Zombie Darake no Kusatta (NL)

Volumen 1

Capitulo 18: Sesiones De Apretones De Manos Y Fanáticos Ardientes

LAS cosas empezaron a ir mal cuando terminé de purificar las regiones periféricas y regresé a la capital con Lex.

“¡Zombis! ¡Zombis en la ciudad!”, grita alguien.

“¡No puede ser! ¡Pensé que nos habíamos librado de los habitantes de la ciudad!” No puedo creer lo que oigo. “Algunos pueden haberse colado durante la noche sin que nos demos cuenta”, se inquieta Lex.

“Pero no pueden entrar si no es a través de las puertas o de las murallas. ¿Cómo pudimos perdernos eso?”

“¡Zombis por aquí también!” llega un grito desde otro lugar.

“¡Corre!”

La confusión prolifera, haciendo que la gente corra por sus vidas. ¿Han entrado varias docenas de zombis? ¿O la infección ha encontrado una nueva forma de propagarse? Sea cual sea el caso-

“No tenemos tiempo para sentarnos a charlar sobre ello…”

“En efecto. ¡Por ahora, debemos apresurarnos hacia donde los zombis están corriendo enloquecidos!”

◆◆◆◆◆

“¿Los humanos se han convertido en zombis?”

Después de ocuparnos de los zombis que habían aparecido de repente en la capital, Lex y yo nos dirigimos directamente a donde Pino estaba trabajando en la Biblioteca Real.

“Sí. Todos los testigos dieron el mismo testimonio, así que no puede estar equivocado. Me encargué de ello en el momento, ya que no eran demasiados y es de día, pero —”

“El pueblo está perturbado por el descubrimiento de que algunos vuelven a convertirse en zombis, ¿no?” concluye Pino desde donde está sentado, leyendo un voluminoso libro.

“Un número importante de ciudadanos observó cómo sucedía, así que quiero poner fin al caos rápidamente”, continúa Lex, sin importarle que esté interrumpiendo el tiempo de lectura de Pino.

“¿Y por eso has venido a mí?” Pino suspira mientras cierra su libro y me lanza una mirada desagradable. “Pero estoy muy ocupado. ¿Verdad, señorita sacerdotisa?”

“Estoy más que agradecida y nunca podré estar lo suficientemente agradecida por lo que estás haciendo, Pino. Sí, por supuesto.”

Añadimos este incidente a su ayuda para encontrar el camino a casa. No puedo discutir con él.

“Bueno, esta vez está bien”, cede Pino, cambiando de humor. “Podría ser causado por la adición de un nuevo factor externo, pero… En primer lugar, ¿qué información tienes sobre los rezombificados?”

“Todo lo que sabemos está incluido en este informe.”

Pino acepta el informe de Lex y lo escanea. “Interesante. Muchos caballeros. Y muchos de ellos miembros de los Caballeros Reales…” murmura, mirando con desconfianza a Lex.

“¿Qué pasa?”

“Nada. Por cierto, Srta. Sacerdotisa, ¿su Alteza goza de buena salud?” Pino pasa su mirada de Lex a mí.

“Sí, está bien. ¿Por qué?”

“Ya veo. Así que eso es lo que es.”

“¿Has descubierto algo?”

Pino asiente con seguridad. “Es muy probable que la purificación de los zombis no sea una solución permanente. Los efectos se debilitan con el tiempo desde la última vez que te tocaron, terminando eventualmente en que vuelvan a ser zombis. La razón por la que hay un alto número de Caballeros Reales entre los rezombificados es que fueron los primeros en ser purificados.”

Había dejado la capital llena de ciudadanos normales para el final, comenzando mi proceso de purificación con el castillo lleno de caballeros. Pino no se equivoca en lo que dice, excepto en una cosa. “Entonces, ¿por qué Cia no está afectada? La devolví a humana mucho antes que los demás.”

“Sencillo — porque a menudo está en contacto físico contigo.”

Nos lavamos la espalda mutuamente durante nuestros baños, dormimos juntas e incluso nos cogemos de la mano a menudo. No hay duda de que la toco más que a nadie.

“¿Significa eso que su tiempo como humanos puede prolongarse al tocarme?”

“Eso es lo que significa, sí.”

“Entonces, ¿tengo que tocar a todo el mundo constantemente durante el resto de mi vida? No me gusta esa idea…”

“Según mis conjeturas, si repites el proceso varias veces, la maldición disminuirá y no tendrás que volver a purificar a esa persona.”

“Eso espero, o si no me volveré loca.”

Las chicas y las mujeres son una cosa, pero no quiero seguir tocando a hombres extraños que no conozco. Lo he estado haciendo sólo porque es necesario para purificarlos; no es que me parezca bien.

“Si ese es el caso, debemos remediar el asunto con urgencia. ¿Cómo debemos proceder?” Lex pregunto.

“Tiene que ser un método eficiente que me permita tocar a mucha gente a la vez”, digo, murmurando.

“Hmm” junto con Lex.

“Tengo una idea”, dice Pino, sonriendo. “Hagamos una sesión de apretones de manos.”

◆◆◆◆◆

Una carpa es instalada temporalmente cerca de la puerta exterior del castillo. La sesión de apretón de manos se celebrará allí. “Tenemos que probar y ver primero.”

Por consejo de Pino, se han reunido quinientas personas para la primera sesión. Son menos personas de las que purifiqué en mi primer día haciendo la ronda por la ciudad, aunque al verlas todas alineadas así da la sensación de que son aún más. Gracias a los esforzados caballeros, la gente espera en una fila ordenada, pero me estremezco al pensar que de repente se abalanzan sobre mí confundidos.

“¡Por favor, estrechen la mano de la sacerdotisa Mizuha en orden! ¡Por favor, sean rápidos porque hay una fila detrás de ustedes! Por favor, no empujen”. Lex grita a través de sus manos ahuecadas como un megáfono. No está actuando como se esperaría de un caballero en esta situación. Es más bien un guardia de seguridad disfrazado de caballero.

En cualquier caso, la sesión de apretones de manos ha comenzado. Han venido hombres y mujeres de todas las edades. Paso menos de diez segundos con cada persona, pero todos me dejan impresiones diferentes.

“¡Gracias, Sacerdotisa Santa!”

“Estoy verdaderamente… verdaderamente agradecido a usted.”

La mayoría de la gente expresa su gratitud. Me cuesta saber cómo reaccionar ante aquellos que, entre ellos, se frotan las manos, exclamando en tono de oración: “¡Diosa seas agradecida! Diosa alabada seas.”

Los caballeros fueron los que más trabajaron para traer de vuelta a estas personas, pero yo también trabajé duro cada día hasta el punto de marearme. Puedo saludarles con una sonrisa genuina cuando pienso que su presencia aquí es el resultado de lo que hicimos.

“La saliva de esta chica es… ¡GULP!”

“¡Nunca me lavaré la mano que has tocado, Sacerdotisa!”

“Haaah…haaah…haah…”

Mi sonrisa se desliza accidentalmente un poco — no, mucho — cuando el ocasional pervertido de respiración pesada se cuela en la fila. Forzando mis labios crispados hacia arriba, de alguna manera me las arreglo para estrechar sus manos.

“Oye, ¿Lex? Llevo tiempo pensando en esto, pero ¿no hay demasiados bichos raros en Grantz?”

“Eso demuestra lo felices que son todos al estrechar su mano, Lady Mizuha.”

¡Creo que hay un límite en el comportamiento apropiado cuando alguien está emocionado! Sin embargo, nunca pensé que llegaría el día en que celebraría una sesión de estrechamiento de manos.

Para empezar, no soy todo chispa y alegría como un ídolo, y aparte de un pequeño grupo de pervertidos, la gente que viene a darme la mano está aquí con el deseo sincero de no volver a convertirse en zombis. Sin embargo, sigue siendo un acontecimiento inesperado para mí.

“Lady Mizuha, ¿está usted fatigada?”

“Un poco, sí. Pero no parece cansarme tanto como cuando vuelvo a convertir a los zombis en humanos. Puedes aumentar ligeramente el número de personas a partir de mañana.”

Dicho esto, me estoy quemando por dar la mano a más gente de la que esperaba. No sería correcto saludarlos con una cara amarga, así que sonrío y me siento erguida sobre todo porque no quiero que me vean encorvado. Tampoco puedo bajar el brazo. Esto es más cansado que otra cosa.

Pero es mejor que todos se conviertan en zombis y tengan que volver a pasar por eso, así que lo supero. Animándome mentalmente, levanto la cabeza y veo a alguien conocido frente a mí.

“Perdona, ¿no estabas aquí antes…?” Pregunto.

“¡Te has acordado de mí, MIZUHA!”

Además de ser el primero de la fila, me apretó la mano durante muchísimo tiempo, así que lo recuerdo bien por la horrible impresión que me dejó.

“Uggh”, gimoteo en voz baja. Al ver mi expresión evidentemente incómoda, Lex se ocupa de él en mi lugar.

“Mis disculpas, señor, pero cada persona sólo recibe un apretón de manos.”

“Lex Irvine… ¿Te atreves a interponerte en mi camino?”

“Lord Rowadan. Incluso usted debe seguir las reglas. ¿Puede uno de sus hombres escoltar a Lord Rowadan?”

Un caballero corre y empuja al hombre fuera de la fila. “¡Sucio sinvergüenza! ¡Suéltame!” El hombre lucha, pero es impotente ante un caballero. Lo arrastran hasta perderlo de vista.

Una vez terminada la conmoción, le pregunto a Lex al respecto. “¿Conoces a ese hombre?”

“Lord Keith Rowadan. Es el hijo del seigneur de Lajina Seigneury situado al suroeste de la capital.”

“¿Quieres decir que es un noble?”

“Eso lo convertiría en uno, sí.”

“Je”, pronuncio, indiferente. Entre su pelo rojo cortado como una seta y su elegante chaleco carmesí, tenía el aspecto exagerado de un noble, pero estaba tan desesperado que parecía una persona totalmente intrascendente.

…Bueno, no es que vaya a volver a verle, así que no es mi problema, creo, pero vaya si me equivoco.

“Hola. ¡He venido a verte de nuevo, MiZUha!” Keith aparece un rato después con un aspecto despreocupado e inocente.

Al ver su soleada sonrisa, le digo desapasionadamente: “Lex.”

“Como ordene, mi Lady”. A las órdenes de Lex, dos caballeros agarran los brazos de Keith y comienzan a arrastrarlo.

“¡Por favor, espera! Me enamoré de ti a primera vista.”

“¿Ueehh?” grazno con voz extraña. Su confesión parece enviar ondas de choque a través de la multitud. No soy yo quien ha confesado mi amor delante de ellos, y sin embargo me ahogo en la vergüenza.

“¡¿Cómo es eso una razón?!”

“Desafortunadamente, esa no es una razón válida.”

Keith es arrastrado más lejos por los caballeros ante el despiadado juicio de Lex. Pero parece que aún no se ha rendido.

“¡Maldita sea! No me dejas otra opción que convertirme en zombi para volver a verte.”

“Sólo me cansarás, así que, en serio, abandona la idea”. Su plan, extremadamente idiota, me quita la vergüenza. Molesta, le planteo una pregunta. “¿Por qué estás tan obsesionado conmigo? Creo que hoy es la primera vez que hablamos…”

“¡Pero si nos conocimos mucho antes de hoy! De hecho, fue aquel día que me salvaste de ser un zombi…” Adopta una pose exagerada como si estuviera representando una escena de recuerdo en una obra de teatro. “¡Estabas brillando cuando te vi!”

“Esa sería la luz de purificación.”

“¡Mi corazón latía tan fuerte que me dolía el pecho!”

“Lo siento. Probablemente te golpeé en el pecho…”

“¡Y estoy bien con eso!”

¿Qué ha pasado con su momento de palpitaciones? “Lo siento. No puedo corresponder a tus sentimientos”.

“¿Por qué no entiendes lo que siento por ti…?”

“No, rechazo tus sentimientos porque sí los entiendo”. No importa cuánto lo rechace, Keith no se dará por vencido.

“Puedes jugar y vivir con lujo el resto de tu vida si te conviertes en mi esposa. Podrás hacer lo que quieras con las vastas tierras de Lajina.”

“Lord Rowadan, esa región aún está infectada por el plaga zombi.”

“……”

Este tipo es un desastre. Empiezo a tenerle un poco de lástima. Aunque no es que vaya a aceptar su afecto por ello.

“¡Ahora veo la verdad! Este hombre es la razón”. Keith, habiendo llegado a lo que probablemente sea una conclusión errónea, se desprende de los caballeros y le apunta con el dedo a Lex. “¡Lex Irvine! ¡Un duelo conmigo aquí y ahora!”

“¿Qué quiere que haga, mi lady?” me pregunta Lex con una mirada preocupada.

“Hmm, parece del tipo que va a lanzar otro ataque si te niegas.”

“En ese caso, le daré rápidamente una lección.”

Una típica heroína trágica probablemente gritaría: “¡Por favor, no peleen por mí!”. Lástima que no soy una damisela en apuros — no recuerdo haberme prometido al ganador. Son bienvenidos a ir a por ellos todo lo que quieran.

“Pero intenta no llevarlo al hospital”, digo, expresando mi única preocupación. “Puedo curarle con la mano izquierda, pero prefiero no hacerlo.”

“Puedes tranquilizar tus temores en ese sentido.”

No esperaría menos del espadachín número uno del Reino de Grantz. Está lleno de confianza.

Y así, el repentino duelo comienza. Se atacan mutuamente con espadas de madera, pero se acaba en un instante, terminando con la abrumadora victoria de Lex. Sin siquiera blandir su espada, Keith es derribado al suelo un segundo después de comenzar.

“¿Por qué? ¿Por qué Dios me ha concedido esta prueba?” Keith golpea su molestia en el suelo. ¿Contra qué demonios está luchando? “¡Nunca me rendiré! Te atraparé absolutamente…”

“¡Lady Jefa! ¡Jefe!” El grito de Rosso corta el ruido mientras se abre paso entre la multitud hacia nosotros.

“¿Rosso? ¿Qué pasa?”

“¡Nada! He venido porque he oído que vas a hacer una especie de apretón de manos. ¡Oh, aquí hay algunos refrescos!” Ajeno al ambiente tenso, Rosso me entrega la bolsa de papel que sostenía con ambas manos. De la bolsa se desprende un sabroso aroma.

¿Será esto lo que creo que es? Lleno de esperanza, compruebo lo que hay dentro.

“¡Lo sabía!” Exclamo. “¡Es pan!”

“¿Recuerdas las raciones de trigo que distribuyeron los caballeros el otro día? Mi hermana pequeña hizo pan con él.”

“¿Puedo comerlo?”

“Adelante. Aunque ella dijo que no tiene mucho sabor porque se apresuró con la molienda del trigo en harina.”

Saco lo que parece un panecillo y le doy un bocado. Estaba preparada para la falta de dulzura debido a la dificultad de conseguir azúcar y mantequilla, pero francamente, la textura dura y rígida hace que no sepa muy bien. Aun así, como es un regalo, me fuerzo a sonreír.

“No tienes que fingir”, me dice Rosso con una sonrisa comprensiva. “Mi hermana pequeña estaba preparada para que esta vez supiera mal.”

“…Lo siento.”

“Va a seguir intentándolo hasta que le salga bien, así que, por favor, vuelve a probarlo cuando lo haga.”

“¡Me encantaría!” Exclamo con entusiasmo, y de repente recuerdo la situación. Seguimos siendo el centro de atención. Rosso finalmente se da cuenta del inusual estado de las cosas.

“¿Ha pasado algo por aquí?”

“Sí, un par de cosas.”

En realidad, no se necesitaría tanto tiempo para explicarlo. Un noble intenta cortejarme insistentemente, eso lo resume todo. No me siento cómodo explicándolo así delante del tipo.

Mientras tanto, el tipo tiembla mientras sacude la cabeza. “Jefa… Jefa… ¿Podría ser? ¿Son ya una cosa…? No puede ser verdad…” La cara de Keith se tuerce.
“¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!” Finalmente sale corriendo, lamentándose. La multitud se aleja de él tan rápido que es obvio que no quieren verse involucrados en sus asuntos.

“Se ha ido.”

“¿Cuál es el problema de ese tipo?” Rosso mira a Keith huyendo como si observara un espectáculo extraño.

Lex se pone a mi lado. “¿Quizás nos confundió a mí y a Lady Mizuha como marido y mujer?”

“Probablemente lo hizo.”

Considerando que desafió a Lex a un duelo, las posibilidades son altas.

“Perdone la pregunta tonta, Lady Mizuha, pero ¿está bien que no vayas a aclarar la historia?”

“Hmm… prefiero dejarlo así ya que es menos probable que me acose.”

“Entiendo. ¿Así es como funciona?” Lex parece convencido. Su rostro no muestra ni siquiera un indicio de reacción. ¿No le importa que los demás crean que estamos casados? ¿O lo acepta simplemente como parte de su trabajo? Cualquiera que sea la razón, me gustaría que se sintiera un poco sacudido por ello.

“¿Oh? ¿Pasa algo, Lady Mizuha?”

“No. Nada”. Desvío la mirada hacia él antes de robarle furtivamente una mirada lateral. Bueno, prefiero a Lex cualquier día que a ese noble malcriado.