Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

El poder de Alice no era tan complejo. Dentro de su mundo, todo iba exactamente como ella quería. Así que mientras permaneciera en su mundo, era invencible.

Por supuesto, había límites. No podía arrastrar a otros a su mundo por la fuerza. Si eso fuera posible, sería realmente invencible, así que eso mantenía su poder equilibrado. Pero un poder que la hacía invencible mientras se mantuviera oculta era aburrido. Nunca se conformaría con algo tan aburrido.

Así que decidió crear entradas a su reino por todo el mundo. Creó innumerables puntos de entrada, colocándolos en lugares como la oscuridad de un callejón, las profundidades de una cueva, el interior de un armario y la puerta al final de un pasillo imposible. Como resultado, un buen número de personas entraban sin querer, y ella se aseguraba de recibir y aplastar cortésmente a todos sus visitantes.

También había algunas entradas muy obvias a su reino, por lo que la gente solía venir a salvar a los que habían entrado sin querer, o a desafiar a la propia Alice. Los que se atrevían a entrar en su reino intencionadamente debían de estar muy seguros de sus habilidades, pero al final, Alicia se limitaba a jugar con ellos hasta que morían.

Si uno quería derrotar a Alice, entrar en su reino “Otro Reino” era el movimiento equivocado. Tendrían que encontrar una forma de atraerla fuera de él. Entrar en su mundo equivalía a un suicidio. Así que cuando ese chico entró en su reino, pensó que era otro de sus visitantes idiotas.

La primera vez que se fijó en él fue cuando atravesó la zona de bienvenida y se adentró en el bosque, y lo tachó de estar un poco por encima de la media. Sin embargo, empezó a interesarse por él cuando llegó al cementerio.

La zona del cementerio supuso un salto de dificultad importante. Las almas de quienes habían entrado en el reino de Alice y habían muerto desafiándola se veían obligadas a esperar allí para luchar contra los intrusos. En resumen, si uno no era lo suficientemente fuerte como para derrotar a todos los retadores a los que ella se había enfrentado, no podía ni siquiera pasar por el cementerio. Poderosos seres, desde Héroes hasta engendros de los Dioses Oscuros, deambulaban por su interior. A medida que pasaba el tiempo y más retadores se abrían paso hacia ella, su reino se hacía cada vez más fuerte.

Pero el chico atravesó la zona del cementerio sin siquiera aminorar la marcha. En ese momento, se dio cuenta de que era más prometedor que cualquier otro retador al que se hubiera enfrentado antes. A continuación, abrió la puerta del castillo sin ninguna llave. Normalmente, uno necesitaría obtener una llave de cada una de las áreas anteriores para pasar, pero a Alice no le molestó tanto que se saltara ese paso.

El chico entró en su sala del trono y la encaró directamente. Ella miró sus habilidades. Si era tan fuerte, debía contar con el apoyo de un Sabio, pensó. Su nombre era Shigeto Mitadera, un candidato a Sabio convocado por Sion. Pero el don que había recibido de ella había desaparecido. Si hubiera tenido un Don de Sabio, ella podría haber averiguado los detalles de sus habilidades. Debía haber obtenido un don de otra fuente para contrarrestar esa ventaja.

El chico la retó a una pelea, así que ella convocó a cuatro caballeros para combatirlo. Ese debería haber sido el final. Dentro de Otro Reino, los caballeros eran invencibles. No había forma de derrotarlos, ni de defenderse de sus ataques.

Y sin embargo, los cuatro fueron derrotados. En ese momento, ya no podía fingir estar relajada. Derrotar a los caballeros era imposible para un extraño. Desafiaba todas las expectativas y cálculos. El poder de su reino había sido socavado en sus cimientos.

Finalmente se dio cuenta de que había algo diferente en Shigeto. Una oscuridad impenetrable había entrado en su mundo, una contra la que sus poderes eran inútiles.

Inmediatamente decidió huir. Su invencibilidad dentro de Otro Reino había sido puesta en duda. Naturalmente, no sería capaz de aferrarse obstinadamente a esa única habilidad. Eso fue suficiente para que dejara de depender de ella. Así que Alice se teletransportó al pasillo infinito que constituía la entrada de su reino. El pasillo estaba bordeado de innumerables puertas y se extendía eternamente. Como una entrada que temporalmente contenía a sus visitantes, no importaba la puerta que uno atravesara, llevaría a su reino. Pero Alice era diferente. Podía utilizar las puertas para llegar a cualquiera de las entradas que había creado en todo el mundo.

Usando todo lo que podía, apiló ataques sobre Shigeto para distraerlo mientras ella corría. Pero, ¿a dónde iría? Dudó. Debería alejarse todo lo posible, cerrar este mundo y crear uno nuevo. Si no creaba ninguna entrada a ese nuevo mundo, podría escapar. Sin embargo, eso era lo mismo que admitir la derrota. Viviría para siempre con el temor de que Shigeto volviera a perseguirla. Aunque ya había perdido contra él una vez, su orgullo no le permitiría más que eso. En lugar de huir y esconderse, tenía que encontrar una manera de defenderse.

Pero ya había intentado todo lo que podía. En este punto, estaba indefensa.

“¿Necesito ayuda? ¿Yo?”

Las palabras por sí solas eran tan vergonzosas que le hacían girar la cabeza. Aunque había gobernado como una déspota durante mucho tiempo, todo lo que podía hacer ahora era correr tan rápido como pudiera y suplicar patéticamente por ayuda. Pensar en eso era suficiente para hacerla hervir de ira, pero la parte tranquila de ella sabía que no tenía otra opción.

“El Gran Sabio… Bueno, probablemente no ayudará…” Varios Sabios ya habían sido asesinados. Sin embargo, el Gran Sabio no había levantado un dedo para ayudar a uno solo de ellos. “No tengo forma de contactar con Raiza… y quiero evitar a Van si es posible. Definitivamente no podré llevarme bien con Akemi, y quién sabe qué pedirá Gorouzaburou a cambio si acudo a él en busca de ayuda. Eso nos deja… ¿Yoshifumi?”

Incluso mientras hablaba, sus palabras se sorprendieron a sí mismas. Todas las veces que se habían encontrado habían acabado hablando mal el uno del otro. Si acudía a él en busca de ayuda, le respondería con un torrente de insultos. Pero aunque la maldijera todo el tiempo, probablemente la ayudaría al final.

“¡Bien entonces! ¡Por ahora sólo necesito salir! Si termino cerca de Yoshifumi, será por casualidad!”

Alice abrió la puerta más cercana y la atravesó.

◇ ◇ ◇

Shigeto y Navi flotaban en un vacío, los restos de Otro Reino que Alice había creado. Era un entorno sin luz ni aire que habría matado a una persona normal al instante, pero gracias a la Omega Blade, Shigeto no tuvo problemas para sobrevivir.

“Parece que está intentando destruir el espacio”. Navi había recibido habilidades de detección y combate, por lo que fue capaz de comprender la situación hasta cierto punto y comunicar esa información a Shigeto.

“¿Podemos teletransportarnos fuera de aquí?”

“Sí. Aunque no podemos teletransportarnos dentro sin permiso, podemos salir sin problemas”.

“Bien entonces, vamos a buscar otro Sabio. Había uno con un nombre muy largo, ¿verdad?”

“¿Te refieres a Gorouzaburou?”

“Sí, él. ¿Puede crear un mundo cerrado como este también?”

“No, está especializado exclusivamente en el combate. No tiene habilidades particularmente únicas”.

“Me sorprende que haya sido capaz de convertirse en un Sabio”.

“Tiene la capacidad de cortar cualquier cosa con su espada, pero es un poco insuficiente en comparación con los otros Sabios”.

“Bien, teletranspórtame junto a él. Esta vez debería ser capaz de verle directamente, ¿verdad?”

“Sí. No hay obstáculos para el teletransporte, así que aparecerás inmediatamente frente a él”.

“Hazlo”.

Navi inició una cuenta atrás. Cuando terminó, su entorno cambió una vez más.

Un hombre y una mujer yacían entrelazados en una cama. Aunque estaban bastante enfrascados en su actividad actual, quizás se dieron cuenta del intruso, ya que dejaron inmediatamente lo que estaban haciendo.

“¿Supongo que el tipo es Gorouzaburou?” dijo Shigeto.

El hombre era un tipo de aspecto sucio y de mediana edad.

“Sí, eso es correcto”.

Shigeto miró a su alrededor. Era una habitación pequeña. Los dispositivos de tortura llenaban el espacio y parecían estar en uso. Tal vez como resultado de la tortura para la que se utilizaban, había mujeres sin manos ni pies y mujeres con objetos que les perforaban el cuerpo llorando de dolor en el suelo.

A la mujer comprometida con Gorouzaburou en ese momento también le faltaba una parte de su cuerpo. Parecía que el Sabio era un hombre de gustos particulares.

“Esto es bastante asqueroso. Estoy empezando a sentir náuseas”.

“La Omega Blade es casi omnipotente, pero no maneja el estado mental de su portador, así que ten cuidado. Hay algunas cosas que pueden dañar tu estado mental simplemente por verlas, y la espada no puede protegerte de eso.”

“Ya veo. Supongo que debería tener más cuidado”.

La habitación parecía que debía oler mal, pero Shigeto no olía nada. Los olores debían estar bloqueados por la Omega Blade.

“¡¿Quién demonios eres tú?!” Gorouzaburou finalmente estalló en ira retardada.

“Un poco tarde para enfadarse, ¿no crees?” Si Shigeto hubiera querido, ya podría haber matado al Sabio cien veces. “Soy Shigeto Mitadera. Estoy aquí para matar a los Sabios”.

“¡¿Qué demonios?!” Gorouzaburou se levantó de un salto de su cama.

“Bien, teletransportarse justo al lado de ellos podría obligarnos a ver algo tan feo como esto. La próxima vez teletransportémonos un poco lejos”.

“Entendido.”

El brazo izquierdo de Gorouzaburou cayó al suelo. Debió haber intentado algo con la espada en su mano derecha. El ataque se había reflejado, y terminó hiriéndose a sí mismo.

“Omega Blade, cura las heridas de todos los presentes”.

A la instrucción de Shigeto, los dispositivos de tortura de la sala se hicieron añicos. Deben haber estado en el camino del proceso de curación. Las mujeres de la sala se curaron al instante de sus heridas, al igual que Gorouzaburou. Shigeto no tenía la intención de curar al Sabio, pero como el hombre estaba dentro de la habitación, sucedió de todos modos.

“¿A qué juegas aquí, bastardo? ¿Te crees un Héroe o algo así?”

“En absoluto. Sólo pensé que todo era doloroso de ver”. Por supuesto, si ese fuera realmente el caso, podría haber borrado simplemente a todos los heridos de la sala, así que la suposición de Gorouzaburou podría no estar muy equivocada. “Bien, ¿qué debo hacer con este tipo?”

Gorouzaburou lo fulminó con la mirada, pero por lo demás no actuó. Debía estar en guardia después de que su anterior ataque se viera reflejado.

“Espera, puedo meterme con el sistema de Canción de Batalla, ¿verdad?”. preguntó Shigeto a Navi.

“Sí, puedes cambiarlo como quieras”.

“Omega Blade, quita el Don de Gorouzaburou. ¿Es suficiente?”

“Sí. Su Don ha sido eliminado, aunque no se puede saber con sólo mirarlo”.

“Supongo que tendré que probarlo, entonces”.

Shigeto se acercó al Sabio, que respondió blandiendo su espada. El movimiento fue tan lento que incluso Shigeto pudo seguirlo. Dejó que el ataque le diera de lleno, pero golpeó la barrera invisible que le rodeaba. El ataque reflejado no fue suficiente para herir a Gorouzaburou. Al parecer, no era tan hábil con la espada, y sin el Don no era más que un aficionado.

“No parece que tenga mucho sentido seguir matándolo, ¿verdad?

“¿Lo dejarás ir, entonces?”

“No. Eso sería igual de aburrido. Lo mataré de todos modos”. Merecía la pena perdonar a una chica tan guapa como Alice para verla sufrir de frustración, pero un asqueroso hombre de mediana edad como éste no tenía nada que ofrecerle. “Omega Blade, mata a Gorouzaburou”.

En el momento en que terminó de hablar, el Sabio se derrumbó. Fue casi insatisfactorio.

“Muy bien, al siguiente”.

“No, por favor, espera un momento”.

“¿Qué pasa?”

“Gorouzaburou sigue vivo”.

Shigeto miró al Sabio caído. Aunque se había desplomado, sus dedos aún se movían.

“¿Qué está pasando? ¿No se supone que la espada es omnipotente?”

“Ejecutó perfectamente tu orden de matarlo”.

“Espera, ¿eso significa que volvió a la vida después de morir?”

“Parece que hay un objeto de otro mundo enterrado dentro de él. Eso es lo que lo revivió. No está relacionado con el sistema Canción de Batalla, por lo que tu orden anterior no logró neutralizarlo”.

“Entonces lo sacaré de él. Omega Blade, extrae el objeto dentro del cuerpo de Gorouzaburou”. Mientras hablaba, la espalda del Sabio explotó, y una pequeña piedra translúcida estalló de ella. La piedra flotó hasta la palma de la mano de Shigeto.

“¿Así que esto es de lo que hablabas? ¿Qué es?”

“Como fuente del poder de los Sabios, la llaman Piedra Filosofal”.

“¿La necesitamos?”

“Si deseas convertirte en un Sabio, entonces supongo”.

“Supongo que no, entonces. Toma”. Shigeto entregó la piedra a una de las mujeres de la sala.

“¿Eh? Umm, ¿qué es esto?”

“No la necesito, así que puedes quedártela. Si quieres salvar a Gorouzaburou, ponla de nuevo en su cuerpo, supongo. Si quieres que muera, entonces llévatelo a otra parte”.

La mujer se puso inmediatamente en pie y salió a toda prisa de la habitación. El resto de las mujeres, aún claramente conmocionadas, salieron de la habitación tras ella. Pronto, los únicos que quedaron fueron Shigeto, Navi y el Sabio.

Gorouzaburou apenas respiraba. La herida de su espalda sería sin duda fatal, así que aunque no hicieran nada, moriría pronto. Habiendo perdido el interés en él por completo, Shigeto dirigió su atención a otra parte.

“Entonces, la siguiente sería Akemi, supongo. Es una mujer, ¿verdad?”

“Sí”.

“Como dije, evitemos teletransportarnos junto a ella esta vez. No quiero tener que lidiar con una situación como esta de nuevo”.

“Entendido.”

“Bien, teletranspórtame a Akemi”.

Navi comenzó su cuenta regresiva.