Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 9

Capitulo 1: ¡Tratarme Como A Un Criminal Sólo Por Mi Aspecto Asqueroso No Es Justo!

El grupo de Yogiri seguía en las ruinas subterráneas del centro del Bosque de los Elfos. Normalmente no era un lugar por el que se encontrara gente deambulando, pero por alguna razón se había reunido allí un gran número de viajeros.

Con Yogiri estaban Tomochika Dannoura, su espíritu guardián Mokomoko, y el bebé que acababa de convertirse en una niña. Se habían encontrado con Daimon Hanakawa, del que se habían separado antes, Vivian, la chica de los escudos, y otra mujer que parecía ser una de las seguidoras de Yoshifumi. Ignorando al ahora muerto Yoshifumi, eran siete en total.

“¡Bien! ¿Y ahora qué hacemos?”

Tomochika parecía un poco nerviosa. Habían entrado en las ruinas por la insistencia del bebé, que había nacido de las Piedras Filosofales transformadas. Su objetivo debía ser la Piedra Filosofal en el cuerpo de Yoshifumi. Ella había conseguido lo que deseaba, pero el resto quería salir del bosque. Originalmente, habían planeado reunirse con Yoshifumi y tomar su Piedra Filosofal, pero el bebé ya la había absorbido. Como resultado, ahora había crecido hasta el tamaño de un niño de tres años. Yogiri comprendía perfectamente la confusión de Tomochika.

“Si puede hablar, supongo que deberíamos preguntarle. ¿Seguimos coleccionando Piedras Filosofales? No estoy seguro de que tenga ya sentido”, dijo.

Necesitaban una enorme cantidad de energía para volver a su propio mundo. Habían estado buscando Piedras Filosofales para utilizarlas como fuente de energía, pero ahora las piedras se habían transformado en un niño humanoide, y no estaba claro si podrían seguir extrayendo la energía necesaria.

“Ya deberías ser lo suficientemente grande como para caminar por tu cuenta”, le dijo a la niña. “¿Puedo bajarte?”

“Sí”, respondió claramente. Sin embargo, parecía ser tan inteligente como su apariencia sugería, por lo que era dudoso que fuera capaz de responder a preguntas complicadas.

“¡Espera un segundo! Uh… deberíamos tener algo…” Tomochika empezó a rebuscar apresuradamente en la mochila. “Hanakawa, mira hacia otro lado por un segundo. No podemos dejar que veas a la chica en este estado”.

La niña en los brazos de Yogiri seguía sólo envuelta en una tela. Su cambio de tamaño la había dejado casi desnuda, así que Tomochika estaba buscando algo para que se pusiera.

“¡Eso es muy grosero! Independientemente de mis sentimientos hacia las lolis en general, ¡una niña tan joven está naturalmente fuera de mi alcance! Hablando de eso, ¿por qué no te molesta que el señor Takatou lo vea? ¡¿No se te ha ocurrido que podría tener sus propios motivos impuros?!”

“Takatou no es así”.

“¡¿Cómo lo sabes?!”

“Uhh… ¿por su aspecto?”

“¡Maldita sea!”

Una vez terminados sus preparativos, Yogiri le entregó la niña a Tomochika. Aunque no era una preocupación dada la edad de la niña, le dio la espalda de todos modos.

“¡Tratarme como a un criminal sólo por mi aspecto asqueroso no es justo! Eso sin duda dará lugar a falsas acusaciones contra mí. Una decisión así no protege en absoluto a los niños. De los que deberías estar en guardia es de los hombres mayores aparentemente amables que merodean por el barrio, no de los asquerosos otaku”.

Yogiri se puso al lado de Hanakawa, que seguía murmurando tonterías, aparentemente molesto por la situación.

“¡Hemos terminado!”

Ante la declaración de Tomochika se dieron la vuelta. La joven llevaba ahora una camiseta grande. Hecha para un adulto, en una chica de su talla acababa pareciendo un vestido largo. Probablemente también llevaba algún tipo de ropa interior.

“¡Espera un momento! Parece que las cosas avanzan sin mí. ¿Puedes dejar de fingir que no existo?” La aturdida Vivian parecía haber recuperado por fin la cordura.

“Quiero decir que estabas aquí por casualidad cuando aparecimos”, respondió Yogiri. “¿Qué quieres que hagamos? Ibais a matar a Yoshifumi y a reconstruir tu país, ¿verdad? Ahora está muerto, así que buena suerte con el resto”.

No había nada que pudieran hacer para ayudarla en su misión, ni sentían la necesidad de intentarlo. No les ayudaría a llegar a casa, después de todo.

“Eso es cierto, pero… pero… ¡¿crees que puedo aceptar esto sin más?!”

“¡He aceptado completamente las cosas!” Intervino Hanakawa.

“¡Nadie te ha preguntado!” Vivian le contestó con un chasquido.

“¡Señorita Vivian, en una situación como ésta, es mejor dejarse llevar por la corriente y no complicar las cosas con quejas innecesarias! Mire, hasta la señorita Rena se está callando”.

La mujer de aspecto enfermizo que parecía ser una de las subordinadas de Yoshifumi se llamaba Rena. Ella estaba mirando fijamente al Sabio derrumbado. No había ninguna impresión de alegría por haber sido liberada de su opresión. Parecía aturdida, incapaz de aceptar la realidad de su muerte.

“¡Qué… demonios! ¿Tienes idea de lo que me ha costado llegar hasta aquí?” Rena explotó de repente. “¡¿Cómo has podido morir?! ¿No eres invencible? ¡¿No se supone que eres más fuerte que nadie?! ¡Maldita sea! He aguantado tu estupidez durante tanto tiempo porque se suponía que eras capaz de matarlo!”

“Muere”.

Rena se derrumbó. Yogiri había usado su poder en respuesta a la intención asesina que provenía de ella.

“¿Eh? Uh, ¿está muerta?” Hanakawa preguntó.

“Ella perdió la cabeza e iba a hacer algo peligroso”.

“¡No, no, no! Eso sonó como algo realmente importante, ¿no? ¡Deberías haberla escuchado y al final haber decidido ayudarla! ¡O al menos dejarla escapar, para que pudiera jurar venganza contra ti y luego volver a la historia después de potenciarse! ¡¿No es ese el tipo de desarrollo que requiere esta situación?!”

“¿Por qué estás loco?” Yogiri no podía entender por qué Hanakawa había perdido los nervios. “De todos modos, ¿podemos salir de aquí? Este no es un buen lugar para sentarse a hablar”.

“Es cierto. Pasar mucho tiempo en un lugar tan deprimente sólo hará que nosotros mismos nos deprimamos. Creo que la brillante luz del sol es lo más apropiado para mí”.

La única luz que tenían en ese momento procedía del escudo brillante de Vivian y de la bola de luz que la niña había conseguido finalmente crear para ellos. Aunque era suficiente para iluminar la zona que les rodeaba, estar rodeados de oscuridad era difícil de manejar. No era un lugar especialmente divertido para pasar el rato.

“¿De verdad? Pareces del tipo que se encierra en una habitación oscura y ve anime durante días”. comentó Tomochika, legítimamente curiosa por su afirmación.

“¡Qué horrible estereotipo! Lo creas o no, en realidad soy de los que salen a la calle. De los que viajan en peregrinación”.

“Si vamos a salir, supongo que deberíamos volver por donde hemos venido. ¿Cómo habéis entrado aquí, Hanakawa?”

“Entré por un agujero en el techo”. Hanakawa había sido llevado allí contra su voluntad por una mujer llamada Kris. Después de eso, se había encontrado con Yoshifumi, lo que había llevado a la situación actual.

“Lo mismo que yo. Parece que Yoshifumi encontró otra forma de entrar, pero no tengo ni idea de dónde”, añadió Vivian, mirando al Sabio caído.

“No hemos caminado tanto, así que deberíamos volver al agujero”.

“Sin embargo, estaba bastante alto. ¿Tienes algún medio para ascender?” Preguntó Hanakawa.

“Estoy seguro de que la bebé puede averiguar algo. Fue capaz de frenar nuestra caída cuando entramos”.

“Papá, por favor, no me llames bebé”, se quejó la niña de tres años con un mohín. Yogiri había adquirido la costumbre de llamarla “la bebé”, pero ahora que había crecido, no parecía gustarle.

“Bueno, claro, supongo que ya no eres un bebé. ¿Debería llamarte ‘la niña’ en su lugar?”

“¡Está bien, no puedes ser tan perezoso!” intervino Tomochika. “¡Creo que llamarla ‘el bebé’ ya era bastante malo!”

“Entonces alguien debería pensar en un nombre para ella”, respondió Yogiri. Ya había renunciado a encontrar un nombre que Tomochika aceptara.

“Permíteme”.

“Uh, definitivamente no estamos aceptando sugerencias de Hanakawa”, dijo Tomochika, deteniéndolo.

“¡¿Por qué?!”

“Probablemente la llamarías Moe o algo así”.

“¡¿Qué clase de prejuicio es ese?! Creo que merece una disculpa para todos los Moes del mundo!”

“Hmm. Pero pensar en un nombre de la nada es bastante difícil. Es muy guapa, así que quiero un nombre que encaje con eso”. Tomochika se cruzó de brazos, sumida en sus pensamientos.

“Si vamos a tardar tanto, salgamos primero. Por ahora podemos llamarla simplemente ‘la chica’. Si no estás contenta con eso, podemos hablarlo más tarde”.

“Ese es exactamente el tipo de solución temporal que acaba convirtiéndose en permanente, ¿no?”

“De acuerdo entonces. ¿Tienes alguna forma de sacarnos fuera?” preguntó Yogiri a la chica.

“¿Me vas a llamar ‘chica’? De todos modos, sí, debería ser capaz de hacer flotar a todos”.

“Entonces vamos”.

Volvieron por donde había venido el grupo de Yogiri, y pronto volvieron al gran pasillo con el agujero en el techo. En realidad no habían llegado tan lejos en las ruinas.

“Muy bien”, le dijo Yogiri a su joven compañera, “por favor y gracias”.

“¡Yah!” La chica dio un lindo grito, y al hacerlo, los seis comenzaron a flotar en el aire, ascendiendo gradualmente.

“¡Ohhh! ¡Qué experiencia tan refrescante!”

“¿No estabas volando antes, Hanakawa?” Tomochika recordó su primer encuentro con él en este mundo. Había volado hacia ellos junto con un par de sus otros compañeros de clase.

“No era lo mismo. Volar a gran velocidad es una cosa, pero esta sensación de suspensión es muy diferente y bastante agradable”.

Después de flotar un rato, pasaron por el agujero del techo y volvieron a tierra firme. Las naves espaciales caídas estaban esparcidas a su alrededor. Era una visión extraña, pero no había cambiado mucho desde que se habían metido bajo tierra.

“Menos mal. Creía que habrían aparecido otros bichos raros en cuanto volviéramos”, suspiró aliviada Tomochika.

“Eh… ¿acaso esta situación no es lo suficientemente extraña? Hay naves espaciales de aspecto asqueroso esparcidas por todas partes!”

“¡¿Qué son esas cosas?!”

Hanakawa y Vivian habían gritado sorprendidos.

“Nos atacaron, así que las maté”.

“¿Has ‘matado’ a las naves espaciales? Bueno, supongo que esa es la clase de persona que es usted, señor Takatou”.

“Por ahora, usemos uno de los edificios. Tal vez no podamos relajarnos exactamente allí, pero al menos es mejor que estar bajo tierra”.

Atravesando la zanja quemada en las ruinas, volvieron a las estructuras supervivientes, seleccionando una especialmente resistente para descansar.