Koujo Denka (NL)

Volumen 8

Capitulo 4: Especialistas En Agua

Parte 5

“¡Ahora, ese chico, el nuevo Shooting Star, pide nuestra ayuda! “Préstame tu fuerza”, dice. Lucha a mi lado. Oh mis viejos camaradas de armas, ¿qué dicen?”

Los occidentales eran todo sonrisas, incluso a través de las lágrimas. Sacaron sus armas y rugieron:

“¡A la batalla! ¡Apoyamos a Shooting Star!”.

La duquesa Leticia asintió, satisfecha. Levantó su lanza y gritó: “¡Luego tendremos batalla! ¡Estamos con Shooting Star! ¿Y tú, oh Lisa?” le preguntó a la otra gran dama, que había estado de pie a un lado y escuchando su discurso.

La duquesa Lisa guiñó un ojo y respondió: “Qué pregunta tan tonta. Le debo a ese chico y a Ellyn más de lo que jamás podré pagar. No lo olvides, salvó la vida y el corazón de mi hija, ¿y qué mayor obligación puede haber? Me reuniré contigo, Anna.”

“El cuerpo de sirvientas está listo para la acción”, intervino la sirvienta de la duquesa, Anna-san, aplaudiendo.

Lily, la dama agradable con el pecho enorme que nos había estado dando dulces hace un momento, parecía que también estaba ansiosa por ir. Tenía los puños apretados y parte de su flequillo sobresalía y ondeaba. “Supongo que no puedo rechazar una solicitud de Allen-san”, dijo. “¡Una criada tiene que escuchar a su maestro!”

“‘¿Maestro’? Celenissa.”

“Sí, Romy-san. Lo tengo grabado”

“Lily, me gustaría hablar contigo más tarde”.

“Sabes, en realidad nunca conocí al tipo”.

Ser una sirvienta parecía muy divertido. No quería admitirlo, pero podría haber encontrado el trabajo de mis sueños.

La duquesa Leticia y la duquesa Lisa partieron. Luego, un grifo verde mar blanco bajó del cielo con un grifo bebé en la espalda. De inmediato, hubo muchos más gritos.

“¡Jefe Io! ¡Lider Vaubel! ¡Pandilla Líder!” Rolo-san llamó a los líderes occidentales.

“¡Toma a mis hombres como guías!” “Tienes mi gratitud,” dijo el pueblo dragón.

“Gracias por ofrecerte, pero no nos movemos exactamente al mismo ritmo”, dijo el enano.

“Preferiría cavar en un terreno elevado”, dijo el gigante.

“¡Pon a tus enanos en los barcos!” Dag-san interrumpió. “Tú pones trampas, ¿verdad? ¡Escuché cuentos antes de dormir sobre eso cuando era pequeño!”

“¡Hah! ¡Esta nutria tiene una buena cabeza sobre sus hombros!” gritó el enano. “¡Te aceptaré en eso!”

Mientras hablaban, todos se dirigieron hacia el Gran Puente y el gran canal debajo del árbol. Eso dejó a Richard Leinster, que tenía la mano en la frente.

“¿Escapó solo y salvó a Lydia, y ahora toda la ciudad es la siguiente en su lista?” gimió.

“Es por eso que nunca—”

“Richard”, llamó un caballero con barba.

Su Excelencia se alisó el cabello hacia atrás y dijo con naturalidad: “Los caballeros de la guardia real son la espada y el escudo del reino, juraron ayudar a los débiles. Pero ya saben”—sonrió a sus caballeros—“Richard Leinster se considera un amigo de Allen del clan de los lobos. Y cuando era niño, me enseñaron que cualquiera que le da la espalda a un amigo es escoria. Lo más importante, todavía no he tenido la oportunidad de darle a Allen el golpe que le debo”.

¿Le van a pegar un puñetazo?

Chiho, Ine y yo nos miramos.

Pero luego los caballeros se rieron, y Su Excelencia se enderezó y gritó: “¡Caballeros de la guardia real, marchen! ¡Vamos a apoyar a Allen, nuestro hermano de armas!”.

“¡Sí, señor!”

“¡Esperen! ¡Espere por favor!” llamó un anciano. Era un enemigo, todo atado, y había otros prisioneros mirando detrás de él. Parecían importantes.

“¿Zani?” dijo Su Excelencia. Sonaba confundido.

“Richard-sama, perdone nuestra desvergonzada solicitud. ¡Deseamos unirnos a la batalla!”

“No-”

“¡Perdimos nuestro camino! Nuestra conducta ha sido inexcusable. Sin embargo…” El anciano presionó su rostro contra el suelo y gritó, “¡La capital del este es el hogar del duque Guido! ¡Haag, Hayden, yo y todos los que estamos aquí pertenecemos a esta ciudad! ¡Nosotros también hemos mirado hacia el Gran Árbol todos los días de nuestras vidas! ¡Por favor, te lo imploro!”

“¡Te lo suplicamos!” gritaron los andrajosos caballeros y hechiceros detrás del anciano. Todos presionaron sus cabezas contra el suelo también.

“Desata a los prisioneros”, ordenó Su Excelencia con severidad.

“¡Y sé rápido! ¡Nos estamos quedando sin tiempo!”

“Oh, gracias”, sollozó el anciano mientras la guardia real desataba a un prisionero tras otro y los ayudaba a levantarse.

Mi pecho se sintió muy, muy caliente de repente. Todo el mundo se unía para salvar la ciudad, para salvar a Allen. Chiho e Ine también estaban llorando.

Todos se habían ido excepto unas pocas docenas de semisprites, un hechicero élfico que sostenía un bastón, el Archimago, y el grifo blanco. Y el bebé grifo, que sostenía una niña demisprite.

“¿Qué haremos, jefe Chise?” —le preguntó a una dama descortés que estaba acariciando al grifo adulto.

La dama no respondió a la pregunta, pero murmuró: “Esa nutria hizo un buen punto. Lo he pensado largo y tendido. Él nos salvó y murió, mientras vivíamos. A veces estoy casi loca de celos porque Crescent Moon pudo morir con él. Y apuesto a que ese elfo se siente de la misma manera.

La niña se quedó callada.

“No lo negaré,” dijo el Archimago.

Flower Sage se bajó el ala de su gorro de flores y se levantó de la silla. Muy en voz baja, confió:

“Pero por fin, por mucho tiempo, lo entiendo”. Las lágrimas del jefe Chise dejaron manchas en el suelo. El grifo blanco levantó la cabeza.

“¡Sobreviví a Blood River para poder estar aquí hoy!

¡Sólo por eso! ¡Por este momento en el que puedo poner mi vida, toda mi vida desde que nos dejó, para un buen uso! Ando, Rodde, Luce, denme su ayuda. Este es un trabajo demasiado grande para que esos jóvenes bestias lo hagan solos. ¡Vamos a levantar la barrera estratégica del Gran Árbol en un tiempo récord!”.

***

El Caballero Negro enloquecido gimió cuando, en medio de una ráfaga de copos de nieve de color azul pálido, comenzó a convertirse en cenizas ante nuestros ojos. Stella-Ojou sostuvo su varita y su estoque cruzados mientras completaba su hechizo.

“William  Marshal,  has  luchado  lo suficiente”, declaró en voz baja. “Que descanse en paz.”

“¿No es increíble, Stella-Ojou?” Le susurré a Ellie, que estaba a mi lado. “No tenía idea de que dominaba la purificación”.

“¡Sí!” Susurró Ellie con entusiasmo. “¡Pero su Scarlet Sword también fue increíble, Lynne-Ojou!”

Con timidez, murmuré: “Gracias”.

“Mm-hmm.  Saint  Wolf  ha  crecido.  Ojalá no tuviera ese  maldito  pecho.  Qué  vergüenza”,

intervino Alice, asintiendo mientras, con un pequeño “Hup”, movía un enorme trozo de escombros con una sola mano. Reveló una alabarda negra encantada incrustada en la tierra. Sacó el arma y gritó: “Violet Growly”.

“Supongo que es demasiado tarde para cambiar ese apodo”, respondió Karen pesadamente, levantando la vista de asegurar a Grant Algren. “¿Para qué me necesitas?”

El Héroe le arrojó la alabarda. La vicepresidenta del consejo estudiantil atrapó el arma en su mano izquierda sin inmutarse.

“¿Qué es esto?” preguntó ella.

“Violeta profundo. Úsalo. Es una buena arma para un lobo relámpago, aunque no tan buena como la daga del dragón de trueno.

“¡P-Pero esa es el arma hereditaria de los duques de Algren!” Jadeé e intercambié una mirada con Ellie.

¿Y qué quiere decir con “dragón de trueno”?

Karen apretó con más fuerza la alabarda encantada y se volvió violeta. Le dio un giro hacia la pared exterior. El rayo resultante cortó la gruesa piedra como un cuchillo caliente a través de la mantequilla.

Mientras Ellie y yo exclamábamos exultantes ante la pantalla, los últimos rastros del espeluznante maná del Caballero Negro se desvanecieron. Su yelmo se derrumbó para revelar el rostro tuerto de un hombre que todavía estaba en su mejor momento.

“Perdóname el problema que te he causado”, murmuró entrecortadamente, llorando amargas lágrimas. “Oh, cómo me he equivocado. Una última petición: salva la vida de mi señor, Gerard Wainwright, y de mis hombres, verdadero santo.

Con eso, el Caballero Negro se convirtió por completo en cenizas y ya no existía. Stella-Ojou envainó sus armas y exhaló.

“Lo lograste, Stella”, dijo Karen, acercándose rápidamente a ella. “Ese fue uno de los hechizos de Allen, ¿no?”

“Sí”, respondió Stella-Ojou con orgullo. “¡Casi he terminado mi segundo cuaderno!”

“No lo digas”.

Si bien la presidenta del consejo estudiantil estaba claramente encantada, su segundo al mando parecía un poco molesto. Estaba a punto de expresar mi propia opinión cuando, para nuestra sorpresa y la molestia de Alice, un gran temblor sacudió toda la ciudad. Siguió un maná anormalmente potente y se movía hacia… ¡¿el Gran Árbol?!

Alice saltó sobre la pared exterior.

“¿Q-Qué pasa?” Pregunté nerviosamente, mientras Ellie balbuceaba.

“¡Apúrense!” Karen gritó. “¡Tenemos que unirnos a Nii-san!”

“Todos, cálmense”, ordenó Stella-Ojou con compostura. La duquesa Lisa está en el Gran Árbol. Deberíamos empezar por alertarla.

En ese momento, nuestros orbes de comunicación resonaron:

“Todas las personas en la capital del este, este es Allen del clan de los lobos”.

Era la voz que habíamos anhelado durante el último mes: ¡la voz de Onii-sama!

Cuando terminó su mensaje, estábamos temblando.

¿Con miedo? No, en absoluto. Esto… ¡Esto era alegría! ¡Alegría de que Onii-sama estuviera sano y salvo y, sobre todo, de haber pedido nuestra ayuda! No pude contener mi euforia, e incluso Stella-Ojou murmuró: “Allen-san…” con las mejillas sonrojadas.

Nuestros orbes de comunicación parpadeaban sin parar. Parecía que todas las fuerzas amigas se moverían para interceptar al monstruo. Por mucho que deseara hablar con Onii-sama, sabía que todos los que lo llamaban a la vez solo podían conducir al caos. ¡Por el momento, nos necesitaban en el campo de batalla!

“¡Stella! ¡Deberíamos unirnos a la lucha! ¡Tenemos que hacer algo por Allen!” Gritó Karen, levantando a Deep Violet en alto y convocando a nuestros grifos en el aire. Una mirada a su rostro reveló lo extasiada que estaba.

Los temblores se intensificaron constantemente y la campana de la estación de tren comenzó a sonar una alarma incesante. Alice saltó de la pared al suelo y dijo rotundamente: “Sé a lo que nos enfrentamos: el monstruo Stinging Sea, arrastrado pateando y gritando de vuelta a la vida. Tiene Resurrection, un poco de la gran Stone Serpent elemental e incluso el poder del Árbol del Mundo mezclado en su interior. Incluso a mí me costaría mucho matarlo; mi poder no funciona tan bien con los elementales o el Árbol del Mundo”.

Ellie y yo nos miramos. Entonces sonreímos. “Eso no será un problema. Después de todo…” “¡Tenemos a Allen-san de nuestro lado!”

Karen acarició el cuello de su grifo verde mar mientras sacaba el reloj de bolsillo de Onii-sama y declaraba: “Nunca perderé mientras Nii-san esté conmigo. Ni siquiera contigo Lydia, o a ti, Stella”

“Yo no estaría tan segura”, contestó Stella-Ojou, con una sonrisa intrépida. “Me dio una pluma de grifo y dos cuadernos enteros”.

Los tres gruñimos de dolor.

Alice intentó, sin éxito, silbar y dijo: “Bien hecho, Saint Wolf”.

Stella-Ojou se ha convertido en una enemiga formidable. ¡Y debo estar a la altura del desafío!

Con un digno movimiento de su hermoso cabello platinado, la futura duquesa Howard ordenó:

“¡Vamos! ¡Ayudemos a Allen-sama!”

***

En el momento en que saltamos a horcajadas sobre nuestros grifos y miramos hacia la ciudad, lenguas de fuego ya se elevaban desde muchos lugares. En medio del humo negro, vi una silueta corpulenta. Aunque serpenteante, me recordó a una tortuga de ocho cabezas.

Salva tras salva de magia ofensiva lanzada desde detrás de la cubierta de los edificios golpeó a la criatura, levantando nubes que oscurecieron mi vista. Parecía que algunas fuerzas ya estaban atacando al monstruo.

“Lynne, confío en que sepas cómo están las cosas”, dijo mi querida madre sobre mi orbe de comunicación. “Una fuerza de avanzada de las casas del este ya está en combate con la criatura”.

¿Las casas del este luchan por nosotros?

“¡Ah!” Grité cuando Alice arrancó el orbe de mi cabello. “¿Q-Qué hiciste-?”

“No creo que ni yo, la dama bruja, o la Dama del Viento podamos matar completamente a esa cosa”, anunció en voz baja.

“Deja que Allen aseste el golpe final”.

Escuché un grito ahogado del orbe, luego mi querida madre respondió:

“Escucho y obedezco, Gran Duquesa Alvern. Pero incluso si no podemos matarlo, podemos desgastarlo”.

“Mm-hmm. Yo también me prepararé”. Alice me lanzó mi orbe de vuelta.

Supongo que ella realmente es la Héroe, aunque no siempre actúe como tal.

Sin previo aviso, una nueva voz brotó de mi orbe, estallando con vigor marcial. “¡Todas las fuerzas aerotransportadas y aquellas que atacan a la criatura! ¡Esta es Dormur Gang de los gigantes!

¡Luce bien! ¡Estás a punto de presenciar las artes hereditarias de mi pueblo!”

Docenas de rocas colosales atravesaron la densa capa de nubes y se precipitaron hacia el Stinging Sea, que seguía avanzando, aplastando edificios a su paso. Los gigantes occidentales, al parecer, se habían colocado en la cima de una colina en el distrito de gente bestia de New Town. Apenas podía creer lo que veía: su asalto a la capital real no había sido nada comparado con esto.

El Stinging Sea gritó cuando las piedras lo arrojaron, deteniendo su avance y, de paso, demoliendo los edificios cercanos. Sin embargo, la lluvia de rocas nunca cesó. Tantos golpearon al monstruo que apenas pude verlo a través del polvo.