Regressor Instruction Manual

Capítulo 53: Ser Pobre No Significa Que Seas Bueno (Parte 2)

Tenía una idea de lo que pensaban de mí y de Jung Ha-Yan debido a nuestra apariencia. Ambos íbamos bien vestidos y arreglados, a diferencia de los vagos que probablemente no podían bañarse de forma adecuada. Sumado a lo anterior, no estábamos haciendo obra de caridad. La multitud no tardó en mirarnos con desprecio en sus ojos.

Llevar un atuendo elegante en la ciudad libre de Lindel significaba que eran poderosos, ya sea física o políticamente. 

Maldita sea…

No me molestaba que la chusma me juzgara, sino la forma en que la mujer llamada Sun Hee-Young -a quien el regresado quería reclutar- nos miraba en ese momento.

Jung Ha-Yan debió darse cuenta de que se había equivocado al ver mi expresión.

Al final, Sun Hee-Young se abrió paso entre la gente pobre y empezó a caminar hacia mí. Su aspecto daba la impresión de ser alguien muy respetada en la iglesia. Tenía el pelo largo, ojos grandes del color del mar y una piel que parecía tan delicada como la porcelana. Su aspecto la hacía parecer como si no hubiera sufrido un solo día de su vida. (Bejemon: esta vez el autor sí describió lo más básico de un personaje. Es igual al manwha).

“Por favor, discúlpense con ellos” me pidió, antes de tener el tiempo para organizar mis pensamientos e idear un plan para arreglar la situación. “Retiren el comentario tan grosero que hicieron. Nadie aquí merece tales palabras”.

“No sé de dónde son, pero será mejor que se disculpen”.

“Le agradeceríamos que retirara sus palabras”.

“¿Son del gremio Cariano?”

Los lame botas que intentaban reclutar a la clériga también alzaron su voz. Quería echarme a reír por la hipocresía de esos tipos. 

No parecían ser de Los Mercenarios Rojos. Los otros que eran de clanes pequeños o medianos eran más respetuosos de lo que pensaba. Supuse que la insignia azul que llevaba en el pecho los tranquilizó.

Persona egoísta y ambiciosa.

Analista calculadora.

Esto era lo que decían sus ventanas de estado. Aquellos con peor carácter hablaban más fuerte que los demás.

En un abrir y cerrar de ojos, habían creado bandos, poniéndonos en el lado de los malos. 

¿Error?

No, no podía llamarlo así.

Probablemente ya había pasado un buen tiempo desde que la pelea por reclutarla había empezado; era imposible que Hyun-Sung hubiera hecho un avance en tan poco tiempo, en especial teniendo a tanta competencia. 

Para aquella mujer, ayudar a los pobres era su máxima prioridad y, como era persistente en eso, no podría incursionar después de unirse a un clan o gremio. Sólo tardé un momento en idear un método totalmente nuevo que encajara con esa mujer. 

“No me retractaré” hable con una voz firme y decidida mientras tomaba a Ha-Yan del hombro y la jalaba hacía mí. 

“¿Disculpa?”

“He dicho que no me retractaré” repetí.

“¿Qué es lo que…?” su rostro mostraba una gran confusión; ella no se esperaba este desarrollo.

“No creo que me haya equivocado llamándolos vagos de mierda cuando no hacen nada para subsistir y solo aceptan lo que ustedes les dan” expliqué.

“¿De qué estás hablando ahora? Eres del gremio Cariano, ¿verdad?” me preguntó.

“Lo que digo no tiene nada que ver con el gremio al que estoy afiliado, así que no importa si formo parte de ellos o no. Esto es totalmente mi opinión” respondí.

“Hay cosas que debes de guardarte para ti mismo, especialmente si no pidieron tu opinión. No sabes nada de este lugar. No tienes derecho a criticarlos solo por vestir ropa elegante y tener un buen sitio en el gremio” me reprochó Sun Hee-Young. Me mantuve en silencio y ella siguió hablando. “Nadie está aquí porque quiere, todos tienen sus propias razones. En este continente, el más mínimo error puede costarte la vida. Pero claro, una persona como tú no lo entendería ya que fuiste contactado por un gremio por tu talento especial y estás viviendo una vida fácil”.

Fruncí ligeramente el ceño al escuchar esas últimas palabras.

“Es gracioso”.

“¿Qué cosa?”

“No ha pasado tanto tiempo desde que llegué aquí, pero estoy seguro de que me arriesgué diez veces más que toda la gente aquí reunida. He luchado contra monstruos y psicópatas, he hecho trabajos sucios y tareas difíciles sin rechistar para llegar a mi posición actual” refuté.

“Oh…”

“Así que te equivocas: he sufrido desde que fui secuestrado a este maldito mundo. A diferencia de mí, esos buenos para nada nunca se han arriesgado, ni una sola vez”.

“Eso no es verdad. Ellos tuvieron que-”.

“Espera, ya lo sé” la interrumpí. “Creo que descubrí cómo llegaron a ser así” dije.

“¿Qué estás diciendo?”

“Fuiste tú quien los hizo así” respondí.

Ella me miraba como si hubiera dicho una estupidez, pero pensándolo objetivamente, no me equivocaba.

“Tú eres la que los hizo así. Tú les diste comida, un techo y ropa, lo que les hizo ser así. Los has convertido en unos fracasados” afirmé.

“¿Cómo puedes decir eso sin saber nada? Has dicho que acabas de llegar. No conoces la situación actual de la ciudad. Yo no soy la razón por la que existe esta pobre gente… es por culpa de gente como tú” me contestó, indignada.

No sabía los detalles, pero conocía muy bien a ese tipo de gente.

“Ahhh, te refieres a la gente trabajadora”.

“No, no me refiero a eso. La gente que mira por encima del hombro a los que están por debajo de ellos, desprecia a los demás y sólo piensa en sus beneficios personales -esa es la gente que está haciendo que Lindel se pudra” dijo Sun Hee-Young.

No se equivocaba, pero no podía estar de acuerdo con ella.

“Nunca he agobiado a los demás para mi propio beneficio. Claro que hay gente que piensa así, pero… no entiendo lo que acabas de decir. La gente a la que necesitas ayudar no son estas personas. Son los aventureros que se juegan la vida en cazas y los obreros que trabajan en entornos difíciles” le expliqué. (Bejemon: el rey de los hipócritas XD).

Obviamente, no estaba descontento con el trabajo voluntario en sí; al contrario, personalmente respetaba a la gente que lo hacía. Sin embargo, el método de esta mujer era erróneo.

Su naturaleza.

¿Voluntaria ideal?

Parecía ser del tipo que lo hace desde el fondo de su corazón, sin pensar más allá.

“Creo que entiendo lo que estás diciendo. Dices que no debería darles el pescado, sino enseñarles… a pescar. Aún así, no tienes derecho a insultarlos cuando no haces nada por ayudarlos. Tus palabras no son convincentes cuando no estás haciendo nada por esta gente” indicó.

“De hecho, vine aquí para hacer algo por ellos”.

“¿Qué…?”

“Voy a contratar a todas las personas que están aquí” le aseguré con una sonrisa de satisfacción en la cara.

“¿Perdona?”

“Contrataré a todas las personas que estén aquí y no harán nada peligroso… aunque el trabajo puede ser difícil. No te preocupes, cualquiera puede hacerlo. Incluso les pagaré más que el salario mínimo”.

“Oh…”

“Es una oportunidad para que escapen de su situación actual y recuperen lo que tenían. Quizá no pueda darles alojamiento, pero sí comida”.

“¿Qué tienes en mente?” preguntó.

Sin contestarle, caminé hacia la multitud, dándole la espalda.

“Depende de ustedes si quieren seguir viviendo a costa de los demás o si quieren vivir como orgullosos miembros de la sociedad. Es hora de que todos ustedes se levanten por su cuenta” exclamé.

Empecé a mirar a mi alrededor. Había silencio, pero alguien tuvo el valor suficiente para empezar a hacer preguntas.

“¿Podríamos saber qué tipo de trabajo es?”.

“Todo lo que tienen que saber es que no es para nada peligroso. Eso sí, no prometo que no sea desgastante” respondí.

“¿Qué hay de la paga?”

“Les pagaré una moneda de oro. Serán ocho horas diarias. Si trabajan horas extras, también las pagaré”.

Oí murmurar a la gente.

“Esta amable señorita nos acompañará para asegurarse de que todo es legítimo y seguro. Así, podrás sentirse tranquilos” informé.

“¡Nunca acepté formar parte de esto!” Sun Hee-Young exclamó.

“¿No deberías vigilarme para ver qué hago?” le pregunté.

“E-Eso es verdad, pero…”

“Esta es una oportunidad para todos. Es un trabajo que pueden hacer incluso las personas con discapacidad. Sí, es verdad” asentí.

Estaba seguro de que decirles que iba a traer a Sun Hee-Young como asesora les ayudó con su decisión, pues la gente empezó a levantar la mano lentamente.

“Me apunto”.

“Yo también lo haré”

“Yo también…”

“Yo-yo haré lo mejor que pueda si me das la oportunidad”.

Me sentí muy feliz cuando los vi levantar sus manos. Cuando me di cuenta de las expresiones de sorpresa en las caras de los miembros del clan, así como en la de Sun Hee-Young, me sentí aún más satisfecho.

“Empezarán a trabajar inmediatamente mañana por la mañana, a las nueve para ser exactos. Como es un trabajo sencillo, no necesitan traer ninguna herramienta” anuncié.

Sun Hee-Young parecía como si no me creyera del todo. Sinceramente, no importaba. 

Jung Ha-Yan desconfiaba un poco de ella, así que le di una palmada en la cabeza para calmarla. 

“En ese caso, estaré aquí para asegurarme de que cumplas. Gracias por darles esta oportunidad, de todas formas” me agradeció, aún dudando de mí.

“No entiendo por qué me das las gracias” respondí.

“¿De qué hablas?”

“De verdad que no tienes que agradecerme” sonreí con ironía. “No va a cambiar nada”. 

“No entiendo lo que dices…”

“Te lo dije antes: tú eres la que los hace de esa forma” le recordé.