Suzumiya Haruhi no Yūutsu (NL)

Volumen 6

Capitulo 3: Enamorado a Primera Vista AMANTE

Parte 2

 

 

La voz de Nakagawa se ablandó de repente.

“En este momento, no creo que sea capaz de darle la cara. Cada vez que veo el rostro de Nagato-san, siento que voy a desmayarme. En realidad, la ví desde lejos hace poco tiempo. En esa ocasión, estaba justo afuera del supermercado que queda junto a la estación… Aunque estaba de noche, pude reconocerla de espaldas, y me quedé congelado, parado allí hasta que el supermercado cerró. Si la viera frente a frente… ¡las consecuencias serían inimaginables!”

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Vaya, Nakagawa estaba completamente enfermo de amor. Ya hasta tenía planes para los próximos diez años, y esa era la prueba de cuán grave era su enfermedad. Aunque existía una cura, sólo funcionaría después de encontrarse frente a frente con aquella extraterrestre, ser rechazado por ella y salir corriendo de allí.

Además, estaba tan desesperado como para llamar a alguien al que apenas conocía, sólo para ventilar su sufrimiento. Lo más aterrador era que no podía imaginarme lo que sería capaz de decir. Ya tenía más que suficiente con Haruhi, pero ahora Nagato había atraído a otra persona insoportable, y me tocaba soportarla a mí.

Suspiré fuerte e intencionalmente, para que Nakagawa pudiese escucharlo.

“Bueno, digamos que te entiendo. Sólo dime qué quieres que le diga a Nagato.”

“Gracias, Kyon.”

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Nakagawa se escuchaba sinceramente agradecido.

“Serás el primer invitado a nuestro matrimonio. Te pediré que prepares un discurso, y por supuesto serás el primero en hablar. No voy a olvidarte en lo que me resta de vida. Si alguna vez deseas trabajar conmigo, me aseguraré de que siempre haya lugar en mi compañía para recibirte.”

“¡No, gracias, mejor habla de una vez!” Seguí escuchando la voz irritante y ansiosa de Nakagawa mientras ponía el auricular en mi hombro y tomaba nota en un trozo de papel.

Al día siguiente, después del mediodía, subí en silencio la colina que lleva a la Preparatoria Norte. Mientras más subía, la nube de vapor que salía de mi boca se hacía mucho más visible. La razón por la que caminaba hacia la escuela durante las vacaciones de invierno, era porque la Brigada SOS seguía con sus reuniones normalmente.

También era el día en que limpiaríamos el salón del club. A pesar de que Asahina-san barría el piso de vez en cuando, de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica, la entropía total de un sistema termodinámico aislado tiende a aumentar con el tiempo, lo cual se aplicaba también a nuestro salón del club. Una gran cantidad de basura se había acumulado gradualmente allí para formar algo así como un caos organizado, y la culpable de todo aquello era nada menos que Haruhi, que se apoderaba de cualquier cosa que se le antojase. Eso sin mencionar a Koizumi que acumulaba un juego de mesa tras otro, a Nagato que traía más y más libros y los leía tan rápido como una flecha, y también Asahina-san, tratando todos los días de preparar el mejor té… En otras palabras, todos eran culpables, menos yo. Se volvería imposible de organizar si las cosas continuaban así, así que sugerí que ya era hora de que cada uno regresara algunas de esas cosas a su casa, exceptuando el guardarropas con los disfraces de Asahina-san, al menos eso sí se quedaría.

“Diablos, para qué abrí la boca.”

Simplemente no podía estar tranquilo, y todo por un trozo de papel en el bolsillo de mi chaqueta. Aquella nota contenía palabra por palabra, la declaración de amor que Nakagawa me dictó para Nagato. Era tan estúpida que varias veces tuve que contener las ganas de arrojar a un lado el lápiz mientras la escribía. Las únicas personas que podían decir tales estupideces en este mundo sin sentir vergüenza, eran quizá los cómicos profesionales, además de ellos no se me ocurre nadie más. “¿Espérame diez años?” ¡Por favor!

Caminando contra la brisa que bajaba de la montaña, llegué hasta el conocido complejo escolar. Cuando llegué al edificio en donde estaba el salón del club, todavía faltaba una hora para empezar la reunión.

No lo hice por aquella regla que obligaba al último en llegar a invitar a todos a comer. Esa regla sólo se aplicaba a las actividades por fuera del salón.

Al teléfono, la noche anterior, Nakagawa había dicho antes de colgar:

“No le entregues la nota así sin más, en ese caso sólo serías un simple correo. ¿Quién sabe si llegará a leerla? Tienes que leérsela en voz alta, usando el mismo tono apasionado que yo acabo de usar…”

Esa era la solicitud más ridícula que había escuchado en mi vida. No tenía ninguna razón para hacerlo, ni era tan estúpido como para dejarme convencer por ese idiota. Pero después de pedírmelo con tanta sinceridad, y sumando el hecho de que soy una buna persona, no pude encontrar una buena forma de negarme. Por lo tanto, tuve que buscar una situación en la que no hubiese nadie más aparte de Nagato. Al llegar una hora más temprano, los demás miembros del club no estarían allí, excepto por la habitual, confiable y siempre presente interfaz humanoide creada por extraterrestres: Nagato Yuki.

Después de golpear en la puerta y recibir sólo silencio como respuesta, la abrí.

“¡Hola!”

¿Acaso eso se escuchó muy poco natural? Mi mente insistió en corregir aquel saludo.

“Hey, Nagato. Sabía que estarías aquí.”

Dentro del salón del club, en aquel frío invernal, Nagato se veía como una muñeca de tamaño real incapaz de producir calor, estaba sentada leyendo en silencio un grueso libro sobre alguna enfermedad extraña.

“…”

Me miró con siempre, sin mostrar ninguna expresión. Levantó su brazo en un gesto como para tocar su frente, pero lo dejó caer de inmediato.

Ese movimiento era el mismo que usaba para acomodar sus anteojos, pero Nagato ya no los usaba. Fui yo el que le dijo que se veía mejor sin ellos, y ella decidió seguir así. ¿Para qué hizo ese movimiento? ¿Acaso había regresado una vieja costumbre de seis meses atrás?

“¿Los otros no han llegado?”

“Aún no.”

Nagato respondió con brevedad y regresó su mirada a aquella página con tantas palabras que casi no se veía espacio entre ellas. ¿Acaso era de esas personas que se sentía inútil si no estaba haciendo algo en todo momento?

Caminé torpemente hacia la ventana y observé el patio central mucho más abajo, que se podía ver claramente desde allí. Como era un día de vacaciones, la escuela estaba vacía casi del todo. Algunos de los miembros más resistentes de los clubes deportivos podían escucharse cantando a través del vidrio.

Me quedé de pié frente a Nagato. Era la Nagato de siempre, con su piel clara, y su expresión en blanco como de costumbre.

Ahora que lo pienso, llevamos bastante tiempo sin una chica de anteojos en el club. ¿Acaso Haruhi va a conseguir otra chica de anteojos como parte de una reorganización administrativa? Me pude a pensar en esas estupideces mientras sacaba en trozo de papel doblado de mi bolsillo.

“Nagato, hay algo que necesito decirte.”

“¿Qué es?”

Nagato pasó una página con la punta de sus dedos. Yo di un profundo respiro y dije:

“Un idiota me dijo que le gustas, y yo acepté ayudarle en lo que pudiera para que escucharas su declaración. ¿Entonces? ¿Quieres escucharla?”

De acuerdo con mi plan, en el momento en que Nagato dijera “no”, yo haría pedazos aquel papel. Pero Nagato se quedó mirándome sin decir nada. De repente, sus ojos fríos como el hielo parecieron cálidos, como si se hubiesen derretido, ¿acaso mi primera línea había sido tan contundente?

“…”

Nagato cerró su boca con fuerza y me miró como un cirujano que examina a su paciente.

“¿Sí?”

Lentamente pronunció aquella palabra, y siguió mirándome sin parpadear. Como parecía estar esperando a que yo continuara, no tuve otra alternativa más que desdoblar el papel y comenzar a leer la confesión de Nakagawa.

“Oh, mi gran Diosa Nagato, como tu más fiel seguidor, me entristece el sólo ser capaz de expresar mi adoración hacia ti de esta manera. Espero que puedas perdonar mi insolencia, pero desde el momento en que puse mis ojos sobre Su Alteza…”

Nagato mantuvo su vista fija en mí mientras me escuchaba en silencio, y fui yo el que se sentí cada vez más incómodo. A medida que leía la asombrosa confesión de amor de Nakagawa, todo aquello parecía más y más estúpido. ¿Qué diablos estaba haciendo? ¡¿Acaso me había vuelto loco?!

El plan de Nakagawa terminaba cuando ya habían comprado una gran casa en los suburbios y vivían una vida maravillosa con dos hijos y un perro blanco. Mientras leía aquel diario del futuro, sentía la mirada silenciosa de Nagato. De pronto tuve la sensación de estar haciendo algo completamente estúpido.

¡¿Por qué acepté hacer esto?!

Me detuve. Si hubiese tenido que seguir leyendo aquella idiotez, incluso yo me habría vuelto loco. Era improbable que alguna ves terminara siendo amigo de Nakagawa, porque nunca podría estar con alguien al que se le ocurren líneas tan exageradas. Me di cuenta de por qué nunca fuimos buenos amigos en la secundaria: Después de enamorarse de alguien a primera vista, estuvo pensándolo por casi medio año antes de pedirme que fuera su mensajero, y su mensaje resultó ser una confesión de amor totalmente ridícula. Sí, el tipo no tenía remedio.

“Olvídalo. Bueno, el resto es más o menos igual. Estoy seguro de que ya entendiste, ¿no?”

Nagato sólo respondió:

“Entiendo.”

Y asintió con la cabeza.

¿Entiendo?

Miré a Nagato, y ella me devolvió la mirada fijamente.

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El tiempo pasó y parecía que el silencio hubiese cobrado alas y estuviera volando a nuestro alrededor…

“…”

Nagato inclinó su cabeza levemente, pero aparte de eso no hizo nada más, excepto continuar mirándome con atención. ¿Eh… ahora qué? ¿Debería decir algo, no?

Mientras buscaba en mi diccionario algo para decir…

“He recibido el mensaje que me has transmitido.”

Su mirada no se desvió ni un momento.

“Pero no puedo satisfacer esa solicitud.”

Lo dijo con su tono de calma habitual.

“No puedo garantizar que mi mecanismo de autocontrol seguirá siendo estable durante los próximos diez años.”

Después de terminar esa frase, cerró firmemente sus labios otra vez. Ni por un instante cambió su expresión ni me quitó los ojos de encima.

“No…”

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El primero en vacilar fui yo, sacudiendo mi cabeza para poder alejar mi vista de aquellos ojos oscuros que parecían estar a punto de tragarme.

“Tienes razón. Diez años es demasiado tiempo.”

Aunque el problema de aquella confesión no era únicamente el largo tiempo de espera, dejé salir un suspiro de alivio. La fuente de aquel alivio era, simplemente, que no quería ver a Nagato involucrándose con Nakagawa o con ningún otro idiota como él. No voy a negar que aún tengo un vivo recuerdo de aquella Nagato que ví cuando Haruhi desapareció. Nakagawa no era un mal tipo, incluso podría decirse que es una buena persona, pero no puedo borrar de mi cabeza esa imagen de Nagato, con esa expresión desesperada mientras tiraba de la manga de mi chaqueta. “Lo siento, Nagato,”

Arrugué el trozo de papel haciendo una bola.

“Es mi culpa. No debí haberte leído esta cosa palabra por palabra, y debí rechazar la solicitud de Nakagawa cuando me llamó. Por favor olvida que esto sucedió. Voy a hablar con ese idiota. No te preocupes, no creo que sea del tipo de persona que se convierte en un acechador.”

Pero si Asahina-san resultara de pronto con un novio, sería yo el que lo acecharía todo el día… ¿Eh? Así que es por eso, así son las cosas.

Ya sabía la causa de esa incómoda sensación.

Ya fuese por Asahina-san o por Nagato, ¡No podía tolerar la idea de algún tipo interponiéndose entre ellas y yo! Era así de simple. Por eso me sentí tan aliviado antes, supongo que soy un tipo bastante básico en esos asuntos.

¿Y qué hay de Haruhi? Ah, si es por ella, no me preocupa en absoluto. Haruhi ignoraría a cualquier tipo que se atreviera a perseguirla. Si algún día se congela el infierno y Haruhi decide comenzar a salir con alguien, entonces no tendrá tiempo de andar por ahí buscando extraterrestres y viajeros en el tiempo. Esas serían muy buenas noticias para todo el mundo, y estoy seguro de que Koizumi se sentiría complacido por no tener que trabajar tanto.

Después de eso, esta parte surrealista y compleja de mi vida llegaría por fin a su final. Quizá alguna vez llegue ese día, pero estoy seguro de que no será pronto.

Abrí la ventana del salón. La brisa invernal que entró, tan fría que habría sido capaz de herir a alguien, chocó contra el tibio aire del interior, que casi tenía ya la temperatura de nuestros cuerpos. Con un movimiento de mi brazo, arrojé aquella bola de papel tan lejos como fui capaz. El trozo de papel flotó suavemente en el viento y aterrizó en silencio en el campo de césped a un lado del pasillo que une el edificio principal de la escuela y el edificio de los clubes. Supuse que terminaría siendo arrastrado a un canal de desagüe cerca del edificio, y se descompondría junto con las hojas para volver a ser uno con la tierra…

¡Pero me equivoqué!

“¡Maldita sea!”

Había una persona caminando por aquel pasillo, y de repente cambió de dirección dirigiéndose hacia el césped. Aquella chica se volteó para mirarme fijamente, como si acabase de arrojar una colilla de cigarrillo, y procedió a recoger la bola de papel que acababa de lanzar.

“¡Hey! ¡No recojas eso! ¡Tampoco vayas a leerlo!”

Ignorando mis inútiles protestas, tomó aquel pedazo de basura que nadie le había pedido recoger, lo desdobló y comenzó a leerlo en silencio.

“…”

Nagato seguía mirándome sin decir nada.

Tomémonos un momento para responder el siguiente cuestionario:

 P1. ¿Qué estaba escrito en aquel pedazo de papel?
 R1. Una declaración de amor hacia Nagato.
 
 P2. ¿De quién era la caligrafía de aquel papel?
 R2. Mía.
 
 P3. ¿Qué pensaría una persona que leyera la nota?
 R3. Probablemente interpretaría muy mal la situación.
 
 P4. ¿Entonces, qué estaba pensando Haruhi al leer todo aquello?
 R4. No quiero ni imaginarlo.

Y así, Haruhi leyó atentamente el trozo de papel por un par de minutos, y luego levantó la cabeza para mirarme fijamente mientras revelaba una siniestra y maligna sonrisa, como si estuviese tramando algo.

…¡Tal y como lo pensé, aquel no era un buen día!

Diez segundos más tarde y con la velocidad más aterradora imaginable, ya había llegado corriendo hasta el salón del club y me tenía agarrado por el cuello de mi camisa…

“¡¿En qué diablos estabas pensando?! ¡¿Acaso eres estúpido?! ¡Voy a tener que lanzarte por esa ventana a ver si reaccionas!”

Gritó todo esto sosteniendo una sonrisa en su cara, sólo que aquella sonrisa se veía bastante falsa. Si la fuerza que usó para arrastrarme hasta la ventana hubiese sido convertida en energía, hubiese sido suficiente para alimentar la calefacción de la escuela por todo un día. Ni siquiera mi nervioso intento de explicar la situación parecía controlar aquella fuerza.

“¡No, espera, puedo explicártelo! Estaba haciéndole un favor a un antiguo compañero de preparatoria llamado Nakagawa…”

“¡¿Qué?! ¡¿Estás tratando de culpar de esto a alguien más?! ¿Esta es tu caligrafía, no?”

Haruhi pregunto amenazante mientras me empujaba hacia atrás, y luego se quedó mirándome con los ojos bien abiertos desde una distancia de apenas diez centímetros.

“Vas a tener que soltarme primero, no puedo hablar normalmente si me estás arrastrando así…”

Mientras forcejeaba y luchaba con Haruhi, una cuarta persona llegó en el peor momento posible. “¡¿Eh…?!”

Los ojos de Asahina-san estaban tan grandes como platos mientras nos miraba desde la puerta. Con un gesto muy elegante, se cubrió la boca y dijo:

“…Ah… ¿están en medio de algo? Si hace falta, puedo volver más tarde…”

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Aunque de hecho sí estábamos en medio de algo, no era nada importante. No tenía nada de divertido luchar y forcejear con Haruhi, aunque sería algo muy distinto si se tratase de Asahina-san… En todo caso, claro que podía entrar. Ni en el pasado, ni en ese momento, le habría negado a Asahina-san el derecho a entrar, y no pensaba comenzar a hacerlo.

Además, Nagato estaba allí sentada como si nada estuviese pasando, así que no había razón para que Asahina-san no pudiese entrar también. Si además podía ayudarme a salir de aquel enredo, era más que bienvenida.

Mientras le sonreía a Asahina-san y empujaba a Haruhi al mismo tiempo…

“Oh, vaya.”

El último miembro llegó, asomando su cabeza por la espalda de Asahina-san.

“¿Acaso llegué muy temprano?”

El tipo dejó ver una alegre sonrisa, e hizo un lado un mechón de cabello de su frente.

“Asahina-san, parece que hemos llegado en un momento inoportuno. Quizá deberíamos regresar más tarde, cuando hayan solucionado esta disputa doméstica. Te puedo invitar a un café mientras tanto…”

Un momento, Koizumi. Si crees que todo aquel forcejeo es una pelea común de pareja, te recomiendo que vayas a que te examinan la vista. Ah, y no trates de aprovechar esta oportunidad para llevarte a Asahina-san. Asahina-san, esto no es nada, no tiene por qué preocuparte, y no vayas a asentir aceptando su invitación.

En ese momento Haruhi estaba agarrada de mi camisa con toda la fuerza que tenía, y yo la sostenía firmemente por las muñecas. De seguir así, mis ligamentos comenzarían a dolerme en un instante, así que opté por llamar refuerzos…

“¡Hey! ¡Koizumi! ¿A dónde crees que vas? ¡Ven aquí y ayúdame!”

“Hmm… ¿a quién debería apoyar?”

Koizumi decidió hacerse el tonto, mientras que Asahina-san se quedo inmóvil y parpadeando sin parar, como un conejito aterrorizado. Ni siquiera se dio cuenta de que Koizumi puso la mano en su hombro, tratando de hacer el papel del caballero en armadura que salva a la doncella en peligro.

¿Y qué estaba haciendo Nagato en todo ese tiempo? Di un rápido vistazo y noté que Nagato exactamente lo que pensé que estaría haciendo, no parecía estar interesada y seguía leyendo su libro. Oh, por favor, es precisamente por ti que estoy metido en todo este problema, ¿por qué no puedes al menos decir algo?


De pronto, las garras de Haruhi me apretaron mucho más fuerte.

“¡¿Cómo pude ser tan ciega?! ¡No puedo creer que recluté en mi brigada a alguien tan idiota como para escribir una estúpida carta de amor! ¡Eso sí me molesta! ¡Tendrás que renunciar de inmediato! ¡Qué desagradable, es peor que meter el pié descalzo en un zapato lleno de cucarachas!”

A pesar de estar furiosa, Haruhi seguía mostrando aquella aterradora sonrisa. Era como si no supiera qué expresión debía usar en una situación como ésa.

“¡Mientras subía, tuve tiempo de pensar en trece castigos diferentes para esto! ¡Primero, tendrás que subir sobre un muro con un pescado seco en la boca y pelear con los gatos callejeros! ¡Y vas a tener que usar unas orejas de gato todo el tiempo!”

Suzumiya Haruhi no Yūutsu Volumen 6 Capitulo 3 Parte 1 Novela Ligera

Si Asahina-san tuviese que hacer eso llevando puesto su uniforme de mucama, estoy seguro de que sería algo digno de verse; si lo hiciera yo, en cambio, lo próximo que verían sería mi cuerpo en la parte trasera de una ambulancia.

“Claro que no tenemos orejas de gato.”

Me acerqué a la ventana y respiré profundamente.

Lo siento Nakagawa, si no le digo la verdad, yo seré la próxima cosa que salga volando por esta ventana además de ese trozo de papel. Su hubiese sido posible, no les habría dicho nada acerca de tí, pero si Haruhi sigue malinterpretando todo esto, hasta la Madre Naturaleza estará en peligro.

Miré fijamente los ojos bien abiertos de la Reina de la Brigada, y con el mismo tono suave que uso para calmar a Shamisen cuando le corto las uñas, le dije:

“Escúchame, es que… vas a tener que soltarme primero, Haruhi. Voy a explicártelo todo hasta que te entre en esa dura cabeza tuya.”


Diez minutos después.

Haruhi estaba sentada en su silla de metal, con las piernas cruzadas mientras bebía una taza de té verde.

“Ese amigo tuyo sí que es raro. Entiendo que se haya enamorado a primera vista, pero su obsesión ya se está pasando de la raya. Qué imbécil.”

Ella pensaba que el amor no sólo te vuelve ciego, sino que también provoca daño cerebral. Bueno, igual no estaba en desacuerdo con esa última declaración.

Haruhi sacudió la arrugada carta.

“Al principio, pensé que te habías puesto de acuerdo con el idiota de Taniguchi para burlarte de Yuki. Es el tipo de cosa que él haría, por no mencionar que Yuki es una chica callada y obediente que se dejaría engañar fácilmente.”

No creía que pudiese encontrar a alguien en esta galaxia más difícil de engañar que Nagato. Pero preferí quedarme callado y escucharla con atención. Quizá sintiendo que tenía ganas de decir algo, Haruhi me dirigió una breve y amenazante mirada, para luego volver a la expresión relajada de antes.

“Olvídalo, tú no serías capaz de hacer algo así. No tienes ni la inteligencia ni la astucia necesarias.”

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No estaba muy seguro si aquello era algo bueno o malo, pero era cierto que yo no haría algo tan infantil como eso. Además, no importaba lo malo que fuese Taniguchi para expresar lo que sentía, él tampoco haría algo así.

“Pero…”

La persona que encendió aquella mecha, fue nada menos que el ángel de la Brigada SOS.

“Yo creo que es muy romántico.”

Asahina-san dijo con indulgencia.

“Si alguna persona llegase a sentirse así por mí, creo que me haría muy feliz… ¿Diez años, verdad? Me gustaría mucho conocer a alguien dispuesto a esperar diez años sólo por mí. Es tan romántico…”

Juntó los dedos de las manos mientras sus ojos brillaban con fuerza.

Aunque no estaba muy seguro de que Asahina-san entendiese por romántico lo mismo que yo entendía, imaginé que era cuestión de interpretaciones. Quizá el vocabulario había cambiado un poco en el futuro. Después de todo, ella era alguien que no entendía cómo un simple barco podía flotar en el agua si no se lo explicaban primero.

Ah sí, el vestido de Asahina-san de ese día era de lo más normal, sólo traía puesto el uniforme de marinero. Esto se debía a que su uniforme de mucama, el de enfermera, y todos los demás disfraces habían sido enviados a la lavandería, incluyendo también el disfraz de rana. Cuando Haruhi y yo habíamos llevado a lavar toda aquella pila de disfraces impregnados con el aroma de Asahina-san, el dueño de la lavandería no había dejado de mirar maliciosamente a Haruhi y luego a mí, y el sólo pensar qué se estaba imaginado me dejó un trauma de por vida.

“Nakagawa y el romance son dos conceptos que están totalmente aislados.”

Tragué rápidamente el té que quedaba en mi taza, y seguí hablando:

“Además, creo que reencarnó en el cuerpo equivocado. Él es un tipo de esos fuertes, gruesos y musculosos que nunca será el protagonista de esas novelas para adolescentes. Su horóscopo animal seguramente tendría que estar representado por el oso negro Japonés.”

Traté de imaginar cómo se vería, según lo que recordaba de él en la secundaria.

“¿En serio? Se escucha como un tipo grande y muy amable.”

Aunque la impresión que daba podía corresponder a esas dos interpretaciones, ya que era un tipo con muy buen estado físico, lo que yo había imaginado no se parecía a lo que pensó Asahina-san. En realidad, pensé en disculparme con él por describirlo de esa manera, y antes de que pudiese destruir toda evidencia sobre la declaración de amor de Nakagawa – también debería disculparme por esto, pero ya no me siento capaz – Haruhi la había leído apasionadamente y en voz alta para que todos la escucharan. La reacción de Koizumi fue muy diferente de la de Asahina-san:

“Qué discurso tan impresionante.”


Lo dijo como siempre, con esa pretenciosa sonrisa.

“Esa carta permite tener una buena idea de cómo es el autor. Aunque su idealismo es un poco exagerado, hay que reconocer que es muy serio y está bien plantado en la realidad. Aunque el autor se perdió un poco como resultado de un frenesí de inspiración, por sus palabras uno puede reconocer su pasión y ambición. Si Nakagawa-san puede trabajar tan duro como lo dice ahí, entonces será una formidable persona en el futuro.”

Aquel análisis se escuchaba como lo que haría un psicoanalista principiante. ¿Acaso es tan simple opinar sobre la sida de otras personas? Si una crítica tan irresponsable como la tuya es válida, entonces la mía también lo es. ¿De todos modos, a quién estás tratando de convencer? “Sin embargo…”

Koizumi me dirigió una sonrisa.

“Se requiere de gran valor para escribir una carta de amor en esos términos. Y tú has demostrado ser una persona muy amable al aceptar entregarla. De estar yo en tu lugar, no habría podido ni siquiera escribirla por lo mucho que me habrían temblado las manos.”

¿Qué se supone que significa eso? ¿Acaso me estás criticando entre líneas? A diferencia de ti, yo sí valoro a los amigos. Yo sí me tomo la molestia de hacer el papel de Cupido, aún cuando sea una pérdida de tiempo.

Me encogí de hombros, y le dije a Koizumi lo que había sucedido después.

“Nagato ya me había dado una respuesta antes de que ustedes llegaran.”

Hablé en lugar de Nagato, que le estaba prestando a Haruhi y a Koizumi la misma cantidad de atención.

“Dijo que diez años era demasiado tiempo. Bueno, era de esperarse. Yo habría dicho lo mismo”

En ese momento, Nagato, que había estado en silencio todo el tiempo, habló:

“A ver.”

Extendió sus delgados dedos.

Eso me sorprendió, y supongo que también sorprendió a Haruhi.

“Supongo que tienes curiosidad.”

Haruhi dijo, como tratando de leer la expresión que se ocultaba bajo los mechones de cabello del único miembro del Club de Literatura.

“Aunque Kyon sólo escribió lo que otra persona le dictó, podrías llevártela como un recuerdo. Después de todo, es una carta muy ambigua o muy sincera, pero igual, una confesión como esa es muy rara en ésta época.”

“Ahí tienes.”

Koizumi recibió el pedazo arrugado de papel de manos de Haruhi, y se lo pasó a Nagato.

“…”

Nagato bajó la mirada y comenzó a leer mi caligrafía. Por momentos, sus ojos parecían quedarse fijos en un solo sitio, como tratando de comprender todo el significado de cada una de las líneas.

“No puedo esperar.”

Bueno, eso era de esperarse.

Pero entonces, Nagato añadió…

“Pero puedo ir a verlo.”

Esa frase hizo que todos en el cuarto nos quedáramos asombrados, y luego dijo otra frase, que casi hizo que mi mandíbula cayera hasta el suelo.

“Tengo curiosidad.”

Tras decir eso, me miró con una expresión poco habitual.

Era una expresión que conocía muy bien – una mirada de determinación, tan clara como una pieza perfecta de cristal hecho a mano.

La limpieza del salón del club no terminó como era de esperarse. Cuando sugerí deshacernos de algunos de los libros en los estantes, Nagato no dijo ni “sí” ni “no”, sino que se me quedó mirando en silencio. Al ver aquellos ojos que apenas si alcanzaban a ocultar una profunda tristeza, fui incapaz de sacar los libros. En único juego de mesa de la colección de Koizumi que terminó en la basura, fue un tablero de Backgammon hecho de papel, que originalmente había sido recortado de una revista, y sólo habíamos jugado una vez.

Las únicas posesiones personales de Asahina-san entre todo aquello eran las bolsas de té. Por otro lado, por cada uno de los objetos de Haruhi que tratábamos de sacar, ella respondía con un contundente, “¡No puedes arrojar eso!”

“Escúchame bien, Kyon. Es un desperdicio echar algo a la basura sin haberlo utilizado primero. Yo no voy a hacer algo así. Las cosas que sean útiles, deben ser reutilizadas una y otra vez, hasta que se desgasten por completo, de lo contrario no podemos desecharlas. Hay que pensar en el medio ambiente.”

En un futuro, este cuarto se convertirá en un enorme basurero gracias a esa chica. Si de verdad te preocupa tanto el ambiente, no deberías preocuparte por un montón de cosas sin vida, al menos es lo que yo pienso.

Haruhi ató un pañuelo triangular alrededor de su cabeza, les entregó a Nagato y a Asahina-san un trapero y una escoba, y nos entregó a Koizumi y a mí un cubo y un trapo, y nos ordenó limpiar las ventanas.

“Ésta será la última vez que estaremos en este cuarto por este año, así que tenemos que dejarlo reluciente antes de irnos a casa. Sólo así podremos estar tranquilos al comenzar el Año Nuevo.” Después de recibir esa orden, Koizumi y yo empezamos a limpiar las ventanas. Le dirigí una que otra mirada a aquel trío de chicas de la Preparatoria Norte, preguntándome si lo que estaban haciendo era limpiar el cuarto, o si sólo cambiaban el polvo de lugar. Entonces mi compañero me dijo en voz baja:

“Que esto quede sólo entre nosotros. Aparte de la ‘Organización’, existen muchas otras agencias que quieren acercarse a Nagato-san, porque ahora ella es tan importante como Suzumiya-san y como tú. Entre todos los agentes de la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos, la existencia de Nagato-san es particularmente extraordinaria, sobre todo últimamente…”

Me senté en el borde de la ventana y exhalé algo de aire caliente entre mis manos, tratando de alejar aquel viento helado que estaba bajando mi temperatura corporal con facilidad, mientras seguí limpiando la ventana con el trapo húmedo.

“¿De qué diablos estás hablando?”

En realidad fue bastante fácil hacerme el tonto. Hacía muy poco tiempo, había vivido algo con Nagato y con Asahina-san que no tenía nada que ver con éste Koizumi y con ésta Haruhi, y el “yo” de la actualidad estaba vivo como resultado. Por supuesto, no podía quedarme callado tras escuchar todo eso.

“Ya pensaré en algo.”

Respondí tratando de permanecer en calma.

Todo ese incidente había empezado por mi culpa, así que yo mismo me haría cargo.

Koizumi limpió el interior de la ventana sin dejar de sonreír.

“Claro, esta vez cuento contigo. Organizar el viaje de fin de año de la Brigada SOS a las montañas es más que suficiente para mantenerme ocupado. Además, siempre puedes provocar un poco a Suzumiya-san para reducir su estrés. Desafortunadamente, yo no me puedo dar ese lujo.”

“¿Entonces quiénes dices tú que son los malos?”

La sonrisa en la cara de Koizumi se volvió retorcida.

“¿No crees que ya es hora de que me quite esta máscara de inocencia y cambie esta imagen que ya ni me acuerdo cuándo creé para mí mismo? Después de todo, es agotador tener que ser tan educado todo el tiempo.”

Si te sientes tan cansado, entonces para ya con eso. No me sentía con ánimo de interrumpir su discurso.


“Pero no funcionaría. Mi imagen actual concuerda perfectamente con lo que piensa Suzumiya-san de mí. Después de todo, soy un experto en entender sus estados mentales.”

Koizumi suspiró exageradamente.

“Sólo por eso, siento mucha envidia de Asahina-san. Ella no tiene que fingir nada, sólo tiene que ser ella misma.”

“¿Acaso no dijiste alguna vez que Asahina-san podría estar fingiendo también?”

“¿Oh, en serio creíste en eso que dije? Si logré ganarme tu confianza, entonces todo mi trabajo ha valido la pena.”

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