Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 9

Capítulo 3: Y A Veces No Estoy Seguro

Al día siguiente, Rit, Ruti, Tisse, Yarandrala, Danan, Esta, Albert y yo nos reunimos en la habitación de Yarandrala en la posada donde se alojaba.

“Ese es el resumen de las cosas de los últimos días”.

Todos asintieron después de que Rit y yo entregáramos nuestros informes. “Una antigua creación élfica”, ¿eh? Esta se rio un poco.

Estaba mucho más expresiva que antes de ponerse la máscara.

“Realmente se te ocurren algunas ideas inesperadas. Y ver a un Ljubo totalmente convencido intentando vendérselo a Van fue excelente”.

“Me asombra que hayas sido capaz de engañar al cardenal Ljubo, de entre toda la gente, con una historia así”, dijo Albert con admiración.

“Ljubo y yo argumentamos que deberíamos abandonar Zoltan, pero Lavender y Van están decididos a quedarse y buscar a Ruti. Aunque en el caso de Lavender, ella simplemente apoya la decisión de Van y probablemente no le ve sentido a luchar contra Ruti”, explicó Esta.

“De momento, todo va como esperaba”, respondí.

El influyente Ljubo le había negado ayuda a Van en su búsqueda de Ruti. Y sin la ayuda de un miembro tan influyente de la iglesia, a Van no le quedaba más remedio que buscar a Ruti directamente por su cuenta. El plan actual era utilizar el tiempo extra que nos concedía para que Rit pudiera ganarse a Lavender.

“La charla con Lavender podría haber ido peor, pero su amor incondicional la convierte en un reto”, dijo Rit.

“Ljubo no será un problema mientras mantengamos el contacto, así que deberíamos centrarnos en Van y Lavender”.

“Al menos hay alguna esperanza de convencer a Lavender, pero ¿qué pasa con Van?”

Esta negó con la cabeza. “Su comportamiento se ha vuelto extraño desde el encuentro con Ruti. Antes, escuchaba cuando Ljubo insistía, pero ahora…”

“¿Así que el Héroe está obsesionado con matar a Ruti?” Danan gimió.

Hmm…

“Entiendo su creencia de que los impulsos de la bendición del Héroe son justos y que satisfacer la bendición de uno es un signo de devoción a las enseñanzas de Dios, y por lo tanto, el curso correcto de acción. ¿Pero está realmente tan dedicado a vencer a Ruti sólo porque quiere aumentar su nivel?” le pregunté.

Elevar el nivel de bendición de uno era actuar de acuerdo con Dios, que asignaba esa bendición. Valorar mucho ese esfuerzo estaba en consonancia con el sentido de la virtud de Van. Sin embargo, si el objetivo era simplemente aumentar su bendición, no había necesidad de buscar a Ruti específicamente. Van podía luchar contra cualquier enemigo poderoso con una bendición, como había hecho en los mares del sur.

“Difícil de decir. No es que conozca la bendición de nadie más”. Danan tampoco parecía interesado en pensar en ello, mientras su puño golpeaba contra su rodilla. “¡No poder luchar me pone de los nervios!”

“Eres nuestra baza si la batalla se hace inevitable, así que tendrás que aguantarte por ahora”, dije.

No podíamos dejar que Ruti luchara, así que Danan era nuestro combatiente utilizable más fuerte. Era el único que podía detener a Van solo.

Danan enarcó una ceja. “¿En serio? ¿No se te ocurre nada para un tipo como él?”.

“No seas loco. Se mantuvo firme luchando contra ti y Yarandrala simultáneamente”, respondí.

“Si no fuera por esos dragones de sal, lo habríamos asesinado allí mismo”, refunfuñó Danan.

Sería muy problemático si realmente lo mataras, así que ¿podrías no centrarte en eso?

“…De todos modos, el Héroe es la esperanza del pueblo. Incluso si Van no está realmente a la altura de ese ideal”, dijo Esta. “No pretendo forzarlo a tratar de salvar el mundo sólo porque es el Héroe, pero si su poder causa

problemas a otros, entonces es nuestro deber como miembros del partido del último Héroe guiarlo, ¿cierto?”

Asentí con la cabeza. “Bien… Por ahora, vayamos paso a paso. Lo primero es convencer a Lavender. Rit, sigue liderando los esfuerzos en ese frente, y los demás haremos lo que podamos para apoyarla.”

“Sí, contaré con todos vosotros”, responde Rit con una sonrisa.

Ruti hizo un mohín mientras nos miraba. “No tengo nada que hacer”.

Teníamos que evitar que Van la encontrara, así que la manteníamos en reserva como último recurso, para utilizarla sólo si la vida de alguien corría verdadero peligro. Naturalmente, estábamos haciendo todo lo posible para evitar que las cosas llegaran a ese punto, así que lo ideal sería que Ruti nunca entrara en acción.

“Todos los demás están haciendo mucho”. Sonreímos mientras Ruti refunfuñaba de frustración.

“Tu trabajo es proteger nuestro día a día. Te confiamos la vigilancia de la tienda y la plantación mientras Tisse, Rit y yo no estemos”.

“Ah, eso es importante”. Los ojos de Ruti se abrieron de par en par y esbozó una sonrisa. “Déjame la tienda a mí. He memorizado dónde van todas las medicinas y sus efectos”.

“Bien. Cuento contigo”. “Mhm.”

Los clientes habían tenido molestias mientras estábamos de vacaciones, así que no quería volver a cerrar la tienda si podía evitarlo. Si Ruti estaba dispuesta a echar una mano, aceptaría encantada su ayuda.

“Espera”. Yarandrala habló por primera vez durante la reunión. Su tono era agudo. “¡Van está en movimiento!”

Ella había estado monitoreando las actividades del Héroe a través de su habilidad para comunicarse con las plantas.

Una vez que Yarandrala llegaba a conocer la vegetación de una zona, el alcance de su red superaba el de las habilidades o formas estándar de detección mágica.

“¡Y vienen hacia aquí!” añadió Yarandrala. “Lavender nos ha pillado”.

Probablemente era la misma técnica que había permitido al hada fijarse en Tisse mientras estaba escondida. Tendríamos que celebrar nuestra próxima reunión en la Botica de Red & Rit.

Me apresuré a repartir las instrucciones con semblante serio.

Un timbre sonó al abrirse la puerta de la tienda. Había dos grupos de pasos, pero tres presencias. “Bienvenido”, saluda Rit desde detrás del mostrador. “Rit”, respondió Lavender.

“Hola, Lavender. Y Van y el cardenal Ljubo también”.

“Ese grandullón de la última vez, Esta, Albert y Tisse también están aquí,

¿no?”.

“…”

“¿Haciéndose el tonto?”

“No, estoy un poco sorprendido, pero sí, están todos aquí, tal y como dijiste”.

“¿Ves? ¡Te lo dije!” Lavender infló su pequeño pecho en señal de jactancia. “¡Esta está conectada con Rit! Nos ha traicionado”.

“Mrgh.” Ljubo sonaba incómodo.

“¿Traicionado? Ella no te ha llevado a una trampa. ¿De verdad crees que Esta haría eso?” dijo Rit.

Lavender se cruzó de brazos. “Se está escabullendo a nuestras espaldas,

¿verdad?”.

“Esto no es algo para discutir en medio de la tienda… Esta está dentro, así que ¿por qué no lo hablamos todos juntos?”. Rit mantuvo la calma mientras hablaba. Lavender no pareció complacida por esa reacción, pero Ljubo parecía aliviado.

En cuanto a Van…

“Huh, seguro que hay muchas medicinas… Oh, consigamos un poco de esta antes de irnos”.

Van miró inocentemente los artículos alineados en las estanterías.

Rit condujo a los tres invitados al salón, donde Esta, Albert y Tisse esperaban.

“¿Dónde está el grandote?” Preguntó Lavender.

“Heh… Esta habitación es un poco pequeña para él y el cardenal Ljubo, así que está esperando en otro sitio”, respondió Esta. Luego miró a Van. “Estoy dispuesta a explicarme, pero deduzco que no crees que te haya traicionado”.

Van ladeó la cabeza. “No exactamente. Vas a justificarte, ¿verdad? Puedo esperar a saber si te has vuelto contra nosotros antes de tratarte como a un enemigo”.

La falta de preocupación en su voz era evidente. Su personalidad se había vuelto menos humana que antes.

“¡Esta! Confiesa que nos has traicionado y admite que Van debería matarte en el acto”. Insistió Lavender.

“Nada de violencia en la tienda, por favor”.

“¡Silencio! Van siempre tiene razón, ¡así que puede rebajar a alguien cuando quiera! ¡Nadie puede interponerse en su camino!”

Rit sonrió irónicamente. “Qué hada más problemática”.

“No llegaremos a eso”, respondió Esta. “Es doloroso ser acusado de traición. El cardenal Ljubo me pidió que investigara la identidad del enemigo de Van. Es natural que recurriera a alguien versado en el tema”.

“¿Bien versado?”

“Ljubo también debería haber recibido el informe. Los ladrones que conoció trabajan para Rit”.

“¿Qué?”

La expresión de Rit era de suprema confianza mientras hablaba con Ljubo. “Solía trabajar como aventurero. Eran agentes de una facción del Gremio de Ladrones que aplasté”.

Era una mentira que nos habíamos inventado, y Rit la dijo sin vacilar.

“Me puse en contacto con Esta, como mis subordinados hicieron con usted, Eminencia. Y la convencí de que no era necesario que Van luchara contra la antigua creación élfica”.

“Mgh.”

“Esta actuó por el bien de Van, y tú, más que nadie, deberías ver la razón para no luchar contra esa criatura, el Cardenal Ljubo”.

“Sí, bueno…” Ljubo parecía preocupado. Lavender rechinó los dientes, pero guardó silencio.

De acuerdo. Ruti y Yarandrala ya deberían estar lo suficientemente lejos. Por lo menos, estaban más allá de mi detección. Supongo que eso significa que ya es hora.

“¿Estás seguro de que esto está bien, Red?” susurró Danan.

Estábamos escondidos juntos en la sala de trabajo, escuchando la discusión con el grupo de Van.

“Planeaba observar cómo se desarrollaba la charla de Rit con Lavender, pero esta es una buena oportunidad para que actuemos”.

Danan sonrió. “Será un golpe definitivo de cualquier manera. Aterrizar un golpe de apertura después de una finta siempre es una sensación dulce”.

Las artes marciales siguieron siendo su recurso a las metáforas, incluso en situaciones tensas.

“Okay, ¿vamos?” “Sí.”

Danan y yo salimos de la sala de trabajo en silencio.

Podía oír a Rit rechazando hábilmente las agudas quejas de Lavender en el salón.

“¿Hay alguien ahí?” preguntó Van, con la voz dirigida a la puerta donde estábamos Danan y yo.

“Es ese tipo grande. Supongo que va a salir después de todo”. Lavender pisó ruidosamente la mesa.

“Me pregunto si le conoce, cardenal Ljubo…”. Había un ligero rastro de preocupación en la voz de Rit.

Dijo él, no ellos, a pesar de saber que Danan y yo nos escondíamos juntos. Era una pregunta encubierta, preguntándome si realmente estaba bien que yo siguiera adelante con esto. Honestamente, probablemente no lo estaba, pero estábamos tratando con el Héroe. Tenía que armarme de valor y arriesgarme.

“…Entendido”, murmuró Rit en voz baja, y luego se volvió hacia Van con una mirada aguda. “Permíteme presentarte al hombre del que le hablé a Lavender, el hombre que amo. Red, ¿puedes pasar, por favor?”.

Abrí la puerta.

“¡Eres el espadachín que robó mi escudo!”

Van echó mano a su espada. Pero una fuerte voz retumbó en la habitación como si fuera a detener al Héroe.

“¡No puede ser! ¡¿Por qué están Gideon y Danan aquí?!” Lavender y Van se congelaron al ver la conmoción de Ljubo.

“Gideon y Danan… ¡¿Quieres decir… los guerreros del grupo de Ruti el Héroe?!”

“¡En efecto! ¡Estos dos lucharon junto a Ruti el Héroe en la fortaleza del Último Muro!”

Van no había mostrado ningún interés en la discusión hasta el momento, pero ahora teníamos toda su atención.

Con suerte, eso les ayudaría a él y a sus aliados a olvidar cualquier posible conexión entre Esta, Tisse y Rit más allá de lo que ya se había explicado. Van creía en la Bendición Divina del Héroe por encima de todo. Por lo tanto, Danan y yo, los otros camaradas del Héroe, éramos posiblemente los únicos capaces de influenciar a Van.

“¡¿Por qué—por qué están aquí los camaradas de Ruti el Héroe?!” Danan y yo nos miramos.

“Compruébelo usted mismo”.

Danan levantó el brazo derecho y se remangó la camisa, dejando al descubierto el antebrazo que le faltaba.

“Metí la pata”.

“Eso es…” Ljubo se quedó sin palabras. Había sido testigo de la fuerza de Danan por sí mismo durante la batalla en la fortaleza del Último Muro.

“Son los que lucharon contra Van antes de que llegara la antigua creación élfica”, afirmó Esta.

Tisse asintió. “Los camaradas de Ruti el Héroe podrían luchar contra Van en igualdad de condiciones…”.

“Me acerqué a ellos para pedirles información. No hay nada malo en rendir respeto a los que han luchado contra el ejército del señor demonio”.

“Y como aventurero local, sabía que se quedaban en Zoltan, así que por supuesto acudí a ellos en busca de ayuda de vez en cuando”.

Esta y Tisse mintieron con pericia y Van lo aceptó sin más. “Ya veo. Así que así es como sucedió”.

Okay. Eso elimina cualquier sospecha sobre Esta y Tisse reuniéndose con nosotros. Vamos a tratar con cada problema a su vez.

“Entonces, ¿por qué me atacaron los camaradas de Ruti el Héroe?” Van parecía realmente confundido.

Una vena palpitaba en la sien de Danan.

¡No está bien!

Antes de que explotara, intervine para explicarle. “Es porque ibas a hacer daño a mucha gente”.

“¿Daño?”

“El Héroe lucha para salvar el sufrimiento. Hemos abandonado el partido del Héroe, pero aún deseamos proteger al pueblo de Zoltan del dolor indebido”.

“Me malinterpretas. Actué porque quería rescatar a todos de sus dudas y permitirles vivir de acuerdo con sus bendiciones y las enseñanzas de Demis.”

“Esa puede ser tu manera, pero no era como Ruti hacía las cosas”. “Ruti el Héroe…”

“Ser manipulado por la magia, ver morir a tus seres queridos, perder tu patria, el Héroe debería prevenir esas tragedias, no causarlas”, argumenté.

Van me observó, aparentemente incapaz de aceptar mis palabras.

“Yo soy el Héroe. Los impulsos de mi bendición me dicen que lo que hago es correcto”.

“Y yo soy el Guía. La única persona en este mundo encargada de mostrarle al Héroe el camino correcto”.

“Eso es…”

Por primera vez, Van no supo qué responder. Por un momento, la duda cruzó sus ojos. Mi existencia, mi bendición de Guía, era el último desafío a la ideología de Van de adhesión dogmática a las bendiciones y la religión. La bendición Guía era la única bendición creada expresamente para dirigir al Héroe.

Esa era la razón más importante por la que había decidido revelar mi identidad a Van. Posiblemente era la única persona que podía convencer al chico.

“Van, creo que tengo que hablar contigo.” “…”

Van parecía inseguro. Su Bendición Divina era el pilar que sostenía todas sus decisiones, pero no podía rechazar lo que yo decía porque mi bendición debía aconsejar a la suya.

Una pequeña figura se interpuso bruscamente entre nosotros. “¡No engañes a Van! Van siempre tiene razón”.

“Lavender”.

“¡No, Rit! ¡No dejaré que nadie se interponga en el camino de mi amor!”

Rit y Lavender se miraron fijamente. Sin embargo, mientras el hada nos miraba con dureza, la malicia de sus ojos se debilitaba cuando miraba a Rit. Al menos, eso me pareció a mí.

“No tengo intención de entrometerme en tu amor… sólo quiero presentarte”.

“…”

Rit esbozó una tranquila sonrisa. “Este es el hombre que amo”. “…ya veo.”

“Lavender”. “¿Qué?”

“La vida sencilla que comparto con Red es mi amor. Y no dejaré que nadie lo amenace”.

“…!!!” Lavender se quedó visiblemente atónita. El hada tenía una visión muy extrema que difería de la de Van.

Ningún argumento filosófico alteraría la opinión de Lavender. La única forma de llegar a ella era utilizando la misma perspectiva del amor.

“El otro día nos conocimos un poco. Y hoy ha sido un encuentro significativo para todos nosotros. ¿Por qué no terminamos aquí por ahora?”. propuse.

“…”

Lavender mantuvo los ojos entrecerrados fijos en Rit, pero se acercó al hombro de Van.

“Oh-ho.” Ljubo estaba evidentemente sorprendido de ver a Lavender retroceder. “Supongo que no debería haber esperado menos de los camaradas de un Héroe. ¿Supongo que arreglarán una reunión más tarde?”

Asentí con la cabeza. “Sí, sería mejor hablar con ambas partes en igualdad de condiciones, ¿no crees?”.

“En efecto… ¿Alguna objeción, Van?”

“No.…” Van estaba desganado, todavía perdido en la contemplación.

El grupo de Van se marchó tranquilamente, y el salón de la Botica de Red & Rit quedó en silencio durante un rato.

“¿Deberíamos haberles dejado ir?” preguntó Tisse. “Con más presión, quizá hubieras podido convencer a Van cuando aún estaba confuso”.

Sacudí la cabeza.

“Habría podido ganármelo momentáneamente, pero no habría durado”. El pilar de su fe seguía inquebrantable.

Necesitábamos un discurso adecuado, no engaños. Van no se daría por vencido con Ruti hasta tener una respuesta que se ajustara a su perspectiva basada en la fe.

“¿Hay alguna solución que realmente le satisfaga?” preguntó Tisse. “Es una buena pregunta…”, dije.

Supuse que Van probablemente me escucharía en cuanto le hablara de mi bendición, pero nunca había habido ocasión de abordar el tema porque nunca había estado dispuesto a dedicar un momento a escuchar.

“Seguro que parecía que estabas viendo una docena de movimientos por delante de ellos y llevándolos por la nariz…”

Sonreí. “Hacer que lo parezca es sólo una táctica de negociación”.

La verdad es que no había estado tan a gusto como había hecho parecer en ese momento. La capacidad de Lavender para sentir a la gente limitaba la coordinación, lo que causaba muchos problemas. Había intentado reunir a nuestro grupo en la botica, que estaba lejos del centro de la ciudad, pero incluso allí parecía estar al alcance. Aunque ocultáramos mi identidad y la de Danan, sería difícil para todos reunir e intercambiar información en el futuro. Por lo tanto, tuve que revelar nuestras identidades para eliminar las sospechas de Lavender sobre nuestro encuentro.

“Obviamente no podíamos revelar que Lavender nos estaba dando problemas. Era mucho mejor hacer que pareciera que todo iba según lo planeado. Aun así… fue desesperante”.

“Buen trabajo. Te has portado muy, muy bien”. Cuando me desplomé en mi silla, Rit salió con una taza para mí. “Toma, mi té especial”.

“Ahhh, qué olor tan agradable”.

Estaba hecho con hojas de té de calidad, y Rit le había añadido también una cucharada de hidromiel. El sabor me recordó a cuando bebía hidromiel con Rit, un recuerdo relajante.

“De acuerdo, la situación ha mejorado, pero ¿ahora qué?”. preguntó Tisse. Dejé la taza sobre la mesa y medité un momento la pregunta.

“Sobre eso… Me gustaría que trabajáramos para convencer a Lavender, así que nuestros esfuerzos deberían centrarse en apoyar a Rit”.

“¿Qué pasa con Van? ¿Está bien dejarle en paz?”

“Haré lo que pueda con él… pero dudo que tenga muchas oportunidades”.

Van estaba inseguro porque no sabía cómo interpretar la bendición del Guía en relación con su bendición del Héroe. Mi mejor suposición era que se decidiría por una respuesta después de la tercera vez que hablara con él. El Héroe se recuperaba de cualquier duda provocada por el shock repentino, y nunca tardaba tanto.

“Esta ha sido mi primera charla, así que ahora sólo me quedan dos más para llegar a él. ¿Qué hacer…? Tendré que pensar en algo rápidamente”.

“Esto no puede ser fácil si te obliga a utilizar una táctica más precipitada”, comentó Tisse.

Rit tarareó. “Me gustaría creer que convencer a Lavender nos acercará a lo que queremos, pero… debería pensar las cosas un poco más”.

Tomé otro sorbo de té.

Danan suspiró y se rascó la nuca. “Hahhh, qué lata. Me vendría bien un enemigo que sólo necesite que le pateen el culo”.

“Aquí no podemos enfrentarnos a las cosas como cuando luchábamos contra el ejército del señor de los demonios… Aunque confieso que siento lo mismo”, dijo Yarandrala. Ella y Danan compartieron una carcajada.

Sí, yo también empiezo a echar de menos cuando las cosas eran tan sencillas de resolver con una simple pelea.