Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 9

Capitulo 14: Te Llamas Alice, Así Que Me Imaginaba A Una Chica Con Un Vestido Azul Y Un Delantal Blanco

Por indicación de Shigeto, tras una breve cuenta atrás, el escenario que le rodeaba volvió a cambiar.

“¿Dónde estamos?”

Había ordenado a la Omega Blade que le teletransportara a al Sabio Alice, pero no había ni rastro de ella. Se encontraba en un pasillo largo y oscuro. Las lámparas que colgaban del bajo techo proyectaban una luz tenue a su alrededor. Las paredes estaban bordeadas de innumerables puertas. Estaba demasiado oscuro para ver de lejos, dando la impresión de que el pasillo continuaba eternamente, con un número infinito de puertas.

“Aquí es donde está Alice”, explicó Navi.

“Lo sé, pero ¿no puedes teletransportarme junto a ella?”. Técnicamente, no había ordenado a la espada que lo hiciera, pero no podía evitar sentirse insatisfecho con el resultado.

“Esta es una dimensión de bolsillo que rechaza el teletransporte. Tienes permiso para llegar hasta aquí, pero no puedes teletransportarte más lejos”.

“¿Y qué, se supone que tengo que revisar todas estas puertas una por una?”

“Si eso es demasiado problema, podrías destruir la dimensión por completo. Después de todo, es poco más que una burbuja transitoria en la superficie del mundo. Tu poder es abrumadoramente mayor, así que los Sabios no tienen más remedio que escabullirse en la oscuridad, escondiéndose”.

“Si entro, ¿podré seguir usando la Omega Blade?”

“Sí. Esta dimensión todavía está construida sobre el marco del mundo mayor. Sólo proporcionará algunas ventajas moderadas al propietario”.

“Supongo que iré a probarlo, entonces”. Shigeto no tenía un gran objetivo. Su deseo de derrotar a los Sabios no era más que una extensión de sus acciones de antes de conseguir la Omega Blade. Tal vez hubiera sido más seguro probar el arma con más cuidado, pero se había vuelto pesimista. Había empezado a dejar de importarle si vivía o moría.

Abriendo una puerta al azar, Shigeto entró. Había mucha luz, tanta que le pareció que estaba en el exterior, y cuando levantó la vista, de hecho vio el sol colgado en un cielo azul. Al darse la vuelta, vio que la puerta por la que había entrado no aparecía por ninguna parte, sino que era sustituida por una amplia pradera.

“No estamos realmente fuera, ¿verdad?”

“Correcto. Todavía estamos dentro del espacio creado por el Sabio Alice. Esta es su habilidad. Cada Sabio tiene sus propias habilidades especiales que son únicas para ellos”.

Había una puerta frente a ellos. La puerta tenía un gran arco y paredes a ambos lados. Aunque había atravesado una puerta para llegar hasta aquí, había otra entrada frente a él. La puerta estaba decorada con adornos. Paredes inmaculadas y blancas como la tiza se extendían aparentemente para siempre.

“¿Puede la Cuchilla Omega decir dónde está? En realidad, no importa. Entraré y lo averiguaré por mí mismo”.

Las paredes y la puerta no parecían estar tratando de mantener a nadie fuera, así que no parecía que Alice se estuviera escondiendo.

Shigeto atravesó la puerta. El mundo interior estaba lleno de colores vivos. En el interior crecían árboles de colores que parecían antinaturales junto con enormes setas de colores. Un amplio camino hecho de piedra se extendía hacia adelante, conduciendo a un hermoso castillo blanco en la distancia. El camino estaba flanqueado por pequeñas casas que parecían sacadas de un cuento de hadas, y una música alegre llenaba el aire. Los animales antropomorfizados bailaban en el camino.

“Esto parece un parque temático”. Más que una ciudad, daba la impresión de un parque de atracciones.

“Todo esto fue creado a través de la habilidad Otro Reino del Sabio Alice”.

“Parece que probablemente esté en ese castillo”.

“¿Debo comprobarlo por ti?”

“No, está bien. No tengo prisa ni nada”.

Shigeto comenzó a caminar por el sendero. Mientras caminaba, se dio cuenta de que podía escuchar algo más que la agradable música. Había gritos mezclados con ella. Parecía que no era el único aquí.

Mirando a su alrededor, encontró enseguida a los otros humanos. Colgados de los árboles, pisoteados por los animales que bailaban y quemados vivos dentro de las casas.

“Parece que es tan mala como el resto de los Sabios”, comentó Shigeto.

Cerca de allí había un simpático oso que caminaba en dos patas, pero con la cara empapada de sangre. Parecía que llevaba globos, pero en realidad eran cabezas humanas recién cortadas. Desfilaba mostrando con orgullo largas y delgadas ramas con cabezas humanas empaladas en sus extremos.

“¡Maldita sea! ¿Qué es este lugar? ¿Qué está pasando aquí?”

Un hombre pasó corriendo, con un panda saltando alegremente detrás de él, blandiendo algo parecido a un machete. El hombre se dio cuenta de que Shigeto caminaba despreocupadamente por el sendero y cambió de dirección, corriendo hacia él. “¡Ayuda! Por favor, ayuda…”

Pero antes de que pudiera llegar hasta Shigeto, el panda se lanzó hacia delante, enterrando su machete en el cráneo del hombre. Cuando el hombre cayó al suelo, el panda saltó encima de él y siguió cortando.

Shigeto pasó de largo, sin prestar atención a la tragedia que ocurría a su alrededor. “Parece que si no tienes miedo, no hay problema para pasar”.

“Sólo estamos en la entrada, así que estoy seguro de que las cosas se pondrán más serias más adentro”.

Al seguir caminando, llegaron a un puente arqueado. Los canales dividían el lugar en diferentes zonas, con puentes que las conectaban.

Al cruzar el puente, el ambiente cambió radicalmente. La densidad de los árboles aumentó hasta el punto de que era difícil ver nada. Había entrado en un bosque. El espeso dosel bloqueaba la mayor parte de la luz, creando una atmósfera oscura y ominosa. Pero el camino seguía hacia el castillo, así que continuó.

Todavía podía oír gritos. Ya no vio criaturas lindas, parecidas a animales de peluche, sino verdaderas bestias salvajes. Enormes lobos, ciervos y osos se comían a la gente. Los animales aquí estaban cazando activamente a los humanos. Al notar la presencia de Shigeto, mostraron sus colmillos y se acercaron.

“Omega Blade, refleja sus ataques”.

El arma estaba preparada para defenderle automáticamente, pero de todos modos le dio instrucciones claras.

Un lobo se abalanzó sobre él, pero se estrelló contra un muro invisible. Entonces empezó a retorcerse y a deformarse, rompiéndose los huesos por todo el cuerpo. Parecía haber sobrevivido a la prueba, pero a Shigeto no le importaba más que eso. Dejando atrás al lobo deforme, siguió adelante.

Otras bestias le atacaron una tras otra, pero todas corrieron la misma suerte. Mucho antes de que sus colmillos o garras pudieran alcanzarle, chocaron contra un muro invisible y recibieron a su vez heridas mortales.

“Esto es bastante fácil”.

“Sí, la Omega Blade puede hacer que cualquier ataque sea impotente”.

“Casi me hace sentir un poco culpable”.

“Pronto te acostumbrarás a ella y será algo natural para ti”.

“A pesar de ser una espada, no es necesario blandirla en la batalla, ¿verdad?

“Es cierto. Basta con poseerla para ganar automáticamente cualquier combate. Por lo tanto, ganar o perder es irrelevante. Lo que se necesita es el ingenio del portador para utilizar ese poder casi omnipotente para alcanzar sus objetivos”.

“Ahora mismo, no tengo ni idea de lo que quiero hacer. Pensé que lo pensaría después de matar a los Sabios”.

“En realidad, no es necesario que vayas personalmente a cazar a cada Sabio uno por uno”.

“Sin embargo, no quiero saltarme ese paso. Me parece mejor hacerlo por mí cuenta”.

Había muchas maneras de matar a los Sabios indirectamente con la Hoja Omega. Por ejemplo, podía utilizarla para crear subordinados que fueran a darles caza. Sin embargo, Shigeto pretendía ver morir a todos y cada uno de los Sabios por sí mismo. Sentía que no se encontraría satisfecho a menos que lo hiciera.

Atravesando el bosque, llegó a otro puente. Al cruzarlo, acabó en un lugar que parecía un cementerio. Había cruces de piedra plantadas en la tierra áspera y removida. Una cruz no era un símbolo religioso en este mundo, así que al ser un lugar hecho por Alice, eso debía significar que Alice venía de otro mundo.

Aparentemente, la idea de esta zona era que los muertos vinieran a saludar a los visitantes. Esqueletos y zombis completamente podridos pululaban por allí. Pero por muy fuertes que fueran, nada de lo que hacían funcionaba contra Shigeto. A medida que se acercaban, eran arrojados. Los cuerpos rotos de los muertos vivientes volvían a juntarse, levantándose para atacar de nuevo, pero ninguno de ellos llegó a acercarse. La barrera invisible los mantenía a raya.

“¿Cómo de fuertes son estas cosas?”

“Parecen razonablemente poderosas. Son los restos de los que vinieron a matar a al Sabio Alice. Incluso hay Héroes entre ellos. En términos que entenderías, parecen ser unas diez veces más fuertes de lo que era Ragna”.

“Héroes, ¿eh? Solía pensar que eran tan fuertes…” En este momento, no podía considerar ese nivel de poder como algo más que irremediablemente insuficiente.

Atravesando el cementerio, se encontró con un gran castillo. Ese sería el último obstáculo para él. Una vez que se acercó al puente, los muertos vivientes dejaron de perseguirlo. Al parecer, sólo podían actuar dentro del cementerio. El puente conectaba con una gran puerta del castillo.

“Omega Blade, abre la puerta”. No sabía si el portón estaba realmente cerrado, pero la idea de empujar él mismo las puertas para abrirlas le parecía demasiado molesta.

La puerta se abrió, revelando un lujoso interior. El lugar brillaba, hecho completamente de oro y blanco. El parque de atracciones de antes y este castillo debían haber sido construidos a partir de la imaginación de Alice. Así que esto debía ser lo que ella imaginaba cuando pensaba en un castillo lujoso.

Shigeto entró en el vestíbulo. Subió la gran escalera que tenía delante y ordenó a la Omega Blade que abriera el gran conjunto de puertas que bloqueaban su camino. Se abrieron en lo que parecía ser una sala del trono. Estaba adornada con tanto oro como el resto del castillo. Justo delante de la puerta había una plataforma con un trono, en el que estaba sentada una joven con un vestido rosa, mirando a Shigeto.

Ella era el Sabio Alice, haciendo que este sea el final de su parque de diversiones de mal gusto.

“¿Oh? Hacía tiempo que alguien no llegaba tan lejos”.

Shigeto se acercó al trono, mirándola. “Te llamas Alice, así que me estaba imaginando a una chica con un vestido azul y un delantal blanco”.

“La niña de Alicia en el País de las Maravillas no era una princesa, ¿verdad?” Claramente, este Sabio se consideraba a sí misma como una princesa. “Entonces, ¿qué quieres? No estás aquí porque quieres matar a un Sabio, ¿verdad? La gente viene aquí de vez en cuando para hacer eso, pero ¿qué he hecho mal? Supongo que hay algunas personas a las que no les gusta que invite a gente al azar aquí y quieren que deje de hacerlo también. Pero creo que no es un precio demasiado grande para mi protección. Si no estuviera aquí, moriría mucha más gente, ¿sabes?”

“¿Por qué los Sabios siempre hacéis este tipo de cosas? Invocar a la gente y obligarla a convertirse en nuevos Sabios, crear países y obligar a la gente a jugar como aventureros…”

“Uhh, ¿porque estamos aburridos? No soportamos ser Sabios si no hacemos cosas como ésta. Al final, todos acabamos metiéndonos con la gente para entretenernos. No importa lo que intentemos, siempre acabamos yendo allí. Ahí es donde está la mayor diversión”.

Mucha gente podría enfurecerse tras escuchar algo así de un Sabio. Pero el único pensamiento de Shigeto fue: “Ah, ya veo”. No pudo evitar sentir que ella podría tener razón acerca de las personas que obtenían un poder que los diferenciaba de todos los demás.

“De todos modos”, dijo, “he venido a matar a un Sabio. ¿Te apetece luchar?”

“Claro, hagámoslo. Pero antes de luchar, tengo que dejar que mi guardia real lo intente”. Mientras hablaba, una sombra oscura se extendió por el suelo, del que salió una persona arrastrándose.

“¿Guardia real? Puedo encargarme de más de uno a la vez, si quieres”.

“Hmm. Entonces tal vez haga cuatro. No es que sean algo estúpido como Cuatro Reyes Celestiales o algo así”. Cuatro caballeros habían aparecido ahora frente a ella.

“¿Son estos caballeros particularmente impresionantes o algo así?”

“En realidad no. Todo lo que tienen es un ataque con una precisión perfecta que ignora la defensa e inflige una muerte segura, energía mágica infinita e inmortalidad. Sin embargo, nunca he visto a nadie vencerlos”.

“Ya veo.”

“Bien, si puedes vencerlos, lucharé contigo. ¡Vamos!”

Uno de los caballeros se abalanzó sobre Shigeto. Sea lo que sea lo que intentaba hacer, antes de que pudiera conseguir nada, se partió en dos.

“¿Eh?”

“No me pareció una precisión perfecta. Supongo que la muerte segura supera a la inmortalidad”. Probablemente había intentado atacarle con su espada. La Omega Blade había reflejado ese ataque de vuelta a él. El ataque de precisión perfecta y muerte segura había sido suficiente para derrotar la inmortalidad del caballero.

Los otros caballeros fueron aplastados, incinerados y destrozados a su vez. Sus movimientos eran más rápidos de lo que el ojo podía seguir. Shigeto no tenía ni idea de lo que intentaban hacer, pero no necesitaba saberlo. Cualquier ataque que le lanzaran era automáticamente devuelto a ellos.

“Bien, he vencido a cuatro de ellos. Ahora te toca a ti”.

La cara de Alice se torció de sorpresa. Shigeto no pudo evitar sentir una especie de oscura satisfacción. Ver a alguien que estaba tan seguro de su propia invencibilidad congelarse de repente al sentirse impotente le produjo un escalofrío de placer.

“¡O-Oh, eres muy bueno! Pero este lugar fue hecho con mi poder, ¡Otro Reino! ¡Es un mundo que me pertenece sólo a mí! Mientras estemos aquí, ¡soy invencible!”

El suelo desapareció de repente. Un vacío negro como el carbón se abrió bajo ellos. Debía de tener la intención de arrojarle fuera de la dimensión de bolsillo. Shigeto no estaba seguro de si esto contaba como un ataque, así que probablemente no se reflejaría. En su lugar, ordenó mentalmente a la Omega Blade que lo suspendiera en el aire.

El techo se derrumbó, pero la piedra se hizo polvo y cayó inofensivamente en el vacío de abajo. Los muebles, los pilares y las armas le siguieron, y todos se apresuraron a golpear a Shigeto, pero la barrera invisible que le rodeaba los detuvo. Lápidas, tierra, árboles, agua, cadáveres, bestias, animales disecados, todas las cosas que componían el mundo de Alice intentaron aplastarlo. Pero ninguna de ellas pudo ni siquiera arañarle.

Antes de que se diera cuenta, no quedaba nada. Shigeto y Navi flotaban solos en un vacío.

“¿Se ha escapado?”

“Parece que sí”, respondió Navi.

“Habló muy bien para salir corriendo al final”.

“¿La perseguimos? Puedo decirte a dónde fue”.

Shigeto pensó por un momento. “No. La dejaremos para más adelante”.

Recordando su cara de terror al final, Shigeto empezaba a darse cuenta de la mejor manera de utilizar este poder para entretenerse.