Toradora! (NL)

Volumen 7

Capitulo 3: ¿Fue un Sueño?

Parte 4

Ella le dijo que el colegio exclusivo para señoritas cercano a la casa de sus padres al que había asistido desde primaria era un colegio católico.

“…Pero no me admitieron en la preparatoria de ese colegio por mala conducta”

Al escuchar el nombre de ese colegio, reconocido por todo Japón como un prestigioso y tradicional colegio para las hijas de familias ricas, Ryuuji involuntariamente detuvo su mano que estaba enrollando su pasta de 780 yenes (que incluía bebida, ensalada y sopa). Enfrente de él, Taiga que estaba metiendo esa misma pasta en su boca, continuó hablando sin notar la forma en que él la miraba.

“Las actividades de servicio voluntario eran obligatorias en esa escuela y viajábamos a iglesias y a fundaciones de caridad con las hermanas. Ahí era nuestro deber jugar y convivir con aquellos a los que la gente llama –No me gusta la frase, pero –…‘niños desamparados’. Esos paquetes que enviamos por correo fueron destinados a las iglesias y organizaciones donde presté servicio voluntario. Todos serán enviados a lugares donde viven niños que no pueden estar con sus Padres. Juguetes, dulces, libros, manga, artículos deportivos, diccionarios, libros ilustrados, material escolar… Puede que sea una ‘Chica buena’, pero no puedo viajar alrededor del mundo para repartir los regalos de navidad y tampoco quería ser estafada por alguna dudosa organización de caridad. Es por eso que envié los regalos únicamente a los lugares con los que tengo lazos e hice todo lo que pude”

“…Así que además de tu familia, los niños desamparados ¿eh?… Hmmm…”

Él sabía que taiga lo estaba mirando. No obstante, él no se sentía con ganas de guardar silencio. No quería criticarla ni quería detenerla, pero…

“Disculpa, pero tus intenciones, me sobrepasan” Eso era.

Se sintió mareado, no literalmente, sino por éste maravilloso comportamiento tan anti-Aisaka- Taiga. Era demasiado inquietante para él y no podía entenderlo del todo. Era muy artificial, demasiado falso, es por eso que tuvo que preguntarle cuáles eran sus verdaderas intenciones.

La verdadera Taiga es la mimada, arrogante, egoísta, soberbia, la más cruel y poderosa Tigre de bolsillo. Al mismo tiempo, ella es una chica incapaz de mentir, no sabe cómo hacer trampa y es tan honesta como torpe. Esa era la Aisaka Taiga que debería de ser. Cuando Taiga dijo que sería una chica buena hasta navidad, él sintió que esto era algo bueno a pesar de que pensó que ése razonamiento no era natural.

Los hechos a partir de entonces fueron que Taiga no peleaba con nadie, ni siquiera con Ami, no armaba alborotos, hacía los preparativos de la fiesta diligentemente y se había ganado la confianza de la gente a su alrededor. Todo había estado apuntando hacia la dirección correcta. Ryuuji había sido capaz de pasar sus días en santa paz sin tener que estar expuesto a los gritos irracionales de Taiga. Y en el caso de Kitamura, Taiga había sido capaz de acercarse a su amor platónico; tanto que de hecho Ryuuji comenzaba a sentirse incómodo por eso, debido a razones que ni siquiera él mismo entendía.

Pero esto, él sentía que esto sobrepasaba el límite. Había una diferencia abismal a la Taiga habitual, y francamente, pese a que se sentía tan falsa; iba más allá de su comprensión.

Taiga tomó un respiro después de comer su insípida sopa. Normalmente, ella le gritaría “¡Tú, perro insolente!” a Ryuuji por molestarla, le daría una bofetada doble y la cosa terminaría ahí. Pero parecía que Taiga iba a aferrarse a ser tan “diferente de ella misma” incluso en esas circunstancias. Comenzó por aclarar que esto era un asunto completamente aparte de su familia, entonces ella dijo lentamente:

“…Quiero que sepan, que hay alguien que los observa”

Cepilló su largo cabello que caía encima de su suéter de cuello de tortuga. Se limpió el perejil de sus labios con una servilleta y comenzó a hablar.

“Navidad es la oportunidad para este tipo de cosas. Quiero que sepan que incluso si no tienen padres que los críen, incluso si no pueden creer en Dios, incluso si no pueden creer en Santa, a pesar de eso, hay alguien que los observa. Quiero que sepan que hay alguien que definitivamente existe, que pretende ser Santa Claus y les manda montañas de juguetes y dulces. Que hay alguien en algún lugar del mundo a quien le importan…Quiero que sepan eso, quiero que crean, quiero creer… Es algo así como… para complacerme a mí misma. Sí, para ponerlo simple, es autosatisfacción. Eso es todo”

Su sonrisa serena debió haber sido para burlarse de sí misma. Taiga puso tocino en su pasta después de haberse encogido de hombros y echarse a reír.

“Hipocresía. Santurronería. Es exactamente eso. Lo sé, no necesito que me lo digas. Que lo que hago no es por los niños, sino para satisfacer mi propio deseo de hacerlo. Estoy ‘actuando’ como una chica buena por mi propio bien… Es porque, Yo, quiero creer que ese ‘alguien, en algún lugar del mundo, definitivamente me está vigilando’. En mi caso, es Santa”

“…Cuando hablabas acerca de Santa ¿No era broma?” “Es estúpido ¿no crees?”

Ryuuji no pudo responder. Era ella la que estaba poniendo una sonrisa pálida, sin embargo sus ojos brillaban con fuerza y no cedieron.

“…Yo, en verdad amo la navidad. La ciudad, las tiendas, todo resplandece, es brillante y hermoso, y todos; pareciera como si todos verdaderamente se divirtieran. Para mí, parece que en todo el mundo, en todos lados rebosa la alegría. Y entonces pienso ‘Ah, si tan solo pudiera ser parte de eso’… Quiero ser parte de esa maravillosa escena. Haz cosas buenas, sé una chica buena y entonces podrás convertirte en uno de esos rostros felices que brilla en la ciudad en navidad. Y,”

¿Quién podría ser capaz de decir algo después de ver el estremecedor color en las profundidades de sus cubiertas pestañas? ¿Después de mirar la expresión de Taiga? ¿Qué podría haber dicho? Se preguntó Ryuuji, todavía incapaz de hablar, sólo capaz de seguir escuchando.

La voz de Taiga, susurrando suavemente como si estuviera hablando consigo misma, estaba un poco quebrada y parecía como si fuera a desaparecer en el bullicio del restaurante.

“¿Sabes? Yo en realidad vi a Santa una vez… Por otra parte, puede que haya sido un sueño… Pero, lo recuerdo. Fue cuando yo era pequeña. Cuando Papá y Mamá seguían juntos, era la víspera de navidad y yo estaba durmiendo bajo el árbol en la sala. Creo que estaba esperando a Santa. Me desperté por el frío y entonces vi que estaba nevando afuera de la ventana. Me levanté y justo cuando me acerqué… ahí estaba. Santa. Al otro lado de la ventana. Estaba muy sorprendida y entonces le abrí la ventana. Santa entró, se tomó la leche que le había dejado bajo el árbol, se comió las galletas y luego me dio un regalo. Entonces dijo: Si Taiga es una buena niña, vendré de nuevo”

Sus ojos temblaban débilmente mientras ella revivía sus recuerdos, pero luego cerró su boca como si estuviera saliendo de un trance. Bajó la mirada hacia la esquina de la mesa, como si estuviera tratando de inventar una excusa para sí misma frente a un silencioso Ryuuji.

“De cualquier forma, es un sueño infantil. Recuerdo hasta el punto en que yo trataba de abrir el regalo y desataba el moño mientras mi corazón latía con fuerza. Pero después de eso… Aún así fue un sueño muy hermoso. Esa es la única verdad. Este es el único recuerdo de navidad que atesoro. Así que quiero ser una chica buena. Estoy creyéndome un sueño, es estúpido ¿no crees? Creyendo que hay alguien que me observa, es muy estúpido ¿verdad? ¿No crees que eso me hace débil?”

Cuando ella dijo eso, sólo había una cosa que Ryuuji pensaba.

¿Cómo le respondo sin herirla? Solamente eso.

Lentamente, Ryuuji negó con la cabeza. “No creo eso en absoluto”, murmuró torpemente. Taiga al escuchar eso, ensanchó su sonrisa y comenzó a comer su pasta de nuevo. Mientras miraba su amplia boca, un frío silencio se sintió en el pecho de Ryuuji, y él se preguntó si una persona que quiere creer que ‘alguien le observa’ es básicamente alguien que ha crecido ‘sin haber sido visto por nadie’.

Taiga había crecido sin ser vigilada por nadie, con excepción de una sola persona: el Santa Claus que ella vio en su sueño. Ninguna de las demás personas la vio madurar. Taiga continuó sola en las luminosas noches de navidad que pasaban.

Cuando comenzó a adentrarse en estas profundas heridas, en esta insondable soledad, lo que sintió fue algo parecido al miedo. Era una oscuridad sin fin, similar a la desesperación.

¿Qué debo hacer? Se preguntó.

¿Qué debería hacer él para reconfortar esa soledad que había estado creciendo hasta ahora en Taiga?

¿Esa soledad que no sanaría aunque el tiempo pasase? Taiga sonreía y comía su pasta. Sonreía cuando decía que amaba la navidad. Sonreía cuando decía que sería una chica buena…La razón por la cual ella podía sonreír, era porque ella tenía que haberse insensibilizado. Ella continuaba negando el dolor que torturaba por dentro su cuerpo entero y al que había terminado por acostumbrarse.

Si no había nada que él pudiera hacer, entonces ¿Eso significaba que debería dejarla en paz? Eso era imposible. Pero, pero…

Pero. No obstante.

“Es un sueño, está bien. No es la realidad. No estoy aferrándome a algo real. Es un sueño, fantasía, imaginación. Es por eso que… Me lo creo, voy a creer que alguien me está vigilando, seguiré siendo una chica buena y eso no me hace débil ¿verdad?”

¿Fue un sueño? ¿Fue real?

Debió haber sido un sueño. O simplemente podría haber sido el único evento que el bastardo de su Padre ideó motivado por un capricho suyo, incluso eso le parecería a Taiga algo tan efímero como un sueño. No era debilidad, pero era triste. No obstante si él hubiera dicho eso, seguramente lastimaría a Taiga.

“Disculpa por haberte molestado tanto con esto. Después de que me explicaste todo, ya lo entendí

¿Sí? Pienso que estás haciendo un buen trabajo siendo una chica buena. Por lo tanto ¡te concedo el derecho a comer también un postre!”

Ryuuji le sonrió y le pasó el menú de postres a Taiga. Ella dijo: “Ah, espera, espera”, se comió la pasta restante de un sentón y comenzó a escoger de la amplia gama de postres del menú mientras sus ojos brillaban.

Ryuuji puso el mentón entre sus manos para protegerse a sí mismo después de darse cuenta de su impotencia que lo tomó por sorpresa durante esta tarde.

Ellos vivían en el mismo planeta, respiraban el mismo aire, caminaban bajo el mismo cielo, habían estado lado a lado como familia – Pero después de todo, él todavía no la conocía verdaderamente –. El sabía qué tan difícil era la comprensión mutua, pero su corazón quería liberarse de su descuido e inexperiencia. El descubrió que, el comprender y el no querer lastimar a alguien estaban en un nivel completamente distinto.

A él no le importaba si perdía contacto con alguien que tuviera que irse. Él incluso creía que le diría adiós a esa persona con amor y sinceridad cuando sus caminos tuvieran que separarse, a esa persona que seguiría su propio camino. Ryuuji ya sabía que esa persona creía en lo de ‘pensar en ese alguien’, ellos estarían bien sin importar qué tan lejos estuvieran el uno del otro.

No obstante.

¿Qué debería hacer por esta persona a la que él no podía ayudar con sus propias manos? ¿Pese a que ella se estuviera retorciendo del dolor incluso ahora, a tan solo unos centímetros de él? Si tan solo ella le gritara “Ayúdame”. Si tan solo se diera cuenta de la gran cantidad de sangre que emanaba de sus heridas, tal vez algo cambiaría, pero…

Quizás este mundo se ha recrudecido tanto que ella tiene que caminar sola con sus heridas aún abiertas. Si esto fuera verdad, entonces Dios y Santa no existirían en este mundo. No habría salvación, no habría nadie observando.