Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 9

Capítulo 4: Confusión Y Luego Desenfreno

Parte 3

Al menos, Esta pareció calmarse un poco. “¿Volvemos a un tema más serio?”

“Sí.”

Su voz era claramente más tenue, pero Albert no pareció darse cuenta. “Parece que se avecinan mares agitados. Buena suerte”.

“No te lo he pedido. Pero cuando todo esto acabe, vendré a pedirte consejo”.

Nunca imaginé que tendría esta conversación con Esta. Antes de darme cuenta, me estaba riendo.

“Cielos. Deberíamos estar discutiendo la falta de aventureros de Zoltan, no jugando…” Esta tenía una mirada preocupada mientras me reprendía, pero había un poco de felicidad en sus ojos.

“De acuerdo. ¿Así que Albert se encargará de los trabajos que se han acumulado?” le dije.

Esta asintió. “Sí”.

“¿Estarán bien si se separan? Te ha estado ayudando con un montón de cosas, ¿no?”.

“No voy a pasar cada momento de vigilia en las misiones. Conozco a los aventureros de Zoltan. He distribuido las misiones según su idoneidad y he apoyado a los grupos en sus tareas. Si hay algo que un grupo no pueda manejar, me encargaré yo mismo”.

Ladeé una ceja. “¿Oh? Me sorprende que el Gremio de Aventureros esté tan dispuesto a cooperar”.

“Ciertamente. Estoy seguro de que los responsables no están contentos dejando que un hombre que traicionó a Zoltan maneje las cosas, pero… su deseo de no depender de Van es evidentemente mayor”.

“Realmente es despreciado”.

“Su plan de lavar el cerebro a todo el mundo se mantuvo en secreto, pero la gente sabe lo mal que trató al alcalde y a los demás altos cargos, y que trajo a los dragones”. Albert se encogió de hombros. “Sólo significa que prefieren mi ayuda a la de Van. Bueno, y mi ayuda es gratis”.

Albert había sido amnistiado por sus crímenes durante el incidente de la Bendición del Diablo a cambio de prestar servicios a la iglesia para su expiación. Se le negó toda remuneración, salvo donaciones caritativas.

“No se puede negar mi papel en traer daño a Zoltan, así que me alegro de ser útil ahora”.

Bighawk y Albert habían avivado el fuego para que la gente que vivía en la barriada de Southmarsh intentara dar un golpe de Estado.

Albert tenía la intención de convertir Zoltan en una dictadura militar y dirigir un ejército para unirse al partido del Héroe.

Qué irónico que ahora estuviera protegiendo a Zoltan del Héroe.

Nunca se sabe lo que va a pasar en la vida.

“Mis esfuerzos deberían evitar que te caigan misiones de emergencia, para que puedas centrarte en ocuparte de Van”.

“Es una gran ayuda. Conseguí convertir el problema de la marejada en una lección para Van, pero es probable que sólo me quedé una oportunidad para llegar a él”, dije.

“Por lo que he oído, parece que las cosas que vio en esa búsqueda le sacudieron sustancialmente”.

“Desgraciadamente, el pilar de su fe es sólido como una roca, y la lógica basada en las escrituras es robusta. La Santa Iglesia es una organización más grande que cualquier país de este continente. Su filosofía no es para tomársela a la ligera”, repliqué.

Los teólogos, ya desde los primeros registros históricos, habían construido las ideologías de la Iglesia para cambiar con los tiempos y hacer frente a los herejes que dirigían sus esfuerzos contra la autoridad de la Iglesia.

Las creencias en las que Van había estado inmerso mientras estudiaba en el monasterio, combinadas con la fortaleza mental del Héroe, seguramente enderezarían sus dudas en poco tiempo.

Tengo que resolver esto en la próxima reunión.

“Tengo que dar el golpe final pronto”.

Se trataba de un asedio, y la fortaleza estaba al borde del colapso. Sin embargo, los suministros de mi bando tenían un límite. Si el siguiente ataque fallaba, habría un contraataque que dejaría las cosas en un punto peligroso.

“Esto sí que es malo para el corazón”, me quejé.

“¿No era esto normal en los viejos tiempos?”. comentó Esta.

Por aquel entonces, el fracaso significaba el fin. Nos enfrentábamos a situaciones de vida o muerte mientras luchábamos contra el ejército del señor demonio.

“Pensándolo ahora, realmente hice algunas locuras”. Nunca lo había admitido, pero había habido muchos momentos en los que había perdido la esperanza. Cuando salimos del bosque embrujado sólo para ver el ejército del señor demonio amontonado ante nosotros, estaba preparado para morir.

“Rit me contó cómo tus ojos brillaban de confianza durante los problemas en Loggervia, y cómo decías que nunca intentabas cosas que no podías hacer”.

“Sólo dije que confiaba en que la distracción funcionaría. Admitir que pensé que podría morir habría pesado sobre Rit… y Ares”.

“…Cierto”. Tras mencionar ese nombre, Esta sacudió la cabeza y cambió de tema. “Seguiré como hasta ahora, trabajando con Ljubo para convencer a Van. No he notado grandes cambios en Van, pero los contraargumentos de Lavender se han debilitado últimamente. Supongo que es el resultado de los esfuerzos de Rit”.

“Si conseguimos que Lavender se ponga de nuestro lado en esto, ¿crees que tenemos alguna posibilidad?”. Pregunté.

“¿Es eso lo que pretendes, Red?” “Sí, eso sería lo mejor, pero…” “¿Pero?”

“La vida puede ser extraña. Nunca sabes lo que va a pasar”. “En efecto…”

Como mínimo, sabía que tenía que hacer preparativos para proteger nuestras vidas aquí.

“Bienvenido de nuevo, Hermano Mayor.”

Ruti me saludó desde detrás del mostrador cuando volví a la tienda. “Gracias, Ruti. ¿Aún no ha vuelto Rit?”

“Todavía no”.

Todavía hay muchas medicinas en los estantes. Después de toda la reposición reciente, deberíamos estar bien por un tiempo.

“Voy a quedarme un rato por la tienda. ¿Y tú? ¿Vas a volver a la plantación?”

“No, terminé el trabajo allí esta mañana”.

“Ah. Me aseguraré de que haya suficiente cena para ti también, entonces.” “Hurra”. Ruti levantó los brazos y vitoreó, una muestra reconfortante.

Me puse a su lado detrás del mostrador.

“¿Nos ocupamos de los clientes juntos?” “Mhm.”

Hoy   no   había   muchos   visitantes,   sólo   unos   pocos   en   busca  de medicamentos comunes.

“¡No te lo vas a creer, Red! ¡Albert nos eligió para una búsqueda!”

“Normalmente no aceptaríamos este tipo de trabajo, pero dijo que estaríamos bien mientras tuviéramos una poción de Resistencia al Veneno”.

Un grupo de rango D muy animado se detuvo para hacer una compra rápida. Eran el primer grupo de una corriente de aventureros.

“¡Red! ¡Necesito una botella de poción de curación!” “¡Aceite del Encantamiento del Trueno!”

“¡Tres botellas de álcali! Aparentemente, esos harán más fácil lidiar con los limos pseudodragón”.

Evidentemente, Albert daba consejos a los grupos que asignaba en las aventuras. Como resultado, vendíamos muchas de las pociones más caras para las aventuras, lo que era bueno para el negocio.

Siempre tuvo el potencial para ser el Héroe de Zoltan.

El hombre parecía satisfecho con su puesto actual, pero me pregunté qué aspecto habría tenido alzando la cabeza con orgullo como número uno de Zoltan.

“Gracias por la compra.” La tarde llegó rápidamente.

El ajetreo de los clientes que volvían a casa del trabajo se calmó, dejando un poco de tiempo libre antes del cierre.

“Debería ocuparme de la limpieza ahora”. Me alejé del mostrador para preparar el lavado.

“Hermano Mayor”. “¿Qué pasa?”

“… ¿Estás bien?” Ruti me miró con preocupación. “Hah-hah. Se nota, ¿eh?”

“Mhm. Estás muy cansado”.

Van era un enemigo poderoso en más sentidos que en fuerza bruta. El respaldo de la Iglesia era su cualidad más peligrosa.

“La limpieza”.

“¿Hmm? Ah, sí, estaba llegando a eso”.

“No, hagámoslo juntos”, dijo Ruti, cogiendo el material de limpieza de la parte de atrás. “Es más rápido con dos personas. Y más divertido”.

“Supongo que sí”.

Los dos nos pusimos manos a la obra. “Ve de adelante hacia atrás”.

Empezamos limpiando el polvo.

“Realmente te has vuelto muy buena ordenando la tienda”, comenté. “Porque he ayudado muchas veces”.

Durante el invierno, antes de que Ruti se mudara a la plantación, había ayudado mucho en la tienda. También había aprendido a trabajar en una botica, así que no había problema en dejarla sola. También sabía limpiar.

Después de quitar el polvo venía barrer, recoger la basura con la escoba antes de deshacerse de ella.

“Traeré el agua”.

“Y yo tiraré la basura”.

Nos repartimos las tareas y terminamos fregando el suelo. “Está relucientemente limpio”.

“Con nosotros dos va rápido y es más fácil hacer un mejor trabajo”.

Ese día no vino ningún otro cliente. Un pequeño descanso como aquel era bienvenido en ocasiones. Me permitió disfrutar de un momento agradable con Ruti.

“Estoy de vuelta.”

“¡Hey! Estoy aquí para comer.” Danan volvió con Rit.

¿Cena para cuatro, entonces?

“Muy bien, ¿hago algo un poco más elegante?”

“¿Oh? ¿Qué tienes en mente?” preguntó Rit alegremente.

“Dados de filete y marisco seco a la plancha con mantequilla, una ensalada de tomate y queso, sopa de nata y una tarta de manzana de postre”.

“¡Ohhh! ¡Suena genial! Pero parece mucho trabajo”.

No había preparado nada y empezar de cero me llevaría un tiempo. “Déjame ayudar. Puedo preparar los ingredientes”.

“¡Sí, yo también colaboraré! Puedo calentar el horno con mi magia”. “Entonces saldré a comprar lo que te falte”.

Ruti, Rit y Danan se ofrecieron a ayudar.

“Sé que te gusta cocinar para nosotros, pero a veces queremos asistir cuando estás cansado”, dijo Rit.

“Gracias, te lo agradezco”. Todos compartimos una sonrisa. Sí, hoy es un buen día.

Al día siguiente, en el Gremio de Aventureros de Zoltan, Albert leyó la hoja de búsqueda que tenía en la mano.

“Un niño lleva desaparecido desde ayer. No hay mucha información, pero no hay señales de monstruos peligrosos. ¿Se perdió en el bosque, o fue secuestrada por goblins, o.…? Un grupo de rango D podría encargarse de esto, pero…”

Albert escaneó el mapa y comprobó los alrededores del pueblo donde vivía el cliente.

“Un pueblo agrícola cerca de la desembocadura del río. Provee de grano y demás a los asentamientos pesqueros cercanos al mar… El problema es que está bastante cerca de donde aparecieron los seabogeys”.

Los seabogeys deberían estar muertos, pero no había garantía de que ninguno hubiera sobrevivido. Y enviar un grupo de aventureros a medias contra los seabogeys era una receta para el desastre.

“Pero teniendo en cuenta la recompensa, no puedo asignar un grupo de expertos.”

Albert consideró el peor escenario posible. Un secuestro no causaba mayor daño a todo el pueblo. El cliente era el padre de la chica -un granjero- y la recompensa era la exigua suma que podía reunir. Sólo era suficiente para contratar a un grupo de bajo rango D o a un aventurero en solitario.

“Supongo que tengo que tomar esta.”

Juzgando que lo mejor era que se ocupara de ello, Albert pasó a la acción.

Albert tenía una figura diferente a la de su antiguo heroísmo.

Ahora sólo llevaba una armadura práctica, sin excesivos adornos. Su espada era afilada, pero no vistosa, y el arma se manejaba con una sola mano, por lo que podía blandirla. Aunque la mano protésica de Albert era de un diseño exquisito, no inmediatamente reconocible como falsa, y capaz de agarrar herramientas básicas, no era lo bastante fuerte para blandir un arma.

A diferencia de Danan, que era un auténtico monstruo de las artes marciales, Albert no podía seguir practicando el mismo estilo de combate que había empleado con ambas manos. Aun así, su nivel de bendición había aumentado gracias a todas las batallas que había librado junto a Esta durante sus viajes. Había conseguido desarrollar una fuerza de combate igual, o posiblemente mayor, que la del hombre que solía ser.

“Un par de ogros, ¿eh?”

Albert se detuvo ante los dos monstruos del bosque. Cada uno sostenía en sus gruesos brazos un tronco de árbol a modo de garrote.

“Hmph.” Albert desenvainó su espada con la mano izquierda. “Si esto es todo, entonces realmente podría haber enviado a alguien más”.

“¡¡¡Guoooo!!!”

Se abalanzó mientras uno de los ogros aullaba furiosamente. Golpeó con su garrote a la pequeña criatura que se atrevió a correr hacia él. Sin embargo, a la pequeña criatura no le partió el cráneo ni le salpicó el cerebro, sino que corrió para esquivar el ataque del ogro.

“¡¿Guo?!”

El segundo blandió frenéticamente su garrote. “¡Demasiado tarde!”

Albert desapareció, y el garrote del segundo ogro se estrelló contra el pecho del primero.

El primer ogro se tambaleó por el golpe, mientras que el segundo estaba agitado por haber golpeado a su compañero. Y mientras estaban distraídos, una espada destelló dos veces.

“”¡¿Guooooo?!””

La pelea había terminado.

La pareja de monstruos se desplomó y dejó de respirar mientras Albert limpiaba su espada.

“Ahora, sobre el niño.”

Envainó la espada y miró a su alrededor. Percibió algo cerca y se acercó con cautela, preparado para desenvainar en cualquier momento.

“¡Roar!”

Se oyó una voz chillona y un pequeño dragón con alas de mariposa salió volando de entre la maleza y se abalanzó sobre Albert.

“¡Mrgh!”

Por reflejo, la rechazó. “Kyuuuu…”

“Ah, disculpas. Ha sido un acto reflejo”. Albert se apresuró a comprobar el hada dragón. Sus ojos daban vueltas mientras yacía en el suelo.

“¡Kurukururu!”

Una chica salió de entre los arbustos.

“Estoy bien…”, dijo el hada dragón, levantándose tambaleante sobre sus cuatro patas. Rápidamente se interpuso entre Albert y la niña, como si quisiera protegerla.

“Espera. Soy un aventurero enviado a buscar a esa chica por sus padres”, dijo Albert.

“¡¿Mis padres te enviaron?!”

Albert trató rápidamente de explicar la situación.

“¡Pero el bosque es peligroso!”, argumentó el hada dragón, con sus ojos redondos todavía girando mientras escudriñaba a su alrededor.

Albert soltó una pequeña risita ante el adorable gesto.

“No pasa nada. Si te preocupan los ogros, ya me encargué de ellos”.

“!!!” El hada dragón saltó por los aires y giró sobre sí misma. Albert se sintió aliviado de que las cosas hubieran terminado antes de que la niña sufriera daño.

“Me preocupé un poco cuando vi huellas de monstruos. Me alegro de que estés a salvo”.

A diferencia de los seabogeys, los ogros no eran especialmente poderosos.

Un grupo de rango D podría haber manejado esto en lugar de Albert. Sin embargo, los ogros no esperaban para comerse a los niños como lo hacían los seabogeys. Normalmente, cuando un niño desaparecía en un bosque habitado por ogros, se le daba por muerto.

Albert miró al hada dragón. “La has salvado, ¿verdad?”.

Una joven que aún no había conectado con su bendición había logrado sobrevivir con ogros alrededor. Sin duda era porque el pequeño hada dragón la había mantenido oculta.

A pesar de su tamaño, los dragones hada eran un tipo de hada y podían lanzar ilusiones. Los ogros eran muy susceptibles a este tipo de magia, debido a su escasa inteligencia. Así fue como un fay relativamente débil había conseguido proteger a la niña.

Sin embargo, habría muerto si hubiera sido atacado. Albert se inspiró en el coraje del hada dragón.

“¡Muy bien! Kurukururu me ha salvado”, proclamó la chica.

El hada dragón tapó frenéticamente la boca de la niña para silenciarla. “¡Shh! ¡Shh!”

Albert sonrió. “Los ogros se han ido, así que está bien”.

“¡Eso no!” El hada dragón sacudió la cabeza con fiereza. “¡Todavía hay algo que da miedo en el bosque! ¡Todo el mundo tiene miedo!”

“¿Qué?”

La reacción del hada dragón sugería claramente que algo peor que los ogros acechaba este bosque. Un sudor frío se formó en el cuerpo de Albert. Su instinto de aventurero le decía que se acercaba un gran peligro.

“Fue por aquí.” Oyó una voz.

Una intensa presión golpeó a Albert por detrás. Con la mano en la empuñadura de su espada, Albert se giró lentamente.

“Señor Hero…”

Eran Van el Héroe y el hada Lavender. “Albert, salvaste a la niña”.

Van lucía una sonrisa brillante, pero su voz estaba cargada de asesinato. Era suficiente para aterrorizar a cualquiera.

¿Qué es esto? ¿Es Van el Héroe? ¡Pensé que estaba a punto de mirar a un dragón!

Albert había montado en la Vendidad con Esta.

Creía que Van era un Héroe inhumano, pero nunca se había asustado por su mera presencia.

Es como la primera vez que me encontré con la Srta. Ruti… Una fuerza como Ruti la Héroe antes de que tomara la Bendición del Diablo.

Después de quedar atrapado con un demonio contratado, Albert había vislumbrado a Ruti la Héroe.

Al día siguiente, había tomado la aeronave y dejado atrás a Theodora y los demás. Ares y Theodora la habían perseguido, utilizando a Albert como catalizador para un hechizo localizador. Albert lo recordaba todo con tanta claridad, sobre todo aquel primer encuentro con Ruti.

Estar en presencia de un ser capaz de acabar con su vida sin esfuerzo era aterrador.

Si el Héroe hubiera querido matar a Albert, Albert habría perecido sin oportunidad de resistirse.

Que su destino no fuera suyo para controlarlo en ese momento había provocado una segunda oleada de horror.

“Albert, ¿está bien la niña?” “…Ella lo está.”

Albert tardó un momento en encontrar la respuesta. El miedo entorpecía sus pensamientos. Intentó que los engranajes de su mente siguieran girando mientras buscaba desesperadamente valor en algún lugar de su corazón.

“Eso está bien.”

“Sí, señor. Sólo queda llevar a la niña de vuelta a su pueblo”.