Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

La mente de Vivian se tambaleó dentro del blanco puro que había llenado el mundo frente a sus ojos, y la luz increíblemente caliente incineró su cuerpo en un instante. Lo siguiente que supo fue que estaba tumbada en un suelo que se había convertido en cristal. Aunque había sido totalmente aniquilada, su poder se había activado para revivirla automáticamente.

“¿Qué…?”

Levantándose hasta quedar sentada, miró a su alrededor. Una zanja de tierra derretida se extendía en ambas direcciones, indicando el lugar por donde había pasado la luz. No quedaba nada en su camino. Las ruinas, los gigantes guardianes e incluso el titán de piedra habían desaparecido. La luz había aniquilado absolutamente todo lo que tenía delante. Por supuesto, esto había sido causado por el rayo de luz disparado por los Agresores como demostración para Yogiri, pero Vivian no tenía forma de saberlo.

“No puede ser…” Dos escudos yacían en el suelo junto a ella. Eran los escudos invencibles capaces de bloquear cualquier ataque, que ella había entregado a Maanu y Matilda. Aunque parecían desgastados, seguían intactos. Pero sólo quedaban los escudos, sin rastro de las personas a las que debían proteger. Incluso la inconsciente Vivian se sintió desconcertada al ver aquello.

Tras permanecer un rato en estado de shock, finalmente se puso en pie. Había sobrevivido, así que tenía que completar su misión: encontrar la Espada del Mundo, derrotar al Sabio y reconstruir su país. Ahora era la única que podía lograrlo.

Vivian se acercó a tropezones a la abertura en el suelo. La tierra que la rodeaba se había derretido, pero la abertura estaba libre de escombros. Saltó al interior sin dudarlo. La caída fue suficiente para matar a un humano normal, así que Vivian creó escudos bajo sus pies para absorber el impacto del aterrizaje.

“Escudo de luz”. Creó un escudo brillante para iluminar la oscuridad que la rodeaba. “Ja, ja… Puedo hacer básicamente cualquier cosa, ¿no?”

Si hubiera utilizado su poder correctamente, tal vez todos los demás estarían vivos. Pero no tenía sentido revolcarse en el arrepentimiento ahora.

El escudo iluminó un pasillo de piedra. Incluso desde su posición, podía ver varios lugares en los que el camino se bifurcaba. Parecía una especie de laberinto.

“Escudo de búsqueda”.

Apareció un gran escudo con una flecha dibujada en él.Había intentado hacer un escudo que la ayudara a encontrar lo que buscaba, pero se sorprendió cuando realmente funcionó.

“¿Sabes dónde está la Espada del Mundo?”

Sostuvo el objeto a ras del suelo y éste giró durante un rato antes de detenerse. Esa era la dirección en la que tenía que ir.

Cuando se adelantó para seguir el camino indicado por la flecha, las lanzas salieron disparadas de las paredes para empalarla. Vivian las bloqueó, y el ácido cayó del techo mientras continuaba. Luego, el suelo explotó y una gigantesca bola de hierro apareció por detrás para aplastarla. Pudo bloquearlas todas con sus escudos, pero empezaba a cansarse.

“Escudo automático”.

Aparecieron numerosos escudos, flotando en el aire a su alrededor. Se moverían por sí solos para protegerla. Había muchas trampas colocadas para detener a los intrusos, pero los escudos las bloqueaban todas.

Siguiendo el camino indicado por el Escudo de Búsqueda, no tardó en llegar a su destino. Allí había un altar, un viejo pedestal que tenía una espada incrustada. Había sido clavada tan profundamente en la piedra que sólo eran visibles la empuñadura y la guarda, mientras que todo el cuerpo de la espada estaba oculto.

“Si rompo el sello, me convierto en el dueña, ¿verdad?”

No sabía cómo hacerlo y decidió intentar sacar la espada para empezar. De pie sobre el pedestal, agarró la empuñadura e intentó sacarla lentamente. Se soltó con decepcionante facilidad.

“¿Eh? ¿Eso es todo? Supongo que es fácil si te reconoce como su portador… ¡Espera! ¿Por qué está tan oxidada?”

La hoja estaba cubierta de óxido. Además, no podía sentir ningún poder proveniente del arma. No parecía más que un trozo de metal viejo.

“¡¿Qué?! Vamos. ¿Qué es esto? ¡¿Hemos venido hasta aquí para esto?!

Pensando que debía de haber algún tipo de error, Vivian inspeccionó la hoja desde varios ángulos, pero no importaba cómo la mirara, sólo era una hoja oxidada. ¿Cómo podía algo así derrotar a un sabio? Estaba totalmente perdida.

“¿Oh? Parece que alguien ya está aquí. Supongo que llegamos justo a tiempo”.

Oyó la voz de un hombre detrás de ella. Al darse la vuelta, vio a un grupo de personas entrar en la cámara. “¡¿Quiénes son ustedes?!”

“Eh, vamos. ¿No reconoces a tu propio emperador? ¿Qué clase de ciudadana eres?”

“Yoshifumi, matas a la mayoría de la gente que ve tu cara. Es imposible que te reconozca”, suspiró una de las mujeres que le acompañaban.

“¡Maldita sea! Eso hace que esto sea demasiado aburrido. Quería que se asustara”.

Quien hablaba era un hombre con una chaqueta de cuero con remaches, cuyo aspecto no era más que el de un vulgar matón callejero. Parecía ser el emperador de Ent, el sabio Yoshifumi.

◇ ◇ ◇

Como la aldea de los elfos había sido destruida, el pasadizo oculto era fácil de encontrar. Con los edificios y el suelo fundidos, la ruta subterránea se hizo claramente visible. Siguiendo el pasaje secreto desde los restos de la aldea, llegaron a una pequeña cámara. Había luces mágicas en las paredes y un gran pedestal en el centro de la habitación.

Junto al pedestal había una joven rodeada de escudos flotantes. Yoshifumi había traído a su grupo aquí después de escuchar que la familia real se dirigía al Bosque de los Elfos, así que era posible que ella fuera de ascendencia real. Tenía una espada en la mano. Debía ser la Espada del Mundo. A pesar de sostener lo que debería ser una reliquia poderosa, parecía algo perpleja, pero sólo por un instante. Cuando Yoshifumi entró en la habitación, se giró hacia él.

“Que un emperador se presente a sí mismo parece una tontería, pero supongo que tengo que hacerlo. Soy Yoshifumi, el emperador de Ent. Normalmente, ejecuto a cualquiera que vea mi cara, pero como eres de la realeza, te daré un permiso especial para mirarme”.

Su rostro era desconocido para los ciudadanos del imperio. La ley consideraba un acto de falta de respeto que los civiles ordinarios le miraran a la cara y supieran quién era, por lo que cualquiera que lo viera recibía la pena de muerte. Eso es lo que le permitía andar por los bares de la ciudad actuando como un pandillero cualquiera.

“¡¿Tú eres Yoshifumi?!”

“Sí. ¿Y esa es la Espada del Mundo? ¿Cómo se supone que ese pedazo de basura va a vencerme?”

El arma estaba básicamente cayendo a pedazos. La empuñadura y la guarda estaban en buen estado, pero la hoja estaba en un estado patético. La hoja entera estaba oxidada y astillada por todas partes. No habría sido una sorpresa que se hubiera partido en dos.

Sin embargo, Shigeto era plenamente consciente de que la espada no tenía ningún poder en su estado actual.

“¿Cómo voy a saberlo?”, respondió la chica. “¡Pero debe tener algún tipo de poder! Después de todo, se llama Espada del Mundo”. Ella también estaba claramente confundida por el estado de la espada, pero aun así, la blandió hacia él. “¡Ahora, Espada del Mundo Hoja Omega, revela tu verdadero poder y mata a este malvado usurpador que se hace llamar Sabio!”, gritó, pero el arma no respondió.

“¿Y?” Yoshifumi sonrió.

“No tengo ni idea…” Parecía no saber qué hacer a continuación.

“Oye, Shigeto, ¿es realmente la Espada del Mundo?”

“El Libro de la Profecía dice que este es el lugar”.

“Hm. Supongo que tu libro no podría decir si algo va mal, ¿verdad?”

“Correcto. No es omnipotente ni mucho menos”.

El Libro de la Profecía proporcionaba la información necesaria para proceder a través de cualquier secuencia de eventos, pero si algo sucedía para cambiar la naturaleza de un evento más tarde, la profecía no tenía manera de actualizarse para hacer frente a los nuevos acontecimientos.

“Así que probablemente alguien la cambió”, dijo Yoshifumi. “Bueno, está bien”. Teniendo en cuenta su personalidad, no habría sido extraño que perdiera los nervios al descubrir que la Espada del Mundo no estaba aquí después de haber viajado tanto para encontrarla. Pero como si hubiera perdido el interés en el arma por completo, dirigió su atención a la chica que estaba ante ellos.

Las cosas van bien hasta ahora. Lo único que queda es averiguar cómo ponerle las manos encima… Shigeto se sintió aliviado. No estaba siendo manipulado por Yoshifumi. A lo sumo, estaba bajo el control de Rei, por lo que era capaz de ocultar información al Sabio. La hoja en manos del desconocido era un recipiente necesario para recrear la verdadera forma de la Espada Mundial Omega Blade.

“Por cierto, ¿cómo te llamas?” preguntó Yoshifumi.

“¿Por qué iba a decírselo a alguien como tú?”

“Probablemente sea Vivian”, dijo Rena con desprecio.

“¡¿Qué?!”

A juzgar por su sorpresa, la suposición había sido acertada. Intentó ocultarlo, pero Shigeto sabía que Rena era capaz de leer la mente de la gente. Sin embargo, no podía oír las voces de todos los que la rodeaban. Sólo podía leer la mente de las personas a las que miraba directamente. Así que Shigeto había hecho todo lo posible para evitar involucrarse con ella. Tenía que asegurarse de que ella no revelara su plan secreto. Por suerte, ella no parecía tener ningún interés en él, así que aún no habían hablado.

“Ya veo. La princesa Vivian, ¿verdad? Qué buena chica, viniendo hasta aquí pensando que podrías encontrar una manera de vencerme”.

“¡Maldita sea! ¡Deja de burlarte de mí! ¡Bien! ¡De todas formas no necesito la Espada del Mundo!” Arrojando a un lado la vieja espada.

“¡Oh, pareces muy animada! Adelante, entonces. Pero antes del último jefe, ¿por qué no ves si puedes enfrentarte al jefe intermedio?”

“¿Qué? ¿Vas a obligarme a hacerlo?” se quejó Rena.

“No quiero perder el tiempo si va a ser una pelea aburrida”.

“Bien”. Rena se adelantó a regañadientes mientras Yoshifumi retrocedía, Rei y Shigeto ocupando puestos a su lado.

“¡Si crees que no soy más que una linda princesa, te espera un duro despertar!” declaró Vivian.

“¿Supongo que tiene el poder de invocar escudos?”

“¡¿Y qué si lo sabes?! ¡Toma esto! ¡Escudo de golpe!” Un gran número de pequeños escudos aparecieron en el aire y se abalanzaron sobre Rena, más como balas que otra cosa. “¡Escudo Motosierra! ¡Escudo Espada! ¡Escudo de pinchos!” Con un rugido, le siguieron escudos con motosierras, espadas y pinchos. “¡Escudo de trueno! ¡Escudo de fuego! ¡Escudo de hielo!” Los escudos que la rodeaban empezaron a emitir chispas de rayos, bolas de fuego y ondas de frío. Parecía que básicamente todo era posible para ella.

Rena no hizo ningún esfuerzo por defenderse, y todos ellos la golpearon de lleno.

“¡Toma ya! Después de esos…”

“Parece que tu poder de ataque es bastante bajo”. Rena estaba ilesa.

“De ninguna manera…”

“Bien, es mi turno”.

Rena saltó hacia delante, lanzando una patada a Vivian. Los escudos que flotaban alrededor de la princesa se movieron por sí solos para interceptar el ataque.

“¡Ja! ¡Puedo bloquear cualquier ataque!”

“Entonces, ¿qué pasa con esto?”

Un estallido sonó en el estómago de Vivian.

“¿Eh?”

Miró hacia abajo para verse empapada de sangre. Su estómago había explotado hacia fuera, derramando sus tripas en el suelo.

“Tienes altos niveles de resistencia, pero no parece que puedas defenderte de todo perfectamente”.

“No puede ser… ¿Qué has hecho?” Vivian se derrumbó, y los escudos que la rodeaban la siguieron.

“¿Cuál es exactamente el poder de Rena?” Murmuró Shigeto.

“No tiene nada especial”, explicó Yoshifumi. “Simplemente es muy fuerte”.

Shigeto recordó la vez que había perdido contra ella. Una sola patada de ella le había dejado a las puertas de la muerte.

“Pero… ¡no puedo morir!” Vivian se levantó de un salto. No sólo su estómago había vuelto a la normalidad, sino que incluso su ropa estaba intacta.

“Yoshifumi, ¿qué se supone que debo hacer con esto?” Se quejó Rena. “Va a ser eterno”.

Vivian parecía tener una capacidad inagotable para revivir. Aunque pudieran matarla, eso no solucionaría nada por mucho tiempo.

“Supongo que no tengo otra opción. Parece que la batalla del jefe medio es un empate”.

Cuando Rena dio un paso atrás, Yoshifumi se adelantó, finalmente dispuesto a unirse él mismo a la lucha.