Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 16

Capitulo 3: Los Malentendidos Son Divertidos Desde Fuera, Pero Muy Problemáticos Para Los Implicados

Parte 1

“Cuánto tiempo sin verte, Barbatos.”

Varios días después de conocer a Gremory, Vepar llamó a Barbatos a la taberna de siempre. Vepar había planeado ponerse en contacto con Barbatos tarde o temprano de cualquier manera, pero sabiendo lo pesado que podía llegar a ser el hombre, le había llevado algún tiempo prepararse a pesar de que se trataba de una petición formal.

¿Tan patético es mi deseo de derrotar a mi maestra?

Sentía resentimiento hacia Gremory por haberle impuesto esta exigencia irrazonable, pero era culpa suya por no disponer de la información sobre Asmodeus que Gremory le ofrecía. Le había llevado varios días convencerse de ello mientras estaba encerrado en una posada.

“Yo, mucho tiempo sin verte, Vepar. Hace como un año, ¿no?” dijo Barbatos, levantando una mano despreocupada sin tener forma de saber de la angustia de Vepar. Luego frunció el ceño. “Oye, estás un poco pálido.

¿Estás bien?”

“Ha-ha, ¿tengo tan mal aspecto como para que tengas que preocuparte por mí? Lo siento. No puedo verme la cara”.

Vepar aguantó el impulso de estremecerse, culpando a Barbatos de sus problemas, y le devolvió una frágil sonrisa. Vepar había perdido la vista, pero los sentidos que le quedaban y su hechicería se habían agudizado, lo que le permitía percibir su entorno a pesar de todo.

Sus sentidos agudizados le permitían leer de forma natural el flujo de aire sobre su piel y a través de su olfato. Incluso era capaz de reconocer formas basándose en el sonido. Lo que los ciegos podían hacer tocando un objeto para averiguar su contorno, Vepar podía hacerlo hablando e interpretando el sonido que le rebotaba debido a su propia voz. No importaba si todo el sonido estaba bloqueado o si alguien se ocultaba con niveles geniales de habilidad, Vepar era capaz de verlo todo con los ojos cerrados. Sin embargo, aún no podía llegar a leer la mente de una persona.

Pensar que este hombre mostraría alguna consideración… Seguro que ha cambiado.

Era como si se hubiera suavizado o calmado. Si aquel hombre empezaba a ser más humano, sin duda era como ver brotar una parcela de verdor en medio de un desierto. Sin embargo, Barbatos soltó una vulgar carcajada.

“Bueno, eso es porque tienes los ojos cerrados todo el año y no puedes ni mirarte en un maldito espejo. ¡Ha-ha-ha!”

“Supongo que la gente no cambia tan fácilmente…”

Al final, Barbatos era Barbatos. Poner cualquier esperanza en él era inútil. Vepar se avergonzó de haber sacado conclusiones precipitadas.

“¿Hm? ¿Qué es eso?” preguntó Barbatos.

“Estaba pensando en que hay gente que puede mirarse en los espejos, pero sigue sin ver”.

“Ah, ¿sí?”

Incapaz de entender el sarcasmo en la voz de Vepar, Barbatos ladeó la cabeza con curiosidad. Después de eso, se dio una palmada en la espalda de un modo demasiado familiar.

“De todos modos, nunca pensé que el ayudante que mencionó Gremory fueras tú… Bueno, aquí estamos, ¿qué tal un trago?”

“Me abstendré”, respondió Vepar, levantando una mano. “He venido para que me consultes hoy”.

Definitivamente no iba a conducir a nada bueno, así que Vepar no quería prolongar su estancia con el alcohol.

“¿Ah? ¿Crees que no puedo hablar después de un poco de alcohol?”

“Cuando bebes, tiendes a desaparecer por alguna razón. Te he ignorado comiendo y corriendo hasta ahora, pero sería problemático si esta petición no se cumple”.

“¿Por qué tienes que tratarme como si cenara y me fuera todo el tiempo?” “Ponte una mano en el corazón y reflexiona”.

Barbatos hizo lo que le decían y se llevó una mano al pecho, pero sólo salió con cara de más confusión.

“Hm… Todavía no lo entiendo…”

“Ya veo. Entonces tengo la hechicería adecuada para ti. Te permite complementar tu corteza cerebral desde el exterior. Fue desarrollada para tratar la amnesia, así que espero que haga maravillas contigo”.

“¿Crees que soy idiota o algo así?” “¿Hm? ¿Necesitas preguntarlo?”

A pesar de ser hechiceros, estos dos eran lo suficientemente cercanos como para bromear casualmente.

“De todos modos”, dijo Vepar, peinando hacia atrás su pelo plateado con irritación. “Me han contratado para enseñaros cómo pasan el tiempo juntos los hombres y las mujeres normales. Deja de quejarte y haz lo que te digo”.

“¡¿H-Haaah?! ¿Qué coño tengo que aprender esa mierda de ti? No me jodas”.

“Eres de los que hablan. ¿Exactamente cómo planeas salir con la mujer en la que tienes puesto tu corazón?”

Al oír eso, a Barbatos debió de venirle alguien a la cabeza, pues sus ojos se desorbitaron.

“No tengo mi corazón puesto en nadie… y no voy a salir con alguien ni nada”.

Al ver que Barbatos era aún más molesto de lo habitual, Vepar se quedó inexpresivo.

“Un completo fracaso”, dijo Vepar. “¿Está tu corazón en esto?” “¡No tiene nada que ver contigo!”

“¿Crees que asumo este inútil empeño porque quiero?”.

Vepar cargó sus palabras con el sufrimiento que había padecido en los últimos días, dejando a Barbatos sin habla. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo.

Espera. ¿Está la Doncella de la Espada Sagrada realmente de acuerdo con ser cortejada por este tipo?

Sabía que Barbatos se había enamorado de ella, pero no había oído nada sobre los sentimientos de Chastille al respecto. Se le había pasado por alto debido a todos esos rumores sobre su fuga. Pensándolo con calma, Vepar se dio cuenta de que era imposible que a ninguna mujer le gustara ese hombre. Era mucho más realista que la cortejara con sentimientos unilaterales.

“Barbatos, hay una cosa que me gustaría preguntarte. ¿Qué relación tienes con la Doncella de la Espada Sagrada?”

Incluso Vepar sabía que preguntar “¿Están saliendo?” haría las cosas aún más pesadas, así que quiso ser lo más indirecto posible.

“¿Por qué lo preguntas?” preguntó Barbatos, poniendo una expresión mansa y cruzándose de brazos.

“Yo soy el que hace preguntas aquí … ¿Eres su guardia? ¿Su sirviente? Debes ser algo, ¿verdad?”

“¿Ah? Bueno, la estoy cuidando… y ocupándome de otras cosas en su nombre también, supongo”.

“Hmm. ¿Qué, por ejemplo?”

Por alguna razón, Barbatos hinchó el pecho con orgullo.

“Bueno, ya sabes, cuando ella se desmorona, yo arreglo las cosas. En realidad, sin mí, no puede hacer nada. Y aun así, se mete en todo tipo de mierda, así que no puedo quitarle los ojos de encima”.

Después de oír tanto, parecían más hermanos, o cómplices en el trabajo, que amantes.

Esto es terriblemente diferente de lo que Gremory me dijo…

“¿Así que no quieres salir con ella?” Preguntó Vepar, queriendo estar seguro.

“¡¿H-Haaah?! ¡Como si un hechicero y un Caballero Angélico pudieran salir juntos!”

“¿Así que trazas la línea ahí?”

En ese caso, quizá no tuvieran el tipo de relación que a Vepar le preocupaba. A juzgar por su reacción, estaba claro que Barbatos estaba locamente enamorado de ella, pero como era un Caballero Angélico, había mantenido una distancia respetuosa para vigilarla.

Qué sorprendentemente varonil.

Después de escuchar eso, aunque seguía siendo un dolor, Vepar no estaba totalmente en contra de la idea de ayudar. Y justo cuando llegó a esa conclusión…

“Esa maldita llorona. Su postura para dormir es horrible, así que es un gran dolor arreglar sus sábanas cada noche”.

“¿Hm…?” murmuró Vepar, ladeando la cabeza. “Espera un momento. Cuando lo dices así, suena como si te colaras en su dormitorio todas las noches…”

“¡No lo hagas sonar como si fuera un acosador! Estamos conectados por las sombras, así que siempre puedo ver, eso es todo. También habla mucho en sueños… Tengo que vigilarla por si la atacan por la noche, así que no me queda más remedio, ¿no?”.

“¿Siempre…? ¿Significa que estás de guardia las veinticuatro horas del día?”

“¿Hah? Bueno… Si no la vigilo, no tengo ni idea de qué mierda va a empezar… Bueno, soy un caballero, así que al menos le evito eso cuando está en el baño. Aunque le faltan tetas, culo y muslos, así que no es que me esté perdiendo mucho”.

Barbatos se hizo el pretencioso a pesar de no tener el valor de espiarla. Sin embargo, Vepar se tomó al pie de la letra aquella afirmación decisivamente errónea.

Ser libre de espiar en el baño y en el retrete todo lo que quiera… Incluso para un brujo, pisotear la dignidad de una persona hasta tal punto es demasiado…

Vepar se estremeció de miedo. Es más, Barbatos había dicho que era para “impedir que empezara nada”. Para un hechicero, la totalidad del deber de un Caballero Angélico podría catalogarse como tal. En ese caso, podría haber estado amenazándola para que no hiciera nada por el estilo. Considerando la personalidad del hechicero conocido como Barbatos, obviamente recurriría a medios tan ruines.

Vepar recordó entonces los rumores de fuga. En plena batalla contra un ejército de diez mil hombres liderado por Shere Khan, Barbatos había robado descaradamente a Chastille ante los ojos de los caballeros.

¿Era él quien la secuestraba en serio, entonces?

¿Se había interpretado entonces como que se habían fugado porque, al final, ella había regresado y la situación había evolucionado hasta parecer que la Doncella de la Espada Sagrada había aceptado a Barbatos? Sin embargo, si él siempre la seguía desde las sombras y la amenazaba, tal vez ella no tuviera forma de desafiarlo. Además, para Barbatos no había mucha diferencia entre encerrarla o dejarla libre. Después de todo, él siempre estaba observando desde las sombras. A Vepar le dieron ganas de vomitar. Y a continuación, Barbatos iba a hacer un movimiento en su cumpleaños…