Monogatari (NL)

Volumen 17

Capitulo 7: Oscuridad Ougi

Parte 6

Ni que decir tiene que Hachikuji Mayoi y Ononoki Yotsugi no tenían objetivos propios en este encuentro, ¿cómo iban a tenerlos? Hachikuji era una mera espectadora, alguien a quien había arrastrado a la situación, si querías decirlo así, y a quien había traído conmigo desde el infierno contra su voluntad. En cuanto a Ononoki-chan, olvídate de que una muñeca como ella tenga un sentido de propósito, no sabía si percibía algo en absoluto.

Supongo que en lo que respecta a Hachikuji, se podría decir que quería ayudarla a escapar de su posición entre la espada y la pared. No es que pudiera volver al infierno, pero tampoco podía quedarse. No tenía a dónde ir.

Aunque lo digo como si sus problemas no tuvieran nada que ver conmigo, la mayor parte de la responsabilidad de su situación recayó sobre mis hombros…

“Así que, ahora que todos sabemos a qué atenernos, déjenme explicar exactamente qué haremos a continuación. Lo mínimo necesario para cumplir tus objetivos, Koyomin, y los míos, así como los de Shinobu-san y los de Hachikuji-chan, todos al mismo tiempo.”

Gaen-san lo dijo como si tuviera en mente algún tipo de proceso fijo, pero me costó creer que existieran tales requisitos—aunque la forma en que dijo lo mínimo necesario hizo parecer que podría haber más requisitos por ahí…

“Tenemos dos requisitos mínimos. Uno es instalar un nuevo dios en el Santuario Kita-Shirahebi—el otro es la eliminación de Oshino Ougi.”

Eliminación.

Oír la palabra en voz alta con tanta claridad me puso un poco nervioso—intenté ser cuidadoso para no mostrar esos nervios en mi rostro, pero Shinobu pudo haberlo descubierto por medio de la osteofonía mientras me sostenía en sus brazos.

Por favor, sálvame.

Las palabras anteriores de Ougi-chan pueden haberle llegado.

Sin embargo, si nos centramos en Shinobu en esta situación, la cuestión no era el segundo requisito. El primero era el más apremiante.

“Gaen-san. Si estás tratando de decir que debemos hacer de Shinobu el dios del santuario, entonces…”

“Sí, ese era el plan. Por eso mi plan original era que te fueras una vez que volvieras a la vida, pero la situación cambió cuando trajiste del infierno a Hachikuji Mayoi. Ya no hay necesidad de instalar a Shinobu-san en el Santuario Kita-Shirahebi, aunque esto se produjo medio a la fuerza—porque en cierto sentido, un sustituto de un dios aún más adecuado que Shinobu-san—no, porque ha aparecido un sucesor de un dios.”

“¿Un sucesor de un dios?”

“Estoy hablando de Hachikuji-chan.” Con eso.

Gaen-san señaló a la chica de las coletas que no había participado mucho en la conversación, pero a pesar de ser señalada, Hachikuji permaneció tranquila.

En otras palabras.

Ya habían llegado a un acuerdo.

Pero era la primera vez que oía esto. Por supuesto, esto me impactó—¿Hachikuji?

¿Hachikuji Mayoi, en ese santuario?

“¡N-No! ¡Eso sería aún peor! Quiero decir, Hachikuji es…”

“¿Ella es qué?” Instó Gaen-san, pero yo no tenía palabras—empecé a saber que no podíamos hacerlo, que era imposible, pero al presionarme para que diera una razón específica de por qué no podíamos, de por qué era imposible, no surgió ninguna respuesta.

Fue tan inesperado que reaccioné sin pensar… Bueno, tal vez no se me ocurría una razón para estar en contra, pero tampoco se me ocurría una razón para estar a favor.

No porque me haya vuelto demasiado conservador, temeroso de perder algo, por lo que yo sabía. No porque la experiencia de perder a Hachikuji una vez se hubiera grabado en mí.

No creía que Shinobu estuviera demasiado apegada a Hachikuji, pero en realidad se trataba de una discusión sobre su posible sucesor.

Parecía que ella no podía permanecer desinteresada.

“La niña perdida puede ser calificada.” Se introdujo en la conversación, ocultando aún su postura al respecto. “No podemos negar que la niña perdida ha hecho un milagro, al haber regresado del infierno.”

Eso era cierto.

¿Qué es más milagroso que la resurrección? Si el requisito para ser un dios es la realización de milagros, podríamos decir que Hachikuji lo cumplía.

Pero en ese caso, yo también cumplía el requisito, al igual que Ononoki-chan—no es que pudiera imaginarme a mí o a Ononoki-chan convirtiéndonos en un dios, pero lo mismo ocurría con Hachikuji…

“No, no es lo mismo.” Dijo Gaen-san. “Cuando se trata de Hachikuji Mayoi en comparación contigo o Yotsugi-chan, mientras que todos ustedes volvieron a la vida, las condiciones son diferentes— tu volviste con un cuerpo físico, pero ella es un espíritu.”

“¿Estás diciendo que no puedes convertirte en un dios si tienes un cuerpo físico?”

“No. Como pudimos ver con Sengoku Nadeko. Existen los dioses encarnados—la diferencia aquí es que Hachikuji-chan será tragada por la Oscuridad a menos que se convierta en un dios.”

Sí.

En primer lugar, eligió pasar a la otra vida porque fue perseguida por la Oscuridad, y aunque una cosa sería que volviera a la vida con un cuerpo, continuar en nuestro mundo como espíritu significaba que inevitablemente sería perseguida.

En otras palabras, dijo Gaen-san, había tres opciones.

“1: Volver al infierno. 2: Ser engullida por la Oscuridad. 3: Convertirse en un dios, eso es todo. De acuerdo, convertirse en un dios es un poco exagerado. En realidad, sólo está cambiando de trabajo como excentricidad. Todas las excentricidades son como dioses. Esto también hace que su situación sea diferente a la de deificarte a ti o a Yotsugi-chan. Consagrarla en el Santuario Kita-Shirahebi permitiría a Hachikuji Mayoi seguir existiendo en este mundo.”

Recibiría la ciudadanía. En otras palabras, recibiría la residencia.

“Así que, en su mayor parte, no sería más que positivo para Hachikuji-chan… Por supuesto, tendrá que hacer algo de trabajo, pero si puede manejar la bolsa de aire allí, eso será prevención más que suficiente. No se me ocurriría pedir nada más, no exigiría nada irrazonable.”

“Eso parece.” Dijo secamente Hachikuji.

Por lo que me dijo su expresión, lo había aceptado de manera informal y tampoco tenía previsto cambiar de opinión, y sería difícil para mí quejarme si ella se sentía bien con ello.

De hecho, si funcionaba, la idea suavizaba perfectamente mi irreflexiva acción, es decir, secuestrar a Hachikuji del infierno. Debería estar agradecido, y no tenía derecho a quejarme… Aun así, no podía evitar ser la voz de la prudencia cuando se trataba de Hachikuji.

Tal vez el concepto de Hachikuji, la chica joven, simplemente no coincidía con el concepto de dios en mi mente—oh, pero hablando de no coincidir.

“¿Pero no es un santuario que adora a las serpientes? ¿No causaría otra distorsión en el camino de las cosas si albergara a Hachikuji, una excentricidad caracol?”

“Y ese es el milagro tan grande que ni siquiera puedo creer que lo hayas hecho por accidente, Koyomin—sin él, ni siquiera yo habría pensado en instalarla como dios. Convertirse en la deidad del Santuario Kita-Shirahebi requiere una razón, aunque no sea más que una exageración sofisticada, al igual que llevaron el santuario del lago a las montañas por medio de una conexión serpentina, o la forma en que Heart-Under-Blade afirmó ser su falso dios por medio de una inmortalidad compartida. Necesitábamos una razón a ese nivel, o tal vez a una aún mayor.”

“¿C-Cierto? Entonces…”

“Caracoles.” Dijo Gaen-san. “Son retro compatibles con las serpientes.”

“¿Qué?”

“Er, esa elección de palabras podría ser demasiado autocomplaciente, pero Koyomin, debes haber oído hablar del sansukumi, ¿verdad? No es un conocimiento exclusivo de especialistas.”

“¿Sansukumi?”

¿La forma original de piedra-papel-tijera? Lo más básico, claro.

“Con la serpiente, la rana y la babosa, ¿verdad?”

La serpiente se come a la rana, la rana se come a la babosa y la babosa se alimenta de la serpiente. También podría utilizarse para describir un trilema—¿una babosa?

Eso me sonó de alguna manera familiar.

“Oh, claro. El tofu Namekuji, el tofu babosa. La falsa excentricidad que Kaiki usó en Sengoku…”

“Así es. Una excentricidad que es efectiva contra las serpientes— una babosa.”

Las babosas y los caracoles son especies estrechamente relacionadas, añadió Gaen-san.

“Oh.”

Cierto, qué punto ciego—debería haberme dado cuenta de lo que estaba tratando de decir desde el momento en que mencionó el sansukumi. Los caracoles tienen caparazón, mientras que las babosas no—las babosas son más bien caracoles que han perdido su caparazón.

En ese caso, lejos de tener nada que ver con las serpientes. Los caracoles podrían suprimir las serpientes.

En lugar de volverse salvaje como Sengoku, en lugar de ser tragada por una serpiente, podría ser ella la que engullera a la serpiente.

“Ya veo. Llámame Namekuji Mayoi.” Asintió Hachikuji. El juego de palabras era casi demasiado bueno para ser verdad.

“Ahora, por supuesto.” Dijo Gaen-san. “Sería mejor si una serpiente se encargara de una serpiente… pero en cierto sentido, esto es aún más ideal. En otras palabras, estamos dando vueltas a la solución en sentido contrario.”

“…”

Al decirlo así, incluso el encuentro con Hachikuji en este parque— el antiguo emplazamiento del Santuario Shirohebi, predecesor del Santuario Kita-Shirahebi—parecía predestinado. Aunque esto también tenía que ser una exageración.

Sin embargo, ¿no fue una multitud de estiramientos acrobáticos, una experiencia contorsionista tras otra, lo que nos llevó a donde estábamos, por una especie de milagro?

“Hablando como especialista, si tuviera que señalar un defecto, el ji en el nombre de Hachikuji indica un templo budista, mientras que ella estaría residiendo en un santuario sintoísta… pero pasemos por alto eso en el espíritu del sincretismo sintoísta-budista. No es que podamos cambiarle el nombre… Su apellido fue una vez Tsunade, Cuerda Anudada, ¿no?”

A pesar de su actitud relajada, Gaen-san era sorprendentemente detallista cuando se trataba de trabajar—debía de haber dado vueltas y pensado en cada aspecto de cualquier problema que se le ocurriera a un aficionado como yo.

Además, había dicho residencia—sería la residencia de Hachikuji. La elección de las palabras era, sin duda, otro intento de persuadirme, pero ¿cómo no dejarse llevar?

Ya sea un santuario o un templo.

Para Hachikuji Mayoi, perdida en las calles desde hace once años— con la misteriosa desgracia de tener que amontonar piedras a la orilla de un río—, fue una gracia salvadora tan grande y clara tener un lugar al que pudiera llamar hogar, vivir, regresar.

Gaen-san lo había planteado como una pregunta de opción múltiple con tres respuestas, pero no había otra opción.

Tampoco tuvimos tiempo de buscar una cuarta. Podría seguir y seguir todo el tiempo que quisiera y no saldría nada productivo, pero.

“¿Estás realmente bien con esto, Hachikuji?” Tenía que asegurarme.

Todo este tiempo había estado hablando con Gaen-san y no le había preguntado a la propia Hachikuji, pero no podía no preguntar.

“Sí, lo estoy. Un dios, me siento como si caminara sobre las nubes.”

En el regazo y los brazos de una hermosa rubia, mi posición no parecía la más seria del mundo, pero había intentado dar a mi pregunta un peso sincero—sin embargo, la respuesta de Hachikuji fue ligera y despreocupada.

Caminar sobre las nubes…

“Digo, será como un nuevo adiós, está vez a mi profesión. Me mordí la lengua.”

“Para, estás haciendo que esto parezca una broma. No te tomes algo tan serio como esto como un chiste.”

“Un ascenso póstumo de dos rangos no es nada comparado con esto.”

“Sí, estoy bastante seguro de que no lo entiendes…” Su respuesta justificaba mi preocupación.

Es cierto que no entendí lo que pasaba, pero conocí dos ejemplos en los que estar atrapado de esa manera llevó a situaciones crueles.

Kiss-Shot Acerola-Orion Heart-Under-Blade. Sengoku Nadeko.

Y, francamente, no quería añadir a Hachikuji Mayoi a la lista, por mucho que me dijeran que no había otra solución.

“Oh, pero sí lo entiendo.” Dijo, segura de sí misma hasta el punto de la presunción.

“¿Estás segura? ¿Entiendes la responsabilidad y el significado, el peso y el papel de convertirte en un dios?”

“Bueno, no, respecto a esas cosas, para nada.” “¿No?”

“Sin embargo…” Se animó.

Era una sonrisa tan característica de Hachikuji.

“Lo que sí entiendo es que significa que podré jugar contigo.”