Regressor Instruction Manual

Capítulo 47: El Gato y el Ratón (Parte 2)

¿De qué está hablando?

Parecía que se estaba divirtiendo mucho, con su gran sonrisa, su tono seductor y por cómo se relamía los labios.

“No ha habido ninguna persona que se atreva a hablarme con tanta franqueza… Supongo que tienes confianza. Sinceramente, me pareces alguien encantador; no eres guapo según el estándar de belleza, pero esos ojos afilados tuyos, como los de una serpiente, me gustan mucho” reconoció.

“Eso es…”

“No es que no tenga ningún deseo de comprarte, solo pienso que debería de probarte para ver si eres útil… ¿qué te parece?” preguntó.

Hee-Ra abrió sus piernas de manera sugerente y palmeó el espacio a su lado. Mi cara se puso roja en el instante en que me di cuenta de cómo había interpretado mi propuesta. 

¿Qué?

Ella era una mujer inteligente, por lo que no había manera de que me malinterpretara.

¿No se lo está tomando en serio?

Era muy probable que no. Me aclaré la garganta antes de continuar.

“Eso no es lo que quise decir”.

“¿Entonces?”

“Quería pedirte-”

“Lee Ki-Young” me interrumpió antes de que pudiera explicarme, “cuando mencioné que quería invertir en ti, era con la condición de que te unieras a nuestro gremio. Por supuesto, tu maravillosa novia tiene que unirse también. Honestamente, incluso si vienes solo, estoy dispuesta a aceptarte. Aunque tus atributos no parezcan tan buenos, no pienso tan mal de los alquimistas. También creo que mantener una buena relación entre nosotros tampoco es mala idea”.

Ahora me miraba con una expresión divertida, como si explicara lo obvio.

“Entonces, ¿qué te hace creer que debería de apoyarte incluso si no estás en mi gremio? Esa es la obligación del que sea al que te vayas a unir. ¿Invertir en un don nadie? Pfft, por favor” se burló. “Es más rentable si te uso unas cuantas veces al mes y te pago por ello. ¿Qué dices? ¿Quieres ser mi puta?”

Hija de…

Sus hechos me golpearon muy fuerte.

Lo que decía tenía sentido. La forma en que ahora me miraba -como si fuera un objeto- hacía que mi sangre hirviera de rabia. 

Estuviera actuando o no, parecía desearme de verdad, y no supe cómo sentirme al respecto. Parecía como si simplemente hubiera descubierto un juguete divertido en lugar de sentir algo por mí. Sin importar mi orgullo, debía ponerme a pensar si era rentable para mí actuar como ella deseaba. ¿Qué tanto deseaba mi seguridad?

Sin embargo…

No puedo hacer eso.

No podía rebajar así mi valor. Al final, terminaría desechándome, siempre pasaba así: los niños se aburrían del juguete y lo dejaban de lado.

“Por supuesto que lo entiendo, señorita Cha Hee-Ra. Verás, no te estaba pidiendo que me patrocinaras solamente a mí, sino a todo mi grupo, ya que fuimos los primeros en completar la mazmorra tutorial de esta ronda. Estoy seguro de que tanto Kim Hyun-Sung como Jung Ha-Yan crecerán. Ya te habrás dado cuenta del enorme potencial que tienen” le expliqué.

“¿Y?” soltó, cruzándose de brazos.

“¿Y?” repetí.

“¿Y qué?” se encogió de hombros. “A mí me da igual que crezcan o no, ya soy una de los más fuertes. Todos los miembros de nuestro gremio son gente con talento. Aunque yo quiera a la maga, puedo contratar a otro en cualquier momento siempre que les tire algo de oro. Los Mercenarios Rojos tienen suficiente poder de financiación como para que podamos contratar inmediatamente al Gremio del Diablo o al Círculo de Magos. Jung Ha-Yan crecerá, pero tardará al menos tres años. ¿Hay alguna razón para que te patrocine hasta entonces?” preguntó.

“Mi grupo crecerá más que cualquiera de-”

“Lo que necesito son magos afiliados a Los Mercenarios” me cortó una vez más. “¿Acaso no entiendes? Si vas a seguir diciendo sinsentidos, ven a mi lado y entretenme. Me aseguraré de pagarte generosamente y de hacerte regalos de vez en cuando”.

Quería que fuera su prostituta. Al parecer, no se estaba tomando en serio lo que yo decía; solo estaba jugando conmigo.

Saqué lentamente un colgante desde el interior de mi camisa, el mismo que me dio cuando nos conocimos. Cha Hee-Ra levantó una ceja, claramente curiosa, al ver el brillo plateado del objeto.

[Pendiente Mágico – Raro]
[Incrementa en tres puntos la magia. Tiene la capacidad para amplificar el efecto de los hechizos. La locación exacta de donde fue encontrado es desconocida]

“No necesito esto” anuncié, lanzándolo.

Una expresión de enojo apareció en su rostro al ver el colgante al lado suyo. Parecía que no entendía muy bien la situación.

“Tú…” empezó con un tono amenazante.

Tal vez fui demasiado lejos al tirarlo sobre su cama. Aún así, me vi capaz de mantener la compostura.

“Ni siquiera es oro” dije. “Lo que necesito es tu fama y tu poder: la marca de Cha Hee-Ra, la Reina Mercenaria. A mí no me interesan ese tipo de cosas” señalé con mi cabeza el objeto.

“¿Entiendes siquiera lo que estás haciendo?” preguntó. “Aquí, golpear a alguien más débil es una norma no escrita que todos aceptan sin rechistar. Pero a veces, lo correcto es mandar a la mierda las reglas, en especial con gente que no sabe su lugar”. 

“Te equivocas, conozco muy bien mi lugar. Sé que con una palabra puedes hacerme desaparecer de este mismo sitio sin dejar rastro. También podrían mandar a matarme mientras duermo, y yo ni siquiera me daría cuenta. Por eso es que te necesito” le dije lo más educadamente posible.

La habitación estaba llena de sed de sangre y magia. La presión que sentí no podía compararse con la de ese viejo senil.

“Esto es divertido. Creo que me voy a sentir aún más molesta porque estás actuando así intencionadamente. Entiendo lo que estás pensando y diciendo… eso lo hace más excitante” sus ojos de fiera me veían con gran intensidad. “Realmente eres mi tipo, para ser honesta. No hay muchos hombres que sean capaces de actuar con confianza delante de mí… no sé cuánto tiempo hace que no recibo este tipo de trato. Y encima de un cachorro como tú”.

Se levantó y empezó a caminar alrededor mío, como una cazadora acechando a su presa. No pude evitar sudar frío.

“Pero te das cuenta de que tus acciones son un poco exageradas, ¿cierto? Ya sabes. Originalmente se dice que los alquimistas son practicantes del intercambio equivalente. Si vas a usarme como tu escudo de carne, entonces puedo asumir que vas a preparar una recompensa digna de eso. Si no lo haces, tendrás que asumir la responsabilidad de tus actos” se detuvo frente a mí. Tuve que levantar la mirada para verla a sus ojos. “Habla” me ordenó.

“Primero: sobre tu parte de las pociones que crearé en un futuro” empecé.

Con mis manos temblorosas, saqué el libro de rango épico de mi bolsillo y lo sostuve frente a ella. Su mirada de interés sólo duró un momento.

“Parece que estás diciendo que vas a llegar a ser un alquimista increíble” tomó el libro de mis manos. “No sé de dónde has sacado este libro, pero si es todo lo que tienes, entonces tendrás que darme una buena parte”.

“Quince por ciento… eso es lo que te daré” dije.

“¿Solo eso?” 

“Vas a estar sentada sobre un montón de dinero” afirmé.

Era mentira. Debía de sonar lleno de confianza para convencerla.

¿Por qué?

Porque me estaba jugando la vida.

“Segundo: tener una relación amistosa con mi grupo”.

“Ya te lo dije antes, no tengo interés en cosas que no son mías” respondió, presionando el libro contra mi pecho.

“Vamos a crecer más allá de tu imaginación” en vez de guardar el libro, me aferré a su antebrazo.

“Bastardo embustero”.

“No estoy bromeando. Vamos a hacernos más fuertes y nos convertiremos en el gremio que represente a este imperio. Con el gremio de Los Mercenarios Rojos como alianza cercana, siempre estaremos a tu lado. No es una inversión tan grande, y aún así podrás establecer una buena relación con nosotros antes que cualquier otro gremio” contesté.

“¿Crees que no me doy cuenta de que estás diciendo pura mierda? Aunque no haya ningún coste en la inversión, no hay ninguna garantía de que consigas hacer las pociones o de que tu equipo vaya a crecer” explicó mientras se apartaba.

“Tercero” dije, sin importarme sus palabras. “Te daré el mago que necesitas”.

“Mentira”.

“En dos años, cuando los magos que recién salen del tutorial hayan podido desarrollarse, te daré una lista de nombres con los mejores”.

Me miró, tratando de descifrar si decía la verdad o no.

Si el proyecto de Los Rojos acababa de empezar, entonces estaba seguro de que mi propuesta era excepcionalmente tentadora para ella.

“Es… interesante. Dime: ¿es posible?” preguntó.

“La primera razón por la que estoy seguro es porque tendré un puesto ejecutivo dentro del gremio Cariano, teniendo así acceso a mucha información”.

“Hm…”

“Mi segunda razón es…”

“¿Sí?”

“…un secreto”.

“Tú…”

“Dijiste que originalmente se decía que los alquimistas eran practicantes del intercambio equivalente” le recordé.

El hecho de que yo fuera capaz de encontrar a los que tenían talento era un secreto y, aunque su protección era importante, me pondría en desventaja si lo revelaba.

Cha Hee-Ra permaneció callada. Estaba seguro de que pensaba que mi secreto y su protección no eran un intercambio justo. Esperaba que soltara una carcajada como la de los personajes de los dibujos animados para poder acabar con esto, pero no creía que fuera a ocurrir. La vi sumida en profundos pensamientos con una expresión muy seria, calculando los pros y los contras.

Maldita sea.

Cha Hee-Ra podría estar intentando adivinar cuál era mi secreto. La certeza de que mi grupo iba a crecer y encontrar magos con potencial para crecer. Puede que haya llegado a una conclusión cercana a la realidad.

¿He dicho demasiado?

Cuando me mordí los labios…

“Quiero el veinte por ciento de lo que ganes con tus pociones. Además de la lista de magos, quiero una de combatientes cuerpo a cuerpo. En cuanto a la protección, yo decidiré el método” enlistó.

“¿Qué?”

“¿No necesitabas mi protección? Nadie podrá tocarte, pero yo decidiré cómo hacerlo realidad”.

“¿Cómo lo…?”

“Lo descubrirás mañana” me guiñó el ojo. No pude evitar pensar que había algún tipo de trampa en sus palabras. “Entonces, ¿aceptas?” dijo, extendiendo su mano.

Mientras mi seguridad estuviera garantizada, no me importaba lo que tuviera planeado.

“Estoy deseando trabajar contigo” respondí, tomando su mano.

“Hablemos más de esto la próxima vez” me sugirió con una sonrisa pícara.

Cha Hee-Ra hizo un gesto con la mano, indicando que me fuera. Parecía muy contenta y satisfecha con mi propuesta.

Está hecho.

Cuando me di la vuelta y salí de su carpa, pude ver a tres personas esperando afuera. Por sus ropas y porte, me di cuenta de que eran ejecutivos del gremio. Probablemente iban a preguntarle sobre nuestra reunión y ella les informaría sobre su protección. ¿Qué les diría, exactamente?

Seguí caminando hasta llegar a mi carpa, cuando de repente, apareció un mensaje en mi ventana de estado. Así, descubrí lo que ella pensaba de mí.

[Has obtenido un título]

“¿Eh?”

[Título – Amante de la Reina Mercenaria]

“Lo que faltaba…”

Ese era el primer título que obtuve, después de tantas batallas a muerte.