Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 8

Capitulo 20: ¿Qué Se Supone Que Debo Hacer Con La Libertad En Este Momento?

Shigeto miró el cuerpo de Rei. A pesar de haber sido decapitada, llevaba una expresión de serenidad. El perfecto ataque por sorpresa le había quitado la vida antes de que se diera cuenta de que estaba pasando algo. Aunque sintió que debería haberla amado, sorprendentemente no sintió nada. Al fin y al cabo, ella debía estar utilizando su poder para manipular sus sentimientos.

Shigeto decidió hacer una tumba para ella. Aunque no estuviera enamorado, seguía siendo una de sus compañeras de clase y una compañera que había viajado con él durante mucho tiempo. Aunque no estaba contento por haber sido manipulado, no estaba tan disgustado como para dejar su cuerpo a la intemperie.

Sacando una pala, comenzó a cavar en las afueras de la cueva. Con sus atributos físicos mejorados por el Don, no fue un trabajo particularmente agotador, y terminó en poco tiempo. Una vez terminado el entierro, volvió a la cueva para vigilar la Espada del Mundo.

La misión que se le había encomendado era esperar allí hasta que la Espada del Mundo estuviera reparada. Eso incluía probablemente luchar contra los que pudieran venir a robarla, pero no había señales de que nadie más se acercara a la cueva.

Mientras esperaba, sintió que los poderes de la Mujer Fatal perdían su control sobre él. Sus sentimientos por la mujer llamada Kris se habían desvanecido por completo.

“No tiene mucho sentido liberarme ahora. ¿Quizá haya muerto?” Era la misma sensación que había tenido cuando Rei había muerto—una sensación de calma, como si finalmente hubiera vuelto a ser él mismo. “Ja, ja, ja… ¿qué se supone que debo hacer con la libertad en este momento?”

Shigeto estaba perdido. Había escapado de los poderes de la Mujer Fatal, pero no había nada más que pudiera hacer. Sus amigos estaban muertos. Sus poderes habían desaparecido. Lo único que le quedaba eran unas habilidades físicas ligeramente mejores que las de una persona normal y los objetos que su Libro de la Profecía le había llevado a adquirir. Algunos considerarían que eso era mucho poder, pero para Shigeto, que no había hecho más que seguir las instrucciones del libro hasta entonces, se sentía como si lo hubieran echado al frío. No tenía ni idea de cómo sobrevivir con unas habilidades físicas mínimas y algunos objetos al azar.

“Supongo que me llevaré la Espada del Mundo”.

Aunque parecía un arma poderosa, no estaba entrenado en el manejo de la espada y dudaba que una espada bien hecha fuera suficiente para derrotar a los Sabios. El Libro de la Profecía había dicho que podía, así que debía ser posible de alguna manera, pero no conocía los detalles.

Aun así, no le sentó bien abandonar el arma que había pasado tanto tiempo tratando de obtener. Miró el capullo de la Espada del Mundo. Dentro de la esfera de agua que flotaba en el aire, la espada empezaba a recuperar su forma original. Sin nada más que hacer, se sentó y esperó.

Al cabo de un rato, el sonido de algo golpeando el suelo le despertó. La esfera de agua que flotaba en el aire había desaparecido, y la espada había caído al suelo.

Shigeto la tomó en sus manos. Era una hoja de doble filo, hermosa pero sencilla.

“Parece que podría cortar cualquier cosa…”

Aunque no sabía cómo usarla, el mero hecho de sostenerla le inspiraba un profundo deseo de poseer el arma. Ciertamente no quería dársela a nadie más.

“¿Pero no tiene vaina?”

Llevarla como una espada desnuda sería peligroso. De repente, apareció una vaina a su alrededor.

“¿Qué fue eso?”, dijo, confundido.

“¿Llamaste?”

“¿Eh?”

Navi apareció a su lado.

“¿Qué pasa? Me han robado mis poderes de profecía, así que deberías estar con esa mujer. ¿Ella murió y me devolvió el poder o algo así?”

“No, los poderes que roba no se devuelven al morir”, respondió Navi.

“¿Entonces por qué estás aquí?”

“Estás confundido y quieres información, ¿verdad? Así que la Espada del Mundo me creó”.

“No entiendo… ¿Eres la Navi que conozco?”

“Sí. Soy tu Navi. La Espada del Mundo buscó en el pasado y encontró que, como ser nacido de una de tus habilidades, yo era la mejor opción para explicar la situación.” Navi tenía una sonrisa victoriosa en su rostro. “Ahora bien. Deja que te hable de la Espada del Mundo”.