Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 8

Capitulo 10: Reclutando Asesinos De Dioses. Recompensa: Diez Cuatrillones De Créditos

Uno de los ángeles de Malnarilna se encontraba en la cima de una montaña. No había nada particularmente especial en el lugar, sólo que ofrecía la amplia zona abierta que ella necesitaba. Los ángeles habían comenzado a actuar según sus propios planes. Todos tenían el mismo rango, así que, al no estar ya Malnarilna para ofrecerles el liderazgo, no había jerarquía entre ellos.

“Eso debería ser bueno”. El ángel, que parecía un niño pequeño, había dibujado una enorme figura en el campo que había en la cima de la montaña. Las líneas que brillaban con energía mágica se conectaban en un complejo diseño geométrico, formando un círculo mágico. Pero este diseño en particular no tenía ningún poder propio. Era sólo una señal.

“Asesinos, ¿eh? ¿Cuánto les pagamos?”

Estaban buscando asesinos de otros mundos. No tenía sentido buscar a alguien que no fuera ya bastante fuerte. Necesitaban a alguien lo más poderoso posible que pudiera matar a Yogiri Takatou sin falta.

Yogiri había matado a Malnarilna. Puede que las diosas gemelas bajaran la guardia contra él porque era un simple humano, pero aun así había sido capaz de matarlas. Como mínimo, necesitaban a alguien tan poderoso como un dios para igualarlo.

“Hmm… no tenemos buenas conexiones ni nada, así que no sé cuál es el precio de venta”.

El ángel accedió a la Capa Superior de Información. Era una capa que existía por encima del mundo material, conectando vagamente numerosos mundos de nivel inferior por debajo de ella. El ángel accedió al grupo de segmentos que incluía su propio mundo y echó un vistazo a los foros. Un breve vistazo mostró que, como era de esperar, no había hilos que anunciaran descaradamente los servicios de un asesino. Así que decidió iniciar un hilo por sí mismo.

Reclutamiento de Asesinos de Dioses. Recompensa: Diez cuatrillones de créditos.

Sin saber cuánto era una oferta aceptable, fijó la recompensa bastante alta. No era su dinero, así que no tenía inhibiciones para gastarlo. Tampoco sabía lo difícil que sería el trabajo, así que simplemente pidió a alguien capaz de matar dioses.

Recibió dos respuestas casi inmediatamente. Esperó un poco más, pero no llegó ninguna otra respuesta. Tal vez la recompensa era tan grande como para que los demás sospecharan.

El ángel revisó las dos respuestas con el ceño fruncido. Eran individuos bastante horribles. Las leyes y los valores de los individuos variaban de un mundo a otro, por lo que no existía un conjunto de reglas universales. Pero había quienes tenían un comportamiento tal que no eran aceptados en ningún lugar. A personas así se les prohibía entrar en cualquier mundo.

Estos dos eran exactamente eso. El primero era un asesino en serie de dioses que viajaba entre mundos y asesinaba a los dioses que los gobernaban. Su objetivo no estaba claro, pero era aterradoramente poderoso y se le había prohibido entrar en todos los mundos desde que alcanzó su fama.

La otra opción era un grupo de “piratas”. En lugar de acechar los mares de cualquier mundo individual, viajaban por el “mar” entre mundos, que albergaba las numerosas Fundaciones Celestiales, asolando mundos allá donde iban. Naturalmente, eran aborrecidos por quienes habitaban las Fundaciones Celestiales y por ello se les prohibía entrar en otros mundos a través de los canales oficiales. Este mundo era muy consciente de su notoriedad y les había negado la entrada en el pasado.

“¿Qué se supone que debo hacer ahora? Bueno, ¡probablemente esté bien!”

Dejar entrar a gente así en el mundo sería un gran desastre. En circunstancias normales, ni siquiera se consideraría. Pero el ángel estaba desesperado. No podía importarle menos lo que le sucediera al mundo ahora que Malnarilna se había ido.

Aceptó ambas ofertas.

Al poco tiempo, algo apareció en el centro del círculo mágico que había dibujado. Un joven con una bata blanca y una cara amable estaba allí. Había dado permiso a los posibles asesinos para entrar en el mundo, designando el círculo que había dibujado como su punto de entrada.

“¡Hola! Me llamo Takumi. Encantado de conocerte”.

El asesino en serie fue el primero en llegar.

“Hola. Soy un ángel de Malnarilna. Realmente no tengo un nombre”.

“Ya veo. Bien, ¡hasta luego!” Takumi comenzó a alejarse.

“¡Espera!” El ángel se apresuró a detenerlo. Todavía no le había contado ninguno de los detalles.

“¡Oh, lo siento! Te escucharé. ¿Qué querías?”

Le dio el nombre y la descripción de su objetivo, así como la información que tenía sobre sus poderes y su paradero.

“La recompensa será para quien lo mate. Se ha reclutado a otro grupo para ayudar a eliminarlo, así que quien lo atrape primero gana, ¿de acuerdo?”

“De acuerdo”.

“¿Qué pasa? No pareces muy motivado”. El ángel se sintió incómodo por lo cortante que estaba actuando el chico.

“Sí, en realidad sólo me interesaba entrar en este mundo, así que cuando vi la petición, ¡salté a la oportunidad! En realidad no me atrae tanto el dinero”.

“Ya veo. Bueno, supongo que está bien”. La recompensa sólo se pagaría si tenía éxito, así que éste era sólo uno de los intentos del ángel. No tenía sentido colgarse de la primera persona que llegara, así que decidió poner sus esperanzas en la siguiente opción.

“¿Está bien?”

“Sí. Estoy seguro de que causarás todo tipo de problemas en este mundo. Es posible que consigas el objetivo por accidente”.

“Ah, ya lo entiendo. Sólo intentaba burlarme un poco de ti, pero ahora me siento un poco mal. De acuerdo, si lo veo, lo mataré por ti”.

“Gracias”.

Takumi bajó la montaña. Después de un rato, algo más apareció en el círculo mágico. Era un grupo de unas docenas de… cosas. Un enorme bulto de carne. Un muñeco hecho de una serie de complejos tubos entrelazados. Un tubo hecho enteramente de globos oculares. Una forma humanoide hecha de hilo rojo. Todas eran criaturas alucinantes.

El ángel se arrepintió inmediatamente de haberlas dejado entrar. Aunque no le importara lo que le ocurriera a este mundo, sintió que había sido una decisión equivocada dejar pasar a este grupo.

De entre la multitud de monstruos, una sola figura se adelantó. En comparación con los demás, era el más humano. Su forma parecía la de una persona normal, pero era de color negro. Era como si todo su cuerpo fuera una ventana a un vacío muy oscuro, como si absorbiera toda la luz que le tocara, o como si fuera una sombra que simplemente se hubiera levantado. El ángel sintió repulsión por él. Desprendía un aire mucho más siniestro que los otros monstruos que estaban detrás de él. Su presencia era abrumadora, hasta el punto de que tuvo que asumir que era el líder.

“Un placer conocerle. Gracias por su petición”. La sombra habló con una voz plana y monótona.

“Oh, uhh, encantado de conocerte. Ustedes son los ‘piratas’, ¿verdad? ¿Normalmente aceptáis peticiones como ésta?”

“Normalmente, sólo saqueamos como piratas, pero la recompensa que ofrecías era demasiado para ignorarla”.

Los créditos que utilizaban como moneda no tenían forma física, así que no había forma de robarlos. Sólo existían mientras se realizaba el comercio. Así que aunque los piratas tuvieran el poder de destruir este mundo, no tenían forma de robar la riqueza de Malnarilna.

“Bien entonces, este es su objetivo”. El ángel dio a los piratas la información que tenía sobre Yogiri Takatou.

“Gracias. ¿Te importa si hacemos uso de la etiqueta aquí?” Se refería al círculo mágico que ella había dibujado. Existía sólo para ser un punto de búsqueda desde fuera del mundo.

“Claro. No me importa, pero ¿puedo preguntar por qué?”

“Somos piratas. Una cábala de rufianes. Somos muchos más de los que ves aquí”.

Una sombra cubrió de repente la montaña, haciendo que el ángel mirara hacia arriba. Grandes barcos habían aparecido sobre ellos. Una a una, enormes naves construidas para cruzar el “mar” entre mundos llenaban el cielo.

“Uhh, ¿realmente necesitas tanta gente?” No sabía lo fuertes que eran, pero sólo estaban cazando a un niño humano. Le resultaba difícil creer que necesitaran tanta potencia de fuego.

“La recompensa es de diez cuatrillones de créditos. Por ese precio, no subestimaremos la tarea”. La sombra habló tan inexpresiva como siempre, pero de alguna manera, al ángel le pareció que se reía.

◇ ◇ ◇

“En el mundo de los dioses, es comer o ser comido. No hay reglas, sólo la voluntad del fuerte. Pero aun así, ¿no crees que es un poco inmaduro que un padre se entrometa en los asuntos de su hijo?”

En uno de los patios del Trono Celestial, el conjunto de edificios de colores vibrantes que servía de sala de control del mundo, Kouryu se enfrentó a alguien. Una diosa rebosante de una sublime divinidad estaba allí con una sonrisa maternal en su rostro. Era natural que la diosa que había dado a luz a Malnarilna fuera aún más grande que ellos, por lo que Kouryu, que no habría sido capaz de manejar a una de las gemelas solo, no tenía ninguna posibilidad contra ella. Esta era una situación peligrosa para él, pero lo único que podía hacer era quejarse sarcásticamente.

“No puedo decir que esté en desacuerdo. Es bastante patético que tenga que venir a limpiar a mis hijas, incluso después de que hayan sido independientes durante tanto tiempo”.

Los ángeles de Malnarilna la habían llamado allí. Obtener el permiso para entrar en este mundo nunca había sido especialmente difícil. Aparte de algunos ejemplos concretos, casi cualquiera podía entrar y salir a su antojo.

“¿Hay alguna forma de llegar a un acuerdo? ¿Estarías contento si te dejara matarme?”

“Bueno, la muerte no es un gran problema para gente como nosotros”. Supuso que Malnarilna también volvería a la vida tarde o temprano y no pareció pensar demasiado en la prueba. “Sólo vine aquí porque me llamaron. No importa lo que hayas hecho para matarlas, sólo puedo culparlas por haber perdido”.

“Entonces…” Por favor, vete a casa, quiso decir. Pero por supuesto, las cosas nunca fueron tan fáciles.

“Pero supongo que no puedo ignorar la petición de los ángeles que crearon”.

“¿Qué es exactamente eso?”

“Quieren que destruya el propio mundo”.

“Bueno, eso es una locura”.

Ella no podía responder a una petición como esa.

“Es su última opción si los ángeles no logran derrotar a alguien”.

“¿También buscan venganza contra mí?” Preguntó Kouryu.

“No, nacieron para apoyar a los dioses. Ni siquiera considerarían dañar a uno”. Aunque era aceptable que un dios fuera asesinado por otro dios, no podían dejar pasar que un dios fuera asesinado por un simple humano.

“Hmm… hablando de eso, ¿sabes del que mató a una de las gemelas?”

“‘Él’? Ah, ¿te refieres a él?” Normalmente, con términos tan vagos, no tendría forma de saber a quién se refería Kouryu. Pero para los que conocían al individuo, el ambiente general era suficiente para indicar a quién se refería la pareja. No era necesario deletrearlo. “No puede ser… ¿Por qué está aquí?”

“Casi la mitad de este mundo está gobernado por gente que se autodenomina Sabios”. Kouryu le dio una explicación aproximada de cómo Yogiri Takatou había sido convocado allí y ahora viajaba por el mundo.

“Incluso saber de él es un riesgo considerable. La posibilidad de encontrarlo es tan infinitesimalmente pequeña, pensé que tenía más mérito no saber siquiera que existía…”

Si supieran que existe, podrían pensar en él. Si pensaran en él, podrían pensar que sus poderes como dioses serían suficientes para enfrentarse a él. ¿Y entonces qué? Si intentaban dañarlo con sus poderes, morirían al instante. Así que la diosa no le había dicho nada a Malnarilna sobre él.

“¡Ah! ¡Yo también lo conocí!” exclamó Kouryu como si acabara de recordar.

“¡Acabo de darme cuenta, tengo asuntos urgentes en otra parte!” Con eso, la diosa desapareció. No había forma de interpretar su partida como algo más que una huida atemorizada, pero no tuvo tiempo de hacer una retirada más elegante.

“Me siento mal por ti, Yogiri, pero tendré que esperar un poco más antes de decirte cómo volver a casa”.

El estado del mundo estaba en peligro, hasta el punto de que Kouryu no creía que su poder fuera suficiente para salir adelante. Pero si dejaba a Yogiri a su suerte, el chico probablemente encontraría y resolvería muchos de esos problemas por sí mismo. Kouryu ya se había topado con Yogiri por sí mismo, así que pensó que podría utilizarlo tanto como pudiera.