Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Después de entrar en el edificio, se dividieron en dos grupos por género, y cada uno tomó una habitación diferente. Se habían ensuciado bastante en las ruinas y habían decidido cambiarse. Estar cubierto de polvo era bastante desagradable. Hanakawa se cambiaba junto a Yogiri, sacando ropa de su caja de objetos. Yogiri se conformó con sacar ropa de su mochila mágica.

“Hanakawa, ¿vas a dejar de ser un payaso?”

“¡Qué pregunta tan extraña!” Hanakawa se había puesto ropa más apropiada para este mundo. Era el tipo de atuendo que no destacaba mucho, llevado por la gente corriente que vive en las ciudades.

“Pensé que llevabas ese traje de bufón porque te gustaba”.

“¡¿Quién disfrutaría de una vestimenta tan llamativa?! El señor Yoshifumi me obligó a llevarlo”.

Después de cambiarse, se dirigieron a lo que parecía ser la sala de estar. No tenía más que una mesa de piedra y unas cuantas sillas y no era del todo cómodo, pero era mucho mejor que sentarse en el suelo. Tomando asiento, los dos esperaron hasta que aparecieron las chicas.

Tomochika se había cambiado la ropa de la selva. Al parecer, no había considerado el hecho de que pronto podrían volver a caminar por la selva. También habían cambiado la ropa del androide Enju, pero Yogiri no se imaginaba que Mokomoko se interesara mucho por esas cosas, así que puede que fuera por insistencia de Tomochika.

“Me siento sorprendentemente fresca”, comentó Tomochika al entrar en la habitación.

“¡Ja! ¡Mi Escudo de Ducha es capaz de producir tanta agua caliente como necesites!” declaró Vivian con orgullo.

“Tus escudos sí que pueden hacer cualquier cosa, ¿verdad?”.

Sentados alrededor de la mesa, comenzaron a discutir la situación.

“Así que”, empezó Yogiri, “nuestro plan era salir del bosque, encontrar a Yoshifumi y conseguir su Piedra Filosofal, pero ya lo hemos hecho”.

“Eso no cambia que sigamos atrapados en el bosque”, añadió Tomochika. Originalmente habían ido a las ruinas con la esperanza de encontrar una pista para salir del bosque. Su incapacidad para escapar aún no había sido resuelta.

“Sólo estuve aquí porque el señor Yoshifumi me obligó a acompañarle. No era consciente de que escapar del bosque fuera especialmente difícil”, ofreció Hanakawa.

“Oh, es cierto”, dijo Tomochika. “Pensamos que podrías saber cómo salir de aquí o ser capaz de salir y convocar al resto de nosotros”.

“Sí, bueno, sobre eso. Una mujer llamada Kris, que encontré en el bosque, me robó mi capacidad de invocación. Aunque ya ha fallecido, mi poder no ha regresado”.

“Entonces, ¿qué puedes hacer ahora?”

“Como antes, no soy más que un sanador”.

“Así que eres inútil…”

“¡Tomochika! ¡Por favor, no lo digas así! A pesar de lo que pueda parecer, ¡soy bastante sensible! ¡Mi corazón de cristal se romperá en pedazos!”

“Siento que me has traicionado, Hanakawa”.

“Ugh… ¿tenías grandes esperanzas puestas en mí y has visto cómo esas esperanzas se desvanecían sin que yo lo supiera?”

“¿Pero puedes usar la magia curativa? ¿No es impresionante?” preguntó Vivian.

“¡Soy de nivel noventa y nueve! Puedo curar cualquier herida que no provoque una muerte instantánea”.

“¿Este mundo tiene un sistema de nivelación?” preguntó Yogiri. “Nunca he oído hablar de él. ¿El nivel noventa y nueve es el límite?”

“Difiere según la raza, pero para los humanos como nosotros, ese es el caso. Sin embargo, hay habilidades que permiten superarlo”.

Yogiri y Tomochika no tenían instalado el cliente de Canción de Batalla del juego. Eso les impedía experimentar niveles o habilidades como lo hacían Hanakawa y sus otros compañeros. Como fan de los videojuegos, Yogiri se sintió un poco decepcionado.

“¡Ah! En la aldea, dijiste que pensabas atravesar el Bosque de los Elfos, ¿verdad, Vivian? ¿Significa eso que sabes cómo salir de aquí?”

“Umm… teníamos un objeto llamado Campana de la Guía, que nos permitía atravesar el Bosque Perdido, pero probablemente haya desaparecido. Maanu la sostenía cuando esa extraña luz…”

Cuando habían llegado por primera vez, el grupo de Vivian había sido atacado por los gigantes de piedra que aparecieron de los edificios en transformación. Habían conseguido atravesar de algún modo las defensas en su intento de llegar al edificio más grande de las ruinas, pero un rayo de luz los había incinerado poco antes de llegar allí. Los poderes de escudo de Vivian apenas la habían salvado, pero los demás habían sido aniquilados. Naturalmente, sus posesiones habían corrido la misma suerte.

“En resumen, nadie sabe cómo salir de aquí”.

También estaba la niña con ellos, pero había nacido de la transformación de las Piedras Filosofales. Era difícil imaginar que ella supiera algo sobre el bosque.

“¿Deberíamos volver a buscar las ruinas subterráneas de nuevo?”

En un principio habían pensado que las ruinas podrían contener una pista sobre cómo escapar, ya que estaban situadas justo en el centro del bosque. Pero la mayoría de las estructuras de la superficie habían sido destruidas, así que si quedaba algo por encontrar, probablemente estaría bajo tierra.

“No, deberíamos poder salir ahora”, dijo finalmente Mokomoko. “La chica puede sacarnos a flote, ¿verdad? Esas naves espaciales llegaron hasta aquí volando, así que parece que el efecto del Bosque Perdido no cubre el cielo”.

“Así es. Antes dijimos ‘Si pudiéramos volar’, ¿no? ¿Crees que podrías hacernos volar?” preguntó Yogiri a la chica.

“Sí”.

“Entonces creo que hemos encontrado la salida”.

“¡Aguanta!” Gritó Tomochika. “¡¿Por qué esta chica puede volar en primer lugar?! ¡¿Por qué todos actúan como si fuera normal?! ¡¿Y qué pasó con las Piedras Filosofales?! ¡¿Vamos a seguir buscando más de ellas?!”

“Ah, sí, supongo que eso sigue siendo un problema”.

“Ese es el único problema que queda, ¡¿no?! Es más importante que si podemos o no salir del bosque”.

“Entonces, ¿quién es exactamente esta chica?”

“Tampoco me gusta que me llames así. Elige otra cosa. Ya nos hemos relajado, ¿no?” Volvió el problema del nombre. La niña por fin insistía en que le dieran un nombre apropiado.

“¿No tienes ninguna idea de cómo quieres que te llamen?”.

“No se me ocurre nada. Quiero que pienses en uno, papá”.

“¿Entonces por qué te quejas de las ideas que he tenido?”

“¡Porque ese ‘nombre’ no cuenta!” ofreció Tomochika. Ella tampoco parecía estar contenta con sus elecciones.

“Bueno, ella vino de Piedras Filosofales, así que tal vez Piedra?”

“Realmente no tienes ningún sentido de la nomenclatura, ¿verdad, señor Takatou?” Incluso Hanakawa estaba empezando a criticarle.

“¡Ver a Yogiri Takatou arrinconado es todo un espectáculo! No puedo evitar disfrutar de la sensación”. Por alguna razón, a Vivian parecía encantarle la situación.

“Hmm. Un nombre. Y llamarla simplemente ‘chica’ no es bueno…”

“No, no lo es. Ve por algo completamente diferente”, instruyó Tomochika.

“Vale, ¿qué tal lo contrario? ¿Lrig? O tal vez algo de la última carta. ¿Qué tal Luu?”

La chica se lo pensó un poco antes de aceptar, y luego dijo: “Lo que sea, está bien”. No parecía gustarle especialmente, pero no lo odiaba tanto como para quejarse.

“De acuerdo entonces, ¡que sea Luu! ¿Quién eres exactamente?”

“Soy una diosa. Pero no recuerdo nada más. Cuando sea más grande, probablemente recordaré más”.

“Y te haces más grande consiguiendo más Piedras Filosofales, ¿verdad? ¿De qué se trata?”

“Esas piedras son parte de mí. Necesito que consigas más, papá”.

“¿Tiene sentido que te hagas más grande? He oído que las Piedras Filosofales eran una fuente de energía, así que si te las damos, ¿podrás usar la energía de ellas?”

“¿Por qué necesitas energía?” preguntó Luu.

“Somos de un mundo diferente. Queremos volver, pero nos dijeron que se necesitaría una gran cantidad de energía”.

Los diferentes mundos estaban dispuestos en una jerarquía vertical figurada en la que la energía siempre fluía hacia abajo. Pasar de un mundo superior a uno inferior sólo implicaba caer, pero pasar de un mundo inferior a uno superior requería suficiente energía para combatir ese flujo natural. Este mundo existía más o menos en la parte inferior de la jerarquía, por lo que volver a su propio mundo requeriría una enorme cantidad de energía.

“¡Está bien! Si recupero mi forma original, ¡moverse entre mundos es superfácil! Así que ve a buscar más piedras”.

“Y no hay amenaza de que te vuelvas contra nosotros en el momento en que hayas recuperado tu fuerza original, ¿verdad?” preguntó Hanakawa.

“Ese es un buen punto”, dijo Yogiri. “Te sellaron al dividirte en esas piedras, ¿verdad? Debe haber una razón para ello”.

La expresión de Luu se agrió. No había muchas razones para confiar en ella a estas alturas. No podían aceptar lo que decía al pie de la letra.

“¡Ni idea!”, declaró finalmente. “¡No sé por qué me han encerrado!”

“Supongo que está bien. En cualquier caso, necesitamos tu ayuda para salir de aquí”.

“¿Y qué hacemos una vez que logremos salir? Hemos venido a esta isla para conseguir la Piedra Filosofal de Yoshifumi, pero ya la hemos conseguido. Entonces, ¿a dónde vamos ahora?” preguntó Mokomoko.

“Buena pregunta. Si vamos a seguir buscando Piedras Filosofales, supongo que tenemos que encontrar más Sabios”.

“Eso no es un problema”, dijo Hanakawa. “¡En situaciones como ésta, el cuerpo principal puede sentir las partes dispersas que la llaman! Así que Luu probablemente puede detectar dónde están por instinto!”

“No tengo ni idea de dónde están”, respondió la chica al instante.

“Pero cuando eras un bebé, nos dirigiste a la piedra de Yoshifumi, ¿no es así?” preguntó Yogiri. Sólo se habían dirigido a las ruinas subterráneas gracias a su orientación.

“Puedo saber si están cerca, pero eso es todo”.

“Eso sigue siendo suficiente para darnos una pequeña ayuda”, respondió Tomochika. No era que Luu fuera completamente inútil. Al menos, no tenían que preocuparse por perder una piedra que estuviera cerca.

“Para empezar, tenemos que salir de esta isla. Probablemente Yoshifumi era el único sabio aquí”, dijo Yogiri.

“En ese caso, supongo que deberíamos dirigirnos a la capital”, sugirió Vivian. “Allí hay un puerto, así que deberíamos poder encontrar un barco que nos lleve”.

La isla de Ent era larga y delgada, y se extendía de este a oeste. La capital imperial estaba en el lado oriental y tenía un puerto. Allí era donde Yogiri y Tomochika habían pensado viajar originalmente. Pero no había barcos en el lado occidental de la isla, así que escapar de allí era casi imposible.

“Supongo que saldremos del bosque, nos dirigiremos a la capital y buscaremos más información allí”, declaró Yogiri.

Quedarse en el bosque y hablar no les llevaría muy lejos.

“Así que ahí es donde vamos. ¿Y tú, Vivian?”

“No hay muchas razones para que me dirija a la capital, ¡pero que me abandonen aquí tampoco suena muy bien!”

“Tienes esos escudos, así que probablemente puedas idear algo, ¿no? ¿Como un escudo que te permita volar?”

“¡Oh!”

Parecía que Vivian nunca había pensado en eso.