Zombie Darake no Kusatta (NL)

Volumen 1

Epilogo: En Un Mundo Maravilloso

LA calle principal que va de la capital al castillo está atestada de gente. Desde que llegué a este mundo, nunca había visto tantos humanos vivos en un mismo lugar. Cuando la capital fue invadida por los zombis, las cosas también estaban bastante abarrotadas, pero ahora hay incluso más gente en la ciudad.

“Estoy sorprendida por la cantidad de gente que hay aquí…”

“Estos son todos los que recuperaron su humanidad gracias a ti, Hermana Mayor.”

“Es conmovedor cuando lo dices así, pero creo que estoy más conmocionada que nada.”

Voy caminando por la calle principal de la mano de Cia. A nuestros lados están Lex, Sir Julian y Sir Kurt. Una docena de caballeros más marchan a nuestro alrededor, eliminando el miedo a ser pisoteados por la multitud.

Se está celebrando un festival que comenzó al mediodía para celebrar la exitosa derrota del Djinn Oscuro. A pesar de llamarse festival, no se parece en nada a los que conozco. Hay algunos puestos callejeros que venden comida aquí y allá, pero como las circunstancias son así, no es nada demasiado extravagante. Las raciones tampoco son grandes. Aun así, algunas personas se han instalado para que los demás se diviertan, ya que todo el mundo está rebosante de entusiasmo.

“Parece que todo el mundo se lo está pasando bien.”

“El optimismo es una de las virtudes de los ciudadanos de Grantz.”

“Estoy seguro de que el reino se reconstruirá en poco tiempo si la gente mantiene el ánimo.”

“¡Claro que sí! Yo también quiero hacer todo lo que esté en mi mano como princesa para ayudar.”

El tiempo vuela, como se dice, y ha pasado un mes desde que la diosa Sadia se fue.

Algunos sectores de la ciudad aún están en mal estado, pero su restauración avanza a paso firme. En cuanto a los suministros de alimentos, mi saliva es necesaria para mantenernos por el momento, pero se prevé que estaré fuera de ese negocio una vez que puedan empezar a crecer y cosechar los cultivos estabilizados. No pienso molestarlos para que se apresuren, pero espero que vayan lo más rápido posible para que pueda salvar mi dignidad.

“¡Sacerdotisa Santa!”

Varias personas que esperan a un lado de la calle me llaman de repente.

“¡Muchas gracias por bendecirnos siempre con agua deliciosa…!”

“¡Podemos seguir cultivando gracias a usted, Sacerdotisa Santa!”

Las palabras de gratitud provienen de muchas personas a lo largo de la calle, no sólo de ellas. Hacen tanta alharaca que mi reacción de “Gracias” suena un poco plana a cambio, pero me deja muy bien parado.

Lex me habla por encima del hombro mientras saludo a la gente de Grantz. “Pareces estar muy a gusto en tu papel de sacerdotisa ahora.”

“Es difícil no acostumbrarse después de que la gente me lo haya dicho durante meses…”

Poco después de separarme de la diosa Sadia, tuve una audiencia con el rey y la reina recuperados… donde me colmaron de agradecimientos por haber salvado al Reino de Grantz del apocalipsis zombi. Como si su gratitud no fuera suficiente, incluso anunciaron que me reconocían oficialmente como sacerdotisa sagrada.

Por supuesto, al principio les rogué y supliqué que no lo hicieran, pero después de que Pino me aconsejara que “podrás moverte más libremente con el título de Sacerdotisa Santa”, cedí. Al fin y al cabo, estaba totalmente de acuerdo con él en que tener un título a mi nombre me otorgaría un nivel de libertad que facilitaría las cosas a la hora de ayudar a la recuperación del Reino de Grantz.

“¿Oh? ¿Es esa Lady Jefa?”, exclama alguien. Sigo la dirección de esa animada voz hasta Rosso. Está de pie detrás de una gran mesa de madera apilada con barras de pan.

“¿Rosso? ¿Abriste un puesto en la calle?”

“Parecía la ocasión adecuada para hacer un gran negocio. Jeje.”

“¡Hermano! ¡No digas cosas que causen malentendidos!” Una chica que está al lado de Rosso le regaña.

Parece ligeramente mayor que Cia. Llama la atención su pelo rojo hasta los hombros y sus grandes ojos redondos. “Es culpa mía. Todavía no te he presentado. Esta es mi hermana pequeña, Maybelle.”

“¡Es un placer conocerla, Sacerdotisa! Gracias por cuidar de mi hermano mayor todo el tiempo”. Debe estar bastante asustada, porque se inclina tanto que se golpea la frente contra la mesa. Parece una torpe. Le lloran los ojos por la vergüenza y el dolor. ¿Hay alguna forma de distraerla de ello?

“Ah, sí. El pan que me diste el otro día estaba delicioso.”

“¡¿Estaba realmente?! Gracias. Gracias a ustde…”

¡KLONK! Se golpea la frente de nuevo. Rosso ruge de risa al ver cómo Maybelle se tapa la frente con las manos y gime.

“Esta chica ha sido tu admiradora desde que oyó hablar de ti por mí, Jefa.”

“¡O-Oye! ¡Rosso! No…”

Pensé que iba a golpear a Rosso, pero en lugar de eso me mira y baja la mirada con timidez… Rosso estaba diciendo la verdad, entonces.

“Entonces, ¿qué le dijiste de mí?” Le pregunto.

“Todo sobre tus increíbles bofetadas a mano abierta, por supuesto. De cómo purificas a los zombis incominables abofeteándolos tan fuerte que cogen aire. Nadie normal es capaz de hacer algo así. Te respeto de verdad.”

“A-Ahaha… ¿Oye, Maybelle? Para que sepas, las historias de Rosso son exageradas. Soy mucho más suave con mi toque que eso, ¿de acuerdo?”

“¡Pero yo también cogí aire de verdad con tu bofetada!”

¡Quién diría que lo ha experimentado por sí misma! Tengo que tener más cuidado con la fuerza con la que golpeo en el futuro.

Una conmoción se levanta detrás de mí mientras reflexiono sobre mis acciones.

“¡MiZUhaaaa!”

“Oh Dios, está aquí”. Es molesto que ahora sepa quién es sin necesidad de comprobarlo. Con una mejilla crispada, le pregunto a Rosso: “¿Es quien creo que es?”

“Sí, es ese tipo”, me dice Rosso, encogiéndose de hombros.

Resignada a mi suerte, miro por encima del hombro a quien esperaba encontrar allí: Keith. Los caballeros le impiden acercarse, pero él lucha contra ellos mientras sostiene un ramo de flores.

“¡Hoy vas a aceptar mi amor con toda seguridad!”

“…Nunca aprendes, ¿verdad?”

“¡¿Cómo podría hacerlo si al final está destinado a que te cases conmigo?!”

Desde que el Djinn Oscuro fue derrotado, Keith se declara una vez cada dos días más o menos. Le doy crédito por mantenerse firme y no rendirse todavía.

Le lanzo una mirada gélida cuando Cia me interroga con una cara de asco total: “¿Es eso cierto, hermana mayor?”

“No, no, no lo es. Por favor, no te creas los delirios de este hombre”.

“¿Te ha estado molestando?”

“Sí. Mucho.”

“Muy bien. Sir Julian. Sir Kurt.”

A las órdenes de Cia, Sir Julian y Sir Kurt agarran firmemente los brazos de Keith.

“¡¿Q-Qué están haciendo?!”

“Siguiendo las órdenes de Su Alteza. Por favor, vengan en silencio.”

“¡¿Crees que puedes salirte con la tuya tratándome así?! ¡Maldita sea! ¡Suélteme! ¡MiZUha! ¡MiZUhaaa!”

Keith es arrastrado insensiblemente fuera de la vista. Puedo oírle aullar mi nombre durante un rato incluso después de que se haya ido. Realmente deseo que deje de avergonzarme de esta manera.

“Sigamos nuestro camino, hermana mayor”. Cia me tira de la mano, sonriendo de oreja a oreja. Mi pequeño secreto es que me da escalofríos su comportamiento despectivo hacia Keith.

Desfilamos por la capital durante algún tiempo después. Comemos varios tipos de comida y hablamos con toda clase de personas. Para ser franco, el entretenimiento que ofrecen no varía, pero me sacan una sonrisa allá donde voy.

Tras llegar al final de la calle principal, Cia vuelve al castillo agotada de tanto caminar, dejándonos a mí y a Lex solos. Trepo por la muralla exterior y me siento colgando las piernas en la cornisa que da a la ciudad. Bajo el cielo que se oscurece, se puede ver a la gente aquí y allá, disfrutando del último hurra de las festividades en la ciudad.

“¿No se arrepiente, mi lady?”

“¿Hmm? ¿Lamentar qué?”

Sé lo que Lex está tratando de preguntar.

“Bueno, es decir…”

“No me arrepiento”, digo, respondiendo a su pregunta original mientras pateo las piernas. “Quiero decir, claro que hay toneladas de cosas a las que me molesta no haberme acostumbrado todavía. Pero hay mucho más que he ganado de este mundo.”

Como la fuerte conexión entre la gente mientras trabajan para reconstruir Grantz. Puede que haya lugares en los que se pueda encontrar eso en mi mundo también, pero para mí, ese lugar está aquí, no allí. Siento que puedo crecer como persona en este mundo.

“¿Por qué? ¿Te parece que me arrepiento, Lex?”

“…Parece que te estás divirtiendo como nunca.”

“¿No es así?” Me pongo de pie y me quito el polvo del trasero con ambas manos. Me doy la vuelta hasta quedar frente a Lex. “La vida sería perfecta si pudiéramos hacer algo con ese asqueroso hedor a zombi.”

“No puedo hacer nada para ayudarte en eso, pero… juro que te protegeré de los zombis”.

“¿Sólo de los zombis?”

“No. Te protegeré de cualquier cosa que te haga daño, Lady Mizuha.”

No es justo que pueda decir frases tan embarazosas como esa sin sonrojarse. Tengo las manos llenas tratando de ocultar mi vergüenza detrás de mi risa. De repente, una cálida sensación de cosquilleo me llena el pecho. Me pongo la mano sobre el corazón. La razón número uno por la que decidí quedarme es… una razón frustrante, así que decidí guardármela para mí por el momento.

Un grito atraviesa de repente el aire. Es fácil encontrar su origen. La gente corre caóticamente, tratando de escapar de la calle principal. Un zombi solitario se tambalea detrás de ellos. Todavía no es de noche, así que no puede haber atravesado las murallas. Con todas las puertas cerradas, sólo hay una razón por la que un zombi podría estar dentro.

“¡Si! ¡Acabo de hacer la estúpida sesión de apretón de manos ayer también!”

“Tal vez asumieron arbitrariamente que estarían bien sin ella porque los zombis no han aparecido últimamente.”

“¡Sea como sea, tenemos que darnos prisa y purificar a ese zombi! ¡Vamos, Lex!”

“¡Sí, mi lady!”

Bajo corriendo la escalera detrás de Lex. Estoy tan acostumbrada que un solo zombi durante el día no me asusta lo más mínimo. Pero eso es sólo por la amplia y fiable espalda que tengo delante.

“¡Oye, Lex! ¡Cuento contigo a partir de ahora!”

“¡¿Qué te ha hecho salir de la nada?!”

“¡Me apetecía decirlo ahora mismo!”

Lex mira por encima del hombro mientras sigue corriendo.

“¡Claro que puedes contar conmigo, porque soy tu caballero, Lady Mizuha!”

No puedo evitar reírme de su esperada respuesta. Tiene agallas, al ser capaz de decir eso con la cara seria. Pero gracias a que es así, puedo seguir adelante sin miedo. Sé que eso tampoco cambiará en el futuro. Incluso en un mundo postapocalíptico invadido por zombis.

“¡Sí, dependo de ti!”