Monogatari (NL)

Volumen 17

Capitulo 5: Infierno Mayoi

Parte 4

“Ahora que hemos terminado de dar explicaciones detalladas sobre cada uno de los misterios, ¿podemos partir? Es hora de irse, Araragi- san.”

“¿Qué? ¿Ir a dónde…?”

No había explicado hasta el último misterio, y las explicaciones fueron tan rápidas y bruscas que, sinceramente, ¡la mayor parte de nuestra conversación no había sido más que una pequeña charla!

Alguien tenía que crear un centro de explicaciones.

“Oh, puedo darte los detalles mientras caminamos. No podemos quedarnos sentados en este parque hablando eternamente—no hace falta que te quedes quieto todo el tiempo, esto no es una rueda de prensa de comentarios de anime. Soy originalmente una niña, sabes, y quedarme quieta va en contra de mi naturaleza.”

“Hm… Como siempre dispuesta a cruzar a cualquier medio que te apetezca. Pero sí, no me importa dónde discutamos esto.”

“¿No solíamos hablar en el camino en la mayoría de los casos? Perdiste tus dos bicicletas, pero ¿por qué no caminas junto a mí para variar?”

Para variar, o por primera vez en mucho tiempo, eso no fue lo que objeté. Por supuesto que podíamos hablar mientras caminábamos, me parecía bien si ella lo hacía… pero ¿a dónde nos dirigíamos?

“Bueno, parece que estás un poco fuera de posición, así que déjame corregirte y volverte a poner en ella. Tal es el papel que me han asignado.”

“¿Tu papel?”

“Jeje, llámalo otro giro irónico del destino. Yo, cuya anterior vocación era hacer que la gente se perdiera, estoy trabajando como guía.”

No entendí el significado de sus palabras mientras se alejaba, con su gran mochila balanceándose. Si esto era el infierno, o al menos el más allá (no podía dejarlo pasar, gracias a mi apego a la vida o a mi negativa a aceptar la situación), la chica que me precedía había traído su mochila favorita hasta aquí.

Sin embargo, no me quejaba, no quería verla con un sudario de muerte ni nada por el estilo—yo también llevaba mi uniforme escolar.

No tenía rastro de haber sido destrozado.

Tampoco mi cuerpo parecía haber sido cortado en tiras—quizás sólo porque estaba en un infierno donde morir sólo significaba revivir, y no porque fuera un vampiro que se beneficiaba de los rasgos asociados…

Si cada vez que moría recibía un nuevo juego de ropa, el infierno era duro de roer.

“Hm, pero ahora que lo menciono, Shinobu no está conmigo. Si he muerto, ¿significa eso que ella ha recuperado su naturaleza vampírica completa?”

“Es muy probable. Creo que ese era otro de los objetivos de ella.” “¿Ella?”

Repitiendo la palabra, seguí a Hachikuji fuera del parque. Acera, árboles al borde de la carretera, calle, cruce, señal… Seguía viendo la misma ciudad de siempre.

No es que conociera la zona lo suficiente como para decirlo, pero no había nada extraño en ella como ciudad.

Nada de eso era infernal.

Si me presionas… ¿supongo que se siente extraño que no haya otros peatones?

“En la entrada del Avīci, ¿no tenía la gente que caer a través de las llamas durante dos mil años? Todos los pecadores están ocupados cayendo, ¿y tal vez por eso aún no ha llegado nadie?”

Por supuesto que no. Estaba aquí.

Y no podría haber caído más rápido que ellos, según los experimentos de Newton.

“Sí, y pronto entenderás esa parte—me aseguraré de que lo hagas. No te preocupes, piensa que soy omnisciente y omnipotente. Me he enterado de casi todo por ella.”

“De nuevo, ¿de quién estás hablando?” “Su augusta persona.”

“Vaya, ¿qué es, la jefa final?” “Su Excelencia.”

“¿Por qué el afecto de época? ¿Quién es esta persona que lo sabe todo?”

Bueno, a estas alturas ya lo sabía.

Si no era Hanekawa, eso sólo dejaba una posibilidad—tenía que ser la gran jefa de los especialistas y la que me cortó en tiras, Gaen Izuko.

Pero, ¿cómo contactó Gaen-san con Hachikuji, que había ascendido al más allá, o más bien había caído en las profundidades del infierno?

“Un ser omnisciente y todopoderoso en piel de león, esa soy yo.”

“No, no puedes forzar tanto esa fachada. Parece que sabes a dónde vamos, Hachikuji, así que empieza por decirme nuestro destino. No puede ser la casa de tu madre.”

“Bien, y parece que está viva y bien. Su casa había desaparecido, pero ella simplemente se había mudado. Gracias a los cielos.”

“…”

“Bueno, en términos de destinos, Araragi-san, este es nuestro objetivo designado—mi trabajo es devolverte la vida.”

Ponerte en posición era una forma de hablar, supongo que es más bien desalojarte de la posición correcta, añadió Hachikuji, complicando las cosas.

No la entendí en absoluto.

Por otra parte, últimamente no había entendido gran cosa, llevado de un lado a otro por todo el mundo, metido en sus asuntos… Apuesto a que a un tipo más hábil que yo le habría ido mejor.

“Devolverme a la vida… Espera, ¿es algo que puedo hacer, volver a vivir?”

“Por supuesto. No vas a quedarte muerto, ¿verdad?” “Pero Gaen-san…”

La solución es que te mueras—dijo.

Y como se trataba de ella, me lo creí. Naturalmente, no me gustaba, y no tenía sentido, pero fuera lo que fuera lo que ella pensaba, podía estar seguro de una cosa. Ella actuaba de manera que, en su opinión, traía la mayor felicidad posible al mayor número de personas, aunque nada pudiera ser menos en mi interés.

Puedes confiar en ella.

Tampoco se cuestionaría sus propias acciones—si pensara que matarme era la solución, nunca se retractaría.

“De verdad, Araragi-san, mantén la calma. Tuvo que ser el plan de esta persona todo el tiempo. Matarte, y luego hacer que vuelvas a la vida.”

“Matarme, luego hacerme volver a la vida…”

¿Todo el tiempo?

Qué plan más improductivo.

Eso iba más allá de atribuirse el mérito de haber resuelto un problema que tú habías creado, era como multiplicar por dos y luego dividir entre dos—todo lo que consiguió con ello fue darme un susto.

¿Quería demostrar que el infierno existía?

¿Por qué ahora?

Incluso si fuera eso, ella lo sabría desde hace mucho tiempo.

¿Hachikuji acaba de decir esta persona?

¿En lugar de ella?

…

Ahora estaba siendo muy quisquillosa.

“No se trata sólo de multiplicar por dos y luego dividir entre dos.” Continuó Hachikuji, sin atender a mis dudas internas—caminar parecía sentarle mejor, y se estaba poniendo bastante habladora. “La sustracción también entra en juego.”

“¿Sustracción?”

“Eso también lo entenderás pronto.” “…”

Cada parte crucial estaba siendo retenida… Como mi guía, supongo que Hachikuji tenía un procedimiento adecuado en mente, así que no iba a forzarle sus respuestas.

La idea de volver a la vida apenas me dejaba frío, pero estaba dejando que un torrente de temas me zarandeara, encomendándome a la corriente, y no pensando con claridad, centrándome demasiado en Hachikuji… no sé, la verdad sin tapujos es que palabras tan potentes como volver a la vida no me sonaban.

“¿Pasa algo, Araragi-san? ¿No estás contento? Puedes volver a estar vivo.”

“Um, honestamente, mi cerebro no ha llegado a ese punto. Me cuesta aceptar que estoy muerto, así que no estoy en condiciones de preguntarme si no estoy muerto…”

“Ja, ja, ja. ¿Estamos retomando esa discusión? ¿Acaso un mundo en el que los muertos regresan alteraría el sentido de la vida?”

“No es eso.”

¿Lo era?

No, no era eso.

No, una parte de mí debe haber sentido que ya podía descansar en paz. Aunque sonó como una línea de un manga…

“Hm. Puedo simpatizar. Has estado luchando, con tu vida en juego—dicen que los jugadores que siguen ganando en realidad tienen un deseo subconsciente de perder. ¿Quizás para equilibrar una vida que ha visto demasiadas victorias? No me importaría creer que tu alivio es genuino y no está afectado.”

“¿Por qué tan condescendiente?”

“Sin embargo, dudo que sea tan generosa como para que la honestidad sea suficiente.” Hachikuji dobló una esquina.

Mientras lo hacía, la escena cambió… bueno, la esquina era una esquina normal. Me refiero al color del cielo.

Debería haber sido al mediodía.

Pero el cielo se hizo de noche—las farolas, que hasta hace un momento estaban allí, iluminaban la calle oscurecida como si llevaran tiempo haciéndolo.

“¿Qué? ¿Alguien acaba de usar Tick-Tock?”

“Buena pregunta… oh, Araragi-san. Parece que alguien se ha derrumbado por allí.”

“¿Hm?”

Justo cuando estaba asimilando el cambio de color en el cielo (a fin de cuentas se suponía que estábamos en el infierno), Hachikuji habló y señaló—mirando en la dirección de su dedo, vi por qué. Ciertamente, apoyada en la farola, iluminada como si fuera un foco, había una persona.

No, no ciertamente. Con certeza.

Y no una persona, sino un monstruo.

Allí, derrumbada, cubierta de sangre, en un charco de sangre, estaba una vampiresa al borde de la muerte, con los miembros amputados.

Una vampiresa legendaria en un estado espantoso.

La vampiro de sangre de hierro, de sangre caliente, de sangre fría, Kiss-Shot Acerola-Orion Heart-Under-Blade.