SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 48.1: Cómo Alzarte Contra El Mundo (Parte 2.1)

Bae Hu-Ryeong.

El llamado Emperador de la Espada fue un hombre que se podría describir como la mezcla entre un psicópata y un viejales a partes iguales. Gracias a esta distribución perfecta, el 99% de lo que el Emperador de la Espada me decía era o bien inútil o bien completamente disparatado.

-Cuando uso mi espada, no solo importa mi habilidad.

En otras palabras, el 1% contenía la esencia del psicópata-viejales.

-¡Fe! ¡Confianza! Tener fe en ti mismo es lo que realmente importa -dijo Bae Hu-Ryeong con una expresión solemne-. Incluso tus tonterías son eso mismo -era una crítica devastadora que se originaba en su experiencia vital-. ¡Yo me puse en ridículo para engañar a mis oponentes! Tienes que creer en tus propias mentiras. ¡Ten confianza! No importa lo convincentes que sean, si las dices sin confianza tus rivales no se las creerán. Sin embargo, sin importar lo ridículas que sean, mientras las proclames con seguridad, podrás hacer que cuelen.

‘¿De verdad?’.

-¡Lo sé porque yo mismo lo he hecho muchas veces!

Pensándolo bien, quizá la distribución psicópata-viejales estaba más cerca del 60-40 que del 50-50.

-Por supuesto, si es algo falso al 100%, ni tus oponentes ni tú os lo tragaréis, así que ¡debes mezclar algo de verdad en tus mentiras! ¡Mezcla un 10% de verdad en tu 90% de mentira!

‘¿Mezclar?’.

-Eso es. Esa es la belleza de las falacias. Si crees en tu 10% de verdad, el 90% de mentiras fluirán naturalmente por sí mismas.

Muy cierto.

-Recuérdalo, Zombie. ¡Mentir es algo que necesita una confianza sólida!

“Mmmhmm”.

Miré lo que había frente a mí. Tropas llegadas de todo el continente para capturar a Estelle, el Rey Demonio. Entre ellas, soldados del Ejército Imperial Aegim, que estaban situados en la vanguardia, junto al general que lideraba a los soldados y que me miraba directamente.

Si no los engañaba con éxito, estaría en peligro.

“¿Por qué el emisario del Emperador Fundador está…?”

“Pero esa espada es definitivamente…”

“¿Por qué está el emisario en un lugar así?”

Murmullos y más murmullos.

Algunos de los soldados me miraron con suspicacia. El Ejército Imperial Aegim inclinaba gentilmente sus cabezas, pero eso era todo. Los soldados que pertenecían a otras divisiones no tenían ni el más mínimo rastro de duda. Tal y como esperaba, ni siquiera el Ejército Imperial podía oponerse a la Espada de Protección Sagrada.

“P-Por casualidad… ¿no serás el emisario del Emperador Fundador…?”.

El propio líder del Ejército Imperial examinó mi complexión cuidadosamente.

“¿Puedo hacerle una pregunta estúpida?”.

“¿De qué se trata?”.

“La razón por la que estamos hoy aquí, como mencioné anteriormente, es para derrotar a la bruja. ¿Por qué está aquí el emisario del Emperador Fundador…?”.

Cerré mis ojos por un instante.

‘La clave de mentir es la confianza’.

Entonces abrí los párpados y grité. “¡Caballeros del Ejército Imperial! ¡Ya he derrotado a la bruja!”.

Mi voz, impulsada por mi Aura, resonó con potencia en el campo de acacias. El general Sarbast Aegim estaba impactado.

“¿Uh.. uhhhh? ¿A qué se refiere con que ya la ha derrotado? ¿De qué está…?”.

“¡Mirad esto!”.

Me aparté, y entonces el vengativo fantasma que se escondía detrás de mí quedó revelado. Probablemente algunos de ellos ya conocían la apariencia de Estelle, porque la reconocieron y gritaron.

“Es… ¡es Estelle!”.

“¡Es la Bruja del Oeste!”.

“¡La he visto antes! ¡Es esa mujer!”.

“¡Quemad a la bruja hasta la muerte!”.

La boca del espectro rencoroso tembló y se agitó, pero yo intervine descuidadamente.

“Fantasma Vengativo”.

“¿Sí……?”

“Ven aquí y arrodíllate ante ellos”.

“…”

Una orden firme.

El espectro, reducido a ser parte de mis Cien Fantasmas, no tenía la capacidad de desobedecer mis órdenes. Se tambaleó y luego se arrodilló.

Eso no era todo.

“Agacha la cabeza”. El fantasma obedeció. “Hasta el suelo”.

“…”

El espectro vengativo tocó el suelo con las manos temblorosas. ¿Era debido a la rabia? ¿A la humillación? Fuera por lo que fuera, ella no podía hablar, o bien estaba mordiéndose la lengua. Un instante después, una gota de sangre se escapó de sus labios y recorrió su mandíbula.

“Pon la frente en el suelo”.

“Ugh…”

Obedeció mis órdenes.

Los soldados, conteniendo el aliento, observaron cómo el ex Rey Demonio hacía una reverencia bajando la frente hasta tocar la tierra. El aliento del fantasma exhalaba aún más rabia y humillación. Sin embargo, con el objetivo de proteger su pequeño paraíso, obedeció mis órdenes.

En cierta manera, era una escena que imponía.

Y, entonces, le di una nueva orden.

“Desde esa postura, estira las piernas, impúlsate en el suelo y da una voltereta hacia delante”.

Silencio. Un espeso silencio se abatió por un instante sobre el campo de acacias.

“… ¿Uh?”. El fantasma giró la cabeza y me miró. Parecía como si creyera que había escuchado algo mal.

Yo fruncí el ceño.

“¿No me has escuchado?”.

“Uh, uh… ¿huh?”.

“Vamos. Haz una voltereta”.

El espectro apretó los dientes y obedeció mis órdenes a regañadientes.

Su pequeño cuerpo rodó por el suelo y su cabello rubio, aún más largo que ella misma, se agitó y barrió los pétalos de acacia del camino. Una vez terminó el movimiento, todavía tenía una expresión que indicaba que no sabía qué acababa de hacer, ni por qué.

“Hmm”, asentí. “Ahora haz el pino”.

“…”. El fantasma me miró de nuevo. Parecía dudar del estado mental de su nuevo dueño. Por supuesto, yo ni siquiera parpadeé.

“Date prisa. ¿Ni siquiera puedes hacer el pino?”.

“Argh…”

Ella tembló y apoyó ambas manos en el suelo. Intentó lentamente hacer el pino.

“¡Akk!”.

Quizá no tenía fuerza suficiente, pero se tambaleó y terminó cayendo.

“Snif, snif…”

Como si nadara en el suelo desnudo, el fantasma estaba inundado de lágrimas.

Sin embargo, yo seguí dándole órdenes con voz firme.

“¡Haz veinte saltos!”.
“Diez sentadillas. ¡Empieza!”.
“Diez flexiones en cuanto termines”.
“Te ordeno hacer veinte abdominales”.
“Mantente en posición de plancha durante 20 segundos”.

Después de un rato, protestó.

“No… no más, mi señor… no puedo mover el cuerpo…”.

El ex Rey Demonio no tenía poder suficiente para mover ni un dedo y se quedó tumbada en el suelo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

“Hmmm”.

Miré a Sarbast Aegim. “¿Lo entiendes ahora?”.

Él tenía la boca abierta. No solo el general, también los soldados bajo su mando tenían una expresión similar. El ejército combinado del continente miraba anonadado al fantasma, que lloraba como un crío cualquiera.

“E-emisario sagrado… ¿qué es esto exactamente…?”.

“Es tal y como dije antes”, contesté, abriendo los ojos y mirándole sin miedo alguno. “Ya he derrotado a la bruja. ¡Ahora, sin importar qué pase, la bruja no puede rebelarse contra mis órdenes!”. Por supuesto, seguí hablando: “Para ella ya no es posible causar ningún daño a la gente del continente. Caballeros, pueden descansar tranquilos en lo relativo a la bruja”.

Los soldados vitorearon y después se estremecieron. Los comandantes del ejército estaban tan confusos como ellos.

“Uhm… Bueno, si el emisario sagrado lo dice…”

“¡No, esperad un momento!”.

Sarbast Aegim, que estaba subordinado a la autoridad de la Espada de Protección Sagrada, parecía estar intentando creerme, pero los otros dirigentes tenían una expresión en sus rostros que parecía decir ‘vaya montón de gilipolleces’. De entre ellos, el Comandante de los Caballeros Sagrados se adelantó y gritó.

“¿Qué coño estáis haciendo? Hemos venido hasta aquí para derrotar a la bruja”.

“Bueno, pero el emisario del Emperador Fundador ya ha dicho que la bruja ya ha sido derrotada…”

“¿Cómo podemos saber si eso es cierto?”.

“M-Más bien lo contrario. ¿Cómo podríamos no creerle? Las órdenes del emisario… y, además, ¿no habéis visto a la bruja hacer todas esas cosas?”.

Sarbast Aegim estaba verdaderamente furioso. El poder de la Espada de Protección Sagrada era realmente asombroso.

El Comandante de los Caballeros Sagrados estaba que se subía por las paredes. Fuera de sí, gritó de nuevo.

“¿Cómo puedes creerte eso? No, no, no. Para empezar, ¿esa espada es lo único que puede probar que ese joven es el emisario del Emperador Fundador? Parece que te hayas vuelto loco por una simple espada…”

“¿Has dicho ‘una simple espada’?”, se alzó la voz de Sarbast Aegim. “¿Una simple espada? Oh, por Dios. ¿Osas dudar de la autoridad del Emperador Fundador, que dio origen al Imperio? Esa Espada de Protección Sagrada es la prueba de que contamos con el favor de la diosa. ¿Cómo te atreves?”.

El Comandante de los Caballeros Sagrados se echó a temblar.

“No, general, cálmese… no quería decir eso…”

“El Emperador Fundador tomó esa espada y se marchó a las zonas salvajes. Atravesando los campos a la carrera, dejando un legado y una leyenda en cada ciudad por la que pasó, trepando volcanes, quemando cataratas e incluso perforando montañas. ¡Solo para establecer el Imperio! Todos nuestros ancestros estuvieron a su lado, y todos nosotros estamos en deuda con él. Pero ¿acabas de decir ‘por una simple espada’?”.

“No, no me refería a eso…”

“¿Entonces a qué coño te referías?”.

“Su-Su Santidad el Papa me ha dado órdenes. Tengo instrucciones estrictas de derrotar al mal a toda costa… pero por una sola palabra…”

El general del Imperio gritó.

“¿Qué quieres decir con ‘por una sola palabra’? ¿Estás cuestionando indirectamente las palabras del emisario del Emperador Fundador usando las órdenes del Papa?”.

Wow.

“Qué… qué…”. El Comandante de los Caballeros Sagrados cerró la boca. Le tomó exactamente dos segundos para que su desconcierto se transformara en rabia.

“¡Te digo lo mismo! ¡Osas dudar la autoridad del Templo de Dios!”.

“¿No fuiste tú el primero en dudar de la autoridad de la Espada de Protección Sagrada?”.

“Ah, ah, muy bien. Imagino que el tercer príncipe, al que eres leal, no necesita una declaración de apoyo del Papa”.

“Ja. ¿Qué declaración de apoyo? El emisario del Emperador Fundador ya ha actuado y ha derrotado a la bruja. ¿Qué tiene que ver el amor de la diosa con mirar por encima del hombro la soberanía del Imperio?”.

“¿Así que esa es realmente la voluntad de la facción del tercer príncipe?”.

El general de Imperio y los Caballeros del Templo estaban enfrascados en una fiera discusión.

Yo estaba sonriendo internamente.

‘Muy bien’.

Hay algo de lo que debes cuidarte acerca de los grupos en los que se une mucha gente distinta.

Si hay una mínima grieta interna, eso se convertirá en un camino directo a la destrucción.

‘No serán capaces de llegar mucho más lejos’.

Lo habíamos visto cuando los cazadores llegamos al piso 12. En ese momento, por desgracia, había exactamente ocho estructuras de poder distintas. El Santo de la Espada, los cinco maestros de los grandes clanes y yo representábamos una estructura de poder cada uno. Por otro lado, estaban las fuerzas menores que habían sido escogidos por su contribución en los puestos del 8 al 10.

Estábamos juntos debido al propósito común de ‘despejar la Torre’, pero nunca fuimos un grupo sólido. Los problemas empezaron a acumularse. Reinaba la desconfianza.

Por eso nos autodestruimos patéticamente a pesar de que solo había una variable inesperada, la [Recompensa del Rey Demonio].

[Guerreros, aquellos que escalan la Torre]

En cuanto se abrió el piso 11, recordé lo que había dicho el holograma de la diosa.

[Del piso 11 al 20, os enfrentaréis a una prueba. Una prueba de fe]

Volví a sonreír para mí mismo. Una prueba de la buena voluntad de cada uno.

‘No solo los cazadores. Probablemente también los residentes de la Torre han tenido que pasar por esto, ¿verdad?’.

¿No haría eso que nuestro mundo fuera un poco más justo?