Toradora! (NL)

Volumen 7

Capitulo 4: 23 de Diciembre, 4:00 P.M.

Parte 3

“Minorin, está bien. Fue un accidente. Estas cosas pasan” “No. …Lo siento… Perdón, realmente lo siento…”

La razón por la cual todos los miembros del equipo femenil de softball se habían reunido en el gimnasio era para reparar el daño que Minori le había causado al árbol. “¡Los errores de nuestra líder son nuestros errores! ¡Lo sentimos!” Después de hacer una reverencia en sincronía, se habían ido a la esquina del gimnasio con movimientos bien disciplinados y estaban ahora divididas en grupos pequeños sentadas en sus talones. Estaban en silencio moviendo sus manos y si había personas ocupadas resolviendo el rompecabezas cúbico o intentando pegar las partes rotas, había también aquellas que desenredaban las decoraciones y reparaban los adornos.

En medio del gimnasio el árbol estaba siendo rearmado por el comité encargado de los preparativos y el consejo estudiantil. Si dejaban ésta tarea a las del equipo de softball, les hubiera llevado más tiempo ya que ellas no habían visto el árbol completo. Por lo que esto fue lo único a lo que Kitamura se negó cuando Minori y su equipo le pidieron que les permitieran reparar todo.

Distanciándose de las chicas del equipo de softball y distanciándose de la gente que reconstruía el árbol, Minori se sentó debajo del escenario. Miró a Taiga y a Ryuuji quien se acercó y la llamó, luego miró a los rostros de sus compañeras de equipo:

“…Por favor déjenme hacer lo que pueda. Por favor. Taiga, no te preocupes por mí. Es culpa mía… Aaah… No puedo creer que hiciera esto… Aaaah…”

“En serio ¿Qué estoy haciendo?” dijo. Mordió su labios tan fuerte que se volvieron blancos.

Hablando amargamente consigo misma, sostenía en sus manos fragmentos de la estrella destrozada de Taiga y un pegamento instantáneo. Minori trataba de reparar de alguna manera esa estrella de complicado diseño. Taiga se agachó al lado de Minori y miró desesperadamente un lado de su tenso rostro.

“…No es tu culpa Minorin. Definitivamente no lo es. Fue solamente un desafortunado accidente” “No, sí es culpa mía. Debe haber sido porque estaba aletargada. Golpeé esa bola… no fue un

accidente, mi puntería estaba mal. Lo eché a perder. No me pude concentrar, y luego metí la pata.

…Perdóname por lo de tu estrella. ¿Cómo pude romper algo tan importante para ti?…No puedo repararla del todo pero… Perdón. Todos. Perdónenme… perdónenme”

Minori bajó su cabeza y se frotó violentamente la cara con la manga de su uniforme. Su espalda temblaba de arriba a abajo, lenta pero débilmente debido a su profunda respiración.

Como si estuviese completamente perdida, Taiga miró a la cara a Ryuuji que estaba parado a su lado. No obstante Ryuuji tampoco sabía qué hacer.

La hora de dejar la escuela se acercaba y la situación era, para decirlo honestamente, muy mala. Todos sabían que se trataba de un accidente y no culpaban a Minori, sin embargo eso no cambiaba el hecho de que esto estaba muy mal. Los profesores habían dado órdenes muy estrictas de que todos los estudiantes debían dejar la escuela al final de la hora de salida de los clubes. Si ellos no terminaban antes, no podrían celebrar la fiesta. Ryuuji estaba dolorosamente consciente de los sentimientos de Minori quien estaba frustrada por dentro, pero no había sido culpada por nadie e incluso sus compañeras de equipo habían terminado ayudándola a limpiar su desastre.

Si tan sólo alguien hubiera explotado en su contra, hubiera gritado, llorado o la hubieran golpeado, hubiera sido mucho más fácil de soportar para Minori. Debía ser doloroso tener que ser la única que se culpaba a sí misma. El círculo vicioso de rechazo, odio y amonestación no terminaría hasta perdonarse a sí misma. Y la culpa tampoco desaparecería.

Cuando ella se sentó sobre sus talones en el frío suelo del gimnasio vistiendo su uniforme, los bordes de sus ojos se pusieron rojos. Ella inhalaba con su cabeza gacha y las puntas de sus dedos temblaban no solamente debido al frío.

Taiga llevó su mano a Minori, pero esa mano deambuló en el aire por poco tiempo. Ella contrajo sus dedos muchas veces como si dudara, los abrió y se puso de pie abruptamente. Miró el rostro de Ryuuji y dijo:

“… Bien Ryuuji ¿Por qué no la ayudas? ¿Sí?” Diciendo eso, empujó la espalda de Ryuuji, pero. “¡No!”

La voz aguda de Minori paró en seco a Ryuuji. Taiga también se congeló. Resonó eventualmente como un grito.

“¡No! ¡No lo hagan, solamente dejen de hacerlo!”

Y continuó de esa forma.

Minori no permitió que nadie se le acercara y bajó su cabeza una vez más concentrada en terminar el rompecabezas sin fin.

No había sonrisas ni ninguna atmósfera de alegría navideña, únicamente el insoportable silencio continuó acumulándose como copos de nieve cayendo dentro del frío aire.

Se dudaba si las preparaciones podrían terminarse a tiempo. Él entendía solamente una cosa, las razones por las cuales Minori no vendría a la fiesta se habían incrementado de nuevo. Ryuuji bajó la cabeza hacia Minori, pero cerró sus tenuemente cansados ojos. Era fácil soportar el dolor de ser rechazado, pero era muy difícil simplemente mirar a Minori estar tan nerviosa que tuviera que gritar eso.

Cerrando su boca, Taiga volteó hacia adelante y atrás mirando a Minori y a Ryuuji. Mordió un poco el nudillo de su dedo y luego volteó de nuevo hacia Ryuuji. Sus ojos se encontraron y Taiga asintió levemente como queriendo decir ‘cuida de ella’. Luego agitando su cabello y dando la vuelta se fue hacia el círculo de personas que reconstruían el árbol.

Ryuuji observó su pequeña espalda. Y luego continuó de pie petrificado junto a Minori aún sin un plan.

“… Takasu-kun, ve tú también ¿Sí? Déjame trabajar sola en esto”

Después de inhalar una vez, Minori forzó una sonrisa con sus cejas inclinadas. Pero Ryuuji no se fue.

Él podría no tener un plan, pero estaba decidido a no irse a ninguna parte.

“… Sólo déjamelo a mí. Soy bueno en estas cosas” “Takasu-kun…”

“En primer lugar, no sabes cómo se veía antes de romperse. Si no te gusta, sólo ignórame”

Se sentó junto a Minori prácticamente a la fuerza. Miró los fragmentos, encontró dos de gran

tamaño y diciendo “Ou, éste es”, los fijó inmediatamente con pegamento con cuidado y discreción. “… Takasu-kun, detente. Déjame tomar la responsabilidad de esto. Si tú… si tú me ayudas, yo…” “No tenemos tiempo. Haz lo tuyo. No estoy ayudándote. Lo hago por mí mismo, por mi bien”

La cara de Minori se contrajo como si estuviera a punto de llorar. Pero se contuvo y mordió su labio. Como no pudo decir nada más, Minori bajó su mirada a los fragmentos frente a ella.

Entonces los dos, permaneciendo en silencio se dedicaron a la tarea de unir los fragmentos de cristal sin conversar. A pesar de que él estaba sentado tan cerca de su amor platónico que podía escucharla respirar, hacía demasiado frío y su pecho ni siquiera latía con fuerza. Aún así, Ryuuji continuó junto a Minori. Incluso si ella no quería, él seguiría ahí.

Durante la suspensión de Taiga, él no fue capaz tener una conversación real con ella. Él estaba siendo evadido por Minori, Taiga se lo había dicho cuando estaban estudiando en el restaurante familiar. Minori y Ryuuji durante mucho tiempo habían continuado caminando en direcciones opuestas. Y ahora, éste evento tan desafortunado dividía claramente el espacio entre ellos como una hendidura, e incluso si él estaba a su lado ahora, sus ojos y su voz no la alcanzaban.

Últimamente solo había sentido la distancia entre ellos.

A pesar de ello – No, debido a ello Ryuuji quería permanecer junto a Minori – Porque él estaba lejos de ella, porque él no lo entendía, porque ella no lo entendía a él todavía. Era por eso que él tenía que seguir intentándolo. Si lo seguía evadiendo, iría tras ella. Si cada quién estaba recibiendo la señal equivocada, él lo iba a aclarar. Si las cosas empeoraban, él lo arreglaría. Era por eso que él se había obligado a sí mismo a sentarse ahí, incluso si no era natural y le había tendido su mano al distante corazón de Minori. Esto en sí mismo era para Ryuuji un acto de ‘amor’.

Incluso si él era el único que tendía una mano; era amor no correspondido después de todo, así que era de esperarse.

Inclusive si Minori sólo lo miraba con una cara tensa, aunque sus labios no tuvieran color, aunque se culpara a sí misma y estuviera a punto de romper a llorar, Ryuuji quería seguir tendiéndole su impotente mano. Solamente rezando, para que un día pudiera alcanzarla. Él dejaría de tenderle su mano el día que su amor por ella acabase.

Él recogió un fragmento y encontró uno diferente que encajaba. Puso el pegamento cuidadosamente y los adhirió, los mantuvo en su lugar por un rato y luego asintió.

Pero debido a que podría estar molestándola, Ryuuji contuvo tranquilamente la respiración tanto como le fue posible, porque él realmente no quería ser odiado por ella. En este momento, era mejor que Minori olvidara su presencia.

Pero justamente cuando pensaba eso.

“…Takasu-kun…” “Ou”

Minori lo llamó por su nombre en voz baja. Su cara aún miraba al suelo y no miraba a Ryuuji.

“…Takasu-kun, Takasu-kun…” “Te escucho”

“Takasu-kun…” “Aquí estoy”

Minori lo llamó por su nombre repetidas veces. Ryuuji le respondió cada vez.

Él le respondió todas las veces sin dejar algún llamado sin escucha. Si Minori lo llamaba alguna vez, él siempre respondería. Si Minori también le tendía su mano, él siempre la tomaría.

Él pegó suavemente otro fragmento. La estrella destrozada de Taiga estaba siendo restaurada poco a poco a su forma original. No era la misma de antes, pero brillaba sin duda.

Alzó el cristal, lo puso contra la luz del gimnasio y entrecerró sus ojos debido a la intensidad. Miraba la luz que emitía la estrella, nacida con el propósito de brillar en el centro de una feliz navidad, esa luz que era el símbolo de la felicidad, Ryuuji sonrió levemente. Puso su brazo de manera que Minori pudiera ver la estrella y dijo tiernamente:

“Mira. Contémplala, es hermosa ¿No crees? Las cosas pueden ser reparadas incluso si se rompen. Así que anímate”

“… No se verá como antes…” “Pero definitivamente brilla” “…Yo”

La voz de Minori temblaba como si se estuviera ahogando. Fingiendo que no lo notaba, esperó hasta que dijera lo que tenía que decir.

“… No sé, si las cosas se pueden arreglar…” “¡Pueden arreglarse!”

Ryuuji respondió con fuerza y miró la resplandeciente estrella. Su luz irradiaba felicidad. Minori debió notarlo, pero si aún no podía creerlo, él quería mostrárselo más claramente, más explícitamente. Él quería sostener la estrella frente a ella.

Incluso si algo se rompe una y otra vez, puede ser reparado las veces que sea necesario. – Al igual que sus sentimientos por Minori, aunque éstos podían ser fácilmente destruidos debido a pequeños malentendidos y desilusiones, podían ser capaces de enmendarse y renacer debido a su sonrisa y sus palabras.-

Las cosas pueden destruirse, pero también pueden repararse.

Y por cada vez que algo se destruya, se puede enmendar de nuevo por completo. Es por eso que no hay razón para llorar si algo se rompe.

“No te preocupes. Pueden arreglarse cada vez que sea necesario”

La luz que había alzado antes frente a ellos era un interruptor. Prendió el interruptor y varias luces destellaron en las profundidades de su alguna vez cobarde corazón.

El interior centelleante de Orión le dio a Ryuuji un poder ilimitado.

Aferró la estafeta que quería pasarle a Minori con ese poder. Le tendió su otra mano para poder recibir la estafeta de Minori y así ella se alistara para remontarse. Entonces el tiempo de Ryuuji se aceleraría, su pulso se incrementaría y sus ojos brillarían. El inminente límite se rompería mientras corriera hacia el límite de sus desbordados sentimientos.

Él no iba solamente a esperar con la mano extendida, él quería pasar su estafeta, tomar la estafeta de Minori y gritar para que ella corriese también. Él quería mostrarle eso a Minori, quería mostrarle el mundo que se expandía en su corazón, las estrellas sin límites, aquello indestructible desde el fondo de su corazón. Es por eso que él quería que ella corriera en el relevo y que no se rindiera a la mitad.

Había pasado un año y medio desde que se enamoró de Minori, Ryuuji finalmente quería gritar.

Al final, tomó más de una hora reconstruir el árbol a algo cercano a lo que era originalmente. Las grietas donde los fragmentos habían sido pegados se destacaban un poco, y la estrella reparada parecía una decoración de mosaicos. Pero Taiga sonrió diciendo “Está bien, es más linda que antes”, no se aferró a ella, pero la abrazó acariciándole la espalda muchas veces. Minori hundió su cara por un momento en el cabello de Taiga y luego se separó de ella gritando “En verdad lo lamento”, en voz alta. Hizo una reverencia al Comité de los preparativos y al Consejo estudiantil. Luego se volteó hacia la fila de las jugadoras de softball y dijo una vez más “¡Perdónenme por ser tan mala líder…!”

Todos los miembros del equipo femenino de softball hicieron una reverencia y salieron del gimnasio.

Ryuuji sin vacilar siguió la espalda de Minori que iba saliendo.

La alcanzó en el frío y silencioso corredor y le dio una palmada en el hombro. Él quería decirle tan animadamente como le fuera posible a una sorprendida Minori:

“¡Ven mañana! ¡Ven a la fiesta! ¡Será divertida sin duda!… ¡Quiero pasarla contigo!” “….”

La garganta de Minori sonó como si contuviera la respiración. Pero Ryuuji no se detuvo.

“Si no tienes planes, digo… ¡Pero quiero que vengas!”

Él esperaba que Minori dijera “Takasu-kun” de nuevo. Él esperaba que esas palabras salieran de sus labios con débiles y agrietados susurros.

No obstante.

“…No. No puedo ir”

Minori no dijo su nombre. Ella negó a un lado con su cabeza muy claramente, de pie. Su rostro, bajo las luces fluorescentes que parpadeaban en la oscuridad, se veía todavía pálido…

“He causado demasiados problemas. No puedo ir” “¡Pero yo te esperaré!”

“…No esperes. No iré” “¡Voy a esperarte!”

Con tenacidad cercana a la de un acosador, Ryuuji le gritó a la espalda de Minori sin que le importaran las demás chicas del equipo de softball. No le importaba si lo que hacía era desagradable, si era deplorable o si su cara se había vuelto tan roja como la de un rey demonio. El amor que había comenzado a correr no se detendría. Una vez que el interruptor había sido encendido, no podría ser apagado de nuevo.