Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 10

Capitulo 11: ¡Técnica Fatal Estilo Dannoura, Juicio Del Inframundo!

Yogiri y Tomochika avanzaron por el camino a través de la pradera. Aunque la hierba temblaba a pesar de la falta de viento, no corrían ningún peligro si se quedaban en medio del camino.

Al menos, eso es lo que habían pensado, pero no resultó ser tan fácil. Había una serie de animales que vivían en la pradera. Aunque no se trataba de una avalancha de animales que les atacaran, había un montón de saltamontes y ranas viviendo en la hierba, libélulas, abejas y mariposas volando, pájaros y murciélagos en el aire. Cuando alguno de ellos se percataba de que la pareja pasaba por allí, atacaba inmediatamente.

—Estamos acabados si nos tocan, ¿verdad?— La expresión de Tomochika se puso rígida al considerar lo que pasaría si Yogiri no estuviera allí. Por muy atlética que fuera, evitar cada cosa que les atacara sería imposible.

Después de todo, parece necesario algún tipo de equipo de protección. Si todavía tuviéramos a Furemaru, podríamos haber creado un traje protector que cubriera todo tu cuerpo, pero…

—Ese traje era demasiado ajustado para mi gusto.

—Este lugar es horrible. No puedo imaginar que la gente normal pueda sobrevivir aquí— dijo Yogiri, recogiendo un saltamontes muerto que yacía en la carretera.

—¡Oye! ¿Estás seguro de tocar eso?

—Está muerto, así que está bien— Observó el insecto desde varios ángulos, pero no parecía ser más que un saltamontes corriente. No había indicios evidentes de que hubiera sido infectado por la Seyla. —Supongo que la única diferencia es que ataca a la gente.

—Pero aún así. ¿Cuál es la conexión entre estas cosas y la Seira Tendou de la que has oído hablar?

—¿Quién sabe? Pero tal vez este continente está aislado para contener la Seyla. Si es así, tal vez el Sabio sepa algo al respecto.

El Sabio a cargo de esta zona era un hombre llamado Van. No sabían hasta qué punto estaba involucrado en la situación del continente, pero en general los Sabios eran los líderes de este mundo, así que era difícil imaginar que no tuviera nada que ver.

—Por ahora, quiero priorizar la búsqueda de todos.

—Todos fueron enviados a diferentes lugares, ¿verdad? ¿Quién fue a dónde?

Hiruko fue a la Liga de Vida Lenta. Luu fue a Himeln. Hanakawa fue a la Academia Suudoria. Y el cuerpo de Enju fue a Momurus.

—Enju está congelada ahora, ¿no?

La IA que controlaba el robot Enju se había apagado previamente. Mokomoko había hackeado el cuerpo, permitiéndole moverlo ella misma. Eso significaba que sin Mokomoko, el cuerpo ni siquiera podría parpadear.

—No estoy seguro de que merezca la pena ir a buscarla— dijo Yogiri.

—¿Eh? ¿No estás preocupado por ella?

—No es la verdadera Enju; es sólo un robot.

—Antes parecías bastante atrapado a ella.

—Es sólo un robot modelado como ella, pero no me gusta la idea de que un tipo cualquiera le dé órdenes.

Ahora estaba congelada, así que a menos que hubiera alguien que pudiera controlarla como Mokomoko, no se movería. Eso significaba que recogerla no era una gran prioridad.

—Mira, puedo ver la ciudad— dijo Yogiri.

Al coronar una colina en dirección al sur, apareció una ciudad. Teniendo en cuenta que estaban en la costa, esperaba que fuera una ciudad portuaria, pero no parecía tener instalaciones marítimas ni había barcos en el agua. Sólo parecía una ciudad normal y corriente que estaba cerca del agua.

También estaba rodeada de murallas. Eso era lo normal en las ciudades de este mundo, así que no era sorprendente. Sin embargo, su estado era sorprendente. Los muros estaban medio destruidos. Aunque evidentemente seguían siendo muros, se habían derrumbado en muchos lugares, dejando el interior al descubierto. Serían inútiles como medida defensiva, por lo que invadir la ciudad no supondría ningún reto. Su deterioro podía deberse a la falta de recursos, pero no había señales de que se hubiera intentado repararlas.

—¡¿Está abandonado?!— Tomochika soltó mientras lo miraba.

—Eso parece. No parece que nadie siga viviendo aquí.

—¿Y ahora qué? Siento que es una pérdida de tiempo ir allí.

—No hay ningún otro lugar que destaque, así que podríamos echar un vistazo.

Bajando la colina, se acercaron a la ciudad. El camino se dirigía directamente hacia ella, y no había plantas cerca. Aunque la Seyla no era realmente una amenaza para ellos, el hecho de ser constantemente un objetivo no era agradable. Ver que no había Seyla en los alrededores de la ciudad fue un alivio para Yogiri.

—¿Esto es una puerta?

—No creo que tengamos que molestarnos en pasar por la puerta principal.

Había lo que parecía ser una puerta que conducía a la ciudad, pero se había derrumbado. Los escombros bloqueaban la entrada, por lo que sería mucho más fácil entrar en la ciudad a través de uno de los muchos huecos de las murallas. Naturalmente, no había nada parecido a un guardia vigilando la puerta, así que podrían entrar sin problemas.

Decidieron atravesar la puerta de todos modos. Al trepar por los escombros, un paisaje urbano en ruinas los recibió al otro lado. Parecía haber estado así durante mucho tiempo. Ninguno de los edificios parecía haber sido reparado. Era como si se hubieran dejado pudrir.

—Sí, sin duda este lugar está abandonada— Tomochika suspiró.

—Al menos, será bueno tener un techo y paredes si queremos descansar.

—Estoy bastante seguro de que esas paredes y techos tendrán muchos agujeros… ¿eh?” Tomochika comentó, viendo algo.

Yogiri se volvió para ver lo que estaba mirando. Había alguien tirado al final del camino. Cubierto de ropas rasgadas y manchadas de sangre, parecía haber sido atacado. De hecho, hombres y mujeres de todas las edades en estados similares yacían por las calles.

—Takatou… no quiero creerlo, pero creo que están vivos. Puedo ver sus brazos y piernas moviéndose…

Yogiri no podía decirlo, pero la vista de Tomochika superaba con creces la suya. No era difícil creer que pudiera captar movimientos tan pequeños incluso desde esta distancia.

—¿Tal vez deberíamos ayudarles?— preguntó.

Si eran víctimas de algún tipo de incidente, ayudar parecía lo correcto. Pero Yogiri dudaba. El estado de la ciudad era extraño, así que dudó en involucrarse.

Considera su apariencia. Es posible que sean una forma de zombi. Te recomiendo que no te acerques imprudentemente.

Cuando Mokomoko dijo eso, las figuras se movieron de repente. Levantándose lentamente, miraron a Yogiri y a Tomochika.

—Carne…

—No están infectados…

—No están armados… No son ellos…

—¿De dónde vienen?

Murmurando entre ellos, comenzaron a acercarse lentamente. Sus torpes movimientos daban la impresión de ser cadáveres móviles.

—¡¿Qué?! ¡¿Son realmente zombis?!— gritó Tomochika.

—Pero pueden hablar, así que no pueden serlo, ¿verdad?

—¡Estás muy tranquilo!

Los zombis parlantes existen desde hace mucho tiempo. He visto películas en las que incluso han llamado a las ambulancias.

—Sus complexiones parecen estar bien. A mí me parecen bastante saludables— respondió Yogiri.

Aunque sus ropas estaban hechas jirones y cubiertas de sangre, su piel carecía de la palidez mortal que cabría esperar. Sus ropas desgarradas dejaban ver una piel sin indicios de heridas, por lo que parecían perfectamente sanos. En resumen, parecían personas normales que tenían un extraño sentido de la moda.

—¡¡Son míos!!— Uno de ellos, de repente, echó a correr. Al hacerlo, los demás le siguieron inmediatamente.

—¿Qué está pasando?— preguntó Yogiri.

—Oye, si nos están atacando, ¿no vas a detenerlos?— Gritó Tomochika.

Yogiri levantó una mano hacia la gente que corría hacia ellos. “Os advierto que si nos atacáis, me defenderé. Si no queréis morir, detenganse allí.

La gente había hablado antes, así que deberían haber sido capaces de entenderle. Sin embargo, ninguno de ellos se detuvo. Puede que simplemente estuvieran convencidos de que Yogiri no podía hacer nada que les hiciera daño. Conseguir que los demás entendieran su poder sin una demostración era bastante difícil, así que renunció inmediatamente a intentarlo. Al final, la culpa fue de ellos por atacar. Él ya les había advertido, así que no tenía motivos para dudar.

—Uhh… ¡Técnica Fatal Estilo Dannoura, Juicio del Inframundo!

—¡¿Por qué tienes un nombre para ello ahora?!

—Pensé que era más fácil de entender si tenía uno.

—¡Entonces piensa en uno tuyo! No nos robes el nombre.

El hombre que lideraba la carga se desplomó, plantándose de cara en el suelo. El siguiente no tardó en seguirle. Para cuando el tercero se desplomó, los demás que corrían hacia él se dieron cuenta de que algo iba mal. No parecía que fueran monstruos que hubieran perdido la capacidad de pensar. Todos se detuvieron donde estaban.

—Justo ahí. Ahí es donde preparé mi técnica. Si cruzas esa línea, morirás.

Yogiri señaló el suelo frente a él. Parecieron reconocer lo que decía, ya que agarraron a sus compañeros caídos y los hicieron retroceder. Luego comenzaron a inspeccionar sus cuerpos. No parecía que estuvieran tratando de curarlos. Parecía más bien que intentaban confirmar que realmente habían muerto.

—Imposible. No hay manera de que puedan morir.

—Así es. Probablemente empezarán a moverse de nuevo pronto, como siempre.

—¿Pronto? Ya ha pasado demasiado tiempo.

—No hay rastros de que haya usado un cilindro, sin embargo…

—Mira, le rompí el dedo y no vuelve a la normalidad. Todavía está roto.

—De ninguna manera…

—Es cierto.

—¡¿Podemos morir?!

Las personas que conversaban se volvieron a mirar a Yogiri. Fue entonces cuando Yogiri reconoció que todos tenían algo en común. Cada uno de ellos tenía los ojos morados.

—No, eso es imposible. No hay manera…

—Es fácil. Todo lo que tenemos que hacer es comprobarlo.

Uno de los hombres se acercó a Yogiri. Cuando pasó por encima de la “línea” que había indicado Yogiri, éste lo mató. Los demás agarraron al recién muerto y tiraron de él hacia atrás, apiñándose de nuevo a su alrededor.

—No se mueve…

—¿Está realmente muerto?

—Esperemos un poco más.

—Sí. Los ataques de absorción de energía y esos cilindros hicieron que el proceso de reanimación fuera mucho más lento que antes.

—Pero vamos. Está muerto, ¿verdad? ¡No importa cómo lo mires! No se mueve en absoluto.

—Eso es cierto. Incluso si no reviven al instante, siempre estarían retorciéndose o algo así.

—¡No puede ser! ¡No puedo creerlo! ¡¿Cuántas veces nos hemos ilusionado antes para nada?! Creer ahora sólo significa una desesperación más profunda después!

—Entonces, ¿por qué no lo intentas? No tienes que esperar nada. Si vuelves a la vida, será lo mismo de siempre. No tienes nada que perder.

Originalmente habían intentado atacar a Yogiri y Tomochika. Pero como si hubieran olvidado su objetivo inicial, se habían obsesionado con hablar sobre los cuerpos de sus compañeros muertos.

—Umm… su actitud parece estar cambiando…— Tomochika dijo vacilante. Su miedo a ser atacada por la gente de la ciudad pareció disiparse.

—Ja, ja, ja, ja… ¡¿Hablas en serio?! ¡¿Podemos realmente morir?! ¡¿Podemos?!

Otro de los hombres se abalanzó sobre ellos y luego se desplomó. Yogiri no sabía en qué estaban pensando; se limitaba a matar a cualquiera que se acercara, antes de que pudieran hacer daño. Era lo único que podía hacer, y había que hacerlo. Sin embargo, no pudo evitar dudar. Aunque sabían que iban a morir, seguían acercándose.

—Oigan, ustedes pueden hablar, ¿verdad? Entonces hablemos de esto. Verlos morir de esta manera me parece mal.

A sugerencia de Yogiri, volvieron a juntar sus cabezas.

—Dice que quiere hablar. ¿Qué debemos hacer?

—¿Por qué no? Ni siquiera sabemos quién es.

—Pero hace un segundo los estábamos tratando como carne fresca.

—Nunca les hicimos daño, así que debería estar bien, ¿no?

—Pero si hablamos y se entera de lo que quiere, podría irse…

Después de hablar un rato, un hombre se adelantó para dar su veredicto.

—Hablaremos, pero con una condición.

—¿Qué sería?— preguntó Yogiri.

-Creemos que tienes la capacidad de matarnos. Antes de que se vayan, queremos que matéis a todo el que quiera morir aquí.

—Uhh… déjame pensarlo.

Yogiri había matado todo tipo de cosas, vivas o no, pero era la primera vez que se encontraba con alguien que le pedía que lo matara. No estaba convencido de que el hecho de que quisieran morir fuera una razón suficiente para hacerlo, así que no podía aceptar sin más.