Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 10

Capitulo 5: Entonces, ¿Se Trata De Algo Parecido A Un Borrador?

El grupo de Yogiri se dio la vuelta. La niebla se disipó rápidamente, revelando de nuevo el suave océano. No tardaron nada en llegar a la ciudad flotante.

— En el centro de la ciudad hay una torre central. Allí hay un lugar para aterrizar en el techo.

La “isla” tenía forma de círculo y en su centro había una torre llamativamente grande. Aterrizaron sobre ella.

— ¿Supongo que desea visitar el continente de Belm?

—Sí. ¿Tenemos que hacer algo especial para eso?— Yogiri se preguntó si necesitarían algún tipo de visado para entrar, aunque por supuesto no tenían nada de eso.

— Por favor, no se preocupe. Siempre y cuando esté de acuerdo con ciertos términos, se le permitirá la entrada. Primero, me gustaría discutir esos términos con usted.

—Bien. ¿Qué debemos hacer?

— Por favor, vaya directamente adelante.

Siguiendo la guía de la voz, se dirigieron al interior de la torre y encontraron una escalera descendente.

—¿Esto es seguro?— Preguntó Tomochika. —Me parece que está muy mal.

—No podemos dar la vuelta después de haber llegado tan lejos— le dijo Yogiri. Aunque entendía su cautela, si se detenían aquí, no podrían llegar a tierra firme, y eso les cortaría la última pista de las Piedras Filosofales. No tenían más remedio que escuchar la voz primero.

Cuando empezaron a bajar las escaleras, Yogiri se dio la vuelta. “Esto hace que parezca que soy el líder. ¿Les importa que vaya yo primero?”

—¿Por qué no? Tanto si te ves como si no, eres el líder, ¿no? Eres el que nos ha estado diciendo cuáles son nuestros objetivos todo este tiempo. Nosotros somos los que elegimos ir contigo— respondió Hiruko.

—De acuerdo, lo dejaremos así, entonces.

Con Yogiri a la cabeza, bajaron las escaleras. Después de un piso, llegaron a una sala poco iluminada. Las débiles luces del techo hacían difícil calibrar el tamaño real de la cámara.

— Delante de ustedes debería haber unas sillas. Por favor, tomen asiento.

Había dos mesas largas. Cada una tenía tres sillas delante. Yogiri, Tomochika y Enju se sentaron en una mesa, mientras que los otros tres ocuparon la segunda. Cuando se sentaron, una luz púrpura tenue parpadeó frente a ellos, formando la imagen de un ojo estilizado.

— Hola. Mi nombre es Potenti, representante de la Conferencia Continental de Belm.

La voz ahora parecía provenir del ojo, lo que facilitaba un poco la conversación. Hablar con una voz sin una fuente obvia era un poco inquietante.

—En primer lugar, quiero preguntar si hay algún sabio en el continente— dijo Yogiri. Eso era lo principal que quería saber. Si no había Sabios, no tenía sentido ir allí en primer lugar.

— Hay uno. Belm está bajo la jurisdicción de l Sabio Van”.

—¿Sabes dónde está?

— Ninguna pista. Rara vez se le ve, así que es difícil localizarlo. Sin embargo, estoy seguro de que está en algún lugar del continente.

—¿Qué es esta ciudad flotante?

— Este es un puente, por así decirlo, para llegar a la tierra firme de Belm. Cualquiera que desee entrar en Belm debe pasar por aquí. Aquí es también donde se produce el comercio con otras naciones.

—Entonces, ¿cuáles son los términos que tenemos que acordar?

— Antes de repasar las condiciones, permítanme darles una breve explicación de la situación en el continente. El continente de Belm tiene la forma de un largo rectángulo, cada una de sus cuatro esquinas está gobernada por una nación diferente.

—¿Sólo hay cuatro países en todo el continente?— preguntó Tomochika. Si hubiera habido muchos más, buscar entre ellos podría haber acabado siendo un suplicio, así que Yogiri se alegró.

— Estas cuatro naciones son miembros de la Conferencia Continental de Belm. Para ser franco, los demás no importan.

—Hasta aquí las formalidades— Tomochika suspiró. Aunque se habían tomado la molestia de crear un ambiente tan formal, parecía que a Potenti no le preocupaba tanto darse aires.

— Volviendo al asunto que nos ocupa, el continente está siempre en estado de guerra. Creo que es importante que sepas que los extranjeros son generalmente asesinados en el acto.

—¡Y ahora estoy empezando a cambiar de opinión sobre querer ir allí!

—Así que es la supervivencia del más fuerte otra vez, ¿verdad?— preguntó Yogiri. —Es básicamente lo mismo que en el resto del mundo— Ser atacado de la nada no era nada nuevo para ellos.

— La parte superior izquierda de Belm es la nación de Momurus. La parte superior derecha es Himeln. La parte inferior izquierda es la Academia Suudoria. La parte inferior derecha es la Liga de la Vida Lenta.

—Algunos de esos no suenan como países…

— Para poder acceder al continente, tendrás que asociarte a una de estas cuatro facciones.

—Si lo hacemos, no nos bloquearán la salida de nuevo, ¿verdad?— preguntó Yogiri por si acaso. No le importaba unirse a una de las facciones si podía marcharse libremente una vez que hubieran terminado sus asuntos.

— Eso dependerá de las facciones en cuestión. Tendrás que acatar las leyes y costumbres de la nación a la que te unas.

—Entonces nos gustaría unirnos a quien tenga las leyes más relajadas, supongo.

— Desgraciadamente, la nación a la que te unas no depende de ti. Si deseas entrar en el continente, nosotros mismos decidiremos tu facción.

—¿Por qué?

— Para mantener equilibrada la fuerza de combate de cada nación individual.

—Ya veo. ¿Así que esto es algo así como un borrador, entonces?— Dijo Hanakawa.

— Correcto. Por favor, piensa en ello como tal. Una vez que hayan entrado, tendrán que hacer lo que yo les indique, así que ésta es su última oportunidad para cambiar de opinión. ¿Qué será? — terminó el ojo flotante, esperando en silencio su respuesta.

Hiruko habló primero. —Esto suena un poco sospechoso, ¿no? Como un contrato que no puedes leer hasta que lo has firmado.

—Pero Tomochika y yo lo haremos. No tenemos otra forma de entrar— declaró Yogiri. A juzgar por la discusión hasta el momento, todo el asunto iba a ser un fastidio. Si Hanakawa, Hiruko y Luu no estaban interesados, tendrían que ir por caminos separados.

—Aunque parezca absurdamente sospechoso, ya me he decidido a seguirte— anunció Hanakawa. —Aunque, ¿estás seguro de que puedes tomar esa decisión sin pedir la opinión de Tomochika?

—En este momento estamos como atrapados juntos— respondió Tomochika. —No hay necesidad de discutirlo.

—Me quedaré con Ma— les dijo Hiruko.

—¡Me voy con papá!— gritó Luu.

—Entonces supongo que vamos a entrar todos.

Cuando Yogiri respondió por el grupo, aparecieron cuatro ojos en la oscuridad, dos por encima y dos por debajo del primero.

— Si queréis entrar, ¿me podéis decir vuestros nombres?

Cuando cada uno de ellos dio su nombre, los cuatro nuevos ojos parpadearon.

— Liga de la Vida Lenta, Hiruko.

— Academia Suudoria, Daimon Hanakawa.

— Himeln, Luu.

— Momurus, Enju.

Cada uno de ellos respondió con un nombre a su vez. Al parecer, ya habían tomado su decisión.

—¡Espera un segundo! ¡¿Nos van a separar?! ¡No voy a dejar a mamá!

— Para mantener el equilibrio de los equipos, no se puede permitir que todos se unan a la misma nación.

—¡¿Qué eres, estúpido?! Si es así…— Cuando Hiruko empezó a enfadarse, desapareció de repente. En poco tiempo, Hanakawa, Luu y Enju siguieron su ejemplo.

—¿Eh?— Tomochika se quedó mirando el espacio ahora vacío, desconcertada. Debían de haber sido teletransportados a sus nuevos países.

Yogiri llegó tranquilamente a la misma conclusión, pero era extraño que no se hubieran pronunciado los nombres de él y de Tomochika.

—Oye, ¿y nosotros? Dijiste que tenemos que unirnos a una de las naciones para entrar en el continente, ¿verdad?

— Debido a tu falta de capacidad de combate, no serás reclutado por ninguna nación. Sin embargo, como tu entrada no influirá en el equilibrio de poder, se te permite entrar como quieras.

—Oh, está bien, entonces— Separarse de Tomochika habría sido el peor de los escenarios, pero parecía que habían logrado evitarlo. No tenía ninguna queja sobre la situación.

—¡Espera un segundo! ¡Acabamos de separarnos de nuestros amigos! ¡¿Podrías estar un poco más nervioso?!

—¿Cuál es el problema? Hiruko y Luu son dioses, así que deberían poder arreglárselas.

—¿Y Hanakawa?”

—Uhh… es el nivel noventa y nueve, ¿no?

—¡Ser nivel noventa y nueve como humano no significa mucho en este mundo!

—Tengo la sensación de que estará bien.

—Entonces, ¿qué pasa con Mokobot? Puede que sea un robot, pero no es tan fuerte, ¿verdad?— Diseñado a partir de Enju, el robot tenía habilidades que superaban con creces las de un humano. Pero comparado con los monstruos de este mundo, no era especialmente fuerte.

Ah, bueno. Todavía estoy aquí.

—¡Oh! Lo olvidé, Mokomoko es en realidad sólo un espíritu maligno!

¡Un espíritu guardián !

—Hacía tiempo que no te veía en esa forma— dijo Yogiri. Mokomoko estaba flotando junto a Tomochika en su verdadera forma fantasmal. —¿Así que enviaron al robot Enju por su cuenta?

Sí, es cierto. Después de todo, no puedo existir independientemente de Tomochika. Teletransportarme a la fuerza no funcionaría.

—Puedes controlar a Enju a distancia, ¿verdad? ¿Sabes a dónde fue?

Está fuera de mi alcance. Si estuviéramos más cerca, tal vez podría obtener una respuesta de ella, pero tal como están las cosas, no hay nada que pueda hacer.

—¿Qué debemos hacer ahora?— preguntó Yogiri. Los cuatro ojos habían desaparecido. Debían de estar satisfechos después de haberse llevado a sus nuevos reclutas.

— Por favor, camin en hacia Belm.

—¡Eso es ridículo!— gritó Tomochika.

— Como personas sin un poder de combate notable, no podemos desperdiciar recursos preciosos teletransportándolos”.

—No tenemos que nadar, ¿verdad?— preguntó Yogiri.

— Correcto. Hay un camino que lleva de la ciudad a tierra firme.

—¿Dónde está exactamente?

— Por favor, regresen a la azotea. Allí les prepararemos el camino.

El último ojo se desvaneció y las luces de la habitación se encendieron. Ahora que podían ver bien, parecía una habitación ordinaria y vacía. No había nada más que las sillas y los escritorios que habían estado utilizando y la escalera que conducía hacia arriba.

—Esto terminó yendo de una manera que no esperaba…— Tomochika suspiró. —¿Vamos a estar bien así? Nos busca la secta Malnarilna. Conseguir información por nuestra cuenta podría ser algo complicado.

—Estoy seguro de que lo resolveremos cuando lleguemos a tierra firme. Hiruko va a buscar a Luu, y Luu dijo que quería quedarse conmigo, así que estoy seguro de que vendrán a buscarnos después.

—¿Y Hanakawa?

—Creo que puede cuidar de sí mismo.

—Hanakawa… ¡Sobrevive, Hanakawa!— Dijo Tomochika, mirando al espacio vacío, pero a Yogiri no le pareció que estuviera realmente muy preocupada.

Los dos volvieron a subir las escaleras. En el tejado había un gran aparato que parecía un foco, que iluminaba con una lente pálida hacia el este.

—¿Es este el camino del que hablabas?

— Sí. Por favor, atraviesa la luz.

—¿Qué? ¿Estás seguro?

—Recuerdo haber visto una vez una herramienta secreta como ésta en un dibujo animado— dijo Yogiri mientras avanzaba. Una vez dentro, era como un túnel que formaba tierra firme bajo sus pies.

—Parece que estará bien— Tomochika le siguió vacilante, mirando a su alrededor.

—Bien, vamos.

Comenzaron a caminar. Fue un poco desconcertante una vez que salieron al aire libre, pero lograron el viaje sin caerse. Siguieron así durante un rato: desde la ciudad flotante hasta el océano abierto, y desde el océano abierto hasta la niebla. Justo cuando empezaban a preocuparse por el tiempo que tardarían en llegar, pasaron al otro lado.

—Me preocupaba que estuviéramos atrapados en esa niebla para siempre…— Tomochika murmuró.

—Parece que hemos encontrado tierra.

Una enorme extensión de tierra les dio la bienvenida. El túnel de luz continuaba hacia uno de los acantilados de su borde. Ese parecía ser su destino.

Los acantilados pedregosos dieron paso inmediatamente a praderas de suave pendiente. Un camino de piedra se abre paso entre los campos abiertos.

—¿Se ve… bastante normal?— Dijo Tomochika.

—Sí, no hay selva ni páramo ni nada— Yogiri se había preparado para lo peor, así que el paisaje algo tranquilo fue un alivio.

Una vez que llegaron a la cima de los acantilados, el túnel de luz desapareció. No parecía haber forma de que regresaran.

—¿Supongo que si seguimos el camino, acabaremos en una ciudad?

—¡Entonces empecemos por seguir a la gia!

No sé por qué lloras, pero ¿podrías intentar sonar un poco más femenina cuando gritas?

—¡La hierba! ¡Mírala! Se está moviendo!

—Eso es por el viento. Huh…— Yogiri miró hacia donde señalaba Tomochika. La superficie pétrea del acantilado dio paso rápidamente a la hierba. Se balanceaba de un lado a otro, llegando a la altura de las rodillas. Tardó un momento en darse cuenta de lo que ocurría, pero ciertamente había algo antinatural en ello. No había nada de viento, pero la hierba seguía moviéndose. Y aunque el viento hubiera soplado, no habría explicado la forma irregular en que se movía.

—¿Qué es eso? ¿Está vivo o algo así?

—¡Ja! Vinimos a comprobarlo desde que vimos el camino, pero parece que tenemos una buena captura limpia! Qué suerte tenemos!

Antes de que se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo, aparecieron unas figuras vestidas con armadura que los rodearon. No habían visto a nadie, pero los desconocidos podían estar escondidos tras las rocas cercanas.

Eran cinco. Los cascos ocultaban completamente sus rostros, pero a juzgar por sus voces, eran hombres de mediana edad. Aunque era sólo una primera impresión, Yogiri no tuvo la sensación de que fueran buena gente.

—¿Puedo hacerles algunas preguntas?— dijo. Habían oído hablar un poco de la situación aquí, pero había muchas cosas que no sabían. Escuchar más de uno de los lugareños parecía la forma más rápida de ponerse al día.

—¡No! ¡Tendrán que morir de inmediato! ¡Oye, asegúrate de que no toquen la hierba! Sería un desperdicio si se infectan!

—¡Sí! Hay que mantener la carne fresca.

Aunque sus rostros estaban ocultos, estaban claramente extasiados. Deben haber visto a los dos como una presa sin sentido que ha caído en sus manos.

Parece que ni siquiera tendremos la oportunidad de llegar a una ciudad, dijo Mokomoko con un suspiro.

—¡No llevamos ni dos minutos aquí y ya están intentando matarnos!— gritó Tomochika, maldiciendo su destino.