Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 10

Capitulo 2: Maldita Sea, Metí La Pata. Accidentalmente Te Protegí. Parece Que Estoy Perdiendo Mi Ventaja

El grupo de Yogiri volvió al bosque cercano a la ciudad portuaria. Allí habían establecido un punto de encuentro con Ryouko y Carol. En el oscuro bosque, Yogiri Takatou, Tomochika Dannoura, el robot Enju (controlado por Mokomoko), Luu (la niña nacida de las Piedras Filosofales) y su autoproclamada hija, Hiruko, estaban sentados, descansando contra los numerosos árboles. Su objetivo era dirigirse al este, donde habían oído que había otro Sabio. Después de que Shigeto invocara las Piedras Filosofales, existía la posibilidad de que cualquier Sabio que encontraran ya no tuviera una de las suyas, pero sin ninguna información sólida, su mejor opción era ir a echar un vistazo.

Había dos métodos que podían utilizar para llegar al continente del Este. Uno era tomar un barco, pero como Yogiri y Tomochika eran ahora buscados, la mayoría de la gente de la ciudad era hostil hacia ellos. Eso hacía que reservar un pasaje en un barco fuera bastante difícil. Su siguiente idea fue conseguir un barco más pequeño y utilizar la telequinesis de Luu para impulsarlo. Ryouko, Carol y Risley habían ido a la ciudad para conseguir una embarcación de este tipo y suministros para el viaje.

Su segunda opción era utilizar los dispositivos de teletransporte creados por Lain. Estos dispositivos se establecieron en todo el mundo, por lo que les permitiría llegar al continente oriental al instante. Pero para usarlos, necesitaban el conocimiento de Euphemia. Encontrarla dependía del grupo de Yogiri. Habían estado buscándola desde que había desaparecido.

—¡¿Cómo se supone que vamos a saber cuándo van a volver Carol y Ryouko?!— soltó Tomochika, dándose cuenta de repente de que habían decidido reunirse aquí pero no habían concretado la hora.

—¿Qué, nunca establecieron una forma de contactarse?— Hiruko suspiró.

—No esperábamos volver aquí tan rápido— respondió Yogiri. —Esperaba que hubieran encontrado el material y que ya nos estuvieran esperando.

—¿Por qué no enviamos a Hanakawa a buscarlos?

—¿Por qué yo?

—Si entramos en el pueblo, nos atacarán de nuevo, y Luu e Hiruko no los conocen tan bien.

—¡De ninguna manera! ¡Si termino solo en esta situación, algún evento absurdo me llevará de nuevo! ¡No tengo intención de irme del lado de Sir Takatou!

—No es que estar a mi lado te mantenga a salvo.

—¡¿Qué?! ¡¿No somos amigos?! Dices eso, pero al final, terminarás diciendo algo tsundere como: “Maldición, metí la pata. Accidentalmente te protegí. Parece que estoy perdiendo mi ventaja”, y yo estaré a salvo todo el tiempo, ¿sí?

—Supongo que no te dejaría morir.

—¿Probablemente?

—Pero tú estás muy abajo en mi lista de prioridades.

—¡¿Por qué razón?! ¡¿No soy el miembro más débil de nuestro grupo?! ¡¿No merece eso algún nivel de protección?!

—Sin embargo, no pareces alguien a quien quiera proteger.

—¿No te da ventaja tu magia curativa?— preguntó Tomochika. —Estoy bastante segura de que soy la más débil aquí— Aunque era capaz de luchar con sus artes marciales, era la única del grupo que era una humana corriente sin habilidades especiales.

—Pero aún así, la habilidad del Señor Takatou de reaccionar inconscientemente a la intención de matar puede proteger a otros también, ¿correcto? ¿Se limita a una sola persona adicional?

—No necesariamente.

—Entonces, ¿por qué no añadirme a los que proteges?

—No es algo que haga conscientemente. Creo que es algo así como que si la muerte de alguien me inflige un daño psicológico, entonces atacar a esa persona también cuenta como un ataque a mí— Sin embargo, no podía estar seguro de que eso mantuviera siempre a salvo a Tomochika, así que siempre que parecía que alguien iba a atacarla, actuaba conscientemente en su defensa.

—En resumen, ¿verla morir delante de ti te infligiría algún tipo de trauma?

—Es cierto. Si Dannoura muriera delante de mí, sería un shock bastante grande. Así que ella queda protegida automáticamente mientras esté cerca de mí. Los ataques contra ella cuentan como ataques contra mí. ¿Lo entiendes ahora?

—Realmente, me gustaría decir que entiendo menos.

—Lo siento, pero no creo que me conmueva mucho si mueres delante de mí. Así que no estarás protegido automáticamente.

—¡¿No podrías dirigir tu corazón más hacia el de un héroe?! ¡Eso es! ¡Necesitas abrazar un espíritu de hermandad! Creo que también te falta la compasión necesaria para salvar a alguien en peligro delante de ti!

—No es algo único para ti. Lo mismo ocurre con Carol y las demás. Simplemente no somos tan cercanos— Aunque él mismo se sentía mal, Yogiri no esperaba sentir mucho si Carol o Ryouko morían delante de él. Así que si alguien los atacaba, probablemente no notaría la intención de matar y no reaccionaría automáticamente.

Por supuesto, seguir con Yogiri tenía su mérito, ya que los que le atacaban morían automáticamente. Aunque su protección no se extendiera a todos, seguir con él aumentaba sus probabilidades de supervivencia.

—¡Sinceramente, cuanto más considero tu poder, más injusto me parece!— Hanakawa siguió quejándose. —¡Ser tan invencible debe dejar la vida bastante tibia!

—Siempre ha sido así para mí, así que no conozco nada diferente— Yogiri nunca había sentido que la vida fuera tan sencilla. Había muchas cosas que le preocupaban específicamente porque tenía su poder.

—¡Sin embargo, después de esta discusión, estoy aún más convencido de que no puedo irme de tu lado! ¡Por favor, no me envíes a buscarlos por mi cuenta!

—Podría utilizar ondas electromagnéticas para conectarme a sus teléfonos móviles… pero no sabría con qué teléfono contactar— dijo Mokomoko.

—¡Entonces tú tampoco eres de ayuda!

—Oye, no estoy seguro, pero estás hablando de reunirte con las chicas que vimos antes, ¿sí? Si se unen a nosotros, seremos nueve. Nuestro grupo se está haciendo bastante grande, ¿no?— Hiruko saltó de repente a la conversación.

—Al igual que en un juego de rol, el tamaño de un grupo está limitado a seis personas, si el grupo es mucho más grande, será difícil de manejar— coincidió Hanakawa.

—¿Dices que no puedes llevar a nueve personas a la vez? Si son demasiados, podemos dejar a Hanakawa atrás.

—¡Por favor, absténgase de hablar de abandonarme con tanta ligereza!

—Buena broma. Añadir unas cuantas personas más no supone ninguna diferencia para mí.

—En ese sentido, ¿no podrías usar tus poderes de dios para hacernos invisibles o algo así? Al menos podríamos ir a mirar por la ciudad entonces.

—Sí, eso sería pastel comido.

—Así que los dioses también comen pastel, ¿eh?

—¡¿Eso es lo que te preocupa?! ¡Comemos todo lo que queramos!

Yogiri no sabía realmente lo que significaba ser un dios, pero Hiruko al menos parecía tener un cuerpo físico y por tanto podía comer.

—Si puedes hacerlo, entonces por favor hazlo.

—Hecho.

Yogiri miró a su alrededor, pero nada parecía haber cambiado.

—No notarán la diferencia. Pero he disminuido nuestra presencia lo suficiente como para que la mayoría de la gente no nos note.

—¿Te refieres a algo similar al sombrero de guijarros de Doraemon?— preguntó Hanakawa. —Así podríamos, por ejemplo, colarnos en la residencia de una joven y pasar desapercibidos sin importar lo que hiciéramos…

—Hiruko, si Hanakawa hace algo raro, no dudes en echarlo.

—Déjalo en mis manos.

—Je, je… aunque siempre hablo de cosas tan eróticas, ¡siempre me acobardo cuando surgen esas oportunidades! ¡Ese es el tipo de chico puro que soy! Tengan por seguro que no lograré nada cuando llegue el momento!

Creyendo en la afirmación de Hiruko de que eran invisibles, el grupo de Yogiri se dirigió a la ciudad. Abandonando el bosque, se dirigieron a la cercana ciudad portuaria. La ciudad estaba rodeada de murallas, así que para entrar, tendrían que atravesar la puerta. La última vez que lo habían intentado, los guardias los habían abordado y habían huido.

Yogiri se sintió incómodo mientras se acercaba a la ciudad. La sensación era totalmente diferente a la del día anterior. Estaba terriblemente tranquilo. Mientras que ayer había habido una multitud bulliciosa pasando por la puerta, ahora no había señales de nadie. Incluso cuando se acercaban a la puerta, no había guardias.

—Algo parece estar mal— dijo Tomochika, inclinando la cabeza.

—¡Waaaaaaaah! ¿Qué ha pasado?— Hanakawa fue el primero en darse cuenta.

El puesto de inspección junto a la puerta estaba cubierto de sangre. Guardias, mercaderes y ciudadanos de a pie yacían desparramados. A simple vista, estaba claro que estaban muertos. Les faltaban las cabezas. El estado de sus cuellos dejaba claro que tampoco habían sido decapitados limpiamente con una cuchilla. Las cabezas habían sido arrancadas a mordiscos o aplastadas de algún modo, y no había rastro de ellas en ninguna parte.

—¿Qué ha pasado?— Yogiri pasó por la escena sangrienta y entró en la ciudad. Las cosas no eran diferentes dentro. Había cuerpos sin cabeza esparcidos por la calle, convirtiéndola en un mar de sangre.

—No creo que tenga mucho sentido seguir comprobando…— Cambió de opinión y regresó. La silenciosa ciudad no ofrecía más que el olor de la sangre, así que incluso sin comprobarlo, podía estar seguro de que no quedaba nadie vivo.

—Por lo que veo, ninguno tiene la cabeza.

—¡¿Por qué?! ¡¿Qué pasó con Carol y los demás?!

—Si estuvieran aquí…— No había mucha esperanza, pero no podía decirlo en voz alta.

— ¡Uh, probando, probando! ¿Nos estabas llamando?

—¡¿Carol?!— Tomochika miró a su alrededor cuando la voz de Carol les saludó de repente, pero no se la veía por ninguna parte.

— ¡Esta es una técnica ninja especial, el Echo Jutsu!

—¿Qué es eso?

—Es un poco molesto que lo deje en “es Ninjutsu”, ¿no?

—No estoy especialmente instruido en la materia, pero había una técnica de ninjutsu con ese nombre que consistía en actuar como si uno se hubiera convertido en traidor— explicó Mokomoko. —Sin embargo, es probable que esto se refiera al fenómeno auditivo, y sea sólo una habilidad para dejar mensajes. Imagino que el nombre similar es una mera coincidencia.

— Lo puse cerca de la puerta. Y esto es sólo un mensaje, así que no puedo responderte. Para cuando ustedes reciban este mensaje, probablemente ya estaré muerto.

—De ninguna manera…

— ¡Tío, siempre he querido decir eso!

—¡Oye!— Tomochika gritó de nuevo.

— Para ser sincero, no tengo ni idea de si seguiré vivo cuando escuches esto. No estoy planeando morir ni nada por el estilo.

No parecía que tuviera tantos problemas, pero con la forma de actuar distante de Carol, era difícil saberlo.

— Por si acaso, te hablaré de nuestro trabajo. Buscamos en la ciudad, pero está en un estado terrible. Parece que conseguir un barco será imposible.

La ciudad era un caos total. Cientos de miles de refugiados de la capital la habían inundado. Aunque el puerto hacía que la ciudad fuera bastante próspera, estaba muy por encima de su capacidad. Las calles estaban abarrotadas, y los que no podían entrar se quedaban merodeando fuera.

—No hemos visto a nadie fuera de la ciudad, ¿verdad?— preguntó Yogiri.

—Teniendo en cuenta lo que le ocurrió a la gente de dentro, imagino que los supervivientes huyeron inmediatamente— supuso Hanakawa.

— Como era totalmente imposible, pensamos en volver al punto de encuentro y esperar. Pero entonces apareció Eufemia.

—¡¿Qué?! ¿Nos la hemos perdido?— gritó Tomochika.

Yogiri también se sorprendió un poco, pero no era imposible. Si Euphemia había escapado de lo que fuera que estaba ocurriendo en aquella cueva, no era difícil creer que intentara reunirse con Risley. Los vampiros tenían sentidos sobrenaturales, así que no le habría sido muy difícil encontrar a la chica.

— Pero ella no había venido a buscarnos. Apareció por toda la ciudad al mismo tiempo.

—¿Al mismo tiempo? ¿Qué significa eso?

—Probablemente heredó esa habilidad de Lain. Lain podía hacer clones de sí misma— Yogiri recordó la estrategia de Lain de hacer clones y lanzarlos contra una ciudad para atacarle.

— Dijo que era una enviada del Dios del Exterminio Definitivo.

—Uhh…— Tomochika no sabía cómo responder a eso.

—Suena más bien… ¿agresivo? Nunca nos hemos encontrado con una persona así.

—Pero ese es el ser que creó a los vampiros, ¿no? Si se les ocurrió el nombre ‘Sangre de Origen’, parece que encaja…— Tomochika trató de encontrar alguna forma de aceptarlo.

— Dijo que todos los que viven en este mundo tienen algún tipo de pecado original contra esta UEG.

—Oh, los niveles sombríos están aumentando.

— Y entonces empezó a romper las cabezas de la gente.

—De acuerdo, ¡quizá resulte menos tenso cuando empiecen a ponerlo en práctica!— dijo Hanakawa.

—¿Así que Euphemia hizo todo esto?— Preguntó Yogiri. Con su poder, aplastar las cabezas de la gente no sería un problema. Pero si lo único que le interesaba era matar gente, debería haber una forma más fácil.

— Quiero huir, pero ella es mucho más fuerte que nosotr a s y no confío en que podamos salir. Risley quiere hablar con ella, pero no estamos segur a s de querer morir con ella, así que podríamos separarnos. Así que nos vemos más tarde. Si sobrevivimos, estoy segur a de que nos encontraremos tarde o temprano.

El mensaje de Carol llegó a su fin y volvió el silencio.

—Entonces, uhh… ¿de dónde salió esta UEG?

—A juzgar por el contexto, ¿tal vez fue ese enorme monstruo que atacó la capital?

El grupo de Carol había conocido a un hombre llamado Zakuro en las ruinas subterráneas, que les había dicho que el enorme monstruo era un dios. Por la información que tenían de momento, era lo único que parecía un candidato probable para esta UEG. Por supuesto, era un nombre que había aparecido de la nada, por lo que no había forma real de precisar de quién se trataba.

—Si eso es cierto, normalmente no te llamarías a ti mismo algo así como el ‘Dios de la Exterminación Definitiva’, ¿verdad?

—Bueno…— Hanakawa dijo: —Estoy seguro de que los dioses tienen todo tipo de gustos. No es tan difícil creer que sus sentidos para nombrar puedan ser muy diferentes a los nuestros…

—Malnarilna también parecía bastante fuera de lugar, ¿no?

Yogiri recordó a Kouryu. Los dioses en general parecían ser bastante ridículos, así que aceptar un nombre tan raro no parecía tan extraño.

—¿Y ahora qué?

—No nos queda nada que hacer aquí. Supongo que deberíamos seguir adelante.

Era difícil creer que hubiera algo que ganar investigando la ciudad. No es que no tuvieran curiosidad por lo que había pasado, pero ya había pasado y no tenía nada que ver con ellos.

Decidieron dirigirse al continente oriental en un grupo de seis.