Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

“¡¿Qué demonios va a pasar ahora?!”

Hanakawa se alegró bastante de que Kris se hubiera ido, pero ahora Takumi y Yoshifumi se estaban enfrentando. Aunque le dejó desconcertado, Hanakawa no tardó en darse cuenta de que no le importaba. Si Takumi ganaba, sería un esclavista menos en su vida. El chico tampoco parecía tener mucho interés en él, así que eso significaría que por fin era libre.

Hanakawa empezó a animar en silencio a Takumi.

◇ ◇ ◇

Takumi pudo comprobar que el fragmento de la diosa estaba dentro del cuerpo de Yoshifumi. Todo lo que tenía que hacer era sacarlo. Sería bastante fácil. El Sabio parecía alguien tan débil que no podía decir lo débil que era. Incapaz de reconocer la fuerza de Takumi, el emperador era un tonto que no podía hacer otra cosa que hablar mucho. Si Takumi dejaba de suprimir su poder aunque fuera un poco, su sola presencia abrumaría a Yoshifumi. Luchar contra él en serio no merecía la pena ni siquiera considerarlo, pero dado lo confiado que estaba actuando Yoshifumi, Takumi tenía un poco de curiosidad por ver qué haría.

“¿Qué pasa? ¿No vas a usar esa luz de nuevo? Sólo inténtalo!”

“El problema es que si ataco, todo habrá terminado. ¿No sería mejor que empezaras tú? Aunque no me importa terminarlo si no quieres hacer nada”.

“¡Eh! ¿Así es? ¡Haré que te arrepientas!” Un cuchillo apareció en la mano de Yoshifumi. “¡Yah!”

Lanzó el cuchillo hacia el chico, pero su forma era terrible. Takumi no podía saber qué intentaba hacer. Tal vez era el Sabio haciendo su mejor esfuerzo, pero el ataque era tan lento que sería fácil apartarse, e incluso si aterrizaba, no dolería en absoluto.

Bueno, tal vez deje que me golpee.

Pero la consideración de Takumi fue en vano. La hoja desapareció antes de alcanzarle.

“¿Oh?” Takumi se quedó impresionado ante el inesperado acontecimiento. ¿Reaparecería el cuchillo y le golpearía desde su punto ciego? Esperó pacientemente para averiguarlo. No podía imaginar que el ataque le hiciera daño, pero estaba deseando ver si le sorprendería cuando reapareciera.

Sin embargo, por mucho que esperara, el cuchillo no volvió.

¿Lo teletransportó directamente dentro de mí? No lo parece.

Curioso, comprobó seriamente su entorno, pero el cuchillo no estaba en ningún sitio. Ni siquiera estaba en el subespacio conectado a la zona que les rodeaba.

“¿Entonces? ¿Qué has hecho?” Takumi se sintió decepcionado. Le había gustado la parte en la que desaparecía, pero si después no pasaba nada, apenas era interesante.

“¡He garantizado tu derrota!” Yoshifumi se acercó, con una expresión arrogante en su rostro.

“¿Cómo es eso?”

“¡Ahora muere!” Una vez que Yoshifumi estuvo al alcance de su brazo, lanzó un exagerado puñetazo.

“Si no tienes nada, acabaré con esto”, suspiró Takumi.

El puño de Yoshifumi tocó la cara de Takumi. Éste decidió levantar un poco su defensa. Ese sería el final. El simple hecho de hacer contacto con Yoshifumi borraría al Sabio por completo.

En lugar de eso, el puñetazo hizo que Takumi se tambaleara hacia atrás. El inesperado dolor le hizo caer al suelo confundido.

“¿Qué?”, soltó.

“¡Toma eso!”

Yoshifumi lanzó una patada tan descuidada que le hizo perder el equilibrio. Su pie golpeó a Takumi en el plexo solar, doblándolo. La mente de Takumi se tambaleó mientras el viento se desvanecía. No tenía ni idea de lo que estaba pasando.

“Eres muy débil, ¿verdad?” Yoshifumi dio un pisotón en la nuca de Takumi, empujando su cara contra el suelo de piedra. Una y otra vez golpeó con su pie, triturando la cara de Takumi hasta convertirla en un desastre sangriento.

Por un momento, Takumi sintió que se había desmayado. Esto era imposible. Gimiendo de dolor, golpeado lo suficientemente fuerte como para perder el conocimiento, no pudo defenderse en absoluto.

“De ninguna manera…”

“Oh, por fin has dicho algo. ¡Bien! ¡Continúa! ¡Sigue hablando como el idiota que eres!　Dime lo imposible que es todo esto!”

¿Qué está pasando? ¿Qué está pasando?

respondió finalmente Takumi, haciéndose un ovillo para proteger su cabeza de los repetidos golpes. El aura que debía protegerle no funcionaba. Su magia no funcionaba, y no podía teletransportarse. Sus poderes de invocación estaban fallando. El poder que había recibido al matar dioses no funcionaba.

¡¿Qué está pasando?! ¡¿Cómo está haciendo esto?!

Estaba al límite de sus fuerzas. Era todo lo que podía hacer para soportar los ataques que le llegaban.

“¡Qué patético!” Yoshifumi se burló, deteniendo su ataque. “Después de lo creído que estabas, ¿esto es todo lo que tienes?”

Takumi miró a Yoshifumi con miedo. Todavía no podía entender la situación en la que se encontraba.

“Morir sin darse cuenta de lo que pasa es aburrido, ¡así que te lo explicaré!”

Una sonrisa sádica apareció en el rostro de Yoshifumi. No había forma de que lo explicara por la bondad de su corazón. Takumi se dio cuenta de que sólo lo hacía para desesperarlo aún más.

“Esta cosa se llama el Filo Errante”. Yoshifumi jugó con un cuchillo en sus manos. Debía ser el cuchillo que se había desvanecido en el aire antes. “Puede viajar al pasado y cambiar los acontecimientos”.

“Pero cómo… Es imposible que algo así…”

“Lo tengo, así que obviamente existe, idiota. Acéptalo”.

Takumi no podía aceptarlo. Había sido transportado a otro mundo y dotado de poderes por un dios, y luego había desarrollado esos poderes lo suficiente como para matar a ese dios. Cansado de su nuevo mundo, había viajado a otros y había matado también a sus dioses, llegando a ser conocido como un asesino en serie de dioses. No había forma de que alguien que había trascendido incluso a los dioses pudiera ser derrotado por un humano común y corriente, y además con un aspecto tan patético.

“Realmente eras muy fuerte, pero hubo un tiempo en que eras muy débil, sabes. Si apunto ahí, se acabó todo. No importa lo fuerte que seas ahora, ¡no hay manera de que puedas detenerlo!”

“¡C-como el infierno! No puedes—”

“¡Excepto que sí puedo! Por eso estás arrastrándote en la tierra, chupando piedras!”

Yoshifumi dio otra patada, alcanzando a Takumi justo en la cara y haciéndolo volar. La sangre brotó de su nariz, dejándolo apenas capaz de respirar.

“Ahí lo tienes. Si esta cosa te hubiera matado en el pasado, no habrías llegado hasta aquí. Eso habría sido bastante fácil, pero no muy divertido, ¿verdad? Así que en lugar de eso, sólo maté las experiencias de vida que te dieron todos tus poderes”.

“¡Eso es imposible! No hay manera…” Pero su confianza se esfumó. ¿Realmente había matado dioses? ¿Realmente había ganado todo ese poder? Ya no estaba seguro de lo que era realmente cierto.

“Al final, mientras todo sea coherente, está bien. Tanto si has conseguido unos poderes superfuertes y has venido aquí por tu cuenta como si lo has soñado todo y has entrado aquí pensando que eras mucho más fuerte de lo que eras, eso no cambia nada para mí. Esta es la verdad que he visto”.

“¡Eso no es posible! ¡Has visto mi poder por ti mismo!”

“¿Lo hice? Siento que lo hice, pero tal vez todo fue una ilusión. Después de todo, nunca me golpeaste”.

“P-Pero yo…” Takumi tenía recuerdos de haber obtenido poder y de haber matado a dioses. Pero al decirle que todo había sido un sueño, no tenía forma de demostrar lo contrario. En realidad, era totalmente impotente.

“Así es como es. Así que empecemos de nuevo. ¡La patética persona ordinaria que eres contra el súper fuerte yo! ¡Hazlo lo mejor que puedas!”

Incapaz de respirar correctamente, Takumi apenas podía ponerse en pie. Ya no podía distinguir lo que era real y lo que había sido un sueño. No pudo evitar desear que todo este encuentro fuera sólo una pesadilla.

◇ ◇ ◇

Parecía una pelea callejera cualquiera. Era exactamente como una pelea iniciada con la excusa de chocar los hombros en la calle, seguida de una paliza de un matón a alguien que nunca había estado en una pelea. Yoshifumi dio patadas y pisotones al caído Takumi, que se hizo un ovillo. Hanakawa no podía imaginar que alguien con la abrumadora fuerza del chico perdiera, pero eso fue lo que ocurrió. Hanakawa no tenía ni idea de cuáles eran los poderes del Sabio.

Al cabo de un rato, Takumi dejó de moverse. Probablemente estaba muerto. Hanakawa no creía que su poder de curación fuera a funcionar en este caso. Contento por haber acabado con Takumi, Yoshifumi se acercó a Hanakawa.

“Hanakawa. No estabas ahí sentado pensando en la suerte que tendrías si yo muriera, ¿verdad? ¿Verdad?”

“¡En absoluto! ¡Nunca pensé tal cosa! ¡Estaba animando secretamente por ti en mi corazón!”

“¿Oh? Y yo que pensaba que estarías pensando que si yo muriera, serías libre.”

“‘¡Todos los esclavistas se irán! Por fin seré libre!’ Eso es lo que creo que pasaba por su mente”, dijo Rena, aparentemente recuperada un poco.

“¡Olvidé que tenía la capacidad de hacer eso!”

“Eso es lo que me imaginaba”, dijo Yoshifumi, con una mirada de lástima en sus ojos.

“¡Pero dejando eso de lado! ¿Cuál es tu poder?”

“¿Qué? ¿Nunca te lo he dicho?”

“No. Nunca tuve la oportunidad de preguntar”.

“Bueno, no es que sea un secreto, y no tiene sentido ocultarlo. Mi poder se llama Tiempo de Superhéroe. No importa lo que puedan hacer: una vez que estoy frente a un enemigo—puedo vencerlo. Un nuevo poder se despierta o consigo una nueva arma”.

“Entonces… eso es totalmente absurdo, ¿no? Hay un montón de poderes para hacer trampas en este mundo, ¡pero eso es literalmente hacer trampas!”

“No parece que pueda perder con nadie, ¿verdad?”

“Por eso a Yoshifumi no le importa quiénes son sus Cuatro Reyes Celestiales, ni le importa si alguien le traiciona”, dijo Rena mientras se levantaba.

“Hanakawa, cura a Rena”.

“Entendido”.

Hanakawa hizo lo que le dijeron. Sus heridas eran bastante sencillas, así que se recuperó inmediatamente.

“Muy bien, entonces; pongámonos en marcha”. Yoshifumi se volvió hacia Vivian. “¿Dónde está esa Espada del Mundo?”

“¿Eh? ¡Oh, por ahí!”

Comenzaron a caminar en la dirección que Vivian les indicó.

◇ ◇ ◇

Esto no es bueno. No hay nada que pueda hacer…

Vivian había perdido los nervios. Estaba conmocionada por la pelea entre Kris y Rena, aterrorizada por el increíble poder del chico que había aparecido y borrado a Kris, y se había dejado caer justo en un pozo de desesperación tras ver cómo Yoshifumi lo arrollaba por completo. Vivian no tenía ni idea de que los Sabios fueran tan fuertes.

Su poder era invencible. Obtener un poco de poder de Dios no era suficiente para vencerlo. Ni siquiera estaba segura de que la Espada del Mundo fuera suficiente. Había pensado ingenuamente que podría arreglárselas mientras la tuviera, pero ahora no estaba tan segura. Si manifestaba un nuevo poder para derrotar a cualquier enemigo al que se enfrentara, no había forma de ganar. Era demasiado fuerte. Si se le ocurriera, Yoshifumi podría apoderarse del mundo sin esfuerzo. El hecho de que se hubiera limitado a hacer de emperador sobre este país insular en medio de la nada era un fantástico golpe de suerte para todos los demás.

Pero si también consigue la Espada del Mundo…

Lo que ella había creído que era la Espada del Mundo era vieja y estaba desgastada. Pero alguien la había robado y huido, así que podría ser la verdadera. Si pudiera ser reparada y devuelta a su verdadera fuerza, ¿podría permitir que Yoshifumi pusiera sus manos en ella?

No podía hacerlo. El ya increíblemente poderoso Sabio se volvería aún más fuerte. Había hecho lo que le habían dicho para salvar su propia vida, pero empezaba a pensar que había sido la peor elección posible. Aunque acabara con las esperanzas y los sueños de su nación, habría sido mejor alejar la Espada del Mundo de sus manos.

Debería poder hacer algo…

Todo lo que tenía que hacer era huir o mentirle. Podría morir, pero eso era mejor que provocar un desastre aún mayor. Sin embargo, resolverse a morir no era una hazaña fácil. Por el momento, hizo a regañadientes lo que le dijeron. Siempre existía la posibilidad de que ocurriera algo milagroso y todo se resolviera sin que ella tuviera que morir. Sólo podía esperar ese milagro prácticamente imposible.

Vivian se adelantó a los demás, guiándolos en la dirección indicada por el Escudo de Búsqueda. Caminó lentamente por los pasillos de piedra, pero lo suficientemente rápido como para que no pareciera antinatural. Probablemente no significaba nada, pero era la única resistencia que podía ofrecer.

“¿Qué es eso?” preguntó Hanakawa de repente.

Estaba señalando hacia adelante. Una luz apagada se cernía en la distancia. Una luz que flotaba sobre su cabeza iluminaba la zona que les rodeaba, pero no llegaba tan lejos. No sabían qué era.

“Parece que se está moviendo. ¿Viene hacia aquí?” comentó Rena. Parecía estar acercándose lentamente.

“Para unas ruinas antiguas tan remotas, parece que hay un número terriblemente grande de visitantes”, comentó Hanakawa.

“¿Qué hacemos?”

“¿Qué más? Sólo sigue adelante”. A Yoshifumi no le preocupaba lo más mínimo la luz.

Continuando, vieron tres figuras. A medida que se acercaban, las figuras se hacían más claras hasta que Vivian reconoció quiénes eran.

“¡Corran!”, les gritó.

No importaban los extraños poderes que tuviera el trío, no podrían enfrentarse a Yoshifumi. Si se encontraban con él, seguro que los mataría. Puede que fueran enemigos de Dios, pero eso no significaba que merecieran morir a manos del Sabio.