Toradora! (NL)

Volumen 7

Capitulo 4: 23 de Diciembre, 4:00 P.M.

Parte 2

Ryuuji era capaz de pensar eso honestamente. Sus labios gradualmente formaron una sonrisa. Desde el día de anteayer, cuando él escuchaba acerca de los sentimientos de Taiga con respecto a la navidad, sentía que se ahogaba todo el tiempo. Con la soledad de Taiga, su propia impotencia y muchas otras cosas – Había realmente muchas otras cosas sin sentido que él había estado pensando y para las cuales no había encontrado respuesta – sentía que no podía respirar libremente. Él incluso había salido de su casa diciendo que iba a la tienda y caminó pensando durante una hora buscando estrellas en el cielo nocturno.

Pero ahora, él finalmente podía respirar aliviado y observar a Taiga desde lejos. Era un hecho que Taiga estaba parada en un abismo de profunda soledad que él aún no podía ni imaginar. Y en ese asunto, él todavía se sentía completamente impotente.

Sin embargo este año ¿No había estado Taiga pasando un rato loco pero divertido con nuevos amigos? Y mañana, ella pasaría una feliz navidad con todos incluyendo a Kitamura ¿verdad? Claro, él estaría ahí también. Y tampoco había renunciado a la idea de conseguir que Minori fuera.

Taiga no estaba sola – Éste hecho lo hizo feliz y le hizo sentirse agradecido. A pesar de que había mucho trabajo por hacer, Ryuuji dejó lo que estaba haciendo para vigilar a Taiga que estaba trabajando duro armando el árbol. Eso le recordó la forma en que el viejo Kanou la miró, además

¡es cierto! también la solterona (30). No todos los adultos habían abandonado a Taiga. Incluso si no fuesen a protegerla al igual que sus padres no lo hicieron, ellos estaban preocupados por ella – ellos estaban de su lado. Me alegro. Susurró dentro de su pecho.

Incluso aunque no hubiera ‘alguien’ mirándola durante sus diecisiete años de vida, todos estaban aquí en esta víspera de navidad. Y para este año Yasuko, Inko-chan y él estaban aquí también. Él prepararía un gran festín y le darían la bienvenida a Taiga en la familia Takasu.

No importaba qué tan cruel fuera el mundo, Taiga sonreiría este año. Ella ya era parte de esa brillante y feliz escena. Taiga no necesitaba esperar por ese ‘alguien’ que no existía y que estuviera con ella debajo de un árbol. Ella pasaría el día de mañana, esa feliz noche navideña con la que siempre soñó, riendo fuerte y atareadamente con todos este año.

Al día siguiente, ellos tendrían una cena navideña en casa; para el bullicioso fin de año, ellos harían el proyecto de la ‘limpieza de fin de año’ con el que había estado tan entusiasmado y en la noche de fin de año, ellos verían estúpidos shows de variedades con Yacchan hasta la media noche para luego recibir tranquilamente el año nuevo. El primer día del año es la clave para un año próspero y él planeaba definitivamente pasar con ella el toque de las campanas de media noche y el primer amanecer del año. Sí, sería año nuevo en tan solo una semana y él no dejaría que Taiga se sintiera sola ni siquiera un momentito durante esta época tan turbulenta del año.

Al principio, Ryuuji había estado trabajando diligentemente para poder pasar la noche con Minori. De hecho esto era todavía su prioridad. Él continuaba trabajando duro porque quería ver la sonrisa de Minori. Pero ahora, con la misma importancia, él quería iluminar ésta víspera de navidad con las sonrisas de todos; lo que era necesario para que Taiga despertara felizmente en la mañana de navidad.

Minori, Taiga y él mismo. Ami, el consejo estudiantil, los chicos del comité, Noto, Haruta, todos, todos los presentes y los que no estaban ahí.

Si alguien no era feliz, si no todos eran recompensados, él no se sentiría realizado. Ryuuji había visualizado algo así como un relevo con forma circular. Alguien rezaría por la felicidad de otra persona, ese alguien recibiría esa felicidad y sonreiría, y luego otra persona que viera eso, sonreiría también. Continuarían pasando esa estafeta⁶ de felicidad por los alrededores y entonces ese relevo se convertiría en realidad por primera vez. Si faltaba una persona, el relevo se rompería. Y era por eso que Ryuuji intentaba también desesperadamente pasar esa estafeta.

Él sonrió y miró la estafeta imaginaria que estaba en sus manos.

“…¡Taiga! Esto probablemente encaje con eso!”

“¡Es-es-espera…Ryuuji! ¿Qué haces? ¡Eso es peligroso!”

Ryuuji le lanzó una pieza con la misma forma a Taiga, quien estaba sentada en los hombros de una de las chicas y armando la parte alta del árbol. Cuando trató de agarrarla, por poco pierde el equilibrio y los gritos “¡Takasu-kun!” “¡No bromees!” de las chicas se escucharon. “Jijiji” se rió y su rostro se deformó en el de un demonio sangriento proveniente del infierno – Él solo bromeaba por supuesto. – Los días en los que él sentía angustia sin razón habían acabado… Afortunadamente él no notó al muchacho uniformado enfrente de él que gritó “¡Eeek!” y tragó saliva sin razón.

En poco tiempo, el consejo estudiantil trajo – Un poco tarde – varias escaleras aumentando la eficiencia del equipo. Las partes ensambladas al azar de lo que pudo ser entendido finalmente comenzaron a parecerse gradualmente a un árbol verdadero.

“…¡Uwaah, es enorme!” “¡Esto es descomunal!”

Pronto comenzó a adquirir una altura que no podía ser alcanzada sin escalera. Probablemente medía más de tres metros. El rol de pararse en la cima de una escalera completamente extendida y hacer el trabajo que le pondría a cualquiera los nervios de punta pertenecía a la Gran deidad iluminada de los corazones rotos, el presidente del consejo estudiantil, Kitamura. Mientras era dirigido desde abajo con “Eso está mal” “Eh…” “Eso también está mal” “Oh…” de su amiga de la infancia, la única persona que sabía cómo lucía el árbol terminado, poco a poco armó la afilada punta del intrincado árbol.

El árbol blanco perlado era alto, sin embargo, el ancho del cono que sobresalía como una falda era también considerablemente grande. Las piezas que parecían partes de un rompecabezas, una vez armadas se veían como cubos del tamaño de un puño pegados a un árbol deforme. Todos se reunieron alrededor, ajustando las piezas y colocando los adornos hechos a mano, las series de luces, los moños y las campanas atadas con hilos de seda. Podrían haber sido hechos a mano, pero los adornos, hechos cuidadosamente bajo una paleta de color azul con plateado, deberían combinar perfectamente con el árbol blanco perlado.

⁶ Estafeta: es una barra de metal o de material similar que se utiliza en las carreras de relevos.

Una vez que las decoraciones enormes que venían con el árbol (¡Las esferas plateadas y las kintama!) fueran colgadas, el árbol se vería aún más despampanante. Tampoco había por ahí ningún baboso que pudiera atreverse a hacer bromas vulgares cuando había chicas presentes (¡pero son kintama!).

Una vez que Kitamura colocara la pieza final, Taiga lo llamó desde abajo. “¡Kitamura-Kuuun! He traído esto desde mi casa ¡Ponlo en la punta del árbol!” “¡Ah, detente! ¡No lo arrojes, no lo arrojes! ¡Bajaré a recogerlo!”

Kitamura bajó hábilmente la escalera y miró la caja que Taiga estaba cargando. Entonces:

“… ¡¿Estás segura?! Algo tan hermoso… o más bien, algo tan caro como esto…”

Kitamura le preguntó con los ojos bien abiertos, pero Taiga asintió felizmente.

“Está bien. Era de la casa de mis padres, pero es un poco grande para ponerlo en el árbol de mi apartamento”

El adorno que Kitamura sacó con reverencia de la caja era considerablemente más grande que la cara de Taiga, era transparente con un fuerte matiz de luz y poseía una complicada estructura tridimensional – Era una estrella – “¡Waaa…!” gritaron las chicas debido a su belleza. “¡Waaa…!” se unió Ryuuji por casualidad, mientras sus malignos ojos brillaban al igual que el de ellas.

“Es de cristal. Éste es… mi adorno favorito. Es una verdadera lástima que no lo use para nada, así que está bien. ¿Podrías colocarlo en la punta del árbol por mí?”

“… ¡Ok! ¡Pondré tu estrella favorita en la cima del árbol!”

Trepando de nuevo la escalera, Kitamura acomodó firmemente la estrella de Taiga coronando así el árbol. Él retiró suavemente ambas manos y le dio un ligero golpecito con el dedo para ver si realmente estaba estable en su lugar. Visiblemente satisfecho, dijo “…¡OK!” empujó sus anteojos y asintió. Desde lejos, Ryuuji vio que las mejillas de Taiga se suavizaban en una sonrisa. Por coincidencia, sus miradas se cruzaron y Taiga riendo “Jeje ~” encogió su cara como si se estuviera sonrojando, meneando felizmente su cuerpo al mismo tiempo. Está bien, no te preocupes. Puedes sonrojarte o menear tu cuerpo cuanto quieras.

Entonces:

“…¡Cable de extensión, listo!” “…¡Toma de corriente, lista!” “¡Ok, apaguen las luces!”

Siguiendo la indicación de Kitamura, las luces de la entrada comenzaron a apagarse una por una. Las cortinas ya estaban cerradas y en este gimnasio tan frío que los dedos se entumecían, la oscuridad cayó lentamente.

Todos estaban ahí parados, mirando silenciosamente el árbol. El agotamiento por tanto trabajo y la anticipación a sus plegarias robó las voces de todos.

“…Enciéndanlo”

Se escucharon varios chasquidos de interruptores de luz. Pronto se hizo la luz en medio de la oscuridad.

Ahí estaba temblando, como una corriente eléctrica en la parte posterior del cuello de Ryuuji. Ahí estaba el centelleante júbilo en la mirada de Taiga.

Ahí estaba el pequeño sonido de “…Lo hicimos” que salía de los labios de Ami.

Las sonrisas florecían simultáneamente en los rostros que flotaban en medio de la luz. Después de

un breve silencio, alguien aplaudió. El sonido del aplauso se expandió como una resonancia. “…

¡lo, lo hicimos!” “¡Terminamos!” “¡Oh guau, Oh guau! ¡¿No es hermoso?!”. Los animados gritos surgieron en todas partes. Júbilo, emoción, aplausos, vítores y sonrisas. Ryuuji silbó y aplaudió con fuerza. Kitamura se puso a su lado, chocaron las palmas y quedándose en esa pose ambos cerraron sus puños. Ryuuji se rió tan fuerte que sus secos labios se agrietaron. Incluso Kitamura se rió tanto que sus gafas se inclinaron hacia abajo.

Resplandeciendo en medio de la oscuridad, el árbol se veía verdaderamente hermoso.

La luz blanca iluminaba la base y las luces del árbol brillaban como perlas, parpadeaban una luz amarilla que iluminaba los adornos. Y en la cima de éste, la despampanante estrella de Taiga captaba toda la luz y el resplandor, centelleante e intensa como una verdadera estrella que alumbraba todo un mundo a punto de estallar en alegría navideña. Y luego.

Eso pasó.

Hubo un ruido estrepitoso. Él escuchó y sintió las vibraciones de varios estallidos sorpresa. Y, lo que pasó a continuación fue realmente cosa de un instante.

Una cosa blanca voló desde la oscuridad con un impulso espantoso y golpeó la cima del árbol. Hubo un sonido aterrador. Hubo gritos. Todas las luces desaparecieron y todo se oscureció. El gigantesco árbol no había sido asegurado al suelo, después de todo iban a moverlo después. El árbol se inclinó debido a su peso inestable y luego, con un ímpetu aterrador cayó a un lado. Los adornos estaban hechos un desastre y las partes añadidas volaban haciendo sonidos funestos.

Ellos no tenían la menor idea de lo que acababa de pasar. No querían ver lo que había pasado. Un fragmento de algo voló cerca de sus mejillas y Ryuuji cerró sus ojos por reflejo.

Nadie pudo decir nada.

“¡Lu…luces! ¡Enciendan las luces! ¡Rápido, apúrense, apúrense!”

Únicamente la voz rápida y llena de pánico de Kitamura sonó con inquietante eco atravesando el gran espacio. Las luces se encendieron en orden inverso de cómo se apagaron. El horrendo desastre quedó expuesto para todos. Los rostros de todos se quedaron sin expresión.

El árbol que apenas acababan de armar había sido completamente arruinado.

Los adornos estaban dispersos por todo el suelo y los cables arrancados se extendían alrededor como serpientes muertas. Había partes de espuma de poliestireno por doquier. Varias de las partes que formaban el árbol se encontraban severamente dañadas.

Y lo que había estado en la cima del árbol, la estrella de Taiga estaba… “¡Ah…! ¡No…no! ¡No puede ser…!”

Taiga corrió hacia la estrella. Cayó de rodillas y rápidamente extendió su mano pero – “¡Tonta, te vas a lastimar!” – Ami jaló su codo hacia atrás. La estrella de cristal que había caído al duro suelo del gimnasio desde una altura de tres metros estaba hecha pedazos. Los afilados trozos brillaban tan despiadadamente que Ryuuji pensó que un movimiento en falso habría arrancado fácilmente la piel de Taiga.

¿Qué pasó?

Como obligándolo a entender, el cielo que desaparecía lo miraba desde una de las cortinas que cubría una ventana. No a través del vidrio. La ventana había sido rota y los pedazos del destrozado cristal estaban esparcidos en un lugar lejos del árbol. Gracias a Dios nadie había sido golpeado por un vidrio, pensó Ryuuji, pero ahora él no podía decir nada.

En ese momento la puerta del gimnasio se abrió de golpe. Lo siguiente fueron las pisadas de varias personas y –“¡Perdón! ¡¿Alguien está herido?!” – la voz penetrante de una chica.

Él volteó y la vio. La voz pertenecía a Minori, vestía un uniforme sucio. Siguiéndola había dos chicas que vestían el mismo uniforme y…

“….”

Minori cerró la boca y se congeló.

Lo que quedaba en el suelo era una pelota de softball. Esto probablemente…

No, no había ningún error al respecto. Había roto la ventana, golpeado y destruido el árbol y luego había destrozado la estrella de Taiga.

“¡Lo siento!”, dijeron los temblorosos labios de Minori. Lo repitió y lo repitió y se mantuvo repitiéndolo. Pero su débil voz apenas podía ser escuchada y el tiempo no retrocedía. La pelota torpemente golpeada por la líder del equipo femenino de softball no podía ir al pasado.