Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 10

Capitulo 10: Pensaba Que Iban A Aletear O Algo Así

Degul se enteró de la muerte del Rey de Manii tras regresar a su base después de su fallido ataque al crucero.

Había oído hablar de la destrucción de la capital mientras trabajaba como portera en el casino a bordo del barco. Tanto si la situación era tan compleja como si se había suprimido intencionadamente, el conocimiento de la muerte del rey no se había hecho público en ese momento. Pero los rumores verosímiles de la muerte del rey empezaron a llegar de todas partes.

Degul apenas podía creerlo. Era chocante que el astuto, cobarde y codicioso rey de Manii muriera tan fácilmente. Aunque la capital fuera destruida, utilizaría hasta el último ciudadano como escudo para preservar su propia vida. Ese es el tipo de hombre que era.

Siguiendo el rastro dejado por esos rumores, Degul confirmó que el rey estaba realmente muerto. Se sintió perdida. Había jurado vengarse de aquel hombre por haber matado a su madre y haber intentado matar a la propia Degul. Había jurado estrangularlo hasta la muerte con sus propias manos. Para lograrlo, había empezado a trabajar como pirata para reunir la fuerza necesaria, pero todo había sido en vano.

Según las historias que había escuchado, el único superviviente de la línea real era el tercer príncipe, Ricardo. No había sido bendecido con el poder de su línea de sangre y, por alguna razón, se le había concedido el título de Maestro de la Espada, por lo que apoderarse del reino de él habría sido fácil.

Degul poseía ese raro poder de disminuir las habilidades de los demás. Podía probar su linaje con sólo demostrar su habilidad, y como nadie más en la familia real tenía ese poder, probablemente sería bien recibida.

Pero no podría haberle importado menos. Mientras el rey estuviera vivo, tenía sentido apoderarse de Manii. Robar su país y convertirlo en esclavo para poder atormentarlo hasta la muerte habría merecido la pena. Pero con el rey muerto, ella había perdido de vista su objetivo. No le importaba el reino en sí. Si el rey hubiera valorado su trono y la paz de sus ciudadanos, ella los habría pisoteado como basura, destruyéndolos ante sus ojos. Ese había sido su único objetivo. A estas alturas, hacerse con el país sería una carga innecesaria. Ella tenía poco interés en la gente o el territorio de Manii.

Si realmente quería ser gobernante, sería más rápido continuar el camino que ya estaba recorriendo. Degul y sus subordinados tenían el control de numerosas ciudades y ruinas antiguas, y una gran extensión de océano. Si quisiera, podría convertirlo en un país propio.

—Pero un título como el de ‘reina’ no me pega mucho, ¿verdad?

Los piratas a su cargo la reconocían como su líder, y eso era suficiente para ella. No había necesidad de erigirse como país.

—Oye, jefe, ¿qué pasa? Llevas mucho tiempo sin hacer nada. ¿Y si fuera un asesino o algo así?

—¿Eh?

Degul volvió los ojos hacia la puerta de su habitación privada desde donde estaba tumbada en un sofá. En algún momento, uno de sus subordinados había entrado. No darse cuenta de que alguien se acercaba era increíble para ella en circunstancias normales. El rey sabía que Degul seguía vivo. Había enviado a innumerables asesinos tras ella, por lo que tenía que estar en guardia cada hora del día.

—A veces sólo quiero divagar. ¿Qué pasa?

—El trabajo en el Calamar está hecho.

El Calamar era un vehículo que Degul y sus piratas utilizaban en sus ataques. La antigua reliquia tenía la forma de su homónimo y podía transportarlos bajo el agua, lo que la convertía en una herramienta inestimable para ellos.

—Entendido— Degul se levantó y salió de la habitación.

Estaban en unas ruinas en el fondo del mar. Habían descubierto el Calamar aquí, en una instalación que contenía mucho equipo necesario para mantenerlo, así que lo estaban utilizando tal cual.

Se dirigió por los pasillos hacia el muelle. Allí trabajaba un gran número de personas. Aunque las antiguas reliquias que habían encontrado estaban muy lejos de su comprensión, habían conseguido encontrar manuales de instrucciones detallados. Gracias a ello, los individuos más inteligentes de entre ellos podían hacer uso de los dispositivos.

En el centro del muelle había una enorme piscina, que contenía el Calamar.

—Veo que ahora tiene plumas.

—Sí. Eso es lo que ordenó— dijo uno de sus subordinados, acercándose a su lado.

Las plumas eran como una fina membrana translúcida que envolvía el cuerpo del calamar. También eran reliquias antiguas, diseñadas como piezas auxiliares para el Calamar. Habían sido descubiertas en otro conjunto de ruinas antiguas, por lo que ella había ordenado que las llevaran allí y las equiparan. Pero su reciente obsesión por averiguar lo que había sucedido en Manii significaba que apenas estaba siguiendo el progreso del Calamar.

—¿Qué vamos a hacer con esto?

—Usted es el que nos dijo que lo hiciéramos, jefe.

Su plan había sido originalmente utilizar el Calamar en un ataque aéreo contra la capital de Manii. Sin embargo, ahora que la capital había sido destruida, no tenía mucho sentido.

—Bien, de cualquier manera, ser capaz de volar será útil.

—El problema es que si vamos demasiado alto o pasamos demasiado tiempo en el aire, algo podría atacarnos.

—Supongo que es cierto— No había mucha gente que pudiera volar, así que no era tan conocido, pero esa era una de las leyes de este mundo. —¿Ya puede volar?

—¿Comes algo raro? Normalmente, ya estarías dentro.

La idea de que el jefe de su organización se subiera a una antigua reliquia que no comprendía realmente para realizar un vuelo de prueba estaría normalmente fuera de lugar. Pero Degul solía liderar imprudentemente desde el frente, así que era de esperar que en ese momento se subiera a bordo en cuanto lo pusieran en marcha.

—No he dormido mucho, eso es todo— Se reprendió a sí misma al dar la excusa desprevenida. Había dedicado su vida a la venganza, que ahora estaría siempre fuera de su alcance, pero eso no significaba que su vida estuviera acabada. No podía revolcarse en la depresión para siempre. —Muy bien, entonces. Estoy segura de que será un espectáculo de cualquier manera. Está listo para salir, ¿sí?

—¡Sí! Nos imaginamos que dirías eso, ¡así que ya nos hemos preparado!

Al acercarse al calamar, un enorme tentáculo emergió del agua. Una de sus ventosas se abrió, extendiendo una escalera de metal. Esa era la única forma de entrar y salir del Calamar.

Subiendo las escaleras, se dirigió al interior del vehículo. A diferencia del exterior, el interior era sorprendentemente robótico. Era difícil saber si era un ser vivo o una máquina.

Caminando por los estrechos pasillos, se dirigió a la cabina de mando. Al percatarse de su llegada, el hombre que ocupaba el asiento de control interrumpió su inspección para cederle su lugar. Debió de imaginarse que ella querría hacerlo por sí misma.

—¿Cómo lo haces volar?

—Lo mismo que todo lo demás. Sólo sigue flotando más allá de la superficie y subirás al aire.

Tomando asiento, Degul puso en marcha el vehículo. No podían volar directamente desde donde estaban. Dirigió el Calamar hacia el agua y luego hacia el océano abierto donde podían ascender.

Controlar el aparato no era especialmente difícil. El timón circular frente a ella le permitía elegir una dirección, y los pedales a sus pies controlaban si se movían hacia adelante o hacia atrás. Tenía una palanca para ajustar el movimiento vertical. Si la empujaba hacia delante, se hundía, y si la tiraba hacia atrás, se elevaba.

Tras alcanzar la superficie del agua, siguió manteniendo la palanca hacia atrás. El enorme calamar se abrió paso y sus alas translúcidas se extendieron. Toda la nave comenzó a girar enérgicamente, proporcionando la elevación necesaria para salir del agua.

—Es un poco diferente de lo que esperaba. Pensaba que iban a aletear o algo así.

—Bueno, es bastante estable.

Como dijo su subordinado, aunque giraban en el aire, la fuerza centrífuga que generaba no les afectaba en la cabina.

El Calamar continuó elevándose. El espíritu melancólico que se había apoderado de Degul desapareció. Nunca había experimentado algo tan estimulante.

—¡Ja, ja, ja! Esto es increíble!

—¡Jefe! ¡Estás yendo demasiado alto! ¡Esas cosas nos atacarán!

—Perfecto. Yo los liquidaré.

Mientras seguían subiendo, algo apareció de entre las nubes. Era un ejército de soldados alados que portaban armas. Eran máquinas parecidas a los ángeles.

Aprovechando su subidón emocional, Degul desató su poder lineal. Los ángeles se detuvieron inmediatamente en el aire y cayeron. Operaban a través del Sistema del mundo, y ella tenía la capacidad de detener las funciones de su Don. Además, el Calamar no se vio afectado por su poder. Lo que movía la antigua reliquia la que no estaba relacionada con el funcionamiento de los poderes en este mundo.

El calamar alejó los ángeles que caían con sus tentáculos mientras seguía subiendo, atravesando las nubes y llegando al cielo abierto. Sus ojos se abrieron de par en par ante el espectáculo que tenía delante. Incontables islas de distinto tamaño flotaban en el aire.

—Así que esto es lo que protegen esas cosas.

Podían ver las islas flotantes de vez en cuando desde la superficie, pero nunca pensó que hubiera tantas ni que fueran tan grandes. Las islas estaban pobladas por un paisaje rico y variado. Había montañas, ríos, carreteras, ciudades y castillos. Tenía ante sí un mundo totalmente diferente al de la superficie.

—Interesante. Ya me he decidido. ¡Muy bien, gamberros! ¡Hemos encontrado nuestra nueva presa!

Los ojos de Degul brillaron al contemplar un nuevo destino.