Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

El muñeco de oso saltó hacia delante, blandiendo su cuchillo. Al detectar la intención de matar, Yogiri utilizó su poder, y el oso se desplomó inmediatamente encima de la mesa, mientras que los demás animales de la cafetería cayeron también al suelo.

“¡¿Qué fue eso?!” gritó Tomochika.

“Uhh… ¿supongo que se vuelven violentos a cierta hora?”, respondió.

“¡Bueno, salgamos de aquí!”

Tomochika y Mokomoko se levantaron inmediatamente y se dirigieron a la salida con Yogiri cerca de ellas. Cuando salieron de la tienda, Hiruko y Luu se les unieron. A su alrededor, los animales lanzaron algo parecido a un grito de guerra antes de caer al suelo.

“Últimamente no tengo oportunidad de hacer mucho, ¿verdad?”. murmuró Tomochika, pensando que algo como estos animales no habría sido demasiado difícil de manejar para ella.

“Mi plan para demostrar la supremacía del Camino de Dannoura en este otro mundo se está desmoronando”, se quejó Mokomoko.

“En realidad, eso no me importa. Sólo me siento un poco mal por hacer que Takatou haga todo el trabajo”.

“No hay otra opción. Tal vez podrías derrotar a algo del nivel de un dragón, pero los niveles de nuestros recientes oponentes han sido demasiado grandes. Han sido mucho más poderosos de lo que se puede manejar con las artes marciales antiguas…”

Continuaron discutiendo mientras corrían. Necesitaban salir de Otro Reino. Pero mientras se dirigían a la puerta por la que habían entrado…

“¡¿Qué pasó con la salida?!”

Donde debería haber estado la puerta había un muro liso. No había señales de una salida.

“¡Arriba, entonces!” Hiruko gritó mientras sus cuerpos flotaban en el aire. Después de todo, sólo era un muro. Todo lo que tenían que hacer era saltarlo, pensó.

Sin embargo, mientras flotaban por encima de la puerta, chocaron con algo. Con un chasquido, la pálida pared saltó a su encuentro. Parecía haber una barrera incluso por encima de las paredes.

“Ya que eres un dios, ¿no puedes atravesar esto?” preguntó Tomochika.

“No. Las reglas lo hacen difícil. Si nos hubieran metido aquí en contra de nuestra voluntad, podríamos haber forzado la salida, pero entramos por nuestra cuenta. Ahora estamos un poco atascados”.

“¿Eh? ¿Qué quieres decir con “entramos por nuestra cuenta”? No teníamos otra opción!” gritó Tomochika.

“Había esas rocas bajo nosotros al principio, ¿recuerdas? Eso contaba como estar en el mundo exterior. Todo lo que nos rodeaba estaba cubierto por este espacio cerrado. Así que una vez que salimos de esas rocas, fue como si hubiéramos entrado en su mundo por nuestra cuenta, y en ese momento tenemos que hacer lo que ella diga. Así es como funciona”.

“¡Eso suena como una estafa!”

“De cualquier manera, es así”.

“¿Pero realmente puede mantenernos encerrados aquí para siempre?”

“Hmm… Todavía no conozco las reglas de este lugar, pero eso suele ser imposible. Debe haber una salida en alguna parte, de lo contrario sería más fácil escapar”.

“¿Es así como funciona?”

“Si ella no establece reglas, nosotros tampoco tenemos que seguirlas. Hablando de eso, parece que volar tanto tiempo también va contra las reglas”.

Hiruko cayó repentinamente del cielo. Algún tipo de poder la empujaba hacia el suelo. Volar a través de Otro Reino iba claramente en contra de las reglas.

“En ese caso, debería haber reglas en alguna parte”, dijo Yogiri. “Dannoura, ¿de dónde sacaste ese panfleto?”

“Había un centro de información al principio, cuando entramos por primera vez”.

No tardaron en encontrar de nuevo el centro de información, así que definitivamente estaban en el mismo lugar por el que habían entrado.

“Ahí está”. Yogiri cogió un panfleto del puesto de información. “Así que… dice ‘¡La salida está aquí!’ en letras grandes”.

Los animales siguieron abalanzándose sobre ellos y posteriormente cayendo al suelo mientras leían el panfleto. La salida estaba en el castillo en el centro de Otro Reino, el centro simbólico de este mundo. Para entrar en el castillo se necesitaba una llave de cada zona, cada una de las cuales estaba custodiada por un jefe.

“Uno, dos, tres, cuatro… ¿nueve áreas?” Hiruko contó. “¿Y se supone que debemos ir a todas ellas?”

“No, según este panfleto es sólo una puerta que está cerrada”, dijo Yogiri. “En ese caso creo que puedo hacernos pasar”.

“¿De verdad? Las reglas que son súper claras como esta son bastante difíciles de romper, ya sabes”.

“Vayamos primero al castillo. Al menos vale la pena intentarlo”.

“Si tú lo dices, ¿por qué no?”

Una vez más, Hiruko los elevó en el aire. Con una velocidad increíble, pasaron zumbando por el paisaje que les rodeaba y estuvieron frente al castillo en un abrir y cerrar de ojos.

“Ir deprisa al centro no parece estar en contra de las reglas”.

“Esto es demasiado fácil”, dijo Tomochika, ligeramente preocupada.

“Así que esta es la puerta, ¿eh?” dijo Yogiri, mirando la gran puerta del castillo que estaba frente a ellos. Estaba bien cerrada, con nueve hendiduras en ella. Si introducen las nueve llaves, debería abrirse.

“Muere”. Yogiri mató la puerta. Entonces, con un pequeño empujón, se abrió con bastante facilidad.

“¿Eh? Eso fue raro”, dijo Hiruko. “Sólo vinimos a echar un vistazo, ¿por qué fue tan fácil entrar?”

“Ese es mi poder”. Yogiri no tenía ganas de dar más explicaciones a la confundida diosa. “Pero se supone que la salida está aquí dentro, ¿no? ¿Hay una puerta trasera o algo así?”

“El panfleto no dice nada más. Pero se suponía que teníamos que derrotar a nueve jefes para llegar aquí, así que quizá haya un último jefe con el que debamos luchar”, dijo Tomochika.

“¡No es que hayamos luchado contra ningún jefe! Ni siquiera conseguimos una sola llave”. contestó Luu.

Al atravesar la puerta del castillo, entraron en un lujoso vestíbulo. Subiendo la escalera que tenían delante, llegaron a otra gran puerta, a través de la cual encontraron lo que parecía ser una sala del trono.

“No hay nadie aquí, ¿eh?”

“Parece que alguien dejó una nota”.

Un trozo de papel estaba pegado al trono.

No estoy en casa. Por favor, esperad hasta que vuelva. -Alice

“Supongo que no hay nada que podamos hacer si ella no está en casa… ¡espera! ¡¿No significa eso que no hay salida?!” gritó Hiruko.

La puerta que conducía a la sala del trono se cerró sola. Poco después, la oscuridad comenzó a entrar. La negrura se extendió por las paredes, el suelo y el techo, de donde empezó a surgir algo. Caballeros vestidos de pies a cabeza con armadura salieron de la oscuridad, dirigiendo sus espadas y lanzas hacia el grupo.

“¿Eh? ¿Qué demonios? ¿Se supone que estos nos mantendrán ocupados hasta que vuelva Alice?”

“Sí, no creo que tengamos tiempo para eso”. Yogiri consideró sus opciones. Si se trataba de una dimensión de bolsillo, podía intentar matarla directamente. Para ser un lugar tan claramente diferenciado, no tenía problemas para distinguirlo del mundo real, así que no debería afectar a nada del exterior. Sin embargo, si mataba el mundo que les rodeaba, no se sabía lo que les pasaría mientras estuvieran dentro de él.

“Hiruko, ¿podrías hacer una barrera a nuestro alrededor o algo así?”

“Probablemente, pero creo que Ma es mejor en ese tipo de cosas”.

“¿Puedes hacerlo entonces, Luu?”

“¡Sí!” Mientras la chica respondía, una burbuja apareció alrededor de ellos.

“Es como hacer un mundo totalmente nuevo”, explicó Hiruko. “El interior de esta burbuja está separado del exterior, así que nada del mundo exterior puede afectarnos aquí”.

Eso también facilitó las cosas para Yogiri. Todo lo que tenía que hacer era matar el espacio cerrado fuera de su burbuja.

Mató a Otro Reino. Más allá de la burbuja, empezaron a surgir grietas en el espacio que de otro modo estaría vacío, como si se rompiera un cristal. En poco tiempo, esas grietas lo atravesaron todo, y entonces, con un fuerte estruendo, el mundo exterior explotó.

“¿Hemos conseguido pasar?” Yogiri miró a su alrededor. Estaban de vuelta en la tenue cueva subterránea, rodeados de montones de escombros.

“Hanakawa y ese Sabio se han ido”, señaló Tomochika. La zona estaba tranquila, sin señales de nadie más en los alrededores.

“¿Quién demonios eres tú?” preguntó Hiruko, mirando fijamente a Yogiri.

“Esto es sólo mi especialidad”. Sintiendo que explicar era demasiado esfuerzo, le dio otra respuesta vaga.

“Tienes unas habilidades únicas, ¿eh?”.

“¡Papá es increíble!” Por alguna razón, Luu parecía realmente orgullosa.

“Bueno, mientras estés de mi lado. Aunque eso fue una especie de pérdida de tiempo, ¿no?”

“Ya que puedes hacer eso, podríamos haber salido desde cualquier sitio, ¿no?” preguntó Tomochika.

“Pensé que sería mejor si encontrábamos una salida adecuada”. Yogiri quería evitar en la medida de lo posible matar cosas como el “espacio”.

“Creo que nos hemos movido demasiado despacio. ¿Podemos empezar a volar de nuevo?” preguntó Hiruko.

“¡Yo lo haré!” Luu levantó una mano. “¡Ahora soy más fuerte, así que puedo hacerlo!”

“Muy bien, te lo dejo a ti”.

“¡Está bien!”

Sus cuerpos volvieron a flotar en el aire. Como Luu había dicho, se sentía mucho más estable que antes.

“¿Qué debemos hacer con Hanakawa?”

“Si no está aquí, no hay mucho que podamos hacer. Considerando su suerte, estoy seguro de que estará bien”.

“Hombre… no es amigo mío, así que no me importa, pero ustedes…” Murmuró Tomochika.

Cuando salieron flotando de la caverna subterránea al aire libre, vieron que el cielo se teñía de rojo a su alrededor.

“¿Eh?”, dijo Tomochika confundida. El rojo oscuro del cielo daba la sensación de haber sido empapado en sangre. Un rugido de truenos se escuchó en la distancia mientras un rayo negro golpeaba el suelo. “¡Las cosas se han vuelto totalmente locas otra vez!”, gritó hacia el cielo.