Regressor Instruction Manual

Capítulo 32: Objetivo – Sobrevivir (Parte 5)

“¿Qué es lo que más esperas cuando salgamos de aquí?” preguntó Hyun-Sung. 

“La comida, más que nada. Cualquier cosa puede ser mejor que lo comemos aquí, así que no me importa qué sea… aunque, un buen filete no estaría mal, jeje” contestó Deok-Gu. Sus ojos brillaron al imaginar la escena. 

“Jip…”

“Te dije que estoy bien, Ha-Yan. Tranquila” le dije. Los demás guardaron silencio al escucharla. Lo estaba haciendo bien al tratar de controlar sus emociones pero, cada pocos minutos, no podía evitar soltar un pequeño sollozo junto con un par de lágrimas. Me hacía sentir un poco raro cada vez que sucedía. 

Ya no hablábamos con los del otro grupo, pero sí entre nosotros. Éramos enemigos, pero aún así recibíamos de buena gana el escuchar a los demás hablar pues aliviaba un poco el ambiente sombrío de la mazmorra. Era como un pacto silencioso que todos habíamos aceptado sin decirlo explícitamente. El problema era Ha-Yan, pues arruinaba la poca armonía que había. 

Las lúgubres miradas de la maga se hicieron normales para nosotros. No podía imaginar lo incómodo que se sentía Jae-Jun.

Jin-Ho escudriñaba con ojo experto los alrededores, buscando cualquier oportunidad para revertir la situación. A pesar de que nos seguíamos necesitando mutuamente, tarde o temprano, los desecharíamos. Podía entenderlo dado que yo debía de encontrar una razón para que la bomba llamada Ha-Yan explote sin que parezca fuera de lugar. 

Si yo fuera Jin-Ho, ya me habría olvidado del plan para matar a Hyun-Sung. Contrario a mis pensamientos, tal vez por su formación militar, no parecía haberse dado por vencido. 

“Lo siento mucho” dijo Jin-Ho.

“No pasa nada. No estoy en la posición para recibir disculpas, así que detente” le respondió Jae-Jun, incómodo. “Me dejé llevar”.

“Es comprensible. Una vez más, lo siento” repitió Jin-Ho. No sabía de qué estaban hablando, pero después de eso, no volvieron a emitir sonido alguno. Tal vez se sentían culpables por la muerte de Ki-Chul.

Con el paso del tiempo, la hostilidad de Ha-Yan crecía. 

“Haré que lo lamentes de verdad” murmuraba cada vez más, como si quisiera que yo la escuchara. Pese a que me preocupaba que derramara sus sentimientos en voz alta, estaba seguro de que podía mantenerse bajo control. Ya había demostrado que su capacidad de mentir en momentos críticos era buena. De hecho, no descarté la posibilidad de que ella encontrara una manera para matar a Jae-Jun sin levantar sospechas, pero era mejor asegurarse. 

Por otro lado, la reacción de Yoo Seok-Woo me pareció hilarante. 

Cuando revelé que yo y Ha-Yan teníamos una relación cercana, se puso de mal humor, como un niño pequeño. Al vernos caminar tomados de la mano, él hacía muecas de desprecio. Se dio cuenta de lo mucho que pensaba Ha-Yan en mí al verla tan consternada por mi estado. Así como Jae-Jun tenía una acosadora, ahora yo tenía a uno. 

Yoo Seok-Woo.

Desde el principio lo etiqueté como un acosador sexual sin importancia, por lo que me sorprendió volver a verlo aquí. Si pensaba en que tenía su mente corrompida, entonces cobraba sentido que se uniera al grupo de Jin-Ho. En mi interior, sentía que el ex-militar le había prometido algo. Tal vez lo que deseaba era una clase o incluso… a Ha-Yan. Si no podía tenerla por “las buenas”, entonces ganaría la fuerza necesaria, consiguiendo una clase, un aliado poderoso y teniendo éxito en la incursión para tomarla a la fuerza. Con todo lo que había pasado y su plan yéndose al carajo, comprendí por qué me miraba de una forma tan intensa. 

De todas formas, parece que no pensaba igual que sus compañeros. Jin-Ho y su lacayo se estaban esforzando por crear un buen ambiente con conflictos al mínimo, sin disputas y sin peleas al obedecernos. Desafortunadamente, no estaba en mis planes hacernos compañeros. 

Kim Hyun-Sung parecía perdido en sus pensamientos. Era gracioso, ya que todos estábamos buscando una manera de proceder, pero si nuestro líder atacaba primero, probablemente el remordimiento lo carcomerá después. No quería mostrarnos su lado oscuro y arriesgarse a que nuestra opinión sobre él cambie. Él sabía sobre el futuro de Jin-Ho, pero no podía contárnoslo sin revelar que era un regresado y, aún si nos lo contara, cabía la posibilidad de que no le creyéramos. No, debía de encontrar una excusa para atacarlos. 

Tal vez habría sido diferente si también le hubiera mentido a Deok-Gu desde el principio y Ha-Yan nos dijera que Jin-Ho había sido el responsable para estar todos de acuerdo en atacarlos, pero no tenía idea de que ellos aparecerían, en primer lugar. Debía dejar de lamentarme; lo había hecho muy bien hasta ahora, considerando que tuve que improvisar sobre la marcha. 

No te preocupes, Hyun-Sung. Tengo una idea para ayudarte: que ellos ataquen primero. 

Un grupo de héroes defendiéndose de la emboscada de una banda de criminales infames quedaría como anillo al dedo. Jin-Ho y Jae-Jun no atacarían primero, pero ellos habían cometido el error de aceptar a Yoo Seok-Woo, alguien con problemas personales con nosotros y quien apenas podía controlar sus emociones. El militar no estaba al tanto de la anterior riña entre Ha-Yan y el cuatro-ojos, por lo que no podía mantenerlo en su lugar como lo había estado haciendo con el arquero. Esta tarea sería tan sencilla…

Provocar es mi especialidad. 

Solo me tomó un momento organizar mis ideas. 

Primero, usaría a mi pareja para irritarlo. Era un plan simple, pero efectivo. 

“Oh…” contacto físico. Eso debería de ser suficiente. “Ki-Young…” susurró Ha-Yan. Se veía sorprendida, pero no se molestó en quitar mi mano de sus posaderas. Con solo eso, había logrado que se sonrojara. Los demás se encontraban adelante, por lo que Seok-Woo era el único que podía ver mi acción. 

Pfft…

Pude sentir la mirada furiosa del pervertido en mi nuca. 

“Oh, Ha-Yan, lo siento…” dije, moviendo de lugar mi mano a su cintura. 

“N-no pasa nada. Puedes… ponerla donde quieras” dijo con una sonrisa en su rostro. 

“¿Segura…?”

“Po-por supuesto” contestó, con una nota de nervios en su voz.

Miré de reojo a mi acosador; podrías comparar su cara con alguien quien acaba de perder a su novia. Los demás seguían hablando de la mazmorra, pero este tipo no decía ni pío, con sus ojos pegamos en mí. 

Jung Ha-Yan bajó su cabeza para ocultar su vergüenza cuando volví a bajar mi mano. 

Lo está disfrutando mucho…

No esperaba este tipo de reacción de su parte pero, por otro lado, Seok-Woo no me decepcionó. 

Cuando nuestros ojos se encontraron por un segundo, no me olvidé de sonreír.

Tus celos se notan a leguas, idiota.

Debió de notar mis pensamientos sin que tuviera que decirlos. A veces, las acciones y expresiones resultaban muy buenas para tener una conversación discreta. 

“Gracias, Ha-Yan. ¿No estás cansada?” le pregunté.

“No, e-estoy bien. Comparado a lo que hiciste, esto no es nada” me respondió con prisa. 

El tipo se creyó dueño de Ha-Yan desde que se atrevió a intentar manipularla en el refugio, por lo que era natural que reaccionara así. Hasta ahora, no estaba seguro de si se había olvidado de ella, pero viendo lo patético que se veía, me di cuenta de que nunca superó su rechazo. 

Esto se siente bien. 

Desde la cálida sensación en mi mano hasta los celos de Seok-Woo. Él comenzó esto, y aún me quedaba más por enseñarle. Quería que viera los ojos de mi preciosa Ha-Yan llenos de preocupación por mí y su dulce voz preguntándome si estaba bien. Siempre me había hablado con un tono diferente que a los demás, así que estaba seguro de que le dolería. 

Con un ligero apretón de mi mano, la acerqué más a mí. Este tipo de conversaciones podían causar tensión sexual.  

La cara de Ha-Yan se volvió tan roja como un tomate, pero su sonrisa no desapareció. Sus largas pestañas y sus pequeñas orejas colorándose me parecían lindas. Pensé en detenerme, ya que su respiración se estaba volviendo pesada, pero… no podía. No quería. 

“Señorita Ha-Yan, te ves cansada. ¿Puedo ayudarte?” al final, se volvió incapaz de seguir viendo y le habló. 

No pude evitar resoplar al verla ignorarlo por completo. Su cara se tornó roja como la de Ha-Yan, pero por razones completamente distintas. 

“Oye, hermana, te puedo ayudar si es que estás cansada” dijo Deok-Gu al notar su respiración. Todos se habían girado al escuchar a Seok-Woo. 

“Sí, Ha-Yan. Ha sido un largo día, y…” me apuré a colocar mi mano en sus hombros.

“No, no pasa nada” negó con su cabeza. “Quedémonos juntos” se apresuró a decir, viéndome.

“Bueno, parece que de verdad quieres quedarte con él. Igual, si te cansas, déjamelo saber” dijo Deok-Gu, volviendo su vista al frente. 

El grandullón había intervenido en el momento justo. De manera implícita, Ha-Yan había dicho que no le molestaba en absoluto mis acciones. 

Volví a bajar mi mano a la par que echaba un vistazo a Seok-Woo. 

Al ver mi sonrisa, se estremeció. La estaba pasando mal. 

“Se siente muy bien” dije. 

“¿Disculpa?” preguntó Ha-Yan. 

“Nada, estaba pensando en otra cosa”. 

Seok-Woo ahora estaba temblando de la ira, con sus puños fuertemente apretados. Su falta de autocontrol era sorprendente. 

Tomó la empuñadura de su espada, a punto de dejar que sus pensamientos le ganaran, pero se contuvo. Quería felicitarlo. No sabía si no lo había provocado lo suficiente o si solo estaba buscando una oportunidad. Volví mi vista al frente, saboreando la sensación en mi mano. 

“¡Keeaaaaaaaah!” un aullido se pudo escuchar.

“¡Prepárense para la pelea!”

Una buena oportunidad se me acababa de presentar. 

Me apresuré a ponerme en posición y Ha-Yan se apartó para comenzar a armar un hechizo. Los demás estaban concentrados en el frente, completamente ajenos a lo que estaba a punto de ocurrir en la retaguardia. 

“Jejejeje” me reí por lo bajo para que solo Seok-Woo pudiera oírme. “Estás celoso, ¿cierto?” pregunté con tono burlón. 

“Tú…”

“Ha-Yan las tiene muy suaves” solté mi provocación final con una sonrisa en mi rostro. 

“¡Hay cinco de ellos! ¡Hagámoslo lo más rápido posible!” gritaron en el frente. 

“¡Hijo de puta!” Seok-Woo empezó a cargar contra mí. Ahora llegaba la parte de mi plan en la que no me había molestado de pensar mucho. Si tan solo hubiera sabido que Jin-Ho aparecería desde el principio…

A la mierda, dejaré que me dé. 

Puedo sobrevivir al ataque. Con el anillo sanador de Ha-Yan, podía recuperarme de una herida así. Vi la espada bajar sobre mí en cámara lenta. La hoja dibujó un trazo en diagonal que bajaba desde mi hombro izquierdo hasta mi estómago. 

“¡Aaaaaaaghh” grité. El dolor no se comparaba con el golpe que había recibido en mi rostro. La espada se sintió como un pedazo de metal al rojo vivo. 

Los ojos de los demás cayeron sobre mí en un instante. Nadie sabía lo que estaba pasando. 

Me preocupó que Jin-Ho lo llamara un maniaco para abandonarlo y desligarse de sus acciones, pero mi intranquilidad fue en vano. 

“¡Lo… lo hice! ¡Jin-Ho, Jae-Jun, lo hice! ¡Maté al bastardo!” gritó Seok-Woo con júbilo en su rostro. Sonaba como si hubiera matado al más fuerte. 

De las herramientas que Jin-Ho tenía, una se trataba de una granada de fragmentación sin seguro. Sin duda alguna, conocía esa sensación.