Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 8

Capitulo 7: ¿Debemos Conservar Esto? ¿No Podemos Deshacernos De Él?

Los robots que flotaban en el cielo sobre ellos parecían ser diferentes al primero que habían conocido. Tenían cuatro brazos, cuerpos blindados pero delgados, un solo cuerno en la frente y un solo ojo en la cara. Eso era lo mismo que la criatura que habían conocido antes, pero además, estos tenían alas mecánicas en la espalda y sostenían largas armas cilíndricas en sus brazos.

“¿Se parece al último tipo, más la capacidad de volar?” comentó Yogiri.

Era un espectáculo bastante impresionante. Robots idénticamente equipados llenaban el cielo del bosque de los elfos. Por supuesto, destacaban y ciertamente habrían activado la red de defensa aérea del Sabio, pero con tantos de ellos, parecía que los “ángeles” dudaban en mostrarse.

“Esta es probablemente una pregunta estúpida, pero puedes lidiar con los robots, ¿verdad?” preguntó Tomochika.

“Probablemente”. Yogiri no se había hecho ilusiones pensando que su poder funcionaría con todo y con todos, pero como nunca había tenido un caso en el que hubiera fallado, supuso que funcionaría. “Oye”, volvió a llamar a la chica robot, ” el último que conocimos me tenía tanto miedo que ni siquiera quería luchar. ¿No sabéis nada de mí?”.

“Por supuesto que hemos oído hablar de ti. ¿Pero qué hay de eso?” Les miró con desprecio. A pesar de que su único rasgo humano era la cabeza, era bastante expresiva para ser una máquina. “Ya estábamos preparados para luchar contra seres de nivel divino para recuperar los fragmentos de la diosa. Naturalmente, hemos preparado suficiente potencia de fuego para enfrentarnos a ustedes”.

El robot levantó una mano y un rayo de luz surcó el cielo. Aunque no iba dirigido a ellos, demostraba un tremendo potencial destructivo. Los árboles que se encontraban a lo largo de la trayectoria del rayo fueron vaporizados al instante, y enormes nubes de tierra y polvo fueron lanzadas al aire. El ataque convirtió una enorme extensión de bosque denso en un páramo estéril en un abrir y cerrar de ojos.

“Ahora bien”, continuó, “eso fue sólo el ataque de una sola unidad, y sólo a un porcentaje de un dígito de su rendimiento. ¿Te convence eso? ¿Quieres entregarnos el fragmento ahora?” El robot actuó como si estuviera presumiendo para un público.

“Te gustan mucho estas demostraciones, ¿verdad?” comentó Yogiri. “Pero no importa lo que nos muestre; no se lo voy a dar”. Miró el bulto de carne caliente que tenía en las manos. Aunque no le importaría deshacerse de algo tan asqueroso, era la única pista que tenía para dar con el paradero de las Piedras Filosofales desaparecidas, así que no podía entregarla sin más.

“Ya veo. Esta es tu última advertencia. ¿Todavía no tienes intención de cumplir?”

“Sí, estamos bien”.

“¡Todas las armas, abran fuego! ¡Usen su máxima potencia! Reduzcan esta tierra a cenizas!”

Los robots que flotaban en el cielo giraron sus cañones sobre Yogiri como uno solo. La luz comenzó a acumularse en las puntas de sus armas. Liberar toda su potencia parecía que iba a llevar algún tiempo, ya que las bolas de luz crecían lentamente en tamaño e intensidad.

“¿Puedo hacer algunas preguntas?” preguntó Yogiri.

“¿De qué se trata? Es demasiado tarde si quieres que los detenga”. El robot respondió como si se apiadara de ellos, como si esperara que rogaran por sus vidas.

“Sólo me preguntaba, ¿no te va a golpear esto también?” Si el ataque anterior había sido sólo una pequeña fracción de la potencia del arma, entonces a plena potencia probablemente destruirían todo el Bosque de los Elfos sin muchos problemas. Eso aniquilaría a cualquiera en el bosque, incluyendo a la propia robot.

“Este es un simple terminal de comunicación. Perder uno o dos de ellos no es preocupante”.

“Bien, entonces, ¿qué pasa con el fragmento de la diosa? ¿No se destruirá también?”

“Si fuera tan frágil como para ser destruido por estas armas, no tendría sentido buscarlo en primer lugar”.

El trozo de carne debía tener un poder considerable escondido en su interior. Todavía no sé cómo acabó en nuestra mochila, pensó Yogiri.

La intención asesina se hizo gradualmente más fuerte. Podía verlo como una neblina negra que cubría toda la zona, sin dejar espacio para escapar. Aunque la chica robot hablaba con condescendencia, había preparado una cantidad significativa de potencia de fuego para acabar con él, lo que demostraba la seriedad con la que lo tomaba. Pero ella no había entendido la amenaza exacta que él representaba.

“Mueran”.

Con una sola palabra, el ejército de robots gigantes desapareció.

“¿Qué ha pasado? ¿Por qué desaparecieron en lugar de caer en el bosque?” Dijo Tomochika.

“¡¿Qué?!” gritó la chica robot. “Ni siquiera estaban en esta dimensión…”

Yogiri supuso que sus cuerpos estaban en otra dimensión y que habían muerto allí, cortando su conexión con este mundo.

“¿Nadie te dijo que eso no funcionaría conmigo?”, preguntó.

“¡¿Cómo?! Deberíamos poder atacar unilateralmente”.

“Atacar desde un lugar donde nadie puede contraatacar no es realmente justo”.

“No sé. Eso no suena muy convincente viniendo de ti”, comentó Tomochika.

“De todos modos, no te voy a dar esto, así que déjalo”.

Mientras Yogiri hablaba, la chica robot se desplomó de repente. No tenían ni idea de lo que había intentado hacer, pero su poder se había activado automáticamente para matarla, así que lo que hubiera planeado debía ser algo potencialmente mortal.

“Todavía no entiendo de qué iba eso”, se quejó Yogiri.

“Pero esto es lo que buscan los Agresores, ¿no?” preguntó Tomochika. “¿Así que van a seguir viniendo tras nosotros?”

“Mokomoko, ¿puedes contactar con el primer robot que conocimos?”

“Hm. Dijo que nos diría cómo volver a casa una vez que tuviéramos la energía y las coordenadas. Muy bien, he hecho contacto. Sólo queda esperar su respuesta”. Mokomoko era capaz de transmitir ondas electromagnéticas, así que le resultó bastante fácil contactar con el Agresor.

“Me siento un poco mal por haber involucrado a Fuwat…” dijo Tomochika, mirando a la elfa caída con una expresión de tristeza. Si Fuwat no hubiera estado tratando de guiarlos hacia la salida, esto nunca le habría sucedido.

“No teníamos otra opción”, respondió Mokomoko. “Nuestra única opción era dejar de escapar del bosque”.

“No voy a decir que no hayamos hecho nada malo, pero no fuimos nosotros los que la matamos”, añadió Yogiri.

“Bueno… aunque la gente que nos rodea muera, lo único que podemos hacer es seguir avanzando”.

“Eso parece que causará aún más problemas”. El pueblo ya veía a los humanos como sus enemigos. Aunque intentaran explicarlo, Yogiri no podía imaginar que la situación terminara bien.

“No hay necesidad de preocuparse. La aldea de los elfos también ha sido destruida”.

“¿De ese rayo de luz?”

“Sí. La demostración de los Agresores golpeó directamente la aldea”. Dejando atrás al androide Enju, Mokomoko había volado hacia el cielo para inspeccionar los daños.

“Bien, entonces… ¡Supongo que tendremos que fingir que no hemos visto nada!” Dijo Tomochika.

“¡Precisamente! Ese es el curso de acción correcto para un miembro de la familia Dannoura!”

“Pero su cuerpo sigue aquí delante de nosotros”.

Yogiri sacó una pala de su mochila. No sabía qué clase de ritos funerarios tenían los elfos, pero si dejaban a Fuwat allí tirada, se la comerían los animales salvajes. Pensó que al menos debían enterrarla.

“Esto habría sido mucho más fácil con Furemaru. Tal vez no debería haberla matado”.

“No, si no lo hubieras hecho, no habríamos podido estar tranquilos de aquí en adelante”, respondió Mokomoko. “No habríamos podido usarlo cómodamente, así que no hay necesidad de preocuparse”.

Aunque se dieron cuenta de que era más bien para sentirse mejor, Yogiri y Tomochika colaboraron para dar a Fuwat un entierro adecuado.

◇ ◇ ◇

Después de un rato, un enorme robot descendió del cielo.

“Cuánto tiempo sin vernos”.

“Permíteme prologar esta discusión diciendo que no tengo ninguna relación con lo que acaba de ocurrir aquí”.

“Empezando por las excusas, ¿eh?” Comentó Tomochika.

“Los robots que nos atacaron sabían de mí”, dijo Yogiri.

“Deben haber revisado nuestra base de datos compartida. Aunque pertenecemos a la misma organización, somos miembros de diferentes facciones”.

“Decidiste no luchar contra mí, pero este grupo atacó de todos modos. ¿Por qué?” Si no entendía la causa, podrían ser acosados de nuevo.

“Debió pensar que era capaz de derrotarte. En mi caso, sólo estaba equipado para realizar operaciones de exploración cuando nos conocimos”.

“¿Es esto lo que buscabas?” Preguntó Yogiri, sosteniendo el bulto de carne.

“Así es. ¿Podría convencerte de que me lo entregues?”

“Ahora mismo no. Cuando sepa lo que pasa, podremos pensarlo”. Sabía que su respuesta era vaga, eso era todo lo que podía ofrecer por el momento.

“Entendido”. El robot se echó atrás sin rechistar.

“Entonces, ¿qué es exactamente esta cosa?”

“Es una parte de un dios. Es un objeto poderoso, suficiente para alterar el equilibrio de poder de todo un mundo”.

“¿Qué piensas hacer con él? ¿Tomar el control de algún otro mundo?”

“No sé qué pretenden mis superiores, pero aunque no planeen amenazar a otros mundos con él, no es algo que podamos permitir que otro mundo posea”.

“Suena complicado…” Yogiri había pensado que podría estar bien entregar el fragmento, pero no tenía ni idea de lo que harían con él. Si podía usarse para destruir otros mundos, no podría dejar que lo tuvieran con la conciencia tranquila.

“Dijiste que si teníamos la energía y las coordenadas, podrías devolvernos a casa”, dijo Mokomoko. “Hemos conseguido dichas coordenadas. ¿Sería posible utilizar la energía de este fragmento de la diosa?”

“Aunque el fragmento posee una inmensa cantidad de energía, no sé cómo aprovecharla en este momento”.

“Tampoco sabemos cómo utilizar las Piedras Filosofales, ¿verdad?” dijo Yogiri.

“Supongo que era un poco extraño que las estuviéramos coleccionando cuando en realidad no sabemos cómo usarlas, ¿no?”. replicó Tomochika.

“Siempre pensé que podríamos preguntarle a un Sabio”. Yogiri se volvió hacia el robot. “Oye, si puedes enviarnos de vuelta a nuestro mundo, te daré este fragmento. ¿Puedes suministrar la energía?”

El robot hizo una pausa, pensando un rato. “Discutiré el asunto con mis superiores. Sin embargo, creo que llevará algún tiempo”.

“Está bien”. Siempre podrían seguir buscando las Piedras Filosofales, pero sería más eficiente trabajar en otro método para llegar a casa al mismo tiempo.

El robot despegó, desapareciendo en el cielo. Como cuando llegó por primera vez, pareció teletransportarse.

“Así que, un fragmento de la diosa. La verdad es que no lo quiero… pero ¿qué pasó con nuestras Piedras Filosofales?”. Yogiri observó detenidamente el trozo de carne. Parecía estar vivo, así que dudó en meterlo de nuevo en la bolsa. Dicho esto, sostenerlo tampoco era especialmente atractivo.

“Hm. La Navaja de Occam dice que cuando se intenta explicar algo, hay que evitar añadir suposiciones o conjeturas innecesarias. En otras palabras, hay que pensar de la forma más sencilla posible”, dijo Mokomoko.

“¿Significado?”

“Las Piedras Filosofales han desaparecido, y esa carne ha ocupado su lugar. Eso significaría que las piedras se transformaron en eso”.

“¡¿Cómo?!”, gritó Tomochika.

“Esa explicación nos permitiría evitar plantear que algún hipotético ladrón se las llevó, ya que siempre estoy en guardia contra nuestro entorno”, continuó Mokomoko. “Es posible que exista alguien capaz de robarnos sin alertarme, pero no podríamos hacer nada contra alguien tan capaz”.

“Eso es cierto”, convino Yogiri. “Si alguien tiene superpoderes así, no podríamos hacer nada para detenerlo”. Si las piedras habían sido robadas, no tenían forma de averiguar quién lo había hecho o dónde estaban ahora.

“Las Piedras Filosofales eran rocas redondas y transparentes”, dijo Tomochika. “¿Dices que se convierten en esto con el tiempo?”

“No creo que tenga nada que ver con el tiempo, ya que parece que han existido desde hace tiempo. Pero nos han dicho que cuando un Sabio muere, la piedra dentro de su cuerpo pierde su poder. Si las Piedras Filosofales fueran estos fragmentos de la diosa disfrazados, ¿actuarían así?”

“Hmm… ¡Me rindo! Pensar en ello no ayudará”. Tomochika tiró la toalla. Como ella dijo, no podían hacer nada más que especular por el momento, lo que no serviría de nada. Necesitarían más información si querían entender más sobre los fragmentos.

“Entonces, ¿qué hacemos con esta cosa?”, preguntó Yogiri. “¿Quieres guardarlo, Dannoura?”

“¡¿Por qué yo?! Este es el trabajo de un hombre, ¿verdad?”

“¿Importa si es un chico o una chica quien lo sostiene?” Yogiri sintió que estaba siendo un poco irracional, pero presionarla no sonaba mucho mejor, así que terminó llevándolo él mismo. “No me importa llevarlo, pero sostenerlo en mis manos de esta manera no me parece una buena forma… ¡oh!”. Mientras miraba el bulto de carne, éste empezó a moverse. “Esta cosa es realmente asquerosa. Qué…”

El bulto tembló y luego hizo contacto visual. Los ojos habían aparecido y le devolvían la mirada.

“Dannoura, le están saliendo ojos…” Aunque los llamaba ojos, en realidad sólo eran manchas negras. Pero le dio la impresión de que servían para captar la luz.

“Vaya, tienes razón. Está cambiando de forma, ¿no?”

“Es… Si ahí están los ojos, supongo que esa es su cabeza”. El extremo con los ojos estaba creciendo un poco más, mientras que el extremo opuesto se estaba volviendo más delgado. “¿Debemos realmente mantener esto? ¿No podemos deshacernos de él?”

“¡Claro que no!” exclamó Tomochika. “¡Pero no voy a tocarlo!”

“Hmm… parece que está tomando una forma similar a la etapa inicial de un feto”, observó Mokomoko. “Pero normalmente, sería mucho más pequeño”.

“Si es un feto, no deberíamos dejarlo así al aire libre, ¿verdad?”. replicó Yogiri. Pero no tenían muchas opciones. Yogiri sólo podía sostenerlo en sus brazos, tratándolo como algo frágil.