Toradora! (NL)

Volumen 7

Capitulo 5: 25 de Diciembre

Parte 4

Ah, esta vez en verdad metí la pata.

Las estrellas y la luna destellaban románticamente en el cielo de pleno invierno y brillaban extrañamente en el retorcido rostro monstruoso de Ryuuji.

Ryuuji, aún en el disfraz de oso estaba de pie frente a la puerta de la escuela. El regalo que le iba a dar a Minori seguía en el bolsillo de su traje y no sabía el número telefónico del tipo con el que lo había intercambiado. Apenas se había dado cuenta de que era alguien de una clase distinta. Lo había echado a perder en el último momento. Minori todavía no llegaba, pero aún así no había podido encontrar a ese tipo. De seguro se había ido a casa después de que Ryuuji saliera de la fiesta.

Pensando que tal vez estaba todavía merodeando los alrededores, Ryuuji salió del salón al frío clima exterior, pero no había señales de gente por ningún lado. Se preguntaba qué hacer mientras cargaba la cabeza del oso debajo de su brazo, exhaló brevemente un vaho blanco. ¿Cómo se supone que hable con ella sin un regalo?

Lo eché a perder, Taiga. Ese simple error sacudió su vacilante corazón. De repente se asustó y le entraron ganas de huir. Pero la razón por la cual no haría eso era porque él sentía que había recibido la estafeta imaginaria de manos de Taiga, quien incluso le había pateado el trasero para que viniese. Si él no la pasaba a la siguiente persona, los deseos de Taiga no serían transferidos. El relevo de sus sueños se rompería.

Había perdido el regalo, pero sus manos no estaban vacías.

Ryuuji apretó su mano de oso de fibra sintética barata. Enfrentaba la parte tímida de sí mismo en el gélido viento de mediados de invierno. Quería demostrar que Minori siempre estaba en sus pensamientos. Nada iba a pasar entre ellos si escapaba. Estiró su espalda dentro del holgado traje, se enderezó y levantó su cara. No era un traje Gucci, pero el regalo de Taiga definitivamente estaba en sus manos.

Entonces. “¿Qué tal?”

“¡…O,ou…!”

Llegaba con pasos ligeros una Minori que usaba un gorro tejido. La misma Minori por quien él había esperado tanto.

Su mente se quedó en blanco. Su cuerpo se entumió como si estuviera paralizado.

Minori quien vestía un abrigo largo, pantalón de mezclilla y una bufanda roja a cuadros, saludaba rígidamente con su mano derecha enguantada y sonreía mientras su nariz roja por el frío inhalaba aire.

Ryuuji vaciló, pero no a causa del frío, sino porque temblaba de pánico más de lo que él pensaba. Primero, dale las gracias por haber venido, explícale por qué estás usando este estúpido disfraz y luego dile el porqué querías que viniese… Era lo que había estado pensando, pero en el instante en el que vio a Minori, todo eso se había ido volando. Todo estaba a punto de comenzar. Todo lo que había dentro de su corazón estaba a punto de salir sin importar el orden. Trataba desesperadamente de calmarse y simplemente se quedó ahí parado.

“Lindo disfraz de oso el que usas, Takasu-kun”

La que dio el primer paso fue Minori. Ryuuji, tieso como una tabla, observaba la expresión de su rostro que mantenía una conversación normal entre ellos dos por primera vez en mucho tiempo.

Minori se dio cuenta de cómo la miraba y jaló su gorro hacia abajo. Ryuuji inconscientemente levantó el gorro tejido que cubría sus ojos.

“…..”

“…..”

Los dos permanecieron en silencio. Minori de nuevo agarró su gorro y lo jaló aún más abajo. Ryuuji lo subió de nuevo. Ella lo jaló una vez más. Él lo levantó. Esa guerra secreta e indescifrable continuó hasta que finalmente;

“¡Ku-Kushieda!”

Ryuuji le quitó el gorro tejido. Minori se paralizó por un momento y él se preguntó en qué estaba pensando. Ella cubrió su rostro con ambas manos.

Él le agarró la muñeca porque quería ver su semblante. Trató de quitarle una mano de su cara, pero Minori era muy fuerte y él no pudo apartarla tan fácilmente.

“¡¿Qué, qué pasa contigo?! ¿Qué?”

“Mejor dicho ¡¿Qué es lo que te pasa a ti Takasu-kun?!” “No, a ti más bien ¡¿Qué mosca te ha picado?!”

“Takasu-kun es el que, Takasu-kun es el único que… Ah… ¡Me harté! ¡Deeeeeei!”

¡Habu! Minori utilizó ambas manos para cubrir y silenciar injustamente sus labios. Por tanto, Ryuuji fue incapaz de espetar algo.

“¿¡Bubi….be…ua……!?”

“…Takasu-kun… Discúlpame. Déjame hablar a mí primero”

Diciendo eso, bajó su rostro al espacio que había entre sus dos brazos extendidos. Miraba directamente hacia abajo, ella no quería mostrarle su expresión a Ryuuji. Entonces, continuó en voz baja.

“Oye… ¿Te acuerdas? En las vacaciones de verano, en la villa de Amin. Conversamos en la noche ¿cierto? De esas cosas raras como Ovnis y fantasmas”

“¿Bu…bu…?”

Mientras balbuceaba “ububu” Ryuuji inclinó ligeramente la cabeza ¿Qué? No tenía la menor idea de lo que Minori trataba de decir.

Si su memoria no fallaba, Minori había descrito el amor alguna vez en términos de Ovnis y fantasmas. Las personas que podían percibirlos, los veían por montones; pero ella creía que no existían ya que nunca había visto ninguno, o algo por el estilo. Luego ella había dicho que podría ser simplemente porque no quería verlos. Así es. Era por eso que él había estado deseando que Minori también pudiese ver Ovnis o fantasmas, eso sería genial.

Pero debe ser muy importante el recordar esto ahora ¿verdad?

“En cuanto a los Ovnis y fantasmas ¿sabes? Creo que no debería verlos para nada… parece que es mejor si no los veo. Recientemente he estado pensando mucho en eso y así es como me siento… Solamente quería decirte eso Takasu-kun. Esa es la razón por la que vine”

Y entonces las cosas se tornaron perfectamente evidentes. Justo ahora habían tomado mucho significado.

“Perdóname por contarte únicamente esto que te quería decir… Kushieda se retira”

Los dedos de Minori se separaron suavemente de los labios de Ryuuji. Sus manos recuperaron gentilmente el gorro tejido de las manos de Ryuuji.

Se colocó firmemente el gorro y lo jaló hasta cubrir sus ojos, le saludó con una mano. Parecía como si sus labios fueran los únicos que estuvieran sonriendo.

Minori se dio la vuelta.

Se alejó rápidamente dando grandes zancadas y de ese modo se fue a casa.

¿Qué?

Para resumirlo

¿Se dio cuenta de que iba a confesármele y me rechazó por adelantado?

“¿…Eh? ¿De verdad?”

¿Fui rechazado?

¿En serio?

¿Ahora mismo?

¿De verdad?

“¿…Me han, rechazado…?”

En la noche de pleno invierno, Ryuuji se quedó petrificado en la calle. En su cabeza emergían interminables signos de interrogación. Ni siquiera había necesitado tomarse la molestia de preocuparse por el regalo. Había sido completamente despreciado. El dolor aún no llegaba. Simplemente se quedó ahí, aturdido por la consternación y miró al cielo.

‘Las cosas pueden destruirse, pero también pueden repararse.’ o creo que esto pueda repararse ya.

‘Y por cada vez que algo se destruya, se puede comenzar de nuevo.’ Tengo el presentimiento de que no podré hacerlo de nuevo.

‘Es por eso que no hay razón para llorar si algo se rompe.’ i siquiera puedo llorar en este momento.

Sin embargo, buscó la constelación de orión que seguramente estaría brillando encima de él.

Buscó a alguien en el llamado de su voz.

El cielo… dio un gran giro…

***

25 de Diciembre, 10:00 M.

Ryuuji fue descubierto por Yasuko quien acababa de despertar, estaba tirado en el suelo de la cocina. ¿A qué hora se desplomó? Nadie excepto él lo sabe. Es por eso que incluso ahora, nadie lo sabe.

Ryuuji había sido derribado por la gripe, con una fiebre superior a los 39 grados Celsius.

Fue ingresado al hospital al que fue llevado parcialmente inconsciente. Notificada por Yasuko, Taiga se lanzó precipitadamente al hospital teniendo los ojos extrañamente hinchados y una nariz que goteaba. Sería hasta dos días después cuando Ryuuji recuperó la consciencia que Taiga se enteró de lo que sucedió en la víspera de navidad.

Y de esa manera, herido en todos los aspectos, el año llegó a su fin. Navidad, la limpieza de fin de año, todo eso se desvaneció dentro del sueño de Ryuuji inducido por la fiebre.

“…y entonces, yo, me pasé al lado oscuro…”

“¡Ryuu-chaaa~n, resiste~! ¡Contrólate~!” A pesar de la voz de fondo suplicante de su madre, el hirviente cerebro de Ryuuji continuó balbuceando sus delirios.

“…Disparé rayos mortales junto con Taiga bibibi, bibibi… yo quería gobernar el mundo… creo… pero mamá era la que jalaba las cuerdas y cuando quité la máscara, vi la cara de Kushieda…qué…qué, Kushieda ¿Qué eres? Entonces el hilo rojo del destino de la solterona fue cortado y ella se hundió en la desesperación y… compró… un apartamento…”

Ryuuji peleaba con algo portando una espada en su mano en un ardiente mundo mágico. Saltaba en el aire, atacaba sombras y gritaba los nombres de movimientos especiales, mientras en algún lugar de su interior se lamentaba, “¡ o pude hacer la gran limpieza!”

“..…pero era un apartamento con… un fraude anti-terremoto…..”

“¡Resiste tú, cobarde!” Una pequeña mano le dio una bofetada. “¡Ah, sus ojos se abrieron un poco!” gritó su verdadera madre. Detente, eso duele. Pero no podía hablar. Ryuuji solo pudo continuar atacando a sus enemigos en el mundo mágico.

Ah, que estúpido, qué estúpido.

Si el abría sus ojos ¿Qué se supone que debería ver?

Después de todo ¿Qué no todas las estrellas del cielo habían explotado y desaparecido ya hace mucho tiempo?

Por lo tanto, sólo quedaba la oscuridad.

-FIN DEL VOLUMEN 7-