Koujo Denka (NL)

Volumen 8

Capitulo 4: Especialistas En Agua

Parte 6

“¡Cuidado, todos!” Gritó Stella-Ojou.

“¡A-Aquí viene!” Ellie se hizo eco de su advertencia.

“¡Retrocedan!” Karen ladró cuando un aluvión de enormes espinas atravesó la nube de polvo y se disparó hacia el cielo. Los proyectiles golpearon las rocas que se aproximaban, destrozándolas antes de que pudieran alcanzar el cuerpo del Stinging Sea, y la criatura reanudó su avance. Incluso detenerlo sería inimaginablemente difícil.

Karen sacó varios platos pequeños de metal de un bolsillo interior y nos arrojó uno a Stella-Ojou, a Ellie y a mí. Cogí el mío y vi que su superficie tenía un sigilo intrincado.

“¿Karen?” Pregunté, casi en el mismo momento en que Stella-Ojou hizo lo mismo. El “¿Q-Qué es esto?” de Ellie sonaba igualmente desconcertado.

“Mi papá los inventó”, explicó Karen. “Pueden protegerte de una herida fatal. Nuestros hechizos no tendrán mucho efecto en ese monstruo, así que tendremos que acercarnos y cortarle la cabeza. No necesito—”

“Karen, no aceptaré esto,” interrumpió Stella-Ojou. “Ellie, Lynne, quédense con ellos”.

“No  soy  rival  para  usted,  señora presidenta”, cedió Karen, tocándose la boina floreada.

“Yo podría decir lo mismo de ti”.

Entonces la voz de un hombre retumbó desde nuestros orbes de comunicación.

“¡Este es Leyg Vaubel de los enanos! Tengo un plan”.

Los jinetes de Wyvern rodearon el Stinging Sea, lanzándose para ataques de atropello y fuga. A los pies del monstruo, la milicia, la guardia real y la Brigrada Shooting Star mantuvieron un flujo constante de hechizos ofensivos desde la cubierta de los edificios, luchando para frenar su avance. Mientras tanto, la criatura llenó el aire a su alrededor con enormes espinas afiladas como cuchillas, que atravesaron cualquier  edificio  o  persona que tuvo la desgracia de interponerse en su camino y envió a los wyverns y grifos que caían en picado del cielo.

Luchando contra nuestro deseo de unirnos a la refriega, nos enfocamos en tejer hechizos en el aire e imbuirlos con maná. Afortunadamente, pudimos escuchar gran parte de lo que pasaba en el suelo, cortesía de la magia del viento de Ellie.

La propuesta del jefe Leyg Vaubel había sido simple y directa: “Ese monstruo va tras el Árbol del Mundo,

¿verdad? Entonces, todo lo que tenemos que hacer es elegir un lugar en el camino para atraparlo y martillarlo”.

El Stinging Sea estaba a una gran distancia de la vasta plaza frente al Gran Árbol cuando de repente detuvo su avance. En una inspección más cercana, vi que sus enormes patas se habían hundido en la tierra y se habían atascado. ¡Fue atrapado en una trampa enana!

“¡Ahora! ¡Golpéalo con todo lo que tienes!” mi querida madre ordenó desde su grifo, que volaba junto al mío. Los hechizos convergieron en el monstruo desde todos los lados.

“¡BASTA DE TUS PEQUEÑOS TRUCOS!” rugió el

Stinging Sea. Pero aunque devolvió el fuego con innumerables espinas y agitó la cola, los ataques siguieron llegando.

Una sombra oscura cruzó el cielo y colosales masas de piedra cayeron directamente sobre las ocho cabezas de la criatura. ¡Era el jefe gigante, Dormur Gang! A pesar de estar plagado de espinas, se mantuvo firme y agarró la cabeza más cercana a él, gritando: “¡Leyg! ¡Egón!

“¡En eso!”

“¡Estoy aquí!”

Los jefes de los enanos y los dragones levantaron su enorme hacha y su gran espada y se lanzaron sobre una roca destrozada para atacar al monstruo. La cabeza que sujetaba el gigante dejó escapar un chillido ensordecedor, que murió abruptamente cuando sus espadas lo cortaron. Quedaban siete más.

El muñón se retorció, pero una rápida andanada de hechizos impidió su intento de regenerarse. Sin embargo, finalmente se quitó de encima a Líder Gang, que cayó a un canal. Una mancha rojo sangre se extendió sobre la superficie del agua. Los jefes Vaubel e Io también cayeron hacia atrás, igualmente ensangrentados de pies a cabeza.

Aun así, los tres viejos héroes de guerra soltaron un rugido para levantar la moral de nuestro ejército.

“¡¿Todos ustedes vieron eso ?!” “¡La cosa puede morir!”

“¡Si nos unimos, podemos matarlo!”

Entonces, ¡estas son las personas que apoyaron a el legendario Shooting Star!

“Creo que somos los siguientes en la fila”, anunció Anna alegremente desde el techo de un edificio cercano.

“Permíteme”, agregó Romy.

“Sí, señora”, respondió una de las otras sirvientas mientras Jean gritaba: “¡Justo ahí contigo!” y se unió a sus dos superiores para saltar al Stinging Sea.

El monstruo levantó la cabeza y roció agujas de su boca. Sin embargo, Anna se limitó a decir: “Romy, Jean, como sois“, y agitó las manos. Hilos invisibles trituraron hasta el último de los proyectiles erráticos, despejando el camino para las sirvientas.

¡La segunda al mando agarró su martillo de guerra de mango largo con ambas manos y, con un grito agudo, lo derribó contra la coronilla de una cabeza monstruosa! La cabeza se desplomó y Jean gritó: “¡Te tengo!” mientras, en medio del bombardeo mágico en curso, cortó con todas sus fuerzas y—

¡Sonido metálico!

La cabeza vecina bloqueó su golpe con sus mandíbulas. ¡Estaba en peligro!

“Eres demasiado descuidado”, comentó Celenissa, partiendo los colmillos del monstruo y rescatando a Jean con un golpe de su guadaña. Más atrás, Nico conjuró leones acuáticos para defenderse de nuevos ataques. Pero la cabeza seguía…

Una risa petulante y melodiosa llenó el aire, seguida de una alegre declaración de que “¡La Stella siempre llega tarde!”. Lily corría por los tejados, ¡su cabello escarlata ondeaba detrás de ella! Un aluvión de espinas la asaltó, pero lo capeó con el apoyo de Anna y sus propios escudos de flores de fuego.

¡Dejó escapar un grito penetrante cuando sus grandes espadas gemelas brillaron una, dos veces, y una segunda cabeza cortada cayó al suelo!

Mientras el Stinging Sea chillaba, dos de los Fire Birds de Lily emprendieron el vuelo. La criatura todavía estaba tratando de volver a crecer su cabeza perdida cuando el infierno subsiguiente envolvió su herida abierta. ¡Eso dejaba seis más para ir!

“¡No guardes nada en reserva!” Onii-sama Richard llamó a sus caballeros.

“¡Dispara todo lo que tengas!” Rolo ladró a su milicia.

Sus tropas desataron un cañonazo mágico, lo que obligó al monstruo a centrar su atención en el suelo.

Mi querida madre nos hizo una señal y saltó de su grifo sin dudarlo un momento. La duquesa Leticia se rio y la siguió pisándole los talones, llorando: “¡Oh, qué emoción! ¡Oh Lisa, déjame mi parte de presa!

Lancé una mirada significativa a Ellie, Stella-Ojou y Karen.  (Alice  flotaba  sobre  la  plaza.) Entonces solté las riendas, desenvainé la espada y todos nos lanzamos hacia el Stinging Sea.

Ellie usó su magia de viento para ganar velocidad. Concentré mi Fire Bird en mi arma, mientras que Stella-Ojou hizo lo mismo con sus Frost-Gleam Hawks: ¡yo invoqué la Scarlet Sword, y ella, la Espada y el Azure Shield! Karen, mientras tanto, sostenía su lanza en forma de cruz en la mano derecha y Deep Violet en la izquierda.

Debajo de nosotros, vi a mi querida madre y a la duquesa Leticia reclamar una cabeza cada una, el viento y el fuego incineraban y trituraban sus objetivos hasta el olvido. ¡Qué hazaña sobrehumana!

“¡CONOCE TU LUGAR!” rugió el Stinging Sea mientras su cuerpo se hinchaba… ¡y luego desató un aluvión de espinas que eclipsaron cualquiera de sus ataques anteriores! Los edificios y los árboles se convirtieron en alfileteros, y el área alrededor del monstruo comenzó a petrificarse.

Incluso mi querida madre y la duquesa Leticia se vieron obligadas a retirarse, y el resto de nuestras fuerzas detuvieron su  asalto.  Las espinas volaron hacia nosotros también, solo para ser interceptadas por barreras brillantes de color azul pálido: ¡el Azure Shield de Stella-Ojou! Aun así, algunos se abrieron paso, y tanto Karen como yo perdimos nuestros amuletos.

El monstruo se liberó de la trampa y entró en la plaza, todavía convirtiendo todo a su alrededor en piedra. Estábamos en problemas.

Justo delante de mí, Ellie levantó las manos sin una pizca de miedo. “¡Yo… yo… yo también he crecido!” gritó, destrozando las patas delanteras del Stinging Sea con una ráfaga de fuego, agua, tierra, viento, hielo, luz y magia oscura.

¿Hechizos avanzados de siete elementos?

“Bien hecho, Ellie”, dijo Karen. “Pero…” ¡Ella explotó una cabeza con ocho hechizos de rayos avanzados, luego la empaló con su lanza y Deep Violet! “¡No renunciaré a mi lugar al lado de Allen!”

“¡Siento disentir!” Stella-Ojou gritó cuando un barrido de su Azure Sword envió una cabeza congelada volando por el aire. ¡Solo quedaban dos!

Agité mi Scarlet Sword hacia la séptima cabeza con todas mis fuerzas, solo para ser frustrado por la repentina aparición de varios miles de espinas de piedra. Mientras me tambaleaba, la octava y más grande cabeza se volvió hacia mí y abrió sus fauces. La luz brilló en más colmillos de los que podía contar.

Pero justo cuando pensaba que estaba acabado, el Fire Bird de mi querida madre, el dragón Gale de la duquesa Leticia y las cuerdas de Anna atravesaron el bosque de piedra que albergaba al monstruo. Una gran espada y una espada larga se sumergieron en la boca abierta. ¡Eran Lily y Onii-sama Richard!

Grité a todo pulmón, canalicé todo mi maná en mi espada… ¡y finalmente corté la séptima cabeza!

La cabeza final me lanzó una mirada llena de odio y lanzó un salvaje chorro de agujas desde sus fauces. Una figura solitaria se interpuso entre el ataque y yo, gritando: “¡Lynne-Ojou!”.

“¡Ellie, no!” Grité mientras mi mejor amiga me tomaba en sus brazos, protegiéndome mientras se retiraba de la plaza.

“¡¿Ellie?!”

“¡Estoy bien! ¡Gracias a esto!” Me mostró una placa de metal rota y petrificada: ¡el amuleto del padre de Onii-sama!

“Mmm. Buen trabajo, Ellie. No eres del todo mala,” comentó Alice a través de nuestros orbes de comunicación. “Lo hicieron bien, todos. Ahora es mi turno. Cien pernos.

“¡Gracias a todos por aguantar tanto tiempo!” La voz de Ogi retumbó.

“¡Estamos listos para activar la barrera del Gran Árbol!”

Ocho pilares de rayos de color blanco puro se materializaron. Luego se activó magia botánica más allá de lo que jamás había visto, restringiendo el Stinging Sea de manera mucho más efectiva que el intento anterior de Ellie. Aun así, la petrificación todavía se estaba extendiendo lenta pero constantemente.

“¡Tina! ¡Onee-sama!” Murmuré, segura en los brazos de Ellie.

“¡Onii-sama! ¡El resto depende de ti!”

***

Volamos a través de los distritos de la gente bestia, que se estaban convirtiendo rápidamente en un revoltijo de rocas, debido, supuse, al poder de la Stone Serpent. Aparentemente, nuestros aliados habían despachado siete de las ocho cabezas del monstruo. Todavía me cuesta creer que la Casa Ducal de Lebufera haya marchado en nuestra ayuda.

“¡Señor, es el Gran Árbol!” Tina gritó, señalando con su vara. “¡Y el monstruo está detenido en la plaza!”

El Stinging Sea quedó atrapado en algo parecido a una red de innumerables raíces de árboles y quedó sujeto por ocho pilares de relámpagos blancos. El primero era la barrera estratégica del Gran Árbol, mientras que el segundo… Miré hacia arriba y vi a la Héroe, Alice Alvern, con la espada desenvainada y las pálidas alas desplegadas.

“Lydia, Tina”, dije, “llévennos al Gran Puente, en el lado más cercano al árbol”.

“Muy bien”. “¡Sí, señor!”

Nos apeamos en el puente y giramos para inspeccionar al monstruo en la plaza. Si bien no había logrado que le volvieran a crecer las cabezas perdidas, tampoco mostraba signos de abandonar el fantasma.

Puede resistir la magia del Héroe, lo que significa que debe rivalizar con el Dragón Oscuro. Y si también absorbe el Gran Árbol…

Traté de empujar mi caña hacia adelante, pero vacilé. Los ojos de Lydia se abrieron alarmados mientras ella y Tina me estabilizaban.

“Sensei” murmuró Tina con evidente preocupación—

, “no está en condiciones de pelear”.

Recordando el consejo de la bruja solitaria una vez más, me volví hacia la mujer noble nerviosa de cabello platino y le dije:

“Tina, ¿me echas una mano? Y por favor, ata esta cinta a mi vara”.

Sus ojos se abrieron aún más. “¡Sí, señor! ¡Por supuesto!” respondió ella, asintiendo alegremente mientras aceptaba la cinta violeta, la ataba a mi vara encantada y tocaba la suya.

“Te apoyaré” —añadió Lydia malhumorada, apretando mi mano y uniéndose a su espada.

Cerré los ojos y vi la cara sonriente de Atra.

Lo sé. Viviré.

Levanté mi vara delante de mí. Su punta enjoyada brilló con esplendor cuando desaté el hechizo que Atra me había dejado. Capa tras capa de fórmulas geométricas supremamente intrincadas tomaron forma, chisporroteando con chispas de electricidad en todos los colores del arcoíris.

“¡¿Q-Qué es esto?!” Tina jadeó sorprendida. “Es precioso”, suspiró Lydia.

“Espero que nunca olvides este hechizo,” dije. “Esta hermosa magia fue un regalo de despedida de ella, de ese amable gran elemental. Su nombre es-”

Un rugido ensordecedor asaltó mis oídos. El viento rugió y el suelo tembló cuando la barrera estratégica y las barras de relámpagos se separaron, y el Stinging Sea reanudó su avance. Ahora estaba en el Gran Puente.

Alice se estaba retirando temporalmente hacia el cielo sobre el Gran Árbol.

El rostro de Lev apareció entonces, duplicado innumerables veces en la cabeza serpentina restante. Nos miraron y gritaron:

“¡SU SANTIDAD QUIERE LA MUERTE DEL MUNDO!”

A la monstruosidad le brotaron espinas por todo el cuerpo, anclándose en su lugar. Sus fauces se abrieron de par en par y comenzaron a acumular luz cenicienta.

Sentí como si una pequeña mano agarrara la mía. “¡Tina! ¡Lydia! Llamé.

“¡Sí, señor!”

“¡¿Qué estás esperando?!”

Liberamos nuestra magia en un solo estallido cuando finalmente pronuncié su nombre:

“¡Lightning Flash!”

Una luz cegadora cruzó el puente caído. Lev disparó su rayo gris también, ¡y los dos chocaron! El choque envió altísimas columnas de agua, mientras que la plaza y el otro lado del puente comenzaron a petrificarse.

Mordí mi labio. Mi cuerpo no podía seguir el ritmo de la salida del hechizo. A menos que pensara en algo—

Lydia puso su mano sobre la mía y la apretó con fuerza. “¿Quién crees que está parado a tu lado?” exigió. “¡No te pares en la ceremonia!”

“¡Tiene un punto!” Concedí y establecí un vínculo de maná verdaderamente profundo con el gritón de alta cuna. La alegría pura casi me abrumó.

Lydia se rio cuando sus alas de fuego se volvieron de color blanco brillante. “¡Por supuesto que sí!

¡Deberías haber hecho esto en primer lugar!” Ella me dedicó una sonrisa intrépida y mi producción mágica se estabilizó de inmediato.

Nuestro hechizo comenzó a empujar contra el rayo de Lev. ¡Sin embargo, no pudo abrirse camino!