Koujo Denka (NL)

Volumen 8

Capitulo 4: Especialistas En Agua

Parte 7

“¡Sensei!” Tina gritó, apretando mi mano con todas sus fuerzas. “¡Yo… yo también estoy aquí! ¡Y no lo estaría si no fuera por ti! Más o menos…!”

“Gracias. ¡Prepararse!” Respondí, profundizando mi vínculo con ella también. Las alas heladas de la joven noble se volvieron blancas como la nieve.

“Sensei, debería cuidarse mejor”, murmuró Tina, con lágrimas en los ojos y congelándose antes de caer. Debo haber hecho nuestra conexión demasiado fuerte, permitiéndole ver lo que yo había experimentado.

“¡Diminuto!” espetó Lydia. “¡Si solo vas a llorar, hazte a un lado!”

“¡No necesito que me digas eso!” Tina replicó, saliendo de su tristeza. “¡Por favor, préstame tu fuerza, el poder para proteger a todos!”

Las marcas de Blazing Qilin y Frigid Crane comenzaron a brillar intensamente. Rayas de escarlata y azul se mezclaron con Lightning Flash, aumentando su poder en órdenes de magnitud.

“¡Suficiente!” los tres gritamos como uno.

¡Los muchos ojos de Lev se abrieron aterrorizados cuando nuestro hechizo atravesó su rayo ceniciento! Solo logró rugir un último “¡SU SANTIDAD!” antes de que el flash lo golpeara. Una tremenda onda expansiva hizo crujir el puente, y el estruendo debe haber sido audible en toda la capital oriental. Nuestro estallido de luz continuó hasta donde mis ojos podían ver, atravesando las nubes antes de que finalmente desapareciera.

Bajé mi caña y me volví hacia Lydia y Tina, con los ojos llorosos. “Gracias a los dos”, dije, cortando mis vínculos con ellos. “Nunca podría haberlo hecho solo”.

“Ni lo menciones,” respondió Lydia, clavando su espada en el Gran Puente y abrazando mi brazo izquierdo.

“Señor,” murmuró Tina, abatida. “S-Señor, fue… fue esa magia…”

“Ese fue un gran hechizo, ¿no?” Lydia terminó por ella. Después de lo profundamente que me había vinculado con ellos, el gato estaba más o menos fuera de la bolsa.

“Sí”, admití, “aunque no exactamente igual a los que hemos leído cuentos antes de dormir. Te diré más una vez: Lydia, suéltame.

“No” gorjeó Lydia. “Tina, ayuda”.

“No puedo”, respondió Tina distraída. “En este momento, esa es la menor de mis preocupaciones. Por favor, espera un poco más. Sí, por favor. Te prometo que te lo explicaré con palabras. Con eso, se quedó en silencio.

El hechizo que acabábamos de lanzar había sido el último legado de Atra para mí, uno de los verdaderos grandes hechizos utilizados por ella y otros seres como ella. ¡Y qué poder! Me volví para mirar hacia adelante y gemí. No quedaba rastro del Mar Picante ni de ningún edificio en nuestra línea de fuego.

Lydia apoyó la cabeza en mi hombro. “¡Bien!” ella gorjeó jactanciosamente. “Después de esto, todos en el reino también sabrán tu nombre”.

“¿Por qué suenas tan contento por eso? Caramba.”

Este fue probablemente el primer uso de un gran hechizo en tiempos de guerra desde la era de los conflictos. Había soñado con lanzar uno desde que era un niño pequeño. Y todavía…

“Ahora, prefiero tenerte aquí con nosotros, Atra”.

Sin previo aviso, el mundo cambió. Tina y Lydia desaparecieron de mi vista, al igual que todo lo que me rodeaba. Yo estaba en un mundo de blanco. Conocía esta sensación, era justo lo que había experimentado cuando Tina había hecho perder el control a Frigid Crane.

“Sí. Este es mi—nuestro—mundo”, me informó una chica con un vestido blanco. Hermosas plumas de ave se mezclaban con su largo cabello azul pálido.

“Gracias por salvar a nuestra hermana, Atra”, agregó otra chica, vestida de manera idéntica pero con cabellos escarlata radiantes. Sus orejas y cola de bestia temblaron mientras se inclinaba. “Lamento lo que pasó antes. Algo terrible tenía el control de mí. Y… no pude ayudar a Lydia.

Ambas chicas claramente habían perdido maná desde la última vez que las vi, durante mi batalla con Gerard. Y lo más sorprendente, sus voces eran más maduras de lo que jamás las había escuchado antes.

“Debería ser yo quien te lo agradezca” —dije, sonriendo.

“Has estado protegiendo a Tina y Lydia, ¿no? Te lo agradezco. ¿Me dirían sus nombres, Frigid Crane- san y Blazing Qilin-san?

“¿Nuestros nombres?” uno preguntó lentamente.

“Nuestros verdaderos nombres nos fueron quitados”, dijo el otro.

“¿Quitados?” repetí.

¿Quién podría haber—

“Ya veo. Entonces los grandes hechizos usados en la Guerra Continental, a los que llamas ‘imitaciones’, son realmente…”

“Poder que nos fue robado y torcido, modelado en la magia del Héroe”.

“Poder que mató a muchas personas y otras criaturas”.

“Pero Atra es diferente, ¿no es así?” Yo pregunté.

Las chicas asintieron, haciendo que sus cabellos brillaran y brillaran.

“Estaba protegida”.

“Twin Heavens nos capturó, pero también nos protegió”.

“Ya veo”, dije de nuevo. “Tengo muchas más preguntas para ti, pero parece que tenemos poco tiempo”.

El mundo blanco ya comenzaba a desmoronarse. Me agaché para igualar el nivel de los ojos de las chicas, y ellas extendieron sus pequeñas manos para acariciar mis mejillas.

“Diste parte de tu vida por ella”, dijo uno.

“No podemos deshacer eso. No es posible”, continuó el otro.

“Pero…”

Atra no querría eso.

“Eres una clave”.

“Una clave para romper la eterna maldición que nos une a nosotros y a los campeones. Nuestra esperanza”.

“Pero por favor”.

“No malgastes tu vida. Tuviste suerte esta vez.”

Tina gritó, ¿sabes?

“Y también Lydia. ‘Waaah, waaah’”.

Frigid Crane y Blazing Qilin me miraron a los ojos.

“Tina es simpática pero terca”, dijo la primera. “Gritó sola por la noche, cuando nadie miraba”.

“Sí, tienes razón”, respondí.

“Lydia es una llorona”, agregó Blazing Qilin. “Ella lloraba todos los días”.

“Lo sé”.

“Ambos se preocupan tanto por ti”, insistieron las chicas al unísono.

“Así que no mueras. Vive“. Tímidamente, dije: “Gracias”.

Las    chicas    tocaron    mi    corazón    entonces    y comenzaron a cantar.

“Yo-nosotros somos…” “Eterno. Eterno.”

“Pero nuestros recuerdos…”

“Desaparecerán para siempre una vez que se hayan ido“.

“Aun así, sus sentimientos son…” “Muy, muy fuerte“.

Aturdido, murmuré: “No querrás decir…”

Un rayo de luz brilló, y una joven chica del clan zorro flotó desde los cielos. Era pequeña, con pelo largo y blanco, orejas y cola. Sus ojos, sin embargo, eran dorados.

“¡Atra!” Llamé su nombre. “¡Atra!”

De inmediato, me abrazó alegremente. Sus muñecas y tobillos estaban libres de cualquier marca.

Las otras dos chicas, aún cogidas de la mano, parecían contentas.

“Trabajamos juntos…”

“Para romper esa horrible maldición”.

“Y Atra llenará los pedazos de vida que has perdido”. “Eso no debería funcionar. Rompe las reglas”.

“Al mismo tiempo, Atra ha perdido gran parte de su fuerza”.

“Necesitará tiempo antes de que pueda usar su poder, y…”

“Hasta que vuelva…”

“Tendrá problemas para tomar forma humana”.

Atra cambió de forma, convirtiéndose en un pequeño cachorro de zorro en mis brazos.

Las chicas me miraron. “Allen, nuestro querido hijo”.

“Vive con ella, la única libre de nosotros. Nuestro mayor deseo”.

“¿Y qué será de ti?” pregunté lentamente. “No perderemos la esperanza”.

“Pero el mundo es vasto y las vidas son fugaces. La maldición no se romperá fácilmente.

Acaricié al cachorro de zorro, saludé con la cabeza a las chicas y dije: “En ese caso, juro que también las salvaré a ustedes. Usaste mucho de tu poder para mantener a salvo a Tina y Lydia y para quitar la marca de la maldición, ¿no es así? Tienes mi palabra. Y esta vez, lo mantendré”.

La pareja parpadeó con sus grandes ojos. Luego sonrieron de oreja a oreja.

“Gracias”.

“Te lo agradezco. Hasta que nos volvamos a ver”. “Sí, he dicho. Quedemos otra vez”.

Con esa promesa hecha, cerré los ojos… y el mundo blanco se derrumbó.

“¡Eek! ¿De dónde vienes?”

Cuando abrí los ojos, Atra todavía estaba en mis brazos y aún era un cachorro de zorro, y Lydia nos miraba boquiabierta, sorprendida por su repentina aparición.

“Lydia, esta es Atra,” dije. “Deberías reconocerla, ya que vinculamos el maná”.

“¿Ella es?” preguntó Lydia. “Espera un momento.

¡No vayas a ningún lado!”

Recogió a Atra, caminó una corta distancia, depositó al pequeño zorro en el suelo y comenzó a susurrarle. (“Te agradezco que lo hayas salvado. Gracias por eso. Pero escucha: ¡es mío! Su abrazo está reservado para… ¿Qué? ¡¿D-Dormiste en la misma cama?!”)

Estaba suspirando por sus payasadas cuando recibí un abrazo inesperado.

“¿Tina?” Yo pregunté.

“Sensei” murmuró ella, con el cabello suelto y sus grandes ojos llenos de lágrimas—. Ella estaba temblando como una hoja.

“Por favor, perdóname. No debería haberte hecho pasar por algo tan aterrador.”

“¡No es eso! Yo… yo… Tina se puso de puntillas y me tocó la mejilla, siguiendo las manchas de sangre. Me dije a mí mismo que estarías bien. Que arreglarías todo en poco tiempo, y no tendría nada de qué preocuparme. Nunca soñé que estarías tan gravemente herido, que podrías haber muerto. Se le escapó un sollozo.

“A-Allen-sensei, pensé que entendía, pero yo… yo…” En ese momento, las palabras de Tina se agotaron. Se aferró a mí y rompió a llorar.

Justo cuando correspondí ligeramente al abrazo de la joven noble, varios grifos aparecieron a la vista. Sobre sus espaldas viajaban Stella, Karen, Ellie y Lynne, todas listas para saltar en cualquier momento.

“Finalmente ha terminado, ¿no es así? Gracias por todo”, le dije a Lydia, que había regresado con Atra. El cachorro de zorro se posó en mi hombro. “Oh, y estoy preparado para hablar con”.

“Está bien, entonces”, respondió Lydia. “Bueno, no, no lo es, pero… está bien. Allen…” Dio la vuelta frente a mí y sonrió con la sonrisa más radiante y alegre. “Bienvenido a casa”.

“Sí”, dije, “es bueno estar de vuelta”.

La mujer noble de cabello escarlata se rio alegremente. Su compañero de cabello platinado levantó la vista, sollozó y dijo entrecortadamente: “Señor, será mejor que reprenda a Lydia por todas sus malas acciones”.

“¿Y qué hechos serían esos?” Yo consulté. Aunque habíamos vinculado el maná, había estado demasiado preocupado para obtener detalles.

“¡Tina!” Lydia gritó frenéticamente y arrancó a la niña, que finalmente había dejado de llorar, lejos de mí. “¡¿De qué estás hablando?!”

“Perdiste el control peor que nadie”, insistió Tina.

¿Se han acercado un poco más desde la última vez que los vi?

Atra frotó su cabecita contra mí.

“¿Hm?” Dije, dándome la vuelta para mirar por encima de mi hombro.

“Qué-”

Contemplé el Gran Puente, teñido por los rayos del sol poniente. Una mujer del clan de los lobos fue la primera en cruzar y corría hacia mí. Su kimono estaba desordenado, y claramente encontró que el ritmo era agotador… pero nunca, ni por un momento, se detuvo.

Necesitaba correr hacia ella también, pero mis pies se negaban a moverse. Las lágrimas nublaron mi visión mientras murmuraba:

“Mamá”.

Entonces la mujer, mi madre Ellyn, abrió mucho los ojos, gritó profusamente y gritó:

“¡Allen!”.

No aminoró el paso hasta que se arrojó sobre mí y me estrechó en su abrazo más firme.

“¡Cielos! ¡¿Cómo puedes ser tan imprudente?!” exigió. Luego, entrecortadamente, “Oh Gran Árbol, gracias. Muchas gracias por traer de vuelta a mi único hijo en todo el mundo. Gracias. Gracias. Estoy tan contenta. Muy contenta”.

“Mamá”, le dije vacilante, “lo siento”.

Mi padre Nathan llegó un poco más tarde, todavía con su ropa de trabajo manchada. Mientras mamá se aferraba a mí y lloraba, me encontré con su mirada. Los ojos de papá también se llenaron de lágrimas y me saludó con la cabeza una y otra vez.

“Uhm… Madre,” llamó Lydia nerviosamente. “Discúlpennos”, agregó Tina, igualmente tensa. Mi mamá me soltó y tomó sus manos.

“Lydia, Tina, queridas”, dijo.

“¿Están las dos bien? No estás herida, ¿verdad?”

Sus sentidas palabras trajeron lágrimas a sus ojos. Lydia ni siquiera podía hablar, mientras que Tina prácticamente sollozaba:

“Madre”.

Recogí a Atra en mis brazos y dije con convicción:

“Es bueno tenerte de vuelta. Juro que salvaré a los demás”.

Ella aulló musicalmente en respuesta.