Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 10

Capitulo 1: ¡Llámame El Dios Del Exterminio Definitivo, UEG!

Aniquilar toda la vida de este mundo. Haruto no pudo evitar dudar después de escuchar esa instrucción del Overlord. Ella era un dios al que incluso Zakuro servía. Definitivamente poseía un poder inconmensurable, pero aún así debería haber límites a lo que podía hacer.

En sus viajes por este mundo, Haruto sabía que estaba poblado por individuos poderosos. Sabios, agresores, dioses oscuros sellados, visitantes de otros mundos, por no hablar de los dioses que gobernaban el propio mundo. Había más de los que podía contar. Hacer un pequeño berrinche era una cosa, pero intentar eliminar toda la vida del mundo era un desastre lo suficientemente grande como para amenazar inevitablemente a los demás seres poderosos que llamaban a este mundo su hogar. Por muy poderoso que fuera el Overlord, le resultaba difícil creer que fuera una tarea tan fácil de llevar a cabo.

—¿Cuál es tu problema? ¿A qué viene esa expresión tan burda? ¿Tienes algo que decir sobre mis órdenes? ¿Lo tienes? En realidad, ¿quién demonios eres tú?

Estaban en una cueva bajo tierra. El Overlord miraba a Haruto con desconfianza. Después de salir del bulto de carne de los monstruos hidra gemelos, el Overlord había tomado la forma de una joven y en algún momento se puso una simple túnica blanca. Aunque era pequeña, parecía tener la edad de Haruto.

—Este es Haruto. Lo acogí porque estaba a punto de morir. Pensé que podría haber sido el destino, así que le pedí que me ayudara a buscarte. Al final no ayudó mucho, pero trabajó bastante. Deberías agradecérselo, así que llamarle burdo es totalmente improcedente. Estás dando una mala imagen de ti misma.

—Ya veo— respondió el Overlord. —Debe haber sido laborioso para ti. ¿Y quién es ella?

Haruto se sintió aliviado de que al menos hubiera sobrevivido al momento. No había pretendido que sus dudas se mostraran en su rostro, pero parecía que tanta vacilación era suficiente para que el Overlord lo considerara un desafío.

—Parece ser un miembro de la tribu que creaste. ¿No la recuerdas?

—¿Hm? No… mis disculpas. Parece que no recuerdo nada. Bueno, estoy segura de que lo recordaré con el tiempo.

—Su nombre es Eufemia. Estos dos son mis subordinados, así que han venido automáticamente a apoyarte también. ¿Está bien?

—Supongo que sí. Lo permitiré. Soy bastante benevolente con mis aliados, así que por favor, estén tranquilos en sus interacciones conmigo.

A pesar de que le dijeron eso, Haruto sintió que estar relajado cerca de ella era imposible. En primer lugar, no tenía sentido hablar con ella en absoluto. Fundamentalmente, tenía que hacer lo que Zakuro le dijera. No estaba ni de lejos al nivel de Zakuro, pero al menos podía conversar con él.

—Hmm… Parece que te has puesto bastante tenso. A este ritmo las cosas serán bastante difíciles en el futuro. Adelante, intenta hablar conmigo.

Al parecer, el Overlord estaba interesado en hablar con él. Pero no podía decir una palabra en respuesta. Si la hacía enojar, moriría. Era mucho mejor para él no decir nada en absoluto que arriesgarse a ofenderla.

—Todo está bien. Te prometo que no me enfadaré contigo. ¿Qué tal esto: por qué no empiezas presentándote?

—Mi nombre es Haruto Ootori. He venido aquí desde otro mundo… umm, señorita Overlord…

—Ah, no me gusta ese nombre— Ella sonaba infeliz. Haruto inmediatamente se arrepintió de intentar hablar con ella.

—No tenías ningún problema con ese nombre antes, ¿verdad?— preguntó Zakuro.

—He cambiado de opinión.

—¿No crees que eso es ser un poco duro con él?

—Puedes referirte a mí simplemente por mi nombre.

—Umm… ¿puedo preguntar cómo te llamas?— Haruto se las arregló para escurrirse.

—¿Me estás diciendo que ni siquiera sabes mi nombre?— Parecía aún más disgustada, pero incluso a Haruto le parecía poco razonable. No había oído ni una sola pista de cómo podría llamarse ella, y mucho menos el propio nombre.

—Para ser justos, yo tampoco sé tu nombre— añadió Zakuro.

—Zakuro, vas demasiado lejos. Incluso mi ilimitada misericordia tiene sus límites.

—Pero una vez dijiste que como el ser más fuerte de la existencia no necesitabas un nombre, así que lo borraste de todos los registros y de la memoria de todos. Así que, por supuesto, también se ha borrado de mis recuerdos.

—Hm. ¿Hice eso? Supongo que sí.

—Así que Overlord está bien para un nombre, ¿no?

—¡Espera! ¡Nada de lo que he dicho podrá ser retractado! Como tal, ya no puedes referirte a mí como el Overlord!

—Entonces, ¿cómo deberíamos llamarte?

—Hmm… buena pregunta. Muy bien. Decidamos un nombre ahora.

—Hace un minuto estabas tan preocupado por acabar con toda la vida en este mundo. ¿Estás seguro de que quieres perder el tiempo en esto?

—No me importa. No tengo necesidad de completar su aniquilación tan rápidamente. Pasaré todo el tiempo que quiera, engendrando la desesperación en toda la vida aquí hasta que me aburra. Después de todo, todos los que viven en este mundo fueron cómplices de mi encierro. Haré que todos se arrepientan.

—De acuerdo. Entonces, por favor, piensa en un nombre.

—Hmm… un nombre temporal debería ser suficiente por ahora. Un nombre que infunda miedo en los corazones de todos los que viven en este mundo. Zakuro, ¿tienes alguna idea?

—En realidad no.

—Entonces tú, Haruto. ¿Tienes alguna sugerencia?

Haruto dio un respingo cuando la conversación giró de repente hacia él. Su mente se agarrotó por el miedo, haciendo casi imposible pensar, pero no podía decir que no. Si retrocedía ahora, lo matarían. Esa era la impresión que tenía.

—Umm… ¿qué tal un nombre que se refiera a lo que es el dios de?

—Hmm… pero soy un dios de todas las cosas. Dios unificado. Dios absoluto. Dios último. Ninguno de ellos suena especialmente bien, ¿verdad?

—Entonces, ¿qué tal un nombre basado en tu objetivo?

—Ya veo. Mi objetivo es acabar con toda la vida en este mundo. ¡Muy bien! ¡Puedes referirte a mí como UEG! ¡El Dios de la Exterminación Definitiva!

—Genial. Si hubiera sabido que aquí es donde acabaríamos, me habría esforzado más en pensar en algo. Dios de la Exterminación Definitiva, ¿eh? ¿Seguro que estás de acuerdo con eso?— La voz de Zakuro estaba llena de pesar. Parecía poco probable que algo la hiciera cambiar de opinión.

—¡En efecto! Puedes presentarme a la gente de este mundo como tal. Al oír este nombre, todos los habitantes de este mundo caerán en el pozo de la desesperación.

Supongo que la abreviatura coincide con el nombre en inglés debido a la traducción automática. [ Ultimate Extermination God]

Era un nombre terrible. Todos lo pensaban, pero ninguno podía expresar el sentimiento. No importaba la razón, si sus sentimientos se daban a conocer, serían asesinados inmediatamente. Haruto trató desesperadamente de evitar que todo rastro de esos pensamientos apareciera en su rostro.

—De todos modos, estábamos en medio de algo. Intenta hablar conmigo. Tienes otra expresión extraña en la cara, así que parece que se te ha ocurrido algo. Puedes preguntarme cualquier cosa.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Haruto, pensando que ella había leído su mente. Después de todo, ella era un dios. Leer sus pensamientos podía ser fácil para ella. Haruto miró suplicante a Zakuro.

—Sólo sé honesto. El Overlord… err, Lady UEG, ¿era? Como dios, sus palabras son absolutas, y eso se aplica también a lo que dice de sí misma. Ella nunca se retractaría de su propia palabra. ¿Verdad?

—Yo… de verdad. Por muy tontas o exaltadas que sean tus palabras, no te castigaré.

—Por cierto, a menos que sea algo realmente importante, no leemos la mente de la gente. Así que estarás bien sin importar lo que digas. Sólo relájate y responde.

“Bueno, si le instruyes para que me mienta, eso frustra el propósito. No importa. No seré tan estricto”.

Después de todo eso, Haruto no podía quedarse callado. Pero por supuesto, todavía no podía decir que su nombre sonaba estúpido.

—Entonces… mencionaste que eras el dios más fuerte y definitivo. En ese caso, ¿qué te llevó a estar encerrada en un lugar como este?

—Ah, yo también tengo cierta curiosidad por eso— añadió Zakuro. —Estar encerrado explica por qué nunca volviste a casa después de salir por capricho, pero el hecho de que alguien fuera capaz de atraparte es extraño en sí mismo. ¿Qué pasó?

Eran preguntas sinceras, pero podrían haberse tomado como una duda sobre su fuerza. Haruto se había arrepentido de sus palabras en el momento en que las pronunció, pero se sintió aliviado cuando Zakuro se hizo eco de la pregunta.

—Bueno, ya ves… aunque no hay lugar para dudar de mi posición como el dios más poderoso. Incluso como el más fuerte, es posible que sea derrotado. Por ejemplo, digamos que mi poder es de cien. Si el segundo ser más poderoso fuera de noventa y el tercero de ochenta, los dos juntos serían de ciento setenta. Incluso alguien tan poderosa como yo lucharía contra esas probabilidades, ¿no?

—Me parece una excusa— Zakuro expresó el pensamiento que se le había ocurrido inmediatamente a Haruto.

—¡¿Qué?!

—Pero lo más importante es que si esa segunda persona más poderosa sigue aquí, ¿no crees que acabar con toda la vida de este mundo podría ser un poco difícil?

—Aunque sólo soy vagamente consciente de lo que ha sucedido tras quedar atrapada, parece que el segundo ser más poderoso también ha sido sellado, aunque mi percepción de ello hasta ahora ha sido como si estuviera medio dormido.

—Ya veo. ¿Así que tu rabieta de antes fue porque aún no te habías despertado del todo?

—Dejando eso de lado, por el momento, no percibo ningún ser capaz de suponer una amenaza para mí.

—Dijiste que no querías acabar con toda la vida de aquí de una vez, así que ¿cómo quieres hacerlo exactamente?

—Si mi único interés fuera su destrucción, podría simplemente desatar una ola de aniquilación definitiva y reducir el mundo a cenizas en un instante. Sin embargo, eso sólo les llevaría a morir sin darse cuenta, lo que sería aburrido. Necesito enseñar a la gente de este mundo una lección. Así que los eliminaré con mis propias manos. ¡Sólo eso calmará mi ira! Dicho esto, matar a todos los ratoncitos de este mundo uno por uno sería demasiado molesto. Por lo tanto, dejaré el exterminio de las nimiedades de este mundo a ustedes como mis representantes. ¡Sí! Seréis mis enviados.

—Hmm… así que esa es la situación. ¿Puedes hacerlo?— preguntó Zakuro, volviéndose hacia Haruto y Euphemia.

—Como usted ordene— Euphemia inclinó la cabeza. Haruto se apresuró a seguirla. En una situación como esta, no podía desobedecer aunque quisiera.

—No temas. Te concederé un poder aún mayor. Sólo les pido una cosa: no matéis ciegamente en masa. Sólo quita sus vidas una vez que sean conscientes de sus propios pecados. Aunque supongo que no puedo pedirte que rompas cada uno de sus cuellos individualmente.

La gente de este mundo no tenía ni idea de que UEG existía. Pero por el hecho de vivir en el mundo en el que había quedado atrapada, habían sido condenados a muerte. Era una situación totalmente irracional. Pero ella era un dios, así que a Haruto no le quedaba más remedio que aceptarlo. Puede que estuviera destinado a acabar en una situación así desde el momento en que Zakuro le había salvado.

—¿Te importa a dónde va cada uno de nosotros?— preguntó Zakuro.

—¡En absoluto! Comenzaré dando prioridad a aquellos que parecen ofrecer algún nivel de resistencia. El resto podéis simplemente vagar y matar a quien os encontréis— Después de decir eso, la UEG desapareció.

—¿Eh?

—Supongo que fue a empezar a matar.

—¿Qué debemos hacer?

—Exactamente lo que nos dijo. Vagar por ahí y matar a quien encontremos. Hmm. ¿Eres reacio a ayudar?

—Para ser sincero, estoy un poco desconcertado— Antes de venir a este mundo, Haruto había luchado como miembro de la gente bestia de las aves. Antes había matado según las órdenes de su tribu. No se resistió a la idea de matar. Sin embargo, no podía evitar sentirse reacio a matar a gente que no había hecho nada malo. Si se tratara de una o dos personas, podría haberlo tragado, pero estas órdenes no tenían límite. Tendría que seguir matando hasta que toda la vida de este mundo fuera aniquilada.

—Siento haberte metido en esto, pero ya no hay marcha atrás. Lady UEG es muy tolerante con sus seguidores, pero no tiene piedad con los que desobedecen. Sin embargo, acaba de decirnos que matemos a quien encontremos. Siempre existe la posibilidad de no encontrar a nadie.

—Umm…

—De cualquier manera, tómalo con calma. Y por si acaso, nuestras acciones son sólo extensiones de la voluntad de Lady UEG. Tenedlo en cuenta.

—¿Puedo preguntar algo?

—¿Qué es?

—¿Qué nos ocurrirá una vez que toda la vida en este mundo sea eliminada?

—Volveremos a nuestro mundo, pero tú viniste de un mundo diferente, ¿no? ¿Quieres volver allí?

—Si es posible…

—Entonces deberías hacer lo que puedas para caerle bien a Lady UEG. Al final, ella será la que decida.

Mientras hablaban, Eufemia había desaparecido. Tal vez había ido a cumplir sus órdenes. Como si decidiera que había dicho todo lo que tenía que decir, Zakuro se dio la vuelta y comenzó a caminar también hacia la salida.

¿Qué es esta situación? ¿Cómo han acabado las cosas así? Haruto maldijo en silencio. Su plan había sido utilizar a sus compañeros de clase para hacerse un hueco en este mundo. Pero las cosas se han descontrolado tanto que ahora forma parte de un plan para exterminar toda la vida del mundo. ¿No tengo otra opción?

Lo mejor que podía esperar era que todo lo que ocurría en este mundo fuera sólo un sueño. Si pudiera volver a su propio mundo, podría convencerse de ello. Este lugar era extraño para él. Siempre podía fingir que nunca había existido.

Haruto se decidió a realizar la tarea. Trabajaría con UEG para terminar las cosas lo antes posible.