SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 43: Su Tiempo (Parte 4)

Superar el piso 12 me costó casi mil muertes. Para el piso 13 me harían falta todavía más.

‘Emperador de la Espada’.

-¿Qué?

‘Hagamos una apuesta’.

-¿Qué tipo de apuesta?

Corté la cabeza de un zombie que corría hacia mí, y la hoja atravesó su cuello como si fuera tofu. Seguí hablando mientras miraba los cientos, incluso miles de muertos vivientes que se movían en mi dirección.

‘¿Cuántas veces crees que moriré antes de llegar al piso 19? Apostemos’.

-Mmm… -contestó Bae Hu-Ryeong mientras se acariciaba el mentón- Muy bien. ¡Yo digo que 100 o menos!

Sonreí.

‘Entonces yo diré 99’.

-Wow, tramposo injusto. ¿Quieres jugar de esa forma tan cobarde, eh?

‘Sí, quiero’.

Bae Hu-Ryeong mostró una sonrisa torcida.

-Muy bien. Veamos cómo mata el zombie a los de su calaña. ¡Esfuérzate! Eso sí, como estamos apostando no voy a ayudarte. ¿Está bien?

‘Muy bien’.

Me reí mirando a los zombies que se me acercaban corriendo.

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

Morí mientras me reía.

***

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

“Ugh, tenemos que hacer algo para reducir sus números… Bruja, ¿no puedes hacer nada?”.

“Estoy haciendo todo lo que puedo. Soy solo una persona. Es difícil. Pero, Rey de la Muerte, ¿no puedes usar tu habilidad para luchar contra ellos?”.

“Ah, claro que sí, lo haré. Pero todavía no ha terminado el enfriamiento… lo usaré dentro de tres monedas”.

“¿Qué quieres decir con tres monedas?”.

“Es una cosa que… Bueno, da igual. Hmm… eso que aparece en el minimapa… ¡ah! ¡Santo de la Espada! ¿Puedes atravesar eso? Ese lugar alto que parece un ataúd de piedra. ¡Necesito comprobar algo!”.

“¿Qué es lo que quieres comprobar?”.

“Luego lo explicaré, ¡pero necesito que lo hagas ya! ¡Soy un profeta, ¿vale?!”.

“Mmm…”

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

“¡Muy bien! ¡Santo de la Espada, ese ataúd de piedra es, en realidad, una entrada secreta! Si la atraviesas, ¡encontrarás un martillo muy efectivo contra los no muertos! ¡Puedes ir con la Bruja y usarlo!”.

“En toda mi vida no he blandido nada más que una espada”.

“¡Tiene un poderoso efecto de área! ¡Si lo imbuyes de Aura y luego golpeas el suelo, destrozarás a las hordas de zombies! ¿Vale?”.

“¿Cómo sabes eso?”.

“¡Profeta! ¿Vale?”.

“Bueno, nunca he…”

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

“Estamos a punto de terminar el trabajo con los zombies, así que ahora… ugh, Rey de la Muerte, ¿qué es eso?”.

“Zombies. Gigantes. Creo que es un gigante zombie”.

“Mmm… teniendo en cuenta que la historia del templo se remonta bastante atrás… probablemente es un soldado gigante que protegió este lugar en el pasado. Murió a manos del Rey Demonio y se convirtió en su subordinado… seguramente ha pasado algo así. Si el Inquisidor Herético estuviera aquí, podría decirnos más…”

“Wow, ¿ese tipo también sabe cosas de las religiones de otros mundos? Imagino que no le llaman fanático de clase SSS sin motivo…”.

“Es por su habilidad”.

“Bueno, esa es la prueba de que es clase SSS”.

“Qué desagradable. ¿Tenéis que hablar de ese maldito bastardo? Como sea, me ocuparé de ese gigante”.

“Sí, señor Santo de la Espada. Lo dejo en sus manos”.

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

“Como sea, me ocuparé de ese gigante”.

“No, Santo de la Espada. Puedes seguir ocupándote de los zombies con el martillo”.

“Mira, ese gigante está tentando a mi espada, así que…”.

“¡Profeta! ¡Soy un profeta! ¿Vale?”.

“Fss… entonces, ¿quién se va a ocupar del gigante?”.

“Obviamente, la Bruja. Por favor, dispara tu Láser a los ojos del gigante”.

“Muy bien. Son ojos que piden a gritos que alguien les apunte. Prácticamente está rogándolo con un ojo tan descomunal”.

“¡Perfecto! ¡Vamos allá!”.

[Has muerto]
| Volviendo a 24 horas antes.

“Como sea, me ocuparé de…”.

“¡Invocar cien fantasmas!”.

“Por la diosa, Rey de la Muerte. ¿Tu habilidad no tiene tiempo de enfriamiento o qué?”.

“Bueno, de alguna manera… muy bien, vosotros dos os podéis encargar de ese gigante. Una cosa, Bruja. Hay algo que tengo que pedirte”.

“¿Qué es?”.

“No le apuntes a los ojos”.

“¿Por qué?”.

“Si lo haces, la cosa se va a poner fea”.

“Pero, Rey de la Muerte… Mira a ese zombie gigante con un solo ojo. Mira a ese ojo gigantesco. ¿Lo  ves?”.

“Sí… lo ve. Sé que básicamente está rogando que apuntes ahí. Pero no puedes”.

“¿Por qué? Ese ojo… Rey de la Muerte, si pudieras usar un rayo láser como yo y vieras un globo ocular así…”.

“Lo admito, Bruja. Si fuera tú, intentaría discutir para poder apuntar al ojo. Pero no tengo tiempo de ponerme a explicarlo todo ahora mismo… por favor”.

“Uf…”.

“Hazle caso, Bruja”.

“Santo de la Espada… incluso tú…”.

“Ese jovencito insiste en que es un profeta. Hagámosle caso por ahora”.

“… Está bien… intentaré con todas mis fuerzas… no apuntar a ese ojo”.

“¡Gracias!”.

Corrimos. Luchamos. Nos salvamos unos a otros. Hicimos todo tipo de cosas. Hablamos un montón.

-¡Mis niños…!

Atravesamos las hordas de zombies que había en el templo.

-¡Mi general…!

Superamos al gigantesco soldado de un solo ojo que, probablemente, fue toda una leyenda en su tiempo.

-¡AHHHHH…!

[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]

y…

[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal se retira al piso 14]

Piso a piso, seguimos hostigando al Rey Demonio.

Tal y como había ocurrido en el piso 12, gotas de lluvia hechas de luz serpentinearon a nuestro alrededor.

El templo, la gran barrera del continente, relucía como un escudo recién bruñido.

Con el sonido de una campana, la gente cantaba canciones. Llegando desde el Este, los mercaderes montaban caballos, y, desde el Oeste, los comerciantes estaban subidos en extraños pájaros. Los paladines golpeaban con sus martillos mientras entrenaban, y los apóstoles que les miraban con ojos amorosos terminaban siendo arrastrados por la oreja hasta el templo.

“¡El sacerdote ha estornudado!”.

Había un huérfano que gritaba bromas y recibió un coscorrón en la cabeza por parte de un apóstol. Un soldado de un solo ojo le despidió con la mano.

Ah.

“Rey de la Muerte”.

Mmm.

“Okey… vamos, Bruja. Santo de la Espada, ¿estás listo?”.

“Esperad un momento. Hay un mercader vendiendo piedras de afilar de buena calidad por allí”.

El Santo de la Espada compró una piedra de afilar y empezó a darle mantenimiento a su espada. Mientras, yo desvié la mirada del gigante y me fijé en el mapamundi.

La lejana tierra roja se removía como un enjambre a punto de abalanzarse sobre el templo de nuevo.

Pero todavía teníamos tiempo para que el Santo de la Espada afilara su espada. Eso debería bastar.

“Rey de la Muerte”.

La Bruja me cogió de una  mano. Cuando el Santo de la Espada terminó, agarró inmediatamente la otra también.

“Teletransporte”.

La luz nos envolvió de nuevo.

“Hm… El piso 14 es un bosque. El Rey Demonio… parece haberse escondido”.

“Tened cuidado. Puedo percibir enemigos a nuestro alrededor”.

“Sí. Vamos, despacio. Despacio”.

[Has muerto]
|Volviendo a 24 horas antes.

***

Y así fue como atravesamos el ejército élfico del Rey Demonio.

[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]
[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal se retira al piso 15]

***

En mitad de una catarata que fluía al revés, derrotamos al Rey Demonio, que estaba usando a la Reina de las Sirenas.

[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]
[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal se retira al piso 16]

***

En la cima de un volcán en erupción, combatimos al Rey Demonio, que montaba un guiverno.

[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]
[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal se retira al piso 17]

La historia se estaba revirtiendo. Volvía a un tiempo anterior al ataque del Rey Demonio contra el imperio.

Incluso antes, cuando aún no había atacado ninguna tierra.

Antes de que el templo fuera destruido.

Antes de que el Bosque de las Hadas resultara maldito, de que la cascada fluyera hacia arriba y de que el volcán entrara en erupción.

Antes, antes.

Antes de que el Rey Demonio comandara un ejército.

Sin detenernos nunca.

Al igual que una ola se conecta con la siguiente, como una gota de agua desapareciendo en una burbuja.

Como la caída de cada pétalo de flor.

Cada vez que subíamos un piso, el territorio del Rey Demonio se encogía y él se debilitaba.

[La existencia del Rey Demonio se está haciendo más difusa]

Al igual que el Rey Demonio del piso 13 era más débil que el del 12, el del 14 era más débil que el del 13, el del 15 más aún… y así, poco a poco…

[Has muerto]
[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]
[La existencia del Rey Demonio se está haciendo más difusa]
[Has muerto]
[El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal opta por retirarse]
[La existencia del Rey Demonio se está haciendo más difusa]

***

-¿Cómo te atreves?

El intento número 97.

Cuando llegué al piso 19 en mi intento número 97, nos encontrábamos en un pequeño y desconocido país.

-¿Cómo osas?

El Rey Demonio gritaba en mitad de la tierra vacía.

No era al Santo de la Espada o a la Bruja.

La persona a la que miraba el Rey Demonio mientras rechinaba los dientes era yo.

-¡Si no fuera por ti…!

Sus ojos estaban inyectados en sangre debido a su furia.

-¡Es por tu culpa! ¡Todo es por tu culpa! ¡Si hubieras seguido los pasos apropiados… sí! ¡Si no fuera por ti, esto no habría pasado! ¡Cómo osas! Un mero espadachín de otro mundo…

Yo alcé la espada.

“Joder, por fin te veo los ojos”.

-¿Qué…?

“Justo eso que dije. Tras todo este tiempo, finalmente veo qué pinta tienen tus ojos”.

Seh. El Rey Demonio de la Lluvia Otoñal original no tenía ojos.

Era una sombra que se retorcía. Tenía cara, pero no expresión. Tenía brazos, pero no manos.

Aguas residuales. Porque estaba cubierto de ese hirviente líquido negro.

Así era.

“¿Eso tiene sentido?”.

La máscara del Rey Demonio se había roto por fin.

“El Rey Demonio y el guerrero no fueron capaces de mirarse a los ojos. Una tragedia inaudita”.

Y, finalmente, había una parte que no estaba cubierta de aguas residuales. Ojos inyectados en sangre que emanaban una grotesca Aura asesina, pero… no estaba asustado. En realidad, me alegraba.

Apunté con mi espada al Rey Demonio.

“Lucha con todo lo que tengas”.

-Tú…

“O huye de nuevo. Eh, ¿no tienes curiosidad? ¿Cuánto crees que te debilitarás si vuelves a escapar una vez más?”.

-…

Aunque no hubiéramos recibido las recompensas del piso 19, el Rey Demonio del piso 20 habría sido un completo debilucho.

-¿Cómo te atreves a…? Una simple hiena que devora mi carne, qué puedes saber…

La voz que me maldecía parecía un gruñido. Había una sombra perdida en el lugar en el que estaba.

Abrí lentamente la boca.

“Estelle”.

Una pausa.

Los ojos rojos del Rey Demonio se abrieron desmesuradamente.

“Te he advertido ya que debes luchar con todas tus fuerzas”.

-…

“Si no lo haces…”.

Un instante después, golpeé el suelo en el que me alzaba. Un explosivo grito brotó de él. El agua negra estaba esparcida por todas partes.

“… mi tiempo será más largo que tu historia”.

Escuchando al Rey Demonio, Estelle, gritar, posé mi mirada en él.

Cara a cara.

Hacia el camino al que me dirigía.