Toradora! (NL)

Volumen 8

Capitulo 2: La Solterona

Parte 2

Después de intercambiar sus nombres nuevamente y prometer devolverle el disfraz de oso, Ryuuji observó al amigo de Murase mientras se alejaba. Entonces se quedó de pie afuera del aula de clases.

Dentro de la caja que tenía en su mano estaba el broche que le había tomado dos horas escoger frente a la aterrada empleada. El broche era barato y había costado alrededor de cien yenes, no hubiera sido apropiado regalarle algo costoso porque no eran novios. Seguía recordando la vez que el flequillo de Minori estaba hecho un lío. Aunque pensó que un lapicero o una bolsa pequeña hubieran sido también buenas opciones para regalarle, él quiso darle algo brillante y bonito. Incluso si era un broche barato, era tan bonito como la navidad.

Tan solo debería tirarlo. Debería tirarlo inmediatamente.

Instintivamente, Ryuuji no quería cargar el objeto que le traía recuerdos dolorosos de aquella noche.

Pero cuando se disponía a botarlo en el cubo de basura, sus manos se detuvieron solas. Chasqueó su lengua mientras arrancaba con violencia la envoltura navideña. ¿Por qué estoy pensando en clasificar la basura en un momento como éste?… Abrió la cajita, sacó el broche y tiró la envoltura en el cubo de la basura reciclable.

Los dedos de Ryuuji sostenían el broche no reciclable mientras lo observaba atentamente. Había una serie de perlas de cristal incrustadas en el broche plateado con forma curva que arrojaban un resplandor bajo la luz.

Ryuuji sentía que ése broche reflejaba a Minori.

Después de ver otros tipos de broches, sentía que éste era el que mejor le sentaba. Ella podría llevarlo a la escuela, a las prácticas del club, al trabajo… pensaba entonces. Si ella pudiese pensar en él cuando se lo pusiera… pensaba entonces. Si la veía usar aquel broche, Ryuuji sentiría que sus sentimientos le habían sido transmitidos con éxito… pensaba entonces.

No obstante, no había podido regalárselo. Ryuuji ya no lo necesitaba. Cuando se disponía a tirarlo a la basura,

“¡Taka-chan, sálvame! ¡Mira, mira, Taiga me hizo esto! ¡Tengo pruebas! ¡Mira las marcas de sus dientes!”

“¡Es tu culpa por ser tan odioso! ¿Qué demonios te pasa? ¡Te destruiré insecto! ¡Sería

dañino para éste planeta si te dejara vivir un segundo más!”

Justo cuando se disponía a arrojar el broche a la basura, Haruta quien era perseguido por Taiga, le llegó a Ryuuji por detrás, Taiga lo embistió también. Entonces los dos notaron el broche en la mano de Ryuuji al mismo tiempo. Pero Haruta habló primero.

“¿Qué es esto? ¿Qué es esto? ¿Qué haces con él?”

Taiga también dejó escapar un sonido de sorpresa antes de cerrar la boca. Anteriormente Ryuuji le había comentado acerca de comprarle un broche a Minori. Ella miró el bote de basura y vio la envoltura encima, pareció entender el significado simbólico de todo eso. Taiga tenía la tendencia a ser inusualmente perceptiva en ese tipo de situaciones.

“…Esto, esto es… algo que no me sirve…”

“¡¿No te sirve?! ¡Entonces dámelo! ¡Mi flequillo está siempre revuelto!”

El ignorante Haruta le arrebató el broche a Ryuuji y se lo puso en el cabello diciendo “¡¿Cómo me veo?!”. Ryuuji solo pudo pensar que el broche había terminado a medio mundo de distancia de donde se suponía que debería ir mientras observaba al estúpido de Haruta.

“¡De-devuélvelo!”

“¡Ouch! ¡Oye ¿qué te pasa?!” “¡Sólo devuélvelo! ¡Regrésalo!”

Al saltar a la espalda de Haruta, Taiga parecía una tonta de pelo largo que pretendía trepar un árbol mientras trataba de agarrar el broche del fleco de Haruta. Éste gritaba en agonía.

Ryuuji quería detener a Taiga pero…

“¡Sigue siendo el broche de Ryuuji! ¡Por eso debes devolverlo…!”

Cuando la puerta del salón se abrió y la profesora de la clase entró con la lista de asistencia, el broche fue finalmente arrancado de la cabeza de Haruta llevándose con él unos cuantos mechones de su pelo.

***

“¡Se quemó hasta los cimientos!”

…Los alumnos del 2-C se quedaron viendo perplejos a la solterona Koigakubo Yuri (30 años) quien estaba parada en el podio delante de la clase con una sonrisa extraña. Pero no pudieron descifrar el significado de sus palabras.

“Ven aquí ¿Podrías pasarme por favor los formularios de aprobación de los padres?” El presidente de clase Kitamura que estaba ocupado en acatar las primeras órdenes del nuevo período escolar de su profesora, se congeló al instante.

La solterona (30) le dio las gracias apresuradamente y tomó la pila de papeles de autorización metiendo éstos en un sobre antes de pronunciar éstas palabras malditas.

“Ya no existe porque se quemó hasta los cimientos. Es una lástima. Sin embargo no se cancelará. Es por eso que, humm, aquello, tal vez esté bien. Así es, tal como había sido planeado en un principio. Sí”

“…Sensei, no entendí nada de lo que acaba de decir, por favor explíquese más claramente”

Al escuchar la pregunta directa de Kitamura, la solterona (30) no pudo seguir ocultando las noticias.

“¡Hablo del hotel!”

Dijo eso con un tono autoritario. Al parecer había puesto en orden sus ideas.

“¡El hotel que se reservó para el viaje escolar a Okinawa, se quemó a finales del año pasado! así que ya no existe y ya no hay hoteles en Okinawa que puedan hospedar a ciento sesenta y ocho estudiantes ¡Por eso el viaje escolar ha sido cambiado por un viaje de esquí de tres días y dos noches!

“¡Es genial! ¿No lo creen?” “¡¿Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?!”

…Los gritos de agonía fueron ampliados por alaridos similares provenientes de las aulas vecinas. Un quejido de angustia se escuchó en la clase vecina e incluso el techo pareció temblar.

“¡Tiene que ser mentira! ¡¿Es en serio?!” “¡Es lo peor que podía pasar!”

“¡Ahhhhhhhh! ¡Era mi primer viaje en avión, mi primer visita a Okinawa!”

“Y hablando de eso ¡¿por qué nos vamos a las montañas en el mes más frio del invierno?!

¡¿Quieren matarnos?!”

La solterona (30) trató de callarlos y continuó:

El esquiar también es bueno ¡Esquiarán en una gran pista! ¡Contemplarán el hermoso, blanco y brillante paisaje nevado! ¡Podrán hacer ángeles en la nieve! ¡Escucharán las voces alegres de sus compañeros y muchas cosas más!”

“¡No! ¡Qué aburrido! ¡¿Qué no es un viaje único en la vida?!”

“¡Yo tengo que ir a Okinawa! No importa cuánto tiempo debamos esperar ¡Tenemos que ir a Okinawa!”

“¡Así es! ¡No quiero ir a una montaña nevada! ¡Hay que rebelarnos!”

A pesar de ser una postura radical, contaba con el apoyo de casi toda la clase. Sin embargo la solterona (30) Simplemente observó el sobre perfectamente cerrado bajo su brazo.

“Pero yo ya tengo todos sus formularios de autorización… así que eso es todo…”

El despreciable acto de la adulta llevó a los estudiantes más allá de su límite. Todos comenzaron a gritar miserablemente.

Haruta, quien ya había comprado una guía turística de Okinawa, berreaba; Kitamura, quien también esperaba con ansias el viaje, gritaba hacia el podio “¡Me opongo! ¡Eso es inaceptable!”. Por otro lado, las chicas comenzaron a agredir verbalmente a la profesora de clase gritando “¡Solterona!” “¡Treinta años!”; e incluso Taiga, la niña rica que podía ir a Okinawa cada vez que se le antojara, golpeaba desafiantemente su escritorio.

La solterona (30), quien estaba hasta el cuello de tales actos de rebeldía, puso una cara lastimosa.

“Ni que yo hubiese quemado el hotel de Okinawa…”

…Lo cual era verdad.

Dentro de ese caos, sólo una persona, Ryuuji, quien estaba como pez fuera del agua, repentinamente abrió sus ojos en toda su extensión. Era imposible que la solterona (30) hubiese quemado el hotel.

Fui yo.

… Ryuuji consideró aquello seriamente. Tal vez, la maldición de ‘¡ojalá la escuela se quemara!’ que había lanzado aquella mañana había traspasado el tiempo y el espacio para descender sobre el hotel de Okinawa causando que se quemara por completo.

En su corazón Ryuuji pidió disculpas a los estudiantes cuyos rostros estaban empapados en lágrimas. La fría y nevada montaña iba más con él en ese momento que la soleada Okinawa. La maldición había acaecido, aunque Ryuuji estaba un poco contento por eso, aún así sentía pena por sus compañeros de clase. Él no quería pensar en cielos azules y aguas cristalinas, por lo pronto no estaba de humor para ser deslumbrado por el sol abrazador ni quería reír alegre y escandalosamente con sus amigos.

Cielos oscurecidos, implacables tormentas de nieve, ropa ligeramente húmeda, mohosos trajes de esquí rentados, osos, avalanchas, asesinatos a puerta cerrada… Eso estaba bien para él. El agudo silbido del barco espectral Titanic, las risas maniáticas de su tripulación fantasma. Esas cosas estaban bien ¡Al demonio con el viaje escolar! Qué bueno sería encerrarse en una gélida montaña nevada y jugar a las escondidas en un laberinto hundido bajo el agua para deambular en el infierno eternamente.

¿Viaje único en la vida? ¿A quién carajo le importaba eso?

“¡Demonios! ¿Por qué Ami-chan llega tarde en un momento como éste?” “¡Ami-chan no se quedaría callada con algo así!”

“¡Ami-chan seguramente haría algo al respecto!”

¿Pero qué esperaban de la modelo dos caras Kawashima Ami quien ni siquiera había llegado a clases? Los chicos incluso habían comenzado a gritar “¡Ami-chan..! ¡Ami-chan!”. Pero la solterona abatió inmediatamente sus esperanzas cuando dijo:

“Kawashima-san estuvo en Hawaii por cuestiones de trabajo y no pudo alcanzar el vuelo de regreso, así que no vendrá hoy. Pero seguramente está cansada de islas sureñas ¡así que quizás la montaña nevada le siente bien!”

“¡Eso es absurdo!”

Las voces del cuerpo entero estudiantil repudiaron esa hipótesis. La solterona (30) por tanto renunció a cualquier intento de calmar todo ese lío. Le dio la espalda a la clase y escribió una frase en la pizarra.

“¡¡¡La vida es injusta!!!”