos manos en la cabeza.

Como si sus acciones la hicieran preguntarse: ¿Esto es realmente lo que soy?

Una influencia negativa provocada por mí, como dijo Shinobu—como alguien que vivía bajo el mismo techo, en la misma habitación, Oikura habría pasado la mayor cantidad de tiempo conmigo. Tal vez esa influencia la sintiera con más fuerza.

Uy, si ese era el caso tenía que darme prisa. Por muy deleznable que fuera, no quería arruinar su brillante y alegre vida como parte de una familia feliz. Arruinar su vida tres veces ya era suficiente.

“¡Oh, Nii-chan! ¡Buenos días!”

Me crucé con Karen en las escaleras.

Ver a mi hermana en tal lugar, ya de por sí bajita, le hacía parecer aún más pequeña.

Parecía haber salido del baño, pero llevaba ropa de calle—¿pensaba salir tan temprano?

“Sí. ¡Hoy me voy a divertir con Sodachi-chan!”

“Oh… Bueno, hazle pasar un buen rato, ¿quieres?”

“¿Perdón? ¿Y exactamente quién eres tú para ella, su novio?” Karen soltó una risita sarcástica, pero al verla ahora, casi quería hacer lo mismo… no, eso sería grosero.

Siempre había llevado un conjunto deportivo cuando no llevaba el uniforme del colegio, pero claro, era libre de llevar una falda… espera, ¿era otro aspecto de su yo interior?

Una chica ruda como ella deseando parecer linda era como algo sacado de un manga… Me juré a mí mismo que una vez que regresara a mi mundo sano y salvo, sería un poco más amable con ella.

“Nos vemos.” Dije, luego bajé las escaleras y pasé junto a ella. Bueno, aunque su aspecto y sus elecciones de moda habían cambiado, su personalidad principal seguía siendo más o menos la misma. En ese sentido, parecía estar en mejor forma que Oikura.

Me hizo preguntarme cuánto de sus emociones había estado reprimiendo mi amiga de la infancia, cuánto de todo esto era lo que guardaba en su interior.

¿Dónde estaba ahora y qué pretendía? De repente, me preocupaba si estaba bien, y me di cuenta de que tenía que preguntarme seriamente por qué Oikura, que se había ido a otra ciudad, y Hanekawa, que se había ido al extranjero, seguían aquí.

Mi vago pensamiento inicial fue que si este mundo se volteó, entonces las chicas que se habían ido se voltearon para seguir aquí. Sin embargo, esa interpretación se quedaba corta si tomábamos la teoría de Kuchinawa-san de adentro hacia afuera.

¿Qué es exactamente lo que había que hacer para que Black Hanekawa y mi compañera de casa, Sodachi, se quedaran en la ciudad? Pensando, entré en el baño.

Era para lavarme la cara y, por supuesto, para comprobar el espejo del baño, pero allí estaba Tsukihi, desnuda.

¿Siempre había alguien desnudo en nuestra casa? ¿En qué tipo de hogar vivía?

Lamentablemente, era una pregunta que necesitaba hacer no sólo en este mundo sino también en el mío original… Tsukihi parecía estar a punto de tomar un baño matutino después de Karen.

“Oh, vaya. Que tengas un buen día, Onii-sama.” Saludó, y por un momento sospeché que ella también había sufrido un cambio. Pero esta hermanita mía nunca podría ser tan refinada por dentro. Me imaginé que sólo estaba bromeando como siempre.

“Nada de buen día.”

“¿Qué, necesitas cepillarte los dientes?” “No, me voy a lavar la cara…”

Me fijé en el espejo mientras hablaba. Estar en un ángulo significaba ver a Tsukihi reflejada en él en nada más que sus bragas, así que me pareció una broma, pero en cualquier caso, era un espejo normal y corriente.

Recordé lo que había dicho Oikura sobre la reflectividad, y efectivamente podía decir que la Tsukihi desnuda en el espejo y la Tsukihi desnuda real no eran idénticas.

Dicen que la tinta resalta más en los libros electrónicos de manga, más clara que en los impresos, pero ¿era esa la diferencia?

Reflexividad… Me quedé extrañamente colgado de la palabra, pero quizá sólo me sentí parcial y me quedé con ella porque salió de los labios de Oikura.

Era una simple trivialidad sobre los espejos, ¿no? Dijo que los espejos estándar son reflectantes en un ochenta por ciento, pero ¿qué pasa con los no estándar? ¿Había también espejos cien por cien reflectantes?

¿Sería diferente este mundo si hubiera pasado por uno de ellos? Tal vez sólo pensé esto gracias a lo inconsistente y descuidado de los bordes, del modo en que este mundo es un ochenta por ciento del reflejo de otro…

“¿Qué pasa, Onii-chan? ¿No vas a lavarte la cara? No puedo bañarme hasta que lo hagas.”

“¿Por qué no? Puedes, no hay nada que te lo impida. En realidad, sería más fácil para mí lavarme la cara si entraras.”

“Bien, lo entiendo. No digas más. Quieres que tu adorable hermanita te lave la cara, ¿no? Bien, entonces prepárate.”

“¿Para qué? Me estoy lavando la cara, obviamente.” La empujé a un lado para ponerme delante del lavabo, sólo para que me echara la mano por encima de los hombros desde detrás de mí como en una obra de teatro.

“No soy lo suficientemente buena para ti, ¿eh?” Dijo.

“¿Por qué estás convirtiendo esto en un manga shojo? Encima conmigo como la heroína.”

“¡Allá voy!”

Pegándose a mi espalda como un koala bebé, me enganchó ambos brazos como si fuera a intentar un rompe espaldas. Sin embargo, no era Karen y no sabía nada de artes marciales. Todo lo que hizo fue alcanzar el grifo.

Con tanta fuerza que salió una buena cantidad de agua… Seguro que vivía en este mundo por la forma en que giraba la manivela correcta, a diferencia de mí.

“¡Ahora vamos a limpiarte bien!” Dijo, echando agua caliente en ambas manos y lavándome la cara, haciendo un trabajo sorprendentemente bueno a pesar de su postura cómica.

Una joven muy versátil.

Me resultaba extraño que unas manos, o más bien unos dedos que no eran míos, me tocaran la cara. Aplastó repetidamente la carne y la piel que se aferraba a mi cráneo.

“Tu cabello estorba mucho. ¿Por qué no te lo cortas?” Preguntó.

“Como si fueras alguien para hablar. Apuesto a que parecemos un yokai por detrás.”

O desde cualquier ángulo.

“Gah, Onii-chan, sal de mi camino. No puedo ver el jabón. ¿Podrías usar tu boca para sacarlo del plato y dejarlo caer en mis manos?”

“¿Por qué debería después de ser tratado como un obstáculo? ¿Y con mi boca?”

A pesar de mi réplica, yo, el siempre amable hermano mayor, tomé el jabón con la boca. Tsukihi hizo espuma con él en sus manos y luego me lo devolvió a la boca.

No uses mi boca como jabonera.

Cuando lo escupí, cayó en el lavabo, por lo que el agua acumulada se volvió naturalmente jabonosa mientras se arremolinaba hacia el desagüe.

“Cierra los ojos, ¿bien? Podrías quedarte ciego.”

“Tal vez si estuvieses usando cloro, pero ese tipo de advertencia no se justifica al usar jabón para lavarte la cara.”

“No, es porque es la primera vez que le lavo la cara a alguien. Puede que te pinche los ojos con las uñas.”

“Es un poco tarde para esa advertencia.”

“¡Come espuma!” Gritó Tsukihi, cubriendo mi cara de burbujas jabonosas—por muy potente que fuera su grito, sus manos eran más suaves que antes. Parecía bastante buena en esto para ser su primera vez, pero aparentemente no estaba satisfecha. “Hmm, no sé… Quizá me adelante y tome prestada la espuma limpiadora de Sodachi-chan.”

“No, no deberías… ¡Glorp! ¡Glorp!” Realmente me hizo comer espuma.

No debes intentar hablar cuando tu hermana pequeña te está lavando la cara, pero también era mi primera vez, ya ves.

“Bueno, supongo que por hoy te libras de eso. Usaré agua.” Dijo, empezando a lavarme el jabón de la cara. El agua había estado corriendo todo este tiempo, y cuando abrí los ojos un poco, el lavabo estaba lleno y a punto de desbordarse.

Lo habría cerrado con la mano si hubiera podido, pero Tsukihi había retenido mis brazos con los suyos… Bien, sólo tenía que volver a usar la boca.

Cuando lo hice… “¡¿Grf?!”

La espuma había desaparecido casi por completo de mi cara, pero volví a hacer ese ruido—sí, volví a comer espuma, la poca que quedaba.

Abrí los ojos.

Justo debajo había un charco de agua.

Al cerrar el grifo se calmó su superficie, pero estaba enjabonada gracias a la barra que había dejado caer, y opaca, aumentando su reflectividad.

En otras palabras, vi mi propio rostro reflejado allí, aunque de forma imperfecta, mientras mi hermana pequeña lo lavaba. Y ese rostro me miraba a mí.

Con una sonrisa de satisfacción.