SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 36: Mi Muerte Es (Parte 3)

La luz blanca se atenuó, y, cuando abrí los ojos, ya estaba en mitad de un campo de batalla.

Caminé con confianza hacia la familiar escena.

-Krrrrr, ¡kiiiek!

Los monstruos gritaban y los soldados resultaban heridos al combatirlos.

Miles de enemigos corrían para destruir la ciudad portuaria.

El piso 11. La primera batalla para proteger el Imperio Aegim había comenzado.

“¡Gracias! ¡Veo que habéis venido a ayudarnos, guerreros!”.

El general NPC que nos saludaba era el mismo de la anterior regresión. Llevaba la misma armadura, tenía la misma expresión y decía las mismas frases.

“¡Guerreros! Por favor, salvad nuestro imperio y…”.

Pero eso era todo. Ahí terminaban las similitudes.

Ante las palabras del general, la forma en la que reaccionaron los cazadores fue diferente.

“¡Dragón Negro, reuníos!”.

Una voz fría atravesó el campo de batalla. Era la de la maestra de Dragón Negro, la Bruja. Tal y como había pasado en la batalla que solo yo recordaba, la Bruja gritó tras reunir su Aura. Algo en ella atraía las miradas de la gente.

“¡A partir de ahora, Dragón Negro toma el derecho a dirigir esta guerra!”, exclamó la Bruja mientras miraba el campo de batalla.

“¡Chen-mu mun! ¡Milicia Civil! ¡Haced lo que haga falta para asegurar el flanco izquierdo! ¡El Templo de los Diez Mil y Sangryun tomarán el derecho! Dragón Negro se quedará en el centro. ¡Si alguien tiene quejas, contádmelas después de la batalla! ¡Ahora mismo, si tenéis tiempo de quejaros, usadlo en matar al menos un orco más!”.

El mundo había cambiado.

“¡Wooooooooooo!”.

Los gritos de los cazadores eran prueba de ello.

Los grandes gremios se movieron con presteza. ¿Era porque les había revelado que este escenario era una subyugación en equipo?

No había cazadores mirando a su alrededor aturdidos y sin moverse.

“Niños, ¡seguidme! ¡Si alguien muere antes que yo, lo mataré!”. Incluso Chen-mu mun, liderado por Viper.

“¿Qué estás…? Da igual. ¡Todos vosotros, cubrid a Chen-mu mun! ¡Tendremos que ayudar a esos idiotas cuando empiecen a volverse locos como siempre!”. También la Milicia Civil, con la Paladín a la cabeza.

“¡Jajajajaja! Actuar individualmente es una sentencia de muerte inmediata. ¡Todos! ¡Moveos como un equipo!”. Además, estaba el Templo de los Diez Mil, siguiendo al Inquisidor Herético.

“Todo el mundo está demasiado emocionado. Vamos poco a poco”. Y Sangryun, dirigido por la Condesa.

No había puntos ciegos en la formación de los gremios. Todo el mundo se concentraba en lo que tenía que hacer. Los cazadores especializados en batallas blandieron sus espadas, y los que se centraban en el apoyo invocaron magia desde la retaguardia. Como si fueran un tsunami, los cazadores estaban empujando hacia atrás al ejército de monstruos.

“¡Ohhhh!”, exclamó, asombrado, el general NPC. ¿Estaba emocionado por la vista que se desplegaba ante sus ojos?

“¡Está claro que dios no nos ha abandonado! ¡Mirad! ¡Los guerreros de otro mundo están haciendo retroceder a los monstruos! ¡Soldados del imperio, tenemos que luchar como ellos! ¡Soldados, seguidme!”.

Los líderes de todos los escuadrones gritaban y corrían.

Yo di un paso a un lado y los observé.

“…”.

Seh. Lo que la gente necesitaba era simplemente un poquito de alivio.

Incluso si solo cambiaba algo mínimamente, si me movía un poco en secreto, la escena del piso cambiaba así.

Justo entonces, Bae Hu-Ryeong me habló en voz baja.

-Zombie, ¿estás bien?

‘¿Hm? ¿Qué?’.

-Vas a sobresalir mucho menos de este modo -observó con el ceño fruncido-. No hay nadie a quien le guste sobresalir más que a ti. Estás deseoso de atención. ¿No te harán menos caso si esto se desarrolla así?

‘Bueno, supongo que sí’, contesté, encogiéndome de hombros. ‘Pero esto tampoco está mal’.

-¿Oh? Supongo que has crecido un poco.

‘¿A qué te refieres con ‘crecido’? Igual que siempre, voy a coger todo lo que pueda’.

En ese momento sentí una mirada en mi espalda. Y, cuando me giré, vi al anciano Santo de la Espada observándome.

“Uh”. Estaba un poco nervioso. “¿Qué está haciendo aquí… señor?”.

“Te estaba observando”, respondió él, como si fuera obvio. “Lo dijiste tú mismo hace no mucho. Tengo que decidir en cinco días si debo matarte o no. Por eso te estoy vigilando”.

“… Uh… mmm… pero, en realidad, no planeas estar observándome 24/7 durante cinco días, ¿verdad?”. (Taku: Imagino que todo el mundo lo sabrá, pero 24/7 quiere decir ‘24 horas al día, 7 días a la semana’. Es una forma de decir ‘Permanentemente y en todo momento’)

“Qué pregunta más extraña. Por supuesto que sí”.

Por Dios. Qué coño… ¿era un acosador?

“Espera, ¡tienes que matar monstruos también! Las recompensas del siguiente escenario se entregan basándose en el nivel de contribución!”.

“Hm”. El Santo de la Espada agitó ligeramente su espada. Aura azul se extendió como si fuera una garra en distintos puntos del campo de batalla. Unos 20 trasgos gritaron y fueron inmediatamente decapitados. La sangre chorreó en todos lados. “No te preocupes. También planeo usar mi espada de vez en cuando”.

“…”.

“Haz lo que tengas que hacer”.

Como era de esperar, el Santo de la Espada era alguien increíblemente experimentado. Estaba en un nivel completamente diferente.

“Ajá… bueno”.

Sacudí la cabeza y me dirigí hacia la Bruja del Dragón Negro. Los miembros de su gremio intentaron detenerme, pero se pararon en seco cuando vieron al Santo de la Espada siguiéndome. Cuando la Bruja se percató de que estábamos acercándonos a ella, nos saludó con la mano y nos abrió un camino.

“¿Qué pasa? El cazador Kim Gong-Ja, e incluso el abuelo…”, se quejó mientras arrugaba el entrecejo. “Estoy ocupada dirigiendo a los miembros del gremio. No tengo tiempo para esto. Si pudiérais decir lo que queréis decir en 30 segundos, os lo agradecería”.

“En realidad no tengo nada que hablar contigo”, contestó indiferente el anciano. “Solo estaba siguiendo a este jovencito”.

“¿Qué? ¿Qué coño significa…? No, no importa. No me interesa. No tengo tiempo para concentrarme en vosotros ahora mismo. Os lo pido por favor, si no es importante, marchaos. ¡Eh, vosotros! ¡Equipo 4!”. Incluso mientras se quejaba al Santo de la Espada, ella siguió dando apuradamente órdenes a los miembros de su gremio. “¡Dejad de avanzar como estúpidos y quedaos ahí! ¡Si no queréis que se os clave una lanza en el culo, quedaos ahí! ¿Qué está haciendo el equipo 12? ¿Creéis que hemos venido de paseo? ¡Cazad como es debido!”.

“¡P-perdón, maestra!”.

“¡Si tienes tiempo para pedir perdón, úsalo en atacar con tu espada!”.

Parecía realmente ocupada.

Fui al grano rápidamente.

“Maestra de Dragón Negro, tengo la recompensa por despejar el piso 10”.

“Por supuesto que la tienes. ¿Y qué?”.

“Este minimapa es la recompensa. En él puedo ver todo el campo de batalla. Aliados y enemigos están marcados, aquí puedes ver incluso dónde están las fuerzas enemigas”.

“…”, entonces la Bruja giró la cabeza y me miró a los ojos. “¿De verdad?”.

“¿Por qué iba a mentir? Claro que es de verdad”.

“¡Entonces, ¿por qué no me lo dijiste antes?!”. Ella me agarró la mano derecha. “¡Habla! ¿Dónde está el monstruo jefe?”.

Imagino que esa persona mostraba su yo real cuando estaba extremadamente ocupada.

“Mmm… aquí”, dije, señalando la dirección que marcaba el minimapa. “Está rodeado de monstruos, pero allí…”.

“¡Di que estás de acuerdo con el uso de mi habilidad! ¡Rápido!”.

“Uh… estoy de acuerdo con usar la habilidad de la maestra de Dragón Negro”.

“¡Teletransporte!”.

Un momento después, la Bruja y yo flotábamos en el aire. Para ser exacto, caíamos. En mitad del campo de batalla, monstruos y humanos estaban ocupados peleando.

El negro cabello de la Bruja ondeaba en el aire mientras ella gritaba. “¿Dónde?”.

“¡Allí!”, grité debido al sonido del viento. “Donde estoy apuntando…”.

“¡Teletransporte!”.

Cada vez que la Bruja gritaba el nombre de su habilidad, nos acercábamos rápidamente al punto en el que estaba el monstruo jefe.

Abracé con más fuerza el cuerpo de la Bruja mientras seguíamos en el aire. No significaba nada especial. Simplemente pensé que si lo único que teníamos en contacto eran las manos, caería inmediatamente del aire.

Como si lo hubiese entendido, no dijo nada al respecto y simplemente me gritó con ojos entrecerrados: “¿Tienes confianza en tu esgrima?”.

“Suficiente como para matar al jefe”.

“¡Entonces te voy a mandar justo encima del monstruo jefe. ¿Me has entendido?”.

“¡Sí, señora!”.

Sabía perfectamente a qué se refería.

Una vez el último teletransporte estuvo completo, llegamos volando justo encima del monstruo jefe. Estábamos a unos 10 metros del nivel del suelo.

En torno al jefe, monstruos y trasgos gritaban con un ruido molesto. Era difícil creer que esa era la manera en la que dirigían su ejército de monstruos.

“¡Kim Gong-Ja!”.

“¡Yaaaaaaaaaaaaaa!”.

Cubrí mi cuerpo con Aura y grité. ¿Nos habían oído? El noble trasgo que dirigía a los monstruos levantó la cabeza para mirar hacia arriba.

-¿Korrrk?

El trasgo noble y yo hicimos contacto visual. Pero ya era demasiado tarde.

Mi hoja aterrizó justo sobre la cabeza del trasgo líder. Su cuerpo se partió por la mitad. Era un monstruo jefe, pero no tuvo ninguna oportunidad de defenderse. Lo único que pudo hacer fue mirarme hasta el mismísimo final, como si sintiera que le habían engañado. Bueno, supongo que, ya que yo lo había matado ya dos veces, tenía sentido que se sintiera engañado.

-Kerrrk…

-¿K, rrrr?

Los monstruos, que habían perdido súbitamente a su líder, me miraron con confusión. Parecía que no podían terminar de entender qué acababa de ocurrir porque había pasado demasiado rápido.

Les sonreí con maldad.

“¿Qué?”. Y después me senté en el cuerpo del noble trasgo. “¿Vosotros también queréis que os parta por la mitad”.

Los monstruos gritaron, aunque con un cierto retraso.

-¡Kiiii!

-¡Krrrrrk! ¡¿Krrr?!

Los enemigos menores, como trasgos y orcos de poca importancia, se dispersaron rápidamente. Cuando uno echaba a correr, muchos otros le seguían, y pronto había 30 de ellos huyendo. Empezaron a correr como si fueran fichas de dominó en proceso de caída.

“¡Vamos!”. A mi lado, la Bruja apretó sus pequeños puños. “¡Buen trabajo, Kim Gong-Ja! ¡Diosa! Parece que hemos sido capaces de completar el escenario en menos de una hora! Las muertes de cazadores probablemente no han llegado ni a las 50. Quizá incluso 30… ¡Ah! ¡No podría haber ido mejor!”.

Era la primera vez que veía a la Bruja tan excitada.

El motivo por el que había estado tan estoica y carente de expresión en la regresión anterior era… ¿porque habían muerto muchos cazadores al principio por no saber qué hacer? ¿Y en esa ocasión estaba feliz porque el daño era mucho menor?

‘Es inesperadamente simple en esto’.

Alguien que estaba feliz o triste basándose en el número de sacrificios.

Sonreí.

“Bueno, bueno, ahora mismo estás demasiado emocionada. Cálmate un poco”.

“¡Si te sientes emocionado, debes mostrar esa emoción! Te felicito de nuevo. ¡Buen trabajo, Kim Gong-Ja! Los sacrificios necesarios para superar un escenario nunca habían sido tan escasos. ¡Puedes presumir de eso todo lo que quieras!”.

La Bruja sonrió con elegancia.

“Podrías haberte quedado la recompensa por superar el piso 10 para ti mismo. De verdad que es… un alivio que el nuevo héroe sea alguien como tú. Me he quitado un peso de encima…”.

“…”.

“Todos los medios de comunicación de la Torre van a pelearse por hablar contigo, ¡así que prepárate!”.

Ella estaba completamente feliz.

‘Seh’.

La Bruja extendió su mano y me ofreció un apretón.

‘Esto era’, pensé para mí mismo mientras agarraba su mano. ‘Conseguir la atención de la gente normal… que mucha gente te haga caso está realmente bien. Es una sensación agradable. Que otra gente te envidie y te trate como si fueras el mejor. Se siente jodidamente bien”.

Sin embargo.

“No es ni la mitad de bueno que recibir el reconocimiento de esta gente”.

Gente que había vivido con rigor. Aquellos que podían decir con confianza que lo habían dado todo. Como el Santo de la Espada, que subió a lo alto del ranking solo con su arma. O la Bruja, que había creado la mayor fuerza de la Torre. E incontables personas más, que habían puesto en ello todo lo que tenían.

‘Yo…’. Apreté la mano de la Bruja. ‘Quiero vivir siendo reconocido por esta gente’.

Y eso no era todo.

‘Quiero protegerlos’.

Así el Rey Demonio no podría jugar con ellos.

Esa gente, que había vivido vidas muy ocupadas, sin insultar o provocar a nadie como hacía el Emperador de las Llamas. Sin reírse de los demás, haciéndolos sentir pequeños. Quería el reconocimiento de esa gente.

No.

Quería que me respetaran. Aunque eso podría ser imposible.

‘Así es como quiero vivir’.

En un mundo que había cambiado ligerísimamente, yo también quería cambiar.

Ese era mi deseo más profundo.

-Ju… -murmuró Bae Hu-Ryeong- Vale la pena seguir a un tipo como tú.

Y, no mucho después, una voz resonó, haciéndonos saber que el piso 11 había sido despejado.

Grandes letras aparecieron en el cielo.

[Ranking de contribución en la subyugación]

Rango 1. Kim Gong-Ja.
Rango 2. Bruja.
Rango 3. Inquisidor Herético.
Rango 4. Viper.
Rango 5. Paladín.
Rango 6. Condesa.
Rango 7. Santo de la Espada.
.
.
.

Al igual que el mundo había cambiado, el ranking también se había visto modificado un poco.

El Santo de la Espada había caído hasta el rango 7. Y la Bruja, que era el rango 6, había pasado a ser rango 2.

[Los subyugadores con mejor puesto en el ranking van a entrar al piso 12]
[El resto de subyugadores no puede acceder al piso 12 hasta que los primeros clasificados hayan recibido sus recompensas].
[Repitiendo el anuncio general…]

Y, por fin, se pudo oír la voz que daba acceso al piso 12.

“A este ritmo, deberíamos de ser capaces de despejar el piso 20 rápidamente”, opinó la Bruja con una cara ligeramente roja. “Creí que habría que sacrificar a, por lo menos, 5.000, pero es un primer paso en una buena dirección”.

No.

Si no hacíamos nada, un sacrificio horrible sería exigido en el piso 12.

Y la persona necesaria para comunicarse con el exterior, la Condesa, se perdería. El momento en el que esa conexión se cortara, la economía de la Torre se vendría abajo. Los sacrificios superarían con creces los 5.000, quizá más cerca de los 500.000.

‘Por lo tanto…’.

Ý, por lo tanto.

‘Voy a ayudar a los demás’.

Una cegadora luz nos envolvió.

Cuando abrí de nuevo los ojos, estaba allí. En la habitación de recepción del hotel.

El suelo de mármol aún estaba blanco, sin ser mancillado por el baño de sangre que tuvo lugar la vez anterior.

“¿Oh?”.

“Mmm”.

Invocaron a los cazadores de uno en uno. Las miradas en sus rostros eran todas distintas. Me pareció que algunos cazadores me sonreían, como si esperaran encontrarme allí, y otros parecían enfadados aunque era la primera vez que nos veíamos.

“¡Cazador Kim Gong-Ja! ¡Estuviste increíble!”. El Inquisidor Herético llegando con elogios era lo mismo. “¡Trabajando junto a la maestra de Dragón Negro! Ajajaja. ¿Saber la localización del monstruo jefe era una recompensa del escenario anterior? Parecía que…”.

“¡Un momento!”. Al contrario que en la regresión anterior, siguió elogiándome. Levanté mi mano para detenerlo e inclinó la cabeza.

“¿Perdón?”.

“Tengo algo que deciros a todos antes”.

Todos los cazadores me miraron.

La Bruja todavía parecía sonrojada. Viper tenía el ceño fruncido. La Paladín parecía indiferente, y la Condesa se abanicaba.

Mientras recibía todas aquellas miradas… ‘¿Y qué pasa con el Santo de la Espada?’.

Primero comprobé los movimientos del anciano.

“…”.

Él estaba de pie y solo en una esquina de la recepción. Incluso cuando nuestros ojos se cruzaron, no reaccionó. Solo me miró en silencio, con sus brazos cruzados.

‘¡Funcionó!’.

Era completamente distinto a cuando levantó su espada inmediatamente.

‘¡Por fin funcionó!’.

La frustrante pelea al principio del piso 12 había desaparecido. No, yo la hice desaparecer.

“Ayer os pedí algo”.

“¿Ayer?”.

“Un favor”, contesté a la pregunta del Inquisidor Herético. “Os pedí que en algún momento me hicierais un favor”.

“¡Ah, sí! ¡Claro que me acuerdo!”.

“Estaría genial que me pudierais hacer el favor ahora”.

Miré lentamente a los cazadores.

Los maestros de gremio escuchaban con atención tras aparecer la palabra ‘favor’.

“5 días, contando desde ahora. Por favor, quedaos aquí 5 días sin hacer nada”.

“…”.

“Y, en ese tiempo…”

Cogí aire y abrí la boca.

“… superaré todos los pisos hasta el 20”.