Regressor Instruction Manual

Capítulo 46: El Gato y el Ratón (Parte 1)

Si solo fuera yo, me habría unido a Los Rojos, no, como mínimo, no me habría unido al gremio del Escudo Cariano. A mis ojos, los Caria eran un gremio que ya se estaba cayendo a pedazos, y si sumábamos a los viejos orgullosos y egoístas, se podría decir que no estaban haciendo lo apropiado para impedir su caída.

Si tuviera que decidir pensando solo en el presente, elegir al gremio Cariano no era razonable, ya que parecía que el líder ya había muerto en algún lugar. Lee Sang-Hee, la submaestra, era la única persona que había estado dando la cara por nosotros y los viejos que aún vivían en sus días de gloria se estaban comiendo al clan, facilitando que los otros gremios los vieran con falta de interés.

Lee Sang-Hee era la única persona normal aquí y decidir unirse a este gremio no era diferente a subirse a un barco que se hunde. Por otro lado, si me unía a Los Mercenarios, seguro que estaría encantadísimo ya que podría ver cómo se hundía el gremio mientras reía.

No confiaba demasiado en mis atributos para empezar, y no esperaba que hubiera ningún cambio sólo por unirme a los Caria. Estaba seguro de que Kim Hyun-Sung también pensaba lo mismo.

Ya que nuestro zorro es sorprendentemente cauteloso.

A pesar de eso, Kim Hyun-Sung todavía quería unirse, y había sido así desde el principio. Por supuesto, parecía que había considerado los otros gremios, pero hasta este momento, el regresado creía que este era el camino correcto.

Pude llegar a una conclusión: ya fuera en un futuro cercano o lejano, unirse al gremio del Escudo era más rentable que unirse a Los Rojos.

No había razón para comprar un boleto de lotería diferente solo porque el que tenía una alta probabilidad de ganar era difícil de conseguir.

El regresado colocó su apuesta en el lado que tenía un poco más de certeza.

Si el gremio tiraba la bendición que caía en sus manos -nosotros- solo porque algunos viejos se sentían incómodos, sería una estupidez.

Por supuesto, no era como si no hubiera problemas.

Mi seguridad.

Mi seguridad era lo más importante, esa era la razón por la que buscaba a Cha Hee-Ra; mientras no arruinara los planes de Hyun-Sung, no habría problema actuar por mi cuenta. Podría llegar un momento en que tuviera que desbaratara el plan de Kim Hyun-Sung por mi seguridad, pero ahora no era el momento.

Puedo manejarlo.

Puedo manejar a un viejo senil y a un gremio moribundo.

Ahora, me encontraba hablando sobre lo ocurrido en la negociación con mi grupo. 

“¿Estás hablando del gremio de Los Mercenarios Rojos?” Kim Hyun-Sung expresó su duda al escuchar el nombre de Hee-Ra.

“Así es” confirmé. “Bueno, ya les conté todo lo sucedido, así que paso a retirarme. Tengo un asunto pendiente con la Reina Mercenaria”.

“Te refieres a… Cha Hee-Ra” respondió, a lo que yo asentí.

La expresión de Kim Hyun-Sung parecía ambigua y, tal como esperaba, los otros dos se mostraron sorprendidos. Que reaccionaran así era comprensible después de lo que pasó. Ha-Yan estaba expresando abiertamente su ansiedad: su cara se puso pálida y empezó a jugar con sus manos temblorosas; mientras que Park Deok-Gu se sentía incómodo por su culpa. 

“Ki-Young…” me llamó.

“Oye, hermano… no estarás intentando unirte a-” empezó Deok-Gu.

“En absoluto. Es algo que ayudará a nuestro grupo” lo interrumpí.

“Pero aún así… es una mujer astuta” dijo.

“¿E-es absolutamente necesario?” preguntó Ha-Yan.

“Me temo que sí” contesté.

Ella estaba intentando fingir que no había pasado nada entre Cha Hee-Ra y yo; seguía muy conmocionada por lo que pasó. Sinceramente, me preocupaba que fuera a causar problemas, pero pensé que estaría bien por ahora, ya que se trataba de mi seguridad a futuro.

“¿Puedo preguntar por qué?” Preguntó Kim Hyun-Sung.

No tenía por qué ocultarlo.

“Necesitamos a alguien que nos cubra las espaldas. Te contaré los detalles una vez que las cosas funcionen” respondí.

“Mmm… ya veo”.

La reacción de Kim Hyun-Sung no era mala. Probablemente le agradaba la idea de que estuviera construyendo una conexión con ella.

Por el contrario, Ha-Yan se veía asustada. Pensaba que iba a abandonarla -por supuesto, no iba a hacerlo. Movía los labios como si quisiera decirme algo. No estaba seguro de si no conseguía articular sus palabras o pensaba que interrumpir mi conversación con Kim Hyun-Sung era de mala educación.

Park Deok-Gu también permaneció en silencio.

No tuve más remedio que agarrar ligeramente las manos de Jung Ha-Yan.

“Voy a hablar un rato con ella y vuelvo enseguida” le aseguré. 

“E-está bien” normalmente, la cara de Jung Ha-Yan se pondría roja, cosa que no ocurrió esta vez.

Ignoré la sonrisa de satisfacción de Deok-Gu y empecé a caminar por el pasillo con Ha-Yan.

“P-por favor, no te vayas” habló en voz baja.

“No pasará nada” le dije.

“Aun así…”

“Sólo voy a tener una breve conversación con ella. No tienes que preocuparte” insistí.

“Yo… también quiero ir”.

“Será mejor si voy solo”.

“Por favor… por favor no vayas. Si-si vas…” su voz se hizo aún más baja. En cierto modo esperaba que esto sucediera, pero cuando sentí un escalofrío desconocido, no pude evitar sentirme un poco confuso por la situación.

Sin embargo, hacer esto era lo más importante, no solo para el grupo sino especialmente para mí.

Jung Ha-Yan no tenía la capacidad de protegerme ahora mismo.

La empujé suavemente contra la pared, sustituyendo su semblante preocupado por uno de sorpresa.

“¿Pa-pasa algo?” murmuró.

No dije nada y levanté su barbilla con mi mano. Su cara se puso tan roja que parecía que iba a explotar. 

“Ki-Young… Ki-Young” Su voz tranquila fue reemplazada por una voz que sonaba nerviosa.

Acerqué mi rostro al suyo. Ella aceptó la invitación, y empecé a sentir algo suave en mis labios. Aunque era un simple beso sin atmósfera romántica, parecía que estaba funcionando. Después de que rodeó mi cabeza con sus brazos, nuestras lenguas empezaron a jugar entre sí. Esto no formaba parte del plan, pero no importaba.

Jung Ha-Yan se pegó a mí desesperadamente como si intentara expulsar la suciedad del incidente de ese día.

Empezó a dolerme la cabeza debido a que agarraba mi cabello con fuerza, pero debido al ambiente extrañamente excitante, incluso ese dolor me sentó bien.

“Ah…”

El cuerpo de Ha-Yan empezó a temblar, lo que hizo que pareciera que intentaba hacer algo más. Como si intentara liberar el deseo que había estado reprimiendo todo este tiempo, me mordía y besaba sin reparo alguno, intentando prolongarlo. Apartarla de mí no sería fácil.

Cuando nos quedamos sin aliento, nos separamos, con un hilillo de plata uniéndonos. Pude recuperar el aliento, y Ha-Yan volvió a acercarse, como si hubiera perdido su mente.

“Ki-Young, Ki-Young, Ki-Young” repetía mi nombre entre besos. La dejé continuar, pues era importante mimarla en ese momento.

No estaba seguro de si era intencionado, pero sentí que me picaba la lengua. Me di cuenta de que Jung Ha-Yan la había mordido. Fruncí ligeramente el ceño, pero no había problema. Aproveché cuando volvió a quedarse sin aliento para apartarla de mí.

“Me gustas” le susurré palabras dulces y vi cómo su cuerpo temblaba de alegría.

Sí, alegría.

Su cara definitivamente mostraba alegría.

“Yo… te amo” dijo.

“Quiero proteger a mi adorada Ha-Yan” solo la mitad era verdad.

“Y yo a ti”.

“No quiero que te lastimen” murmuré. “Por eso necesito hacer esto. Mantener una buena relación con esa mujer es lo que necesitamos ya que no soy fuerte”.

“Por-porque no soy fuerte…”

“Claro, porque no somos fuertes”.

“Aun así… aun así…”

“Todo irá bien” le prometí.

Ha-Yan se quedó callada con una mirada complicada. Tenía una idea de lo que estaba pensando. Volví a besarla ligeramente después de retirar la mano.

No fue nada.

Jung Ha-Yan debía estar pensando que me iban a vender contra mi voluntad, pero yo simplemente iba allí a hablar.

Aún así, la situación actual no era tan mala.

Bien.

No podía confiar en una mujer impredecible. Era peligroso, pero la persona que mejor podría protegerme estaba justo delante de mí. Su cara estaba llena de una responsabilidad desconocida.

A partir de hoy, Jung Ha-Yan iba a centrarse en su crecimiento aún más, al darse cuenta del hecho de que yo tenía que confiar en otra persona para protegerme.

“Lo que pasó la última vez no volverá a pasar” la tranquilicé, limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas. “Te quiero”.

“Ah… Ahh…”

Sus rodillas empezaron a temblar, amenazando con tirarla al suelo. La ayudé a mantenerse de pie y, después de besar sus labios una vez más, empecé a alejarme.

Una parte de mi plan se había arruinado, así que no tuve más remedio que acelerar mi relación con Jung Ha-Yan. Por supuesto, pensé que esto era bastante bueno. Podría haberlo hecho románticamente en un entorno agradable, pero este tipo de crisis fortalecerá nuestra relación un poco más.

Viejo loco.

Me faltaba poder para eliminar las impurezas inesperadas. Poco ingenio en la cabeza resulta en mucho trabajo para los pies, sin embargo, también era cierto en viceversa.

Solo tardé un momento en salir del área designada para el gremio. El Sol se estaba ocultando a lo lejos, llenando de sombras el campo. Después de caminar una corta distancia, vi el lugar donde se encontraban Los Mercenarios Rojos. Uno de los miembros del gremio me miró con una expresión de sorpresa y luego corrió rápidamente hacia mí.

“¿En qué puedo ayudarle?” me preguntó.

“He venido a ver a la señorita Cha Hee-Ra” respondí.

“¿Podría esperar un momento?”

“Por supuesto”.

Se veían entusiasmados. 

Momentos después, la misma persona volvió.

“Puede entrar. Siga el camino, la carpa de la señora es fácil de identificar”. 

“Entendido”.

Pensé en lo que debía decirle, pero no tenía ni idea de cómo debía aclarar esta situación.

Cada paso que daba me resultaba pesado; estaba seguro de que Cha Hee-Ra no estaba tan interesada en mí. Habría sido distinto si hubiera venido a decirle que quería unirme a su gremio.

Caminé un poco antes de ver una carpa un tanto apartada de las demás. Era grande, con un estandarte al lado y dos guardias en la entrada, que me abrieron el paso.

“¿Puedo pasar?” hablé en voz alta.

“Adelante” respondió una voz desde el interior.

Cuando entré después de levantar la cortina, la vi bostezando, tumbada en su cama. Como cabía esperar, llevaba ropa que dejaba poco a la imaginación. Al igual que la última vez, pensé hacia dónde debía mirar. Decidí mirarla directo a sus ojos afilados y brillantes.

“¿Has cambiado de parecer?” me preguntó.

“No, no lo he hecho”.

“Entonces, deberías empezar por explicarme por qué has venido aquí tú solo. Estaba teniendo un sueño agradable” bostezó. “Para ser sincera, estoy un poco ofendida. No me gustan mucho los hombres indecisos. Estoy segura de que no me has visitado solo porque no podías olvidarte de mí, cuando ya tienes una novia tan maravillosa”.

No sabía cómo empezar la conversación; aún no había descubierto qué clase de persona era Cha Hee-Ra. Su personalidad vigorosa y valiente confirmaba que no se sentía intimidada ni asustada.

Como había venido a hacerle una propuesta, necesitaba tener confianza delante de ella.

“Me gustaría que seas mi patrocinadora” tras respirar hondo, pronuncié las palabras que tenía en la cabeza.

Se hizo el silencio en la habitación.

Cha Hee-Ra parecía un poco sorprendida. Me miró como si estuviera muy emocionada. Se sentó en el borde de la cama y cruzó sus piernas.

“Mmmm, ¿eres bueno… haciéndolo?” su voz sonaba ligeramente seductora.

¿De qué está hablando?